Acto 1
Se dijo a si mismo que esto era un interés pasajero... No pensó que llegó tan lejos por alguien que no fuera Sukuna-Sama.
Los ojos magenta de Uraume se posaron ante una escena que lo hacía dudar de su autocontrol, veía al encarnado Kashimo sosteniendo la mano de su mujer.
Siempre se dijo a si mismo que no era celoso... Aunque tal vez si posesivo.
Kenjaku le aseguro que esa mujer no solo era idéntica a Momoka, si no que era Momoka... Y si, era idéntica, ese cabello peculiarmente grisáceo con esos ojos marrones brillantes, incluso tenía su sonrisa torpe pero que tanto le gustaba.
Apretó ligeramente su puño, conteniendo su propia técnica, preguntándose si esa mujer será su Momoka. —. . . —No podía acercarse aún no, debía acabar el trabajo primero. —Espera solo un poco más...—Murmuro Uraume con cierta frustración, odiaba verla con ese tipo, pero, sabía que estaría a salvó con él.
Por más que quería hacer presencia habían demasiado enemigos cerca, no podía permitirse que supieran de su debilidad.
Suspiro dándose la vuelta, recordando aquella época en dónde la conoció.
...
Uraume sintió curiosidad por tener una concubina, veía como Sukuna parecía siempre divertido al tenerlas, incluso el mismo Sukuna le dijo que se buscará una para tener un tiempo de relajación, que si quería la matará después.
—Se lo agradezco. —Uraume dijo, viendo la pequeña fila de mujeres frente suyo.
—Adelante, incluso escoge a más de una. —Sukuna dijo con una risa divertida. —Honestamente no se porque las traje, creo que me deje llevar, ja.
—Gracias...—Hizo una leve reverencia ante la gentileza de su señor. —Pero una será suficiente... —La mirada de él se fue hacia las mujeres que descarto Sukuna como concubinas.
Todas eran de pueblos que ellos mismos destruyeron, por placer, por poder, por cualquier pretexto... Pero la regla de Sukuna era siempre llevarse algunas mujeres para disfrutar, a veces a unas las dejaba en medio camino, o las devoraba ahí mismo, todo variaba dependiendo del humor de Sukuna.
Uraume observó a cada una de ellas, una más asustada que la otra, para él ninguna carecía de belleza aunque sentía que no eran su tipo... Hasta que una le llamo la atención. —Tu. —Le hablo para así señalar, la mujer dirigió una mirada a Uraume, impresionada al ser escogida. —Vienes conmigo. —Dijo.
—¿Yo?...—Pregunto casi en un murmuró.
—Si. Vámonos... Te llevaré a mis aposentos.
—¿Seguro que solo una?.—Sukuna pregunto de nuevo a su leal sirviente.
—Si. De todos modos si no me agrada la cambiaré. —Dijo duramente Uraume, quería ver la reacción de la chica al escuchar aquello, pero la notaba tranquila, arqueo la ceja con cierta curiosidad, tal vez era estúpida y no entendió a lo que se refirió.
—Bien cómo tú quieras, bueno... voy a jugar a las atrapadas con ellas, las dos que queden en pie se quedarán como sirvientas, las demás serán mi cena. —Sukuna dijo, y Uraume se retiró al momento, para sostener la mano de la chica y llevarla lejos de esa masacre, no por consideración, solo quería darse prisa para explicar sus reglas.
—Tu nombre rápido. —Dijo Uraume en voz alta ya que los gritos de las mujeres se empezaron a escuchar, mezclados con la risa sádica de Sukuna.
Vio que la mujer volteó, más no se veia tan asustada como pensó. —Momoka. —Al fin escuchó su voz.
Caminaron hasta llegar a sus aposentos, recorrió la puerta y la hizo entrar primero para él seguir después.
—Bien, Momoka... A partir de hoy eres mi concubina, harás lo que te pida si no quieres terminar como las demás.
Los ojos marrones de la mujer lo miraban con atención, asintiendo a la vez.
—Me llamo Uraume.
—¿Quiere que lo llame Uraume-Sama, Amo Uraume... O como debería llamarlo?.
Uraume abrió ligeramente los ojos al notar como la chica se acopla rápido a la situación.
—Como tú quieras.
—Vale. Uraume-Sama. —Ella sonrió un poco.
—¿Si entiendes tu posición actual verdad?... ¿Que hay con esa sonrisa?.—Penso que se burlaba de él.
Momoka se encogió de hombros. —Hmm. Es una sonrisa amigable. —Contesto sonriendo con cierto nerviosismo. —Y si entiendo... Cómo concubina debo estar dispuesta a complacerlo.
Uraume la miro, juzgando su tono de voz o cualquier cosa que viera mal. —¿Que hacías antes de llegar aquí?.
—Hmm. —Momoka ladeó la cabeza. —Pues me había quedado sin empleo, estaba en las últimas realmente...
—Y antes de eso.
—Trabajaba en un burdel, bueno solo me dedicaba a limpiar y así... No era prostituta. —Contesto Momoka con tranquilidad. —Esto es prácticamente uno, bueno así lo siento.
—¿Y porque crees eso?.—El hacerle una pregunta era señal de que llamo su atención, Uraume tomó asiento en uno de los cojines, hizo un ademán con la mano para que Momoka se sentará igual.
—Todas son llevadas lejos de casa, se escogen a las más lindas para que estén con...
—Mi amo, siempre que te dirijas a él será como Sukuna-Sama.
—Oh. Entendido. Bueno Sukuna-Sama las escoge para que estén con él y a la vez vivan, las menos agraciadas como yo, ja... Solo tenemos dos opciones ser sirvientas o morir ¿Verdad?, es casi lo mismo sabe. —Dijo Momoka. —Si no eres bonita, si no tienes buenas cualidades entonces estás completamente perdida, como aquí.
Momoka sintió que tal vez hablo de más, cuando al fin había logrado salvar su cuello al ser escogida por este hombre, dice estas cosas que si él quiere puede considerar una ofensa y usar eso como pretexto para cambiarla.
—Pareces que solo tienes cara de tonta. —Fue la respuesta de Uraume, ella sintió un alivio gigante, aunque la ofendió, pero al menos aún su cabeza sigue pegada a su cuello. —Eso me ahorra tiempo y puedo explicarte con simplicidad tu lugar aquí, necesito saber lo que sabes hacer y lo que no... También ya te diré las reglas. —Uraume alzo su dedo índice ante ella. —Numero uno, no sales de esta habitación sin permiso, aquí hay un baño así que no hay necesidad de que salgas, número dos, cuando te de permiso de salir tienes prohibido hablar con las Concubinas de Sukuna, número tres mi palabra es ley, si te ordeno lamer el piso lo harás, ¿Entendido?.
—Si. Entendido.
—Bueno, dime qué sabes hacer aparte de solo asentir y decir si.
—Se cocinar, limpiar, cortar la leña, se coser... Se identificar las flores venenosas, se pescar...
—¿Leer escribir?.
—Hmm. Muy poco.
—¿Que tan poco?.
—No reconozco varios kanjis, y desde los 7 años ya jamás intenté escribir. —Momoka se puso nerviosa, notando la expresión de Uraume la ve con desaprobación, carajo... Nunca le tomo importancia a esas cosas debido a su posición, ahora resulta que le podían salvar el cuello.
Uraume se levantó y de sus cajones saco papel y tinta. —Ve a la mesa. —Ordeno a Momoka quien reaccionó rápido, Uraume acercó el papel junto con la tinta y una brocha pequeña. —Escribe los kanjis de tu nombre.
Momoka sujeto la brocha, remojó un poco en la tinta, suspiro intentando calmar sus nervios, escribió lento... Más sentía la mirada de Uraume juzgando su letra, cuando terminó el albino sostuvo la hoja unos segundos, la dejo de nuevo en la mesa y tacho los kanjis, entonces el escribió su nombre. —Esta es la manera correcta en como se escribe, tu caligrafía es pésima... Bien, vamos a trabajar en eso.
—¿No me va a cambiar?...—Pregunto con cierta impresión.
—¿Eso quieres?.—Dijo Uraume, sacando más hojas de papel.
Momoka negó rápido.
—Te escogí porque te veías muy calmada, a diferencia de las otras que estaban demasiado asustadas, también tu cabello gris me llamo la atención. —Murmuro aquello, aunque Momoka alcanzó a escuchar para sostener su propio cabello.
—¿En serio?... Sabe yo intenté ser cortesana pero la mayoría de los hombres cuando veían mi cabello pensaban que iban a follar con una anciana, así que jamás pude serlo. —Hablo Momoka con demasiada confianza, y Uraume arqueo la ceja bastante extrañado con esa confesión.
—Lenguaje. —Fue su respuesta. —No vas a hablar con Maldiciones, mucho menos con vulgaridad. —Dijo Uraume quien escribía varios kanjis y a la vez alcanzaba algunos libros.
Era su pasatiempo leer, tenía libros de todo tipo, varios hurtados de diferentes pueblos que han ido, los libros que ha comprado son contados.
—Bien. Todo esto que escribí lo vas a anotar de nuevo, así mejoras tu caligrafía, los libros son igual para cuando termines escribas estos mismos, e intenta leer.
Momoka asentía rápido, sintiéndose algo saturada, no se imagino que de esto se trata ser concubina. —¿Y que más?.
—Nada. Eso lo harás hasta que yo vuelva, me daré cuenta si me obedeciste al ver tu letra, yo me debo ocupar, te traeré la cena más tarde. —Uraume se levantó al instante y salió de la habitación.
—Y no salgas.
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Me encanta Uraume por eso hice este fic, este es menos pesado, o sea no el fic no es tan crudo como el de No es lo que quería... Bueno, estoy intentando mantenerlo así, pero, me gustaría mucho aprovechar para igual añadir a Sukuna y sus crueldades. Idk. (? De todos modos siempre pongo advertencias en el dado caso que el capitulo se ponga demasiado pesado.
Los separadores aún no se si esos estén bien xdxd en fin gracias por leer tkm
Este fic también está en Ao3
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