Corrí y corrí, sin voltear jamás. No me importaba ni Bobby, ni el héroe encapuchado que prefirió encontrarme antes que dejarse encontrar. Si hubiera aparecido hace treinta minutos no estaría corriendo por mi vida.

Recuérdenlo no soy tan rápida como quisiera, así que justo cuando estaba pasando por la intersección de mi calle con otra mucho más estrecha, un manotazo me empujó hacia la calle lateral (esa calle estrecha que acabo de mencionar).

No se preocupen por mí, no me caí. Solo me estrellé contra un basurero. Mi noche libre no podría haber acabado de mejor manera, ahora estaba siendo acorralada por el tatuador en llamas de la otra noche.

–­­­­­Si quieres recuperar la cosa dorada, debo advertirte que tendrás que volver al puente. –­­­­­ Si estuviera viva estaría hablando con la respiración entrecortada. Creo que es la primera ventaja que le veo a estar muerta. Imagino que me mira con cara consternada. Digo me imagino, porque no puedo ver su cara, solo veo sus ojos igual de furiosos que hace dos noches. –­­­­­ se la entregué a Bobby. –­­­­­ silencio incómodo –­­­­­ Ya sabes –­­­­­ añadí en tono de broma–­­­­­ Bobby dos dedos, le acabas de cortar la garganta hace unas 5 o 6 calles.

Volvió a ignorar mi intento de conversación civilizada y me mostró el objeto dorado en sus manos.

–­­­­­Es una brújula–­­­­­ su voz era profunda, como si su capucha fuese una cueva y su cabeza estuviese muy al fondo de esta. Además era algo ronca, como por consecuencia de haber recorrido un largo trayecto a pesar de las inclemencias del clima.

–­­­­­ ¿Tú no eres de aquí verdad? –­­­­­empecé a acercarme lentamente, mientras intentaba alcanzarlo, trató de retroceder (imagino que algo incómodo, creo que siempre me he sentido tentada a proyectar esa sensación de incomodidad en la gente). Con ambas manos estreché los costados de sus brazos, para que no escapara otra vez–­­­­­ Tú vienes del otro lado del bosque.

–­­­­­No te estás quemando–­­­­­ añadió consternado. Esta vez sí se le notaba, bueno en la voz, aún no estaba lo suficientemente cerca para ver su cara.

Y como ya debería estar acostumbrada, evadió completamente mi pregunta.

–­­­­­Sí, estás caliente, pero...–­­­­­creo que eso podría interpretarse de otra forma. –­­­­­NO, quise decir...–­­­­­ se me trabó la lengua–­­­­­ Tu temperatura es muy alta, pero no me hace daño. –­­­­­terminé aliviada. Definitivamente el escaso contacto social me estaba afectando.

–­­­­­ ¿De dónde vienes? –­­­­­No soy tan fuerte como pretendo ser, pero este tipo no se me va a escapar sin responder unas cuantas preguntas.

–­­­­­No debería estar aquí. –­­­­­traté de aferrarme más a su ropa. No me malinterpreten, nunca fui de esas chicas que se arrastran por un chico y se humillan, en mi vida pasada nunca llegué a tanto y este tampoco sería el momento para empezar a hacerlo. Esto es algo serio, algo muy serio.

–­­­­­Puedo ayudarte. –­­­­­solté sin pensar (como todas las decisiones que he tomado) –­­­­­Nací aquí, conozco cada calle, a prácticamente todas las personas, te ayudaré en lo que sea, pero necesito respuestas. –­­­­­noté que se movía algo indeciso. Agarré su cara (la cual estaba a una temperatura insoportable, el pobre estaba ardiendo en fiebre) y lo obligué a mirarme a los ojos. –­­­­­Sin mí seguirás vagando por las calles, hasta que te descubran. Solo yo puedo ayudarte. Puedes confiar en mí.

Unos pasos se acercaron al lugar donde nos encontrábamos, lo oculté rápidamente detrás de mí, mientras intentaba actuar "normal". Si es que aún puedo hacerlo.

Era Richard Mackay, uno de los polis más jóvenes del pueblo, al pobre le habían dado el turno de noche, imagino que debía estar tratando de atrapar a Bobby dos dedos, se veía bastante agitado.

–­­­­­¡Hey Kyra! ¿No sabes qué hora es?, solo faltan unos minutos para el amanecer, ¿Quieres morir carbonizada? –­­­­­Mierda, la hora, eran las 6.30 am. Amanecería muy pronto.

–­­­­­¡Oh santa Sara! Olvidé ver la hora. Ya me voy Rick, si corro llegaré a tiempo.

–­­­­­Te llevaría yo mismo, pero Bobby dos dedos está suelto. Alguien le cortó la garganta.

–­­­­­Suena horrible. Adiós Rick.

Por surte no esperó a que me fuera y volvió a su persecución extrema. Espero que encuentre a Bobby, no quiero ser víctima de su venganza.

–­­­­­ ¿Carbonizada? –­­­­­afortunadamente el encapuchado tatuador con más de 45° de fiebre seguía a mis espaldas.

–­­­­­Debo regresar a mi casa–­­­­­ debía sonar lo más autoritaria posible–­­­­­Y tú vienes conmigo.