[11]
Color de ojos: (c/o)
Color de pelo: (c/p)
___ entró a casa, respiró al aire cálido del lugar, miró a los lados, sonrió tranquila de que nadie llegaría a bombardearla con preguntas sobre dónde estaba. Ella no sabía nada de nada, ¿qué hora era? ¿Cuánto tiempo pasó con el chico rubio y su compañero que lo convertía en un héroe? Ni idea.
Dio unos pasos por el pasillo, hasta toparse con su madre con los brazos cruzados, junto con Elliot y su tía Rosalie, todos lanzándole miradas acusadoras.
— ¿Señorita ____? ¿Sabes qué hora es? — preguntó su madre, que hasta ahora no había mencionado su nombre.
Se llamaba Grace.
la chica de pelo (c/p) abrió la boca, intentando decir algo, cuando su tía la interrumpió.
— ¿Saliste sola con él? ¿A dónde?
— ¿Crees que lo que hiciste estuvo bien? — Elliot siguió después de ella, alzando las cejas.
___ cerró la boca. Pues no, no podía safárse de esa, pues ella no sabía qué hora era, no sabía si estuvo bien, y realmente, no podía mencionar a donde se fue, imagina.
Subí a la cima de la Torre Eiffel, por qué él es Chat Noir.
Gracioso, muy divertido.
— Y-Yo...
Volvió a callar, cuando entrelazó sus manos.
Los tres se miraron entre ellos, accediendo, haciendo señas con el rostro, cuando se dirigieron a ella de nuevo.
Grace miró hacia otro lado, levantando su mano, dando a la vista su celular, con una fotografía de el chico rubio despidiéndose de ella en la puerta.
¿¡De dónde sacaron eso!?
— Fue de hoy, justo hace... ¿Cuánto, Elliot?
— Quince minutos, Grace.
La madre accedió de nuevo, y los tres empezaron a carcajear después de un silencio incómodo.
___ estaba confundida, sus ojos lo expresaban todo.
— ¡____! ¡A penas son las ocho y media! — habló la tía.
— ¿Oíste lo que te dijo? Te trata como princesa... Casi... Literalmente — habló Elliot, dándole un guiño.
____ se pinto de rojo.
— ¿Sabes? Puedes salir con él, se ve que es un buen chico — rió la madre—. ¿Ocho y media? ¿Qué tan ocupado está?
— E-Eh...
— Cualquiera que sea el caso, sabemos cómo es... Muchas gracias Elliot.
Él rió.
— No lo vi todo, pero al menos noté suficiente, me fui cuando se alejaron de las chicas del colegio — dijo sin preocupación.
____ los observó en silencio, nadie parecía saber de Chat Noir.
— O...Okay — habló finalmente, tragando con dificultad—. Si, es un buen amigo, supongo — se hizo pequeña al hablar, perdía toda su valentía.
— Lo es — dijeron los tres, y se sorprendieron al estar de acuerdo al mismo tiempo.
— M-Marinette y Alya se ven agradables... También — continuó pausadamente.
— Me las topé, fuimos juntos a casa — contestó su primo—. Alya se veía muy interesada en el comentario que hizo ese chico — habló pensativo—. No estoy seguro de cómo se llamaba, realmente no me junto mucho con él...
— G-Ga... — ___ calló, antes de llamarlo "gato"—. Gabriel, ¿vieron su marca? Se veía muy buena — sonrió, esquivando su comentario.
— ¿Gabriel? Es cierto, sus revistas se ven muy buenas, debería darles una hojeada... Tal vez comprarte algo algún día, como regalo de Navidad — contestó Rosalie—. ¿Qué piensas?
— Es muy, buena idea — ella sonrió—. Eh, uh... Fue un día algo largo, y... Bueno, tengo que ir a ducharme así que... A-Adiós — se adelantó, subiendo las escaleras dando pequeños saltitos. Al entrar al cuarto de su primo, ella corrió hacia el baño y se miró al espejo con la respiración acelerada.
Miró cualquier detalle fuera de lugar, pelo despeinado, mejillas enrojecidas por el frío, ojos algo agotados por el clima. Tragó, para sentir la garganta seca por estar tanto al descubierto, sin su bufan...
"Rayos" pensó, soltando un gemido ahogado y profundo "volví a dejar la bufanda con...ese gato negro" recargó su rostro cerca del lavamanos.
— ¿Solté todo cierto? Ya no sé si Adrien quería mantener lo de ser modelo en secreto, ¿qué tal si al checar por las revistas y páginas lo ven? Para empezar ¿cómo es que nadie nota que es él? Y luego, Elliot, hay no... Nos estaba siguiendo... Hay no, no no.
— Hace demasiado calor aquí — escuchó una voz viniendo del bolsillo de su saco—. ¿Hay gente ahí?
La chica de ojos (c/o) los abrió con miedo, para meter su mano a su bolsillo, y sacando a Plagg con el anillo entre sus manos, se veía algo cansado.
— Dos veces en un día, y para colmo terminó por ser sólo para sorprenderla — dejó caer sus orejas y cerró los ojos.
— ¿¡Qué rayos haces aquí, Plagg!?
Él volvió a abrir los ojos, mirando al rededor.
— Pues, la verdad... Es que no lo sé — comenzó a flotar—. Pero tengo mucha hambre, ¿te quedó algo de queso de la otra vez?
— ¿Adrien te metió ahí? — ella ignoró su pregunta, sintiendo una gran responsabilidad.
— Parece que sí.
— ¿!Por qué a ese gato!? — ella dejó caer su mano, y Plagg se levantó inmediatamente antes de caer.
— Creí que lo notó, tal vez fue — él se puso a pensar un momento—. No, demasiada hambre mí no tengo idea... Voy a ver alrededor — le restó importancia, y flotó fuera del baño—. Qué raro vernos siempre así...
La chica salió disparada del cuarto, girándose a ver que no había nadie en la habitación.
— Plagg, deberías ser cuidadoso, no vayas a darnos problemas... O peor, a Adrien — susurró intentando alcanzarlo.
— Soy de mala suerte, el poder de destrucción ¿qué tiene de nuevo? — dijo dando la vuelta a las responsabilidades.
— ¡P-Pero Plagg!
— ¡Oh! ¿Eso se come? — Plagg flotó hacia una foto de Elliot y su hermano, mordiendo en el marco, para hacer una mueca—. No, tampoco se come... ¿Si los muebles no son comestibles, cuál es el caso? — preguntó flotando hacia la almohada de la cama y aterrizando en esta—. Tengo mucha hambre...
Ella se sentó en la orilla de su cama.
— No tengo queso Camembert, Plagg... Tengo otras cosas de comer...
— ¡Ni hablar!
— T-Tengo otros quesos... A eso me refería — se apresuró ella, tropezando un poco las palabras. El kwami volteó hacia ella.
— ¿Podrías?
Ella rodó los ojos.
— Me tendrás que dar respuestas a cambio, o te sacaré — frunció el ceño.
— ¡Rétame! — exclamó, flotando frente a ella, a lo que rió en respuesta.
— Vamos, Plagg. Aunque creo que aún están abajo... — dijo con inseguridad, caminando hacia la puerta una vez se levantó de su lugar—. Se lo más discreto que puedas...
Ella abrió la puerta silenciosamente, y se asomó para ver que no esté nadie. Una vez que estuvo segura, abrió la puerta completamente, y caminó de puntitas hacia las escaleras. Bajando escalon por escalón, pudo oír que todos seguían abajo, lo cual no era sorprendente desde que había subido hace poco.
Caminó hacia la cocina, y ahí estaba su madre.
— ¿Cariño...? — le preguntó curiosa.
La joven la ignoro unos segundos, para abrir el refrigerador, y se preguntó dónde podría estar Plagg.
Buscó dentro del refrigerador, notando que no estaba dentro.
— Uh... ¿Ma'? — preguntó—. ¿Sabes dónde está... El queso?
— ¿Queso? Aquí lo tengo... ¿Quieres un poco? — preguntó de vuelta.
La chica se giró en sus puntas, y sonrió hacia su madre.
— ¿Por favor? Se me antojo para antes de... Bañarme — habló algo confundida.
— Seguro — sonrió cariñosamente hacia su hija—. Cortando un pedazo de queso.
— M-Más — escuchó su susurró de su bolsillo, y ella fingió toser.
— ¿Hm? — la madre la miró.
— E-Es que, me gustaría un poco... Más de queso — rió metiendo su mano a su bolsillo, para sentir una mordida de repente—. ¡Hng!
— No, no es queso — se volvió a oír.
Volvió a toser lo más realista posible.
— El clima está intenso, ¿no?
— Es verdad — rió—. Oye... — habló la mujer mientras cortaba varios pedazos más—. Ese chico...
— ¿Tiene algo? — preguntó intentando evitar el ruido de Plagg dentro del bolsillo.
— ¿De dónde lo conoces? ¿De Elliot?
— Realmente... No, pero, están en el mismo colegio, a lo que él mencionó — contestó mirando los pedazos ser cortados con lentitud.
— ¿A lo que dijo el chico?
— A-A lo que dijo Elliot — contestó rápidamente—. E-Elliot es quién... Lo mencionó — accedió varias veces.
La mujer le entregó los pedazos de queso, que ahora eran cinco, tal vez seis... Tal vez un poco más.
— Gracias — sonrió más tranquila la chica, viendo el queso en su mano—. Buenas noches — la miró.
— ¿No vas a cenar?
Ella mordió su labio en respuesta a la pregunta de su madre, sería una noche llena de preguntas hacia Plagg, sentía mucha curiosidad ahora que tenía la mente más clara que la primera vez que lo conoció.
— No, gracias. Comí afuera — rió, dándose media vuelta y saliendo de la cocina—. ¡Adiós!
Subió las escaleras dando saltos una vez más, y entro corriendo al cuarto, dejando a Plagg en la almohada, y ella sentándose con una sonrisa de oreja a oreja colgando en su rostro.
— Toma el queso — se lo dio sin pensarlo demasiado—. Plagg... Tengo una pregunta...
Plagg no contestó, estaba demasiado sumido en la comida.
— Plagg... — entrecerró los ojos—. Es... Importante, ya que estás aquí — acercó su cara hacia él.
Él no contestó, y ella se alejó, recargando sus manos en el colchón de la cama y suspirando en silencio.
— Bueno... No es nada relacionado con Adrien, solo menciono...— continuó ella—. ¿Ladybug tiene... Un kwami también cierto?
Él seguía comiendo, cuando pausó por un momento.
— Lo tiene — accedió.
— Pero... ¿Cómo es que llegaron a aparecer? — se acostó frente a él, recargando su rostro en sus manos—. ¿Cómo fue?
— Fueron elegidos para ser los héroes de París — contestó comiendo—. No sé cómo fue cuando Ladybug conoció a su kwami — volvió a comer simplemente.
— ¿Y qué hay de... Chat?
Plagg estaba por dar una mordida grande, cuando se detuvo al verla.
— Dijiste que no estaría relacionado con él...
— Es cierto — se cubrió el rostro—. Pero es que, como cuando yo te conocí, creí que estaba perdiendo la cabeza...
— Pues él se veía muy tranquilo, como si hubiese nacido para esto — comió de nuevo.
— ¿Tranquilo?
— Nunca dudó de lo que iba a hacer, ¡ni siquiera me dejó terminar de explicarle, cuando me pidió que entre en el Miraculous! Será de verdad, él da mucha mala suerte — negó quejumbroso.
— ¿En serio?
— Algo así como tú, pero mucho más... Acelerado — comentó comiendo—. Fue casi un desastre.
— Okay, creo que eso suena algo... A él, la verdad — rió suavemente.
Plagg comió dos quesos de un solo bocado.
— ¿Y qué hay de Ladybug?
— Ese gato, está completamente perdido por ella — se dejó caer—. Se supone que son un equipo, se supone que están destinados, después de todo, son como el blanco y el negro, el bien y el mal — habló agotado—. ¿Recuerdas el símbolo del Yin y Yang? Algo así son ellos...
— ¿Pero?
— Pues, se podría decir que no estaba planeado que ese chico perdiera el Miraculous de repente, así que... No sé, tal vez no todo está basado en el bien y el mal — volvió a comer.
Ella se puso a pensar.
— Bueno, había escuchado, que para diferenciar mejor el bien del mal, sería... Pensando que está haciendo un cambio positivo o una reacción positiva... Creo que es algo obvio, pero es que no podría decirse que sean reglas concretas — se encogió de hombros—. Es algo así como... Que depende de una misma persona.
— ¿Ósea que el mejor caso fue que tú cuidarás del Miraculous? ¡Por supuesto! — volvió a comer, adelantándose a las teorías e ideas.
— No lo sé... Tal vez sea más bien, que esto los volverá más cercanos — su voz sonó un poco triste al pensar en ello.
— No lo sé, yo creo que tal vez las cosas van a cambiar un poquito... Esto no había pasado antes, que yo recuerde — se puso a pensar mientras comía—. No, no recuerdo.
Ella se levantó, para sacar su pijama y entrar al baño a cambiarse, al salir se sentó de nuevo, Plagg había terminado de comer.
— La verdad, es un poquito confuso esto del... Destino y-- — ella volvió a pensar—. Espera... ¿Dijiste que están... Destinados?
— Se supone.
— Pero, eso significa que no depende del bien y el mal — lo miró emocionada—. ¡Depende del destino!
Él la miró y luego flotó hacia el escritorio.
— No entiendo nada, hasta mañana — se fue de repente, dejando a la chica pensando durante el resto de la noche.
Ese Plagg se lo tomaba todo a la ligera.
****
Al despertar, todo se oía completamente en paz, nada de ruido, nada de noticias de la televisión, nada de Plaggs pidiendo queso, nada.
Y ___ sonrió adormilada, levantando la mano, viendo que tenía el anillo en su dedo, y se levantó rápidamente para verlo como si fuese un sueño.
— ¿Por qué tengo el anillo? — miró hacia los lados, Plagg no estaba en ningún lugar—. ¡E-Ese chiquillo! — se quejó.
Se puso las pantuflas, se puso un suéter, y se decidió a bajar las escaleras con pasos pesados.
****
— No, no no no... — Adrien estaba preparándose para la siguiente sesión de fotos en unas horas—. Genial, día ocupado... — pensó suspirando—. Le dejé el Miraculous a ___ de nuevo... ¿Volverá a tomar mi lugar?
Comenzó a dudar después de pensarlo un rato, tal vez Ladybug se enfadaría con él de nuevo, o tal vez peor, tal vez ___ se enfadaría, o aún mucho peor.
Tal vez ambas se enfadarían con él.
****
— No sé si matarlo... O agradecerle que me prestara el Miraculous — ___ abrazaba sus rodillas, sus manos jugando con los dedos se sus pies, mirando hacia la pared azul rey fijamente, columpiándose hacia adelante y hacia atrás—. ¿Qué debería hacer?
— Ser su novia.
— ¡NO, PLAGG! ¡DE VERDAD! — se lanzó boca abajo a la cama, hundiendo su cara en la almohada.
— Es verdad — contestó con el mismo tono indiferente de siempre.
— ¿Qué se supone que va a hacer hoy?
— Como si fuese muy importante, debe estar ocupado en lo suyo...
— Cierto, es modelo... — contestó pensativa. Al girarse a recordar que tenían una computadora en el piso de abajo, dio un salto y corrió escaleras abajo con los pies descalzos, y sintiendo el frío del suelo comenzó a saltar por el pasillo, llegando a la oficina del padre de Elliot, y sentándose en la computadora para buscar en internet.
— Adrien... Agreste — murmuró tecleando mientras miraba cada letra del teclado.
— Tal vez, Gabriel Agreste también te ayude.
— Pero no estoy interesada en la marca, Plagg — contestó frunciendo el ceño, mientras volteaba a la criatura a su lado—. Me interesa ese rubio que parece ser un héroe de París.
— Que mal que no hay cámaras aquí, le hubiera gustado oír eso.
— ¡Silecio! — continuó a teclear.
En unos segundos, aparecieron fotos de sesiones y revistas con el logro de la marca de Gabriel.
Una mariposa venía en el logo, en otras una "g" mayúscula.
Pero lo que más resaltaba, era nadie más ni menos que su hijo: Adrien Agreste.
Se veía más profesional de lo que ella creyó que podría verse, posando seriamente y dando una mirada que te atrapa para comprar el producto de la marca que promociona.
Había de todo ahí, con ropas de las distintas temporadas, perfumes, zapatos.
— Sip, es modelo... — habló para sí misma, bajando la página para ver más fotos—. Muy modelo.
Entró a las noticias, y apareció la opción de ver las más recientes, para clickear y aparecer una pantalla mostrando una noticia sobre París siendo salvada por héroes, parecía ser el centro de atención del mundo ahora, ¿cómo ella nunca se dio cuenta?
Claro, es ella.
— ¿Cómo me daré cuenta del peli--?.
Un temblor hizo las cosas rebotar al rededor, los lápices en el lapicero, el teclado debajo de sus manos, el asiento de ruedas en el que estaba sentada.
Ella suspiró, entrecerrando los ojos, picándole a la tacha de la página.
— Muy rápida tu respuesta, Plagg — contestó sin sorprenderse del escándalo.
A diferencia del resto de su familia, que soltaron gritos y comenzaron a salir de la casa, sacándole junto con ellos asustados.
— Quédate aquí, amor — dijo su madre. Ella accedió, pero supo que debía romper las reglas.
Corrió a esconderse lejos de los demás, y se convirtió lo más rápido que pudo.
Cayendo en sus pies, con la máscara y el traje completos, corrió hacia el que provocó ese temblor.
— ¡Tú! Uh... — ella señaló a un chico, que flotaba en el cielo como los otros enemigos—. Akumizado... Tú — bajó el tono de su voz, sin saber su nombre.
— Blair — contestó con una mirada inexpresiva.
— ¿Blair? Blair — se aclaró la garganta, sacando el bastón de su cintura y señalándolo con el—. ¿Qué tienes entre manos... Blair?
Él suspiró agotado.
— Quiero obtener tu Miraculous, y al mismo tiempo, controlar toda la ciudad de París.
Ella se cruzó de brazos, era demasiado sencillo.
— Oye, has esto más difícil ¿no? Ya dijiste todo tu plan, eso no se hace... — se quejó.
Él levantó una ceja, mirándola de pies a cabeza.
— Como sea, gatita — él sonrió, para atraer un arma, muy parecía a la de ella.
— ¿Eh? — miró al rededor, sin notar de dónde sacó ese otro bastón.
— Hagamos esto más divertido, entonces — sonrió, bajando su gorra y dando a la vista unas orejas cafés y lo que parecía una cola de lobo detrás de él. Hizo un truco complicado con ese bastón, dando a entender que tenía capacidades fuertes con él.
— E-Eres un — ella intentaba comprender de donde había salido esa transformación, ¿qué lo hizo convertirse en eso?
— Veras lo que soy capas de hacer, para conseguir ese Miraculous — una mariposa apareció en sus ojos de color morado, y ella se talló los ojos al creer que imaginaba algo.
— De donde salió...
Él se lanzó a ella de repente, atacando con su bastón rápidamente, a lo que ella sólo pudo saltar lejos.
— ¿Qué rayos? ¡Eres salvaje!
— Soy un lobo después de todo — contestó con una sonrisa malévola—. ¿Tienes miedo, minina?
— Ew, no me llames así — saltó hacia él, para darle una patada en el hombro, haciéndolo caer. Él no tardó en levantarse, mirándola severamente, corriendo hacia ella—. Me estás molestando, perro — dijo ahora con un tono molesto—. No veo la necesidad de pelear por cualquier cosa que quieras pelear.
— Es una lástima — saltó hacia ella, dándole un golpe en la cintura con el bastón, a lo que ella se retorció, recibiendo un empujón fuerte que la hizo chocar contra una pared.
Con su mano cerca de su estómago, ella cayó al suelo, levantándose adolorida, y separando en dos el bastón, preguntándose donde estaba Ladybug, y que si algo salía mal, esta vez, sería culpa de ella.
Lanzó uno de los bastones que separó, a lo que Blair logró esquivarlo, y una ves que el bastón regresó, le dio en la espalda, siendo empujado hacia ella, el bastón regresó antes de que él se acercara, y le dio un golpe con el bastón.
Deicidio intentar llamar a Ladybug mientras él parecía inconsciente, pero ella no contestaba.
****
— Muy bien, así, Adrien — decía el camarógrafo contento con esa sesión—. Sonría, así perfect--.
Él temblor los hizo olvidarse de su trabajo, y Adrien se preocupó al sentid que fue un poco más fuerte que otros temblores.
— Quédese aquí, Adrien-- ¡Adrien!
El rubio empezó a correr sin parar, ni siquiera se puso a pensarlo, y con su ropa especial para la sesión corrió hacia el temblor, mirando al rededor, dentro de sí mismo, regañándose por darle la responsabilidad de salvar París.
Como siempre, los demás huían del temblor, y entre la multitud, él chico con la pelinegra de ojos azules.
— ¡Adrien! ¡Corre!
— ¡Corre tú primero! ¡Tengo algo que hace--!
A la distancia logró divisar la figura de ___, quien daba un saltó hacia el akumizado, atacándolo con todas sus fuerzas.
Un miedo se removió en el estomago del chico.
— Vamos, Adrien...
— ¡No! — el comenzó a jalar, al sentir que la chica lo intentaba llevar lejos.
Si él no escuchaba, tal vez Ladybug tardaría en aparecer.
****
— Donde está esa catarina — habló preocupada—. Genial, simplemente geni-- — vio al chico rubio, pero no estuvo segura de si era realmente él, se veía muy arreglado, y era jalando por una chica que tenía ropa de invierno que cubría mucho su rostro.
— ¡Cuidado! — escuchó una risa, y sintió el movimiento del chico akumizado hacia ella, a lo que se defendió antes de ser atacada, ambos bastones chocaron uno con el otro, y él los giró, para que salgan volando lejos de ellos.
___ se sintió más aliviada, no más bastones, sólo manos.
Y cuando ella se refería a manos, ella decía, huir y esquivar.
Él dio una patada, y ella se agachó con una sonrisa, siempre amaba cuando lograba sentir lo que iba a pasar antes de que realmente pasara.
Dio una patada baja, y ella dio un salto, riendo mientras caía encima de él, dándole la vuelta para él estar boca abajo, y ella miraba al rededor, esperando que Ladybug aparezca. Por ahora, el enemigo estaba completamente incapaz de moverse, con ambas manos detrás de su espalda.
— Oye, sé que dicen que los perros y los gatos no se llevan bien — habló con tono seguro—. Pero la verdad, es que me hiciste esta pelea muy amena — rió, viéndolo retorcerse al intentar salir de debajo de ella—. No te preocupes, una amiga te querrá saludar, así que no te adelantes aún.
— ¡Chat! — la voz de Ladybug se escuchó unos metros lejos de ellos.
— ¡Lady! — la miró—. Por fin, ya era hora — suspiró—. Aquí está... Fue difícil...
La pelinegra se detuvo frente a ellos dos, y sacó del chico un dibujo de un lobo que estaba en el bolsillo de su suéter negro, rompiéndolo a la mitad.
Una mariposa morada salió revoloteando de esta hoja, y Ladybug la atrapó con su yo-yo.
Al liberarla, dijo las palabras que harían a todo regresar a cómo eran antes de la pelea, pero por suerte, esta vez no hubo demasiada destrucción.
— Lo siento, Chat... Tuve problemas para llegar — habló Ladybug, cruzándose de brazos, abrazándose a sí misma—. ¿E-Estas bien...?
La chica de pelo (c/p) sonrió.
Un gemido vino de debajo de ella, para ver al pobre chico de pelo negro, intentando huir del peso de la chica.
— Oh, perdón — se levantó—. En serio... ¿Estás bien? — le preguntó, él se veía perdido.
— ¿Quién eres?
— Chat Noir — contestó ella, pero negó inmediatamente—. Por ahora, solamente ocupó su lugar en algunos casos... Es bueno conocerte— continuó, levantándose mientras tomaba su propia cola de cinturón y la giraba, el chico se incorporó con el cuerpo algo débil—. Tranquilo, ya está todo bien...
— ¿Desde cuándo Chat Noir es... Una chica?
Ella presionó los labios, mirando a Ladybug, y mirando al chico en silencio.
— Desde que pasó — contestó—. Perdón, tengo que ir a... Hacer algo..
— Chat... — Ladybug habló antes de que la chica que tenía el Miraculous del gato se fuera—. De verdad, perdóname...
— De verdad eres de buena suerte, Lady — le dijo aún con su sonrisa—. Apareciste, y se acabó... — chasqueó los dedos—. Hasta luego.
Al darse la vuelta, una multitud miraba a la chica con asombro, mientras que él akumizado estaba mirando hacia ambas con la confusión pintada en su rostro.
La chica de ojos (c/o) dio un saltó y cayó al suelo entre una multitud, quienes se alejaron rápidamente, sin dejar de verla, ella sonrió, y corrió lejos del lugar ágilmente.
****
El rubio logró ver cómo ___ se fue de un salto, y después de un pequeño silencio, todos empezaron a celebrar de que una vez más, los grandes héroes habían logrado salvar al ciudad. Los entrevistadores llegaron, contaron las historias y sucesos con emoción, dándole el crédito a la heroína de la suerte.
Él buscó por los lados, encontrar la figura de ___ en alguna parte de la multitud, pero al no ver nada se sintió algo desesperado, comenzando a disculparse mientras se habría camino entre todos, unos sonreían al ver que se trataba del famoso modelo, otros gritaban de la emoción cuando pasaba de ellos, unos pedían autógrafos, y él se volvía a disculpar, y decía que debía hacer algo importante a lo que las personas lo comprendían y al menos se sentían felices de toparse con él.
Salió de la multitud, pero la chica no se veía en ningún lado, escaneó la distancia, y comenzó a correr apuradamente hacia dónde ella se fue.
El frío le quemaba la garganta, y su pecho le dolía al respirar tan frío tan rápido, el humo blanco se dispersaba en la distancia, sus zapatos resonaban en la calle vacía al todos estar en donde fue la pelea.
— Tranquilo, ¿quién te está siguiendo? — escuchó una voz divertida cerca de él. Levantó la vista, para ver a ___ corriendo en un techo, siguiéndolo con una sonrisa—. ¿Interrumpí tu sesión? Intenté ser más rápida — él dejó de correr, y ella saltó al suelo desde el techo, levantándose a verlo soltando un suspiro.
Él se quedó parado frente a ella, sin decir nada.
— Comienzo a arrepentirme de darte el Miraculous, lo siento ___. Fue arriesgado — se acercó a ella mirándola de pies a cabeza.
— Uff, por un momento creí que el gato te comió la lengua — rió, cruzándose de brazos, llegando a ponerse firme de repente—. Oye espera, yo soy un... Sabes que olvídalo — su rostro se puso completamente rojo a lo que la máscara te dejaba ver,
Él sonrió.
— Bueno, nunca te había visto de cerca con el Miraculous — la miró de pies a cabeza de nuevo—. Lo hiciste muy bien... — sus sonrisa desapareció de repente.
Ella no reaccionó al respecto.
— ¿Está pelea...fue más difícil cierto? — preguntó algo asustado—. Y Ladybug no llegaba ¿cómo puede hacer eso...?
— Se disculpó conmigo — contestó ella—. Tuvo problemas al intentar llegar... Pero bueno, todo eso está en orden ahora...
Él colocó sus manos en su cintura, volviendo a sonreír.
— Que bien...
Ella copió sus movimientos, sonriéndole de la misma manera a lo que él rió.
— ¿Cómo te va en la sesión?
— Oh, uh... Bien, eso creo — su posición se volvió más insegura al oír la pregunta—. Todo iba muy bie--.
Se detuvo cuando vio a la chica sacar el bastón, dejándolo en el suelo con cuidado.
— E-Espera un segundo — sonrió, para luego hacer una pequeña mueca, colocando su mano en su cintura—. Es que, me di un pequeño golpe y...sep.
— ¿Eh? — él frunció el ceño—. ¿Estás bien?
Ella se estiró con indiferencia.
— Claro — se encogió de hombros.
****
— Ese chico era más fuerte de lo usual, si usaré tu lugar más seguido deberías enseñarme a usar ese bastón, que hasta ahora es puro problema usarlo — ambos caminaban juntos, ___ ya no usaba el Miraculous, pero seguía en su dedo anular.
Él sonreía más tranquilo de que todo estaba bien.
— Tal vez, sólo un poquito — se rascó la mejilla inseguro—. Tomará un poco de práctica...
— Por alguna razón me parece todo más sencillo cuando uso el Miraculous — ella bajó la mirada, para ver el anillo plateado con una sonrisa—. Es como... Hacer las cosas un poco antes de que sucedan.
Él frunció el ceño, no estaba del todo seguro si le pasaba sentirse de esa manera.
— Aquí está, Adrien — una voz femenina se escuchó detrás de ellos, quienes se giraron inmediatamente para ver a una mujer de ojos claros y lentes mirándolo seriamente.
— Nathalie...
___ se sentía asombrada de ver una mujer tan hermosa, con esos ojos azules brillantes, su postura elegante y firme, ninguna expresión de veían en su rostro, aunque, míranos la bien, en lo profundo de sus ojos, ___ sentía que esa mujer, debe sentir algo de dolor.
— Te escapaste de la sesión de hace una hora — habló con esa misma voz sin sentimientos.
___ giró completamente, sintiendo una calidez cerca de su mano, que no le pusó mucha atención al estar tan perdida en la mirada azul de la mujer.
— ¿Nueva amiga? — la mujer la miró, aún, con el rostro completamente insensible.
La chica de ojos (c/o) tragó con dificultad, sin lograr despegar la vista de ella.
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