Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[18]

Color de ojos: (c/o)
Color de pelo: (c/p)
Dónde vives: (d/v)

El cielo era oscuro, la nieve seguía cubriendo las calles y todos estaban seguros que sería así durante unos días más hasta que se acabe el invierno, la lluvia había cedido y las nubes se habían limpiado por completo del ataque del ultimo akumizado esa tarde. Todos estaban tranquilos, incluyendo a los jóvenes héroes que se encontraban paseando desde su encuentro.

La cabeza de la pobre chica daba vueltas y vueltas.

¿Fue una confesión? ¿Adrien está enamorado de ella y por eso le dijo todo aquello? Parecía una simple confesión de emociones como amigo cercano, pero ¿qué tal si no lo era? Eso significaba que tal vez serían algo ¿no?

¿Eso significa que puede besar al joven Agrest--.

¿¡Qué rayos está pensando!?

— ¿Que pasó con tu primo? ¿Está bien? — preguntó el rubio, bajando la mirada hacia la chica que seguía pensativa, al borde de perder la cordura entre tantas preguntas en su cabeza. No importa qué tan preocupado esté él, ella no respondía—. Uhm... ¿____?

Parados cerca del Puente de las Artes, la mirada (c/o) de la chica se mantenía fijada en un solo punto.

"¡No podría simplemente voltear y decirle eso!" Regañaba a sus pensamientos "no sé por qué sigo pensando de esta manera... Bueno, ¿qué se le puede hacer? Estoy hablando sola dentro de mi mente. Decirle a ese niño: oh mira ¿qué tal si--"

— ¿ ____...? ¿Estás bie--.

— ¿Nos besamos? — las palabras se escaparon de su mente al reaccionar y ser traída a la realidad, terminando por sorprenderse de gran manera. Ella quedó boquiabierta, sus manos en su cabeza, sosteniendo el grito que estuvo a punto de sacar de la vergüenza.

No podía asegurar si estaba incomodo, sorprendido o avergonzado, los ojos verdes del joven resaltaban al tener el rostro entero pintado de rojo. La temperatura exterior era helada pero él podía jurar que su cara le ardía.

— ¿Qué?

— ¡N-NO YO ESTABA PENSANSO EN! — no tenía ninguna excusa, su voz estaba temblorosa, sus ojos cristalinos y sus manos hacían todo tipo de movimientos al entrar en pánico—. ¡UNA SERIE! SI UH-- de (d/v)... Se llama... — rascaba su nuca constantemente, el chico seguía paralizado en su lugar.

Sus latidos se oían tan fuerte que ella temía que él pudiese llegar a escucharlos.

— ¡S-Sabes-- nunca había aprovechado a cruzar este puente! Esta muy lindo — se apresuró a decir, corriendo dentro del mencionado puente.

No corrió por mucho tiempo, se detuvo junto al barandal, intentó tomar aire, mirando hacia la vista que te daba y cerrando los ojos.

Esas palabras habían sido un simple accidente, un pensamiento que se escapó de su cabeza y se atrevió a desafiar su comodidad, la mirada que le había entregado el chico fue tan confusa y realmente no quiso tomarse el tiempo a escanearla.

— ¿Has considerado ir a alguna competencia...? — por si fuera poco, la voz del rubio aumentó su volumen según acortaba la distancia. Estaba hiperventilando, con el cabello completamente despeinado, expulsando esas bocanadas de aire blanco que se difuminaban con el viento de París.

Su cuerpo se tensó completamente, recargando sus manos en el barandal y abriendo los ojos, fingiendo disfrutar de la vista cuando en realidad estaba completamente incomoda por lo que acababa de decir.

— Llegaste muy rápido — susurró ella, su voz se tambaleó un poco pero logró conseguir el control antes de hacerlo notar demasiado.

Su risa se escuchó a su lado, y la presencia se acercó completamente, copiando las acciones de la chica como un espejo. Respiró profundamente, cerró los ojos, sus manos en el barandal, y al abrirlos dejó sus codos sobre el barandal, mirando a la distancia.

— Te presento el Puente de las Artes — mencionó ya más tranquilo—. ¿Dices que no habías venido antes? — preguntó con un tinte de curiosidad.

Ella solo negó con la cabeza.

— He escuchado de aquí, pero verlo de esta manera es mucho más diferente — habló, pasando un mechón de su palo detrás de su oreja.

Adrien solo se dio media vuelta, dejando su espalda sobre el barandal y metió sus manos a sus bolsillos.

— Bueno, solía verse algo distinto... Lleno de candados con nombres que no podrías abrir jamás — al hablar, la volteó a ver. Las palabras de la chica realmente lo habían convencido. Ella solo observaba a la distancia con los labios presionados, la nostalgia de esa noche en la Torre Eiffel, cuando se habían conocido hace solo unos días le llegó el pecho, y algo se removió en su estómago, conmovido por la imagen—. Escribían sus nombres, lo cerraban en las orillas, y lanzaban la llave al agua — simuló son sus manos el movimiento del lanzamiento—. Nadie podría abrirlo nunca.

Ella suspiró, dando una suave sonrisa. Él la miró discretamente de nuevo.

— Pues eso es bastante romántico — admitió ella—. ¿Qué pasó?

Él dirigió su cuerpo hacia ella, uno de sus brazos recargándose en el barandal, volvió a suspirar y otra nube apareció.

— Eran muchos... — parpadeó bajando la vista—. Era algo peligroso para los turistas un puente con tanto peso así que...

Ella frunció el ceño.

— ¿Los tiraron todos?

— No — negó con la cabeza—. Mencionaron como pensaban reusarlos para algo... No podrían a tirarlos y ya, es un gasto...

— Si fuera ellos, tiraría el candado y me quedaría con la llave — murmuró casi para sí misma.

— ¿Para qué?

— Pues, si tiran la llave... ¿Qué les queda de recuerdo? ¿No es más lindo imaginar que el amor está en algún lado...entre toda esa agua y a pesar de todo están presentes con la llave en la mano? Sin llave... Sin candado... Es... No sé cómo explicarlo — se rindió ante su idea y cerró los ojos—. La llave está recordándote constantemente que alguna vez sellaron el amor en un candado — sonrío—. Y yo soy fan de los recuerdos, siento que me mantiene apegada a ese momento, sin la llave... Solo puedes olvidar que alguna vez sellaste el candado y ya, a demás, dices que los quitaron ¿qué les queda ahora? Si tiran el candado al agua nadie va a llevárselo — contestó orgullosa—. Amor para siempre.

Sintió la mirada del chico como en la tarde de lluvia, y un escalofrío le recorrió el cuerpo.

— ¿Entonces eres una experta en el amor? — río él sin desvanecer lo conmovido que lo hizo sentir la chica de pelo (c/p).

Ella negó.

— Solo soy una soñadora en el amor, gato — rodó los ojos—. Tengo mucho tiempo libre para pensar en estas cursilerías — río de vuelta, girándose a verlo.

Dejó de sonreír al notar que él estaba completamente serio, ¿no había reído hace un instante? Tal vez de verdad estaba perdiendo la razón con este chico.

Pero todas esas tontas preocupaciones de detuvieron de golpe al concentrarse en solo ver su rostro, el chico tenía las mejillas, labios y nariz algo enrojecidas por el frío, su cabello despeinado, sus ojos verdes oscuros por la noche, reflejando la luz de los edificios al rededor, su respiración tranquila, y luego... Esa bufanda roja que le pertenecía a ella realmente pero que protegía el cuello del rubio.

Entre todos esos detalles, logró ver cómo se formó una ligera sonrisa.

— Los recuerdos son la parte dolorosa de las experiencias... — murmuró—. Supongo que entiendo tu forma de pensar hacia esas cosas — bajó la vista tímidamente, exhalando en silencio—. Aunque duelan, si te mantienen apegado.

____ miró al suelo, no sabía que contestar, hasta hora se había dado cuenta de que había hablado sin parar, todo por unos simples candados. Buscó una respuesta en las puntas de sus pies, en el sonido del viento, o en los murmullos de las voces a la distancia, de las personas que caminaban juntas concentrados en sus propias vidas.

Princess...

— ¡Hng! — levantó la mirada, frunciendo el ceño, mordiendo su labios inferior, sus manos se convirtieron en puños, sosteniendo la vergüenza—. ¿P-Princess?

Él no contestó, tenía la mirada puesta en su rostro. Logró sentir la mano del chico subir hasta su brazo cuidadosamente, y él estaba seguro que quería expresar lo que llevaba pensando desde que ella habló con Nathanaël.

— Es que... ¿Cómo voy a olvidarme de ti? — sonrío hacia ella—. Es algo que solo pensé — inclinó ligeramente la cabeza a un lado—. Sé que falta poco tiempo para que regreses a tu casa en (d/v)... Pero no creo que podré olvidarme de ti — admitió sin dar demasiadas vueltas.

— ¿Estás intentando una escena dramática? — bromeó la chica, creyendo que solo se trataba de una actuación.

Él río de nuevo, mirando hacia al distancia, no volvió a hablar. ____ se quedó callada, el toque en su hombro del chico la tenía algo tensa, su altura era muy bajita junto a la de él, lo que había dicho era cierto, él hablaba por sí mismo, pero ¿cómo podría olvidarse del joven Agreste? Era único, y cada vez que se lo topaba, era como la llave que la hacia recordar cómo tiro sus sentimientos hacia el río, manteniéndose vivos todo el tiempo.

La mirada distante del chico expresó sorpresa una vez que sintió una calidez rodeando su cuerpo, parpadeó confuso, y bajó la vista lentamente. Lo primero que logró ver fue la cabellera (c/p) de ____, su rostro acurrucado en su pecho y sus brazos rodeando su torso.

— A-Agregando drama a tus palabras — se escuchó la voz nerviosa de la chica al hablar—. N-No...no voy a poderte olvidar tampoco... Y es algo que puedo asegurar completamente — terminó frunciendo la frente. Esa dificultad por actuar frente a emociones que ella solía evitar era algo que la seguía molestando, la hacía sentir incompleta con lo que hacía o decía.

Su cuerpo tembló de frío al recibir un soplido del viento, y los brazos de Adrien la rodearon sobre los hombros, a la vez que hundía su rostro en su cabello y cerraba los ojos.

Plagg los había seguido desde la tarde, a lo lejos, poniendo atención a las experiencias que tenían los chicos. El perfil de ambos abrazados en medio del Puente de las Artes era definitivamente lo más cursi que había visto hasta la fecha, y mucho más cursi que los candados que colgaban en ese puente, la criatura podía jurar que ese abrazo significaba mucho más que lanzar unas llaves al río. Sonrío orgulloso, él había insistido al inicio con esa chica, sabía que algo iba a pasar, y eso era un paso mucho más cerca de descubrir qué uno tenía sentimientos por el otro.

— Soy todo un cupido ahora — se dio el cumplido a sí mismo, flotando lejos al saber que no había nada que esperar—. Me merezco un Camembert, o tal vez diez, o veinte...o cincuenta... — hablaba mientras su figura se desaparecía en la distancia, entre las luces de París.

Y las palabras que escuchó salir de la boca de ____.
"¿Nos besamos?"

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro