[2]
Color de ojos: (c/o)
Color de pelo: (c/p)
— ¿Qué dices? ¿En el colegio?
— ¡Y ESTABA JONATAN! ¡Y-Y ME CARGÓ, ELEVÁNDOME EN EL AIRE! — ___ contaba la loca anécdota—. ¡Y SI SUPIERAS! ¡CUANDO L-LE DIJE QUE ME BAJE, M-ME DEJÓ CAER HACIA EL SUELO Y-Y--.
— Ya... Tranquila, supongo que las cosas ya están en orden.
— ¿Orden? ¡¿En orden?! ¡No, Dios, no! ¡Es un caos allá! ¡Es horrible! — tosió con fuerza, sosteniendo su tasa de chocolate caliente, y temblando debajo de las sabanas—. ¡Apareció un chico vestido de negro! Y dijo algo como: "oh, mucho frío y quién sabe que" ¡por qué literalmente hacía frío! ¡Estaba haciendo un juego de palabras!
— Si, cuando lo vemos en televisión parece ser un joven un tanto extraño.
— ¡Estaba siendo atacada! ¡Y el llega y habla de que la pelea será fría, mamá, fría como el frío de invierno! ¡Hilarante! — continuó sarcástica.
— ¿Sabes? Imaginé que no estarías preparada para algo así... Lo siento — habló Rosalie, sonriendo tímidamente.
— Pues es verdad — habló de acuerdo la chica de ojos (c/o)—. No estaba preparada para nada...
La madre de ___ suspiró, caminando hacia la puerta de la habitación, lista para salir.
— Querida, quiero que duermas, no sea que te estés sintiendo mal ¿si? — miró a Rosalie, quien captó la indirecta de que debían salir—. Te amo, hija. Descansa.
La puerta se cerró sin más, y ___ no dejaba de respirar rápidamente, con el cabello despeinado, los ojos llorosos, la voz rasposa por inhalar tanto frío y gritar, y el cuerpo adolorido con una que otra herida.
Miró a la nada fijamente, pensando una y otra vez en la imagen del chico vestido de gato, como se acercó a su mano para estar a punto de besarla, cuando ambos fueron estrellados contra el ataque y salieron volando lejos del peligro.
Miró hacia su mano. No había soltado aquel anillo durante todo el rato. Se decidió por encender la televisión, cambiando canales y canales, esperando que no sea un sueño, tal vez si aparecía en la televisión significaba que fue real.
//Y una vez más, París a sido rescatado a la perfección por la súper heroína: Ladybug y...oh, mira//
La entrevistadora apuntaba la cámara hacia la chica que vestía de rojo con puntos negros y esas dos coletas curiosas. Ella saludaba con una sonrisa.
//¿Dónde está su compañero? Parece que ha desaparecido al final de la pelea//
Continuó la entrevistadora. ___ dio un sorbo a su chocolate, y dejó de poner atención a la pantalla, para ver aquel anillo una vez más. Había algo raro en el, una energía extraña.
Ella se lo puso, esperando en silencio a que algo sucediese, pero nada pasó. Encajaba a la perfección, brillante y reluciente.
___ suspiró, dejándose caer en la cama, una vez que colocó la taza en su mesa de noche.
****
Adrien no dejaba de rebotar su pierna completamente nervioso, intentando recordar que pasó, y dónde pudo haber caído.
Se habían alejado demasiado de Ladybug y el enemigo, que ni siquiera estaba seguro en qué momento del recorrido perdió a Plagg.
— Uh, Plagg. Por qué siempre tengo que... — pasó sus manos por su pelo.
Habían pasado ya tres días desde aquella pelea, y por suerte, no había necesidad de utilizar a su Miraculous hasta ahora, pero ¿qué tal de cuando lo necesite? ¿Cómo salvará París?
Su corazón no dejaba de latir, sintiéndolo en su garganta, y su respiración le era difícil de soportar.
A demás, tal y como lo imaginó, obtuvo una fiebre un tanto alta, y él no podía ser capaz de descansar para mejorarse.
Él quería ver a Ladybug, él quería pelear contra el mal.
Pero no tenía opción, debía encontrar su Miraculous.
****
Ya había pasado casi una semana desde el incidente en el que ___ y Chat Noir terminaron en un lío.
Pero nada peor que un enemigo cuando ella no sabía qué hacer.
___ había dedicado todo su día a escribir, leer, y acompañar a su madre y tía a la cocina, preparando pasteles y comidas deliciosas para cenar esa noche. Se sentía completamente agotada, su cuerpo a demás seguía adolorido.
Entró a la habitación de Elliot, que por las vacaciones de invierno se había vuelto de ___ y su familia, mientras que Elliot dormía en el cuarto de sus padres junto con Jonatan. Caminó hacia la ducha, y se relajó después de un largo día, poniendo su iPod y las melodías que más le gustaban. Mientras masajeaba su cabellera, volvió a recordar a aquel chico gato, y se preguntó si lo volvería a ver alguna vez.
Claro, no siendo rescatada, pero simplemente verlo.
Algo de él la había atraído tanto, le llamaba la atención.
Un superhéroe de París, interesante.
Al salir de la ducha, se enrolló una toalla al cuerpo, y abrió la puerta, para encender la televisión, cambiándose a su pijama de pantalones y una blusa de manga larga color turquesa.
Los comerciales pasaron, para rehacer un momento de su vida, en una situación distinta.
//Atención, el peligro en la ciudad ronda por las noches, una chica se encarga de atrapar a todos en telarañas, no permitiendo a la gente salir... Sólo esperamos que Ladybug venga a rescatarnos, por ahora, manténganse todos en casa//
___ sonrió, imaginando a aquel par peleando contra el mal, y muy dentro en su pecho se preguntó que se sentiría una hazaña como esa.
— Psst... Psst — unos susurros venían de cerca de la chica. Ella se giró confusa, mirando a un lado y al otro, sin realmente notar algo distinto—. Psst, por aquí... — volvió a oír. Ella frunció el ceño, escuchando que la voz provenía del baño. Caminó a pasos lentos y cuidadosos, sosteniendo la toalla con fuerza en su mano. Dirigió su mano a la manija, y al dar la vuelta para abrir la puerta, una criatura de ojos verdes y bigotes largos, uno en su frente y dos en cada lado de sus mejillas.
___ abrió los ojos, y no pudo sacar la voz al verlo.
— ¿Oíste eso? Tenemos que salvar París — la criatura flotó hacia el rostro de la chica, y ella no tardó en comenzar a gritar y escandalizarse.
— ¡¿Qué eres?! ¿¡Estoy soñando!?
La criatura de color negro rodó los ojos ante tal actitud.
— Ya, no estamos para hacer esto — su tono de voz se oía irritado—. ¿Cómo te llamas? No te había visto antes.
— ¿Por qué me...? — se tragó la pregunta alejándose de la criatura con un gran parentesco a un pequeño gato negro—. S-Soy ___ — tartamudeó insegura—. ¿Qué eres?
Él suspiró incomodo, pero se decidió por contestar.
— Ya que parece que estaremos juntos por un tiempo, soy Plagg — se presentó si muchas ganas—. Un kwami y otorgó poderes — voló hacia el baño—. Creo que deberías vestirte ¿no?
Ella se vio confundida por un momento, para darse cuenta de que estaba en pijamas.
— Pero estoy vestida — contestó insegura—. ¿De qué hablas?
— Hay una ciudad que salvar, ___ — contestó volando hacia ella con un anillo plateado—. Vamos póntelo.
Ella observó el anillo asustada, mirando a Plagg y al anillo repetidas veces, hasta que se llenó de valor y tomó el anillo, colocándoselo en el dedo.
Una vibra extraña la llenó por dentro.
— ¿A-Ahora qué?
— Bueno, esto no es usual la verdad — contesta honestamente—. Por cierto, ¿tienes comida? Tengo mucha hambre, no me iría mal un queso...
— Yo no... No tengo nada de--.
— Bueno, el tiempo se acaba, tienes el poder de la destrucción — interrumpió Plagg, recordando esa vez que conoció a Adrien—. Sólo tienes que decir "transfórmame" y podrás transformarte.
— ¿Transforma...transfórmame?
E inmediatamente, la criatura comenzó a dirigirse hacia el anillo rápidamente, suspirando cansado.
— No de nuevo... — murmuró.
Al entrar al anillo, una pata de gato verde neón apareció en esta, ella observó asustada, alzando su brazo y una luz verde pasando desde las yemas de sus dedos hasta su cuello, sus pies se elevaron, siendo rodeados por la misma luz, apareciendo unas botas negras subiendo a tener un traje apretado color negro, ella cubrió su rostro aterrada, y una máscara apareció cubriendo la mitad de su rostro, a lo que ella alejó sus manos inmediatamente, un cascabel apareció en su cuello, y su pelo (c/p) se alargó un poco de los lados, cubriendo sus oídos, ella pasó una mano sobre su cabeza, y unas orejas de gato aparecieron, a demás de un estilo de cola que parecía ser parte del traje.
Calló a sus pies, y se miró a sí misma, viendo su cuerpo cubierto en ese traje negro.
— ¿Q-Qué? — dijo con un hilo de voz.
//Miren quien ha llegado al rescate, ¡Ladybug! ¿Dónde estará su compañero?//
La televisión le aclaró lo que ella debía hacer, y de su corazón brotó una sensación que ella no había notado hasta ese momento.
Era hora de salvar París.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro