Y comenzamos juntos este viaje,
con el incierto destino de las sombras.

Somos fugitivos de igual condena
con los bolsillos cargados de desesperanza
y recuerdos mutilados.

Nos convertimos en luz cuando el dolor nos vence
aunque estemos hechos de la oscuridad
en la que se ahogan los momentos.

Y entre espinas respiramos como suspiros
de sentimientos inacabados;

corriendo tras la muerte

en una noche sin estrellas,
sin decir - basta -,
sin luna llena
ni cometas ni coyotes
ni un alma para juzgarnos
o jugarnos en la arena.

Escribimos letras para las palabras
que hacen este silencio,
hoy somos espuma
y mañana niebla,
ya no nos importa caminar al olvido
porque entre ángeles caídos
resucitamos dueños de esta nostalgia.

Vamos juntos buscando el final,
el desierto donde comienza este holocausto

frenesí de gestos para dos condenados.