[5]
Color de ojos: (c/o)
Color de pelo: (c/p)
Hasta ahora Adrien no había despertado desde que ___ y Plagg lo habían llevado a casa para que duerma.
Por supuesto, en la casa de ____, pues ella no sabe de la mansión.
Mientras que Plagg disfrutaba del queso que quedaba en la bolsa, ____ preparaba un té mientras esperaba a que el agua calentara sentada frente al sillón donde Adrien descansaba profundamente.
— Te estuvo buscando, me imagino — murmuró sin quitarle la mirada de encima—. Debe sentirse pesado, yo no tengo permitido enfermarme en ningún momento...
— ¿Por qué? — Plagg preguntó entre mordiscos—. Te dedicas a algo relacionado con la voz? ¿O con mucha energía?
Ella negó con la cabeza.
— No, pero cuando me enfermo...me pongo realmente mal — ella rió—. A veces, claro.
— Eso siempre pasa ¿no?
— Bueno, más bien yo no quiero enfermarme... Al menos no otra vez — se encogió de hombros—. ¿Quién es él Plagg? — bajó la mirada hacia la criatura oscura—. A demás de un héroes.
Plagg no contestó.
— Supongo que eso deberá decírtelo él, si está de acuerdo — dio un gran mordisco y se acabo el otro pedazo de queso.
El rubio se removió en su lugar, produciendo un sonido desde lo profundo de la garganta, volviendo a acomodarse sin abrir los ojos o despertar en ningún momento.
— Chat Noir... — ella bajó el volumen de su voz—. A-A... Uhm... — sintió cierta tensión al intentar decir su verdadero nombre.
La madre de ___ se asomó a la sala, mirando al chico en silencio un momento.
— ¿Entonces lo conoces? — preguntó en un susurró.
___ se exaltó, escondiendo a Plagg en el sillón y volteando a su mamá.
— Lo conozco — sonrió accediendo pensativa—. Un poco... Lo conocí hace poco — río para sí misma.
"Literalmente lo conocí el primer día que llegué" pensó "y sólo han pasado tres días".
____ recargó su mentón en sus nudillos.
— Es curioso ¿no?
— Es lindo — contestó su madre con indiferencia—. ¿Se siente tan mal?
— Casi se desmaya — estiró su cuerpo hacia atrás, mirando sus manos, el anillo seguía en su dedo anular—. Tenía mucha fiebre hoy.
— Hace mucho frío ¿qué hay de ti?
— Estoy bien, supongo... — su madre sonrió, mirando de reojo al chico, y pasando a sentarse junto a ___, intentando hacer el menor ruido posible.
— El té ya casi está listo... — susurró de nuevo—. Y Elliot está confundidísimo de ver qué trajiste a este chico — río—. Pero bueno, son jóvenes ¿qué podrían hacer?
— Sólo lo dices por qué confías en mí — alejó la mirada con timidez—. Sabes cómo soy...
— Lo sé — sonrió mirándola—. Y te amo, hija — la abrazó cariñosamente.
____ nunca era de expresar demasiadas emociones, nunca sabía qué hacer en casos como esos.
— Y-Yo también... — habló perdiendo la voz de la vergüenza.
La madre sonrió, separándose de ella, y mirándola para luego levantarse con igual silencio y cuidado que como entró.
— Deberías venir a preparar el té... — salió del cuarto.
___ esperó unos segundos, viendo a Plagg salir del escondite.
— ¿Le gusta con azúcar?
— Le gusta, no va a rechazarte nada — dijo con seguridad.
___ comprendió, levantándose con cuidado, y saliendo de la sala.
— No dejes que te vean — susurró con una sonrisa.
Caminó hacia la cocina, pasando por el comedor, donde estaba su tía y Elliot sentados junto a la madre de ____ platicando curiosos por la llegada del joven.
Apagó el fuego, sacando una taza y sirviendo el té, sacando un pequeño bote de azúcar, y utilizando una cuchara sirvió un poco de azúcar, mezclando para que se disuelva. Probó de la cuchara, al saber que aún así no se la daría a él rubio, y revisando que no esté ni muy dulce ni sin sabor, dejó la cuchara a un lado y llevó la taza con ella hacia la sala de nuevo. Mientras entraba, ella vio como Adrien no se movía, simplemente respiraba profundamente.
Dejó la taza en la mesa que iba en medio de la sala, frente al sillón, algo lejos de este. Y miró dubitativa al chico.
— Genial, ahora me arrepiento de conocer a Plagg — se quejó a lo bajo.
— ¡Lo oí! ¡Puedo despertarlo! — advirtió.
— ¡E-Eso no era lo que me refería! Es que... Como te estuvo buscando, probablemente salió mucho tiempo.
— Es enfermizo, y hace demasiado frío, probablemente cachó la fiebre en una pelea anterior.
"Anterior" pensó, recordando cómo la salvó y estuvo por besar su mano antes de ser atacado junto con ella.
— ¿Y Ladybug? — preguntó con una sonrisa—. es agradable, a demás de ser muy valiente como... Para atreverse a salvar París en cualquier momento.
Adrien se removió en su lugar una vez más, abriendo los ojos verdes lentamente, su cabello despeinado, su rostro aún un poco enrojecido, pero menos que cuando estaba afuera en una peor condición. No se movió al inicio, sólo parpadeó, intentando recuperar bien la conciencia para poderse incorporar.
La chica de ojos (c/o), se enderezó en su lugar, esperando a que él se levanté.
Adrien con algo de esfuerzo comenzó a sentarse en el sillón, mirando al rededor confundido, pero muy dormido para preguntarse o asustarse, al sentarse, bajó la mirada, llegando a ver la taza de té en silencio.
— U-Uh...
— Plagg... — susurró—. Tengo que encontrarlo — pasó una mano por su pelo, y recargó ambas manos a los lados, levantando la mirada cansado, viendo a ___ sentada en el sillón paralelo a el que él ocupó para dormir.
— Aquí está Plagg, Chat Noir — habló a lo bajo, intentando hacer que los demás no escuchen—. Lo encontraste — se cruzó de brazos, observándolo con atención.
Él parpadeó una vez más, mirando hacia un lado de ___, viendo la figura de Plagg comiendo queso sin impórtale que estaba sucediendo.
Se levantó del sillón rápidamente, cambiando su expresión a una de preocupación.
— D-Disculpa por haberme-e... Yo no quise — ___ levantó ambas cejas, sorprendiéndose de la actitud repentina.
— Oh, qué, tú no... ¿Que? — se confundió al no saber cómo detenerlo—. N-No no no, está bien, siéntate, C-Cha... — él seguía intentando pararse de su lugar—. A-Adrie... — no pudo terminar de decir su nombre, cuando él levantó la mirada seriamente hacia ella.
— Fue la fiebre — sonrió con delicadeza, volviendo a sentarse—. No quería causar tanto... Esto — rió. La bufanda roja seguía en su cuello.
— Todos estamos bien, nadie ha dicho nada — contestó honestamente—. Ahí hay un... Té — señaló la mesa, él tomó la taza entre sus manos, acercando la orilla a su boca—. Está recién hecho así que--.
Dio un ligero brinco al sentir la quemadura en la lengua.
— ¡T-Te dije que está--.
— E-Está muy bueno — le sonrió antes de que terminara. Ella calló de nuevo.
— No lo probaste.
— Lo probé, está muy bien — accedió, sacando la punta de su lengua—. Aunque sí quema un poco...
— Seh, me imaginé — ___ sonrió forzadamente, bajando la cabeza—. Tal vez si le so--.
Él empezó a soplar hacia el humo de la taza, y ___ simplemente dejó su cuerpo caer al respaldo del sillón.
— Eso... Era lo que iba a decir — sonrió si levantar la vista.
— ¿Y tus padres?
— ¿Hm? Están aquí — hizo una mueca de indiferencia.
— E-Esto es algo, uh...
— Lo sé, te acostumbras, Chat — volvió a callar cuando él parpadeó en silencio—. ¿Qué?
— Entonces, tomaste mi lugar como heroína de París.
— Fue un accidente, de verdad que yo no sabía nada — agitó su mano frente a ella
— ¿Verdad que es genial?
— ¿He?
— ¡Los saltos que da uno! ¡O escalar los edificios! ¿No lo disfrutaste? — dio un sorbo a la taza, y la dejo en la mesa sin hacer mucho ruido.
— Okay, considerando que casi te robé el anillo está muy mal, pero... — ella agarró aire para hablar—. ¡A sido lo más genial que he hecho en mi vida! ¡Y una de las 9 que tuve durante esos dos días! Si sabes a lo que me refiero.
— Es increíble, ¿no?
— Lo es, pero... Honestamente pienso que el trabajo de Chat Noir es un poco más difícil que el de--.
— ¿Ladybug? Ah... My Lady — suspiró con una sonrisa grande y brillante—. Hace bien lo suyo, ¿cierto?
— Trabajar con ella funciona muy bien, la catarina de buena suerte...
— Y el gato negro como la mala. Se complementan purr-fectamente.
___ guardó una pausa unos segundos, y luego soltó una carcajada.
— ¡Dios! ¡Es verdad lo que dijo Plagg de ti! — dijo entre risas—. ¡Juegos de palabras! — aplaudió mientras reía sin parar.
— Hacen la pelea más amena... O más bien, más a-miau...
___ volvió a reír.
— Si, pudo ser mucho más cat-astrófico — contestó divertida.
— ¡Las cosas se ponían un poco peludas, ¿que te cuento? Sólo una vida desde el otro lado de la calle — tronó los dedos coquetamente—. Si entendiste a lo que me refería...
___ no paraba de reír.
— Todos esos son tan ingeniosos, no sé cómo nunca se me ocurrieron — respiró agotadamente—. Un gato negro que cruza la calle, mala suerte... Peludo — ella accedió casi llorando de la risa—. Eso fue genial.
— Oh, princess. Lo es... — habló sin borrar su sonrisa.
— Ladybug se veía un poco molesta cuando hice una broma, pero es que los enemigos son tan... Estoy tan desacostumbrada que no puedo evitar reírme de ello — pasó un mechón de su pelo detrás de su oreja.
— Lo sé. Siempre pasa — su sonrisa se difuminó ligeramente—. Así es ella...
— Ya entiendo... Es una buena heroína.
Accedió hacia ese comentario.
— ¿Y qué hay de ti, Chat Noir?
— Como verás en las entrevistas, no soy tan importante como Ladybug — miró la expresión perdida en su rostro—. ¿Las entrevistas?
Ella agitó su cabeza.
— No soy de aquí... Vengo de visita por mis primos — se encogió de hombros—. Aunque es un lugar muy lindo.
— ¿En serio? ¿Cuánto tiempo vas a quedarte?
— Tal vez un mes, mes y medio.
— Pues bueno, aún hay tiempo para que le puedas dar muchas vueltas a esta ciudad — recargó su rostro en su mano, tomando la taza una vez más y dando sorbos gustoso.
— ¿Hay muchos famosos por aquí, por cierto? — le preguntó la chica mientras él no dejaba de sorber—. Cuando llegué, pasé junto a una limusina, pero realmente no pude ver el rostro de quién estaba dentro.
— ¿No? — dejó de beber de la taza—. Pues... — pausó un momento, con una mirada de no saber qué decir—. No lo sé...
Plagg interrumpió de repente.
— Vamos, ya sabe que tú tienes súper poderes, ¿por qué te cierras tanto? De verdad, luego hablas sin parar de tu querida Ladybug.
— ¡Plagg! — Adrien sonó algo avergonzado—. Siempre es así... No pasa nada.
— Lo sé. Es algo... Divertido — contestó la chica de pelo (c/p)—. Plagg, la forma en la que nos conocimos fue un poco...escandalosa.
— ¿Escandalosa?
— Pues, encontrar una criatura flotante una vez que viajas a París no es algo de todos los días.
— Adrien, ¿sabes cómo se llama esta Chat Noir? — volvió a interrumpir Plagg.
— ¿Eh? No.
— ____ — contestó—. Su nombre es ____. Adrien, _____, _____, Adrien — habló flotando al rededor—. Iré a ver qué puedo comer — comentó saliendo de la sala.
— ¡Qué no te vean! — llamó la chica antes de que saliera, suspirando y metiendose a la cabeza que Plagg nunca escucharía, no importa que.
Ambos guardaron silencio de repente, el ambiente se había vuelto incomodo.
— Chat Noir — dijo la chica, aclarando el nombre—. Chat Noir...
— Puedes llamarme, Adrien — habló de manera educada—. Perdón, es que... Supongo que me emociono un poco, eres la primer que sabe de mi identidad...
— Y al parecer eres el primero que sabe que yo fui suplente de un superhéroe por dos peleas — accedió—. Lo cual fue muy divertido.
Él rió de nuevo.
— Chat Noir, es genial... — ella negó con la cabeza—. No, no no... Chat Noir sólo es una máscara — lo miro sin dejar de sonreír—. Te queda muy bien ser Chat Noir, no sé cómo no le ponen más atención si es quien corre más peligro — pasó una mano por su nuca—. ¿Cómo sabes utilizar el bastón...? Yo no pude usarlo muy bien, así que busque la forma más sencilla de utilizarlo...
— Pues, sé algo de esgrima — cubrió su rostro con su brazo.
— ¿Se bajó la fiebre cuando dormiste? — preguntó ella, dudando si debía revisar.
— E-Eso creo...
— ¿P-Puedo...? — se levantó un poco—. No tengo las manos frías, así que puedo revisar si... Uh, seh — se levantó, dando la vuelta a la mesa, y sentándose junto a él en el sillón, acercando su mano hacia su frente, antes moviendo su pelo hacia atrás.
— E-Eh.
Sintió como la temperatura había disminuido, y ella evitó mirarlo a la cara, para no hacer las cosas incómodas. Puso su mano en una de sus mejillas y de nuevo en su frente y se paró con velocidad.
— Bajó, por suerte... — miró hacia otro lado, mordiendo su labio inferior—. Miau bien — rió.
Él salió del trance, para sonreír ligeramente.
— Gracias, ____. Me refiero, no me dejaste en medio de la calle — inclinó la cabeza. Ella inclinó la cabeza igualmente, bajando la mirada hacia él.
— Bueno, tal vez si hubiera desconfiado de ti admito que habría considerado al menos llamar al doctor — puso sus manos en sus caderas—. De nada, creo.
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