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se acerca la final


El director, observando la emoción creciente en las gradas y la intensidad de los combates, tomó el micrófono y dijo con una sonrisa astuta:

Director: "¡Damas y caballeros! Hasta ahora, hemos sido testigos de habilidades increíbles y combates épicos. Pero para hacer esto aún más interesante, vamos a mezclar las cosas un poco. Los enfrentamientos que quedan serán determinados de manera... ¡aleatoria!"

El público reaccionó con entusiasmo, mientras el director comenzaba a llamar a las competidoras restantes:

Director: "¡Las competidoras que han llegado hasta aquí son las siguientes! Mabel Pines, Taylor, Violeta Parr, Azula, Stella y Anne Boonchuy. Ahora, los enfrentamientos serán seleccionados al azar. Prepárense para lo inesperado, porque cualquiera puede enfrentarse a cualquiera."

Las competidoras se miraron unas a otras con una mezcla de nerviosismo y determinación, conscientes de que las sorpresas podían cambiar el curso del torneo.

Director: "¡Que la suerte decida el destino de nuestras heroínas!"

El panel gigante en la arena se iluminó con un brillo vibrante, atrayendo la atención de todos. Los nombres de las competidoras comenzaron a barajarse rápidamente en la pantalla, generando una mezcla de expectativas y tensión en el aire.

Finalmente, después de unos segundos que parecieron una eternidad, los enfrentamientos quedaron revelados uno por uno:

1. Mabel Pines vs. Azula

2. Taylor vs. Violeta Parr

3. Stella vs. Anne Boonchuy

El público reaccionó con asombro, especialmente al ver que Mabel se enfrentaría a Azula, lo que prometía ser una batalla intensa entre personalidades muy fuertes. Las otras peleas también dejaron a todos intrigados, ya que Taylor y Violeta enfrentaban un duelo de habilidades muy diferentes, mientras que Stella y Anne prometían una batalla estratégica con poderes únicos.

Las competidoras se preparaban, listas para lo que estaba por venir.

En la arena de combate, el ambiente estaba tenso mientras las luces iluminaban el escenario donde Mabel y Azula se preparaban para enfrentarse. El público esperaba ansioso, mientras algunos murmuraban sobre cómo se desarrollaría el combate.

Mabel se encontraba en su esquina, ajustando su banda en el cabello y lanzando una mirada confiada hacia Lincoln, que estaba en las gradas. Mientras sonreía de lado, murmuraba para sí misma.

Mabel (con una sonrisa traviesa, en voz baja): "Voy a demostrarle a mi conejito que soy la mejor."
Mientras decía esto, sus ojos se desviaron hacia Azula, quien se encontraba en la esquina opuesta, preparándose de manera calculada. Aunque sabía que Azula era una rival temible, Mabel no parecía intimidada.

En el otro lado, Azula estaba tranquila, pero sus ojos destellaban con una mezcla de frialdad y determinación. El fuego azul chispeaba entre sus dedos mientras analizaba a Mabel de arriba abajo, con una sonrisa que apenas se asomaba en sus labios. Sabía que no sería un combate fácil, pero no se dejaría vencer.

Azula (pensando, con el ceño fruncido): "Esto será más complicado de lo que esperaba... Pero no puedo permitirme perder, no ante alguien como ella. Lincoln y Zuko deben ver que yo soy la mejor."
Azula apretó los puños con firmeza, dejando que pequeñas llamas azules bailaran entre sus dedos. En su mente, ya planeaba sus movimientos estratégicos, observando cualquier posible debilidad en Mabel.

El silencio se rompió cuando el árbitro anunció el comienzo del combate. Las miradas se cruzaron; ambas sabían que no podían subestimar a su oponente. Mientras Mabel concentraba sus poderes psíquicos, flotando unos centímetros del suelo, Azula se preparaba para lanzar sus primeras llamaradas. La tensión en la arena aumentaba, y las amigas de ambas chicas, desde las gradas, observaban cada detalle, preparándose para lo que sería una pelea intensa.

En la arena, justo antes de que comenzara el combate, Mabel decidió añadir su toque característico. Con una sonrisa juguetona en el rostro, flotó unos centímetros más alto con sus poderes psíquicos y, con un suave movimiento de la mano, le lanzó un beso a Lincoln, quien la observaba desde las gradas.

Mabel (sonriendo con picardía): "Esta victoria será para ti, mi conejito."
Sus palabras resonaron por toda la arena, dejando en silencio a muchos de los espectadores. La sonrisa en el rostro de Mabel era provocativa, segura, y todos sabían que no hablaba en broma. Los ojos de varios chicos se clavaron en Lincoln, quien, sin darse cuenta, se había convertido en el centro de las miradas celosas. Entre ellos, algunos murmuraban envidiosos, sabiendo que Mabel, una de las chicas más atractivas y admiradas de la escuela, había puesto toda su atención en él.

Desde su posición, Azula observaba la escena sin decir nada. Su mirada afilada seguía a Mabel, sin dejar de lado a Lincoln por un segundo. Para ella, todo aquello era un espectáculo innecesario, pero no dejó que la molestara; al contrario, lo veía como un reto más. En su mente, Azula solo se enfocaba en el combate. Cualquier distracción de Mabel no la afectaría.

Azula (pensando con frialdad): "Esto no cambia nada. Sea cual sea su motivación, no me detendré hasta demostrar que soy la mejor."
Mientras las llamas azules parpadeaban entre sus dedos, Azula estaba lista para atacar, con la concentración completamente puesta en ganar, sin importar las distracciones que Mabel intentara usar para salirse con la suya.

En las gradas, Lincoln sintió las miradas pesadas de los chicos celosos que lo rodeaban, pero su mente ya estaba más enfocada en la pelea que en el revuelo que había causado. Aunque sabía que la situación se había vuelto un poco incómoda, estaba intrigado por lo que vendría a continuación en la arena.

La arena vibraba de energía mientras Mabel y Azula tomaban sus posiciones. El ambiente se sentía tenso, y ambos lados sabían que este combate no sería un juego de niños. Al sonar la señal de inicio, las dos chicas avanzaron sin dudarlo, listas para desatar todo su poder.

Azula, con una mirada fría y calculadora, fue la primera en atacar. Llamas azules salieron disparadas de sus manos con precisión milimétrica, dirigiéndose hacia Mabel. Sin embargo, Mabel reaccionó con la misma velocidad, deteniendo el fuego con una barrera psíquica que erigió justo a tiempo. El choque entre el fuego y la energía psíquica iluminó la arena con destellos brillantes.

Mabel (con una sonrisa desafiante): "No creas que me vas a vencer con esos truquitos, princesa."

Sin perder tiempo, Mabel utilizó sus poderes psíquicos para lanzar grandes rocas del suelo hacia Azula, quien esquivó con agilidad, moviéndose con la gracia de una guerrera experta. Azula, en un rápido contraataque, disparó una ráfaga de fuego azul que serpenteó por el aire con un control preciso, dirigiéndose directamente a Mabel.

Ambas estaban completamente concentradas, sin andarse con juegos. Azula lanzaba ataques estratégicos, sus llamas azules buscando puntos débiles, mientras que Mabel, con una sonrisa confiada, utilizaba sus habilidades psíquicas para controlar el campo de batalla, moviendo objetos y protegiéndose con barreras invisibles.

En un momento, Azula avanzó con una ráfaga de fuego, dispuesta a presionar a Mabel, pero esta última reaccionó rápidamente, levitando en el aire para evitar el impacto. Desde arriba, lanzó una oleada de energía psíquica que hizo temblar la tierra, mientras Azula rodaba por el suelo y contrarrestaba con un muro de fuego.

El público estaba en silencio, boquiabierto ante el intenso intercambio. Cada una de las competidoras estaba mostrando su mejor habilidad, sin dar espacio para errores. Mabel no se dejó intimidar ni por un segundo, y Azula sabía que estaba frente a una oponente que no subestimaría.

Lincoln, desde las gradas, observaba con atención, impresionado por el nivel de ambas. Aunque sabía que Mabel lo hacía todo por él, no podía evitar sentir admiración por la increíble pelea que estaba presenciando.

Mientras la batalla entre Mabel y Azula continuaba en la arena, Dipper no podía evitar mostrar su preocupación por su hermana. Se sentó en las gradas, mordiéndose el labio y apretando las manos en un puño, deseando que todo saliera bien.

Dipper (pensando): “Vamos, Mabel. Tienes que ganar esta vez. No dejes que esa chica te intimide.”

En medio de su ansiedad, Dipper notó que sus padres, Ford y Melisa, llegaban a las gradas. La mirada de su madre brillaba con orgullo, mientras su padre sonreía ampliamente, aplaudiendo con entusiasmo por su hija. Dipper sintió un ligero pinchazo de celos. Era típico que sus padres fueran a ver a Mabel, siempre apoyándola en todo lo que hacía, mientras que a él, a menudo lo dejaban en un segundo plano.

Dipper (susurrando para sí mismo): “¿Por qué siempre están tan emocionados por Mabel? Yo también estoy aquí, ¿saben?”

Miró hacia la arena, donde Mabel se movía con destreza, intentando encontrar una oportunidad para atacar. Sin embargo, la sombra de Azula siempre estaba presente, y Dipper no podía evitar sentirse impotente, deseando que sus padres mostraran un poco del mismo apoyo hacia él.

Ford (gritando): “¡Vamos, Mabel! ¡Demuestra de qué estás hecha!”

Dipper sintió una mezcla de frustración y tristeza, mientras su madre asentía con la cabeza, claramente disfrutando del espectáculo. Aunque quería animar a su hermana, no podía evitar sentirse menospreciado. En un momento de vulnerabilidad, decidió que también tenía que demostrarles a sus padres que él podía ser digno de su atención.

Dipper (decidido): “Un día, yo también tendré una victoria que celebrar. Y entonces, verán lo que soy capaz de hacer.”

Mientras se concentraba en la pelea, la tensión en su pecho seguía creciendo, observando cómo la batalla se intensificaba y deseando que su hermana pudiera superar cualquier obstáculo que se le presentara.

Mabel comenzó a notar que Azula realmente la igualaba en su nivel, y eso la llevó a reconsiderar su enfoque en la pelea. Mientras esquivaba los ataques de Azula, su corazón latía con fuerza, sintiendo la presión de no decepcionar a su familia y, especialmente, a Lincoln.

Mabel (pensando): “¡Wow! No puedo creer lo buena que es. Esta no será una pelea fácil.”

A medida que Azula lanzaba ráfagas de fuego y movimientos precisos, Mabel se dio cuenta de que su oponente no solo era hábil, sino que también tenía una estrategia bien definida. A pesar de su energía desbordante, Mabel sintió que cada golpe de Azula la hacía retroceder un paso.

Mabel (murmurando para sí misma): “Tengo que concentrarme. No puedo dejar que me intimide. ¡Soy más fuerte de lo que creo!”

En un intento por recuperar la iniciativa, Mabel se armó de valor y se lanzó hacia adelante, buscando un punto débil en la defensa de Azula. Sin embargo, su oponente la estaba observando con atención, lista para contraatacar.

Azula (con una sonrisa desafiante): “¿Eso es todo lo que tienes, Mabel? Pensé que me darías más pelea.”

Mabel sintió un escalofrío recorrer su espalda. A pesar de las palabras de Azula, su determinación creció. Sabía que tenía que aprovechar sus habilidades únicas para encontrar una oportunidad y sorprender a su rival. Con el apoyo de sus amigos y la admiración de Lincoln en su mente, Mabel decidió que no se rendiría tan fácilmente.

Mabel (gritando): “¡No me subestimes, Azula! ¡Voy a demostrarte de lo que soy capaz!”

Con esa declaración, Mabel se lanzó hacia Azula con renovada energía, lista para darlo todo en la pelea.

Mabel comenzó a atacar con sus escudos y poderes psíquicos, creando una barrera luminosa a su alrededor mientras lanzaba proyectiles de energía hacia Azula. La arena vibraba con cada golpe, y su determinación brillaba más que nunca. Sabía que tenía que dar lo mejor de sí para superar a su oponente.

Mabel (con determinación): “¡No voy a dejar que me ganes, Azula!”

Mientras los escudos se deslizaban hacia Azula, esta las esquivó con movimientos rápidos, disfrutando de la competencia. Con una sonrisa arrogante, comenzó a provocar a Mabel.

Azula (riendo): “¿Qué tal si hablamos de tu conejito, Mabel? Creo que está muy interesado en una chica más fuerte que tú.”

Al escuchar su nombre, Mabel sintió una chispa de rabia encenderse dentro de ella. Azula sabía que mencionar a Lincoln era su punto débil, y lo estaba utilizando a su favor. Mabel apretó los dientes y concentró su energía, dispuesta a no dejarse afectar por las palabras hirientes de su rival.

Mabel (gritando, mientras lanza otro escudo): “¡Eso no tiene nada que ver con esto! ¡No voy a dejar que me distraigas!”

Azula rió nuevamente, claramente disfrutando de la frustración de Mabel. Pero en lugar de desanimarse, la rabia la impulsó a atacar con más fuerza. Usando su poder psíquico, Mabel logró desviar un ataque de fuego lanzado por Azula, creando un escudo que absorbió el impacto.

Azula (desafiante): “¿Vas a proteger a tu conejito en lugar de pelear? ¡Eso es patético!”

Mabel sintió cómo la ira burbujeaba dentro de ella, y eso solo la motivó a luchar con más tenacidad. Con un grito de batalla, comenzó a lanzar una serie de escudos y proyectiles hacia Azula, decidida a demostrar que era una oponente digna y que nadie, ni siquiera Azula, podría subestimar su fuerza.

Mabel (gritando con fervor): “¡No me necesitas provocar para pelear! ¡Soy más fuerte de lo que crees!”

Con cada ataque, Mabel se sintió más segura de sí misma, convencida de que podría superar a Azula y demostrarle a todos, especialmente a Lincoln, de lo que era capaz.

Azula, viendo que Mabel se estaba enfocando más en la pelea y menos en sus provocaciones, decidió jugar su última carta. Con una sonrisa traviesa en su rostro, lanzó una frase que resonó como un eco en el corazón de Mabel.

Azula (con desdén): “Si sigues así, tu conejito se va a dar cuenta de que no eres más que una chica común. Tal vez debería estar con alguien más fuerte, alguien como yo. Él será mío.”

Las palabras de Azula golpearon a Mabel como un rayo. Una ola de furia recorrió su cuerpo, y su energía psíquica comenzó a intensificarse. En un instante, el aire a su alrededor se volvió electrizante, y su cabello empezó a flotar en un resplandor azul.

Mabel (gritando con rabia): “¡No te atrevas a hablar de él así!”

La furia acumulada en su interior desató un poder real que transformó la arena a su alrededor. Las barreras psíquicas que había estado utilizando se volvieron más imponentes y brillantes, mientras se formaban torbellinos de energía a su alrededor. Mabel, sintiendo que su fuerza se desbordaba, se lanzó hacia adelante con una determinación renovada.

Mabel (con firmeza): “No solo voy a demostrarte que soy fuerte, ¡sino que también protegeré a Lincoln de ti!”

Los espectadores en las gradas sintieron la energía que emanaba de Mabel, y una mezcla de asombro y admiración recorrió el lugar. Con cada palabra que pronunciaba, su poder aumentaba, y las sombras de la inseguridad comenzaron a disiparse. Azula, por un momento, se sorprendió ante la transformación de su oponente.

Azula (con una sonrisa falsa, intentando mantener su compostura): “¡Esto se está poniendo interesante! Pero recuerda, Mabel, no puedes dejar que tus emociones te controlen.”

Sin embargo, Mabel ya no estaba dispuesta a dejar que nadie le dijera cómo pelear. Con un grito de guerra, lanzó una oleada de energía que avanzó como un torrente hacia Azula, iluminando la arena con un brillo cegador y un rugido de poder. En ese momento, la batalla había cambiado radicalmente, y Mabel estaba lista para demostrar que nadie podía menospreciar su fuerza, especialmente Azula.

Mabel lanzó su ataque con una ferocidad que tomó por sorpresa a todos, incluido a Azula. La oleada de energía psíquica impactó con fuerza, creando una explosión de luz y energía que resonó en todo el recinto. El golpe fue tan potente que Azula, que se había preparado para desviar el ataque, se encontró siendo empujada hacia atrás por la fuerza del impacto.

Azula (sintiéndose aturdida): “¿Qué…? ¿Qué fue eso?”

La chica de fuego apenas logró mantener el equilibrio mientras el suelo temblaba bajo sus pies. Sus ojos se ampliaron en sorpresa y shock, dándose cuenta de que Mabel había desatado un poder que no había anticipado. La intensidad del golpe había desdibujado la línea entre la confianza y la arrogancia que siempre había mostrado Azula.

El público quedó en silencio por un momento, asombrado ante la fuerza que Mabel había desplegado. Las voces de los espectadores murmuraban entre ellos, preguntándose cómo era posible que una chica a la que habían subestimado pudiera golpear con tanta potencia.

Dipper (gritando con emoción): “¡Eso es, Mabel! ¡Dale más!”

Mientras tanto, Mabel se sintió invadida por una mezcla de adrenalina y determinación. Había encontrado su fuerza interior, y su confianza crecía a medida que veía a Azula tambalearse. Sabía que no podía detenerse, que debía aprovechar este momento.

Mabel (gritando con determinación): “¡Esto es solo el comienzo, Azula! ¡No subestimes lo que soy capaz de hacer!”

Con su corazón latiendo fuertemente, Mabel se preparó para lanzar otro ataque, decidida a demostrar que no solo podía competir, sino que podía superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino. La batalla había alcanzado un punto de inflexión, y tanto Azula como Mabel estaban al borde de mostrar su verdadero poder.

Mabel comenzó a notar que Azula estaba realmente igualándola en su nivel de habilidad, esquivando sus ataques con destreza. La tensión en el aire aumentaba, y Mabel sabía que debía actuar con rapidez para no perder la ventaja.

Con determinación, concentró su energía y lanzó varios escudos psíquicos hacia Azula, que se movía con agilidad para esquivarlos. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, Mabel estaba perdiendo el ritmo y la frustración comenzaba a apoderarse de ella.

Mabel (gritando): “¡No te voy a dejar ganar!”

Azula, al notar la inseguridad en la voz de Mabel, decidió aprovechar la situación. Con una sonrisa burlona, se giró hacia ella y, con voz provocativa, dijo:

Azula: “¿Y qué tal si le digo a tu conejito que estoy deseando tenerlo para mí? Seguro le gustaría más que a ti.”

Las palabras de Azula resonaron en la mente de Mabel, encendiendo una chispa de furia en su interior. No podía permitir que Azula se saliera con la suya, especialmente hablando de Lincoln de esa manera. Sin pensarlo dos veces, Mabel dejó que la ira se apoderara de ella y desató su verdadero poder.

Mabel (gritando con furia): “¡No te atrevas a mencionar a Lincoln!”

Con un estallido de energía, Mabel lanzó un ataque masivo que dejó a todos en la arena en estado de shock. El golpe fue potente, y Azula apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de ser impactada. El estruendo del impacto resonó en todo el lugar, haciendo que la multitud contuviera la respiración.

Espectador en las gradas: “¡Vaya, eso fue increíble!”

A medida que el polvo comenzaba a asentarse, Azula sintió el peso de los ataques de Mabel y la furia que los impulsaba. Se dio cuenta de que estaba en problemas, recibiendo golpe tras golpe sin poder responder adecuadamente. Cada ataque de Mabel era como un rayo, y Azula se encontraba atrapada en un torbellino de fuerza y determinación.

Azula (pensando, entrecerrando los ojos y tratando de recuperar el equilibrio): “Esto no puede estar pasando… necesito cambiar mi estrategia.”

Pero Mabel estaba decidida a no dejarle espacio para respirar. Con cada movimiento, se acercaba más a la victoria, y la audiencia estaba completamente absorta en la batalla, apoyando a la joven que luchaba con todo su corazón.

Mabel, llena de furia y determinación, lanzó un ataque decisivo que impactó a Azula con una fuerza descomunal. El golpe fue tan potente que hizo que Azula fuera estampada contra el suelo, creando una onda de choque que reverberó a través de la arena.

El sonido del impacto resonó en el aire, y todos en las gradas quedaron momentáneamente en silencio, atónitos por la intensidad de la pelea. Los murmullos comenzaron a esparcirse entre la multitud, mientras los espectadores trataban de procesar lo que acababan de presenciar.

Espectador 1: “¿Viste eso? ¡Mabel la ha golpeado con todo!”

Espectador 2: “¡Increíble! Nunca había visto a Azula caer así!”

Azula, todavía aturdida por el impacto, se tomó un momento para recuperar el aliento. Con el rostro en el suelo, sintió el ardor del dolor recorrer su cuerpo. Mabel, sin darle tregua, se acercó con una mirada decidida, dispuesta a aprovechar la ventaja que había ganado.

Mabel (con voz firme): “¿Te das cuenta de que no me puedes subestimar? ¡Esto es por Lincoln!”

El público, ahora electrificado por la actuación de Mabel, comenzó a vitorear su nombre. La emoción llenó el ambiente, y los seguidores de Mabel la apoyaban con gritos y aplausos, alentándola a seguir adelante.

Dipper (gritando desde las gradas): “¡Eso es, Mabel! ¡Sigue así!”

Azula, aunque golpeada, comenzó a levantarse, sus ojos centelleando con desafío. No podía dejar que Mabel la venciera, especialmente no de esta manera. Con su dignidad en juego, sabía que tenía que recuperar el control de la batalla.

Azula (con un tono desafiante): “Esto no ha terminado, Mabel. No te creas tan segura.”

A medida que la tensión aumentaba, el público contenía la respiración, esperando ver cómo reaccionaría Mabel ante el desafío de Azula. La pelea estaba lejos de concluir, y ambas chicas sabían que el final podría ser impredecible.

Azula, con sus ropas desgarradas y algunas telas apenas cubriendo su cuerpo, se levantó del suelo, la determinación brillando en su mirada. La ira ardía dentro de ella, y, al abrir los brazos, comenzó a liberar todo su poder. Un resplandor intenso la rodeó, y llamas de un azul brillante brotaron de su ser, entrelazándose con descargas eléctricas que chisporroteaban alrededor de ella.

El aire se volvió tenso y pesado, llenándose de una energía palpable que hizo que los espectadores contuvieran la respiración. La combinación de fuego azul y relámpagos sorprendió a todos, dejándolos en un estado de asombro.

Espectador 1: “¿Qué está pasando? ¿Azula tiene dos poderes?”

Espectador 2: “¡Esto es increíble! Nunca había visto algo así!”

El público no podía creer lo que veían. Azula había revelado una faceta completamente nueva de su poder, y el espectáculo visual dejó a todos boquiabiertos. La energía que emanaba de ella iluminaba la arena con un resplandor sobrenatural.

Mabel (mirando con sorpresa): “¿Qué demonios? ¡Esto es muy intenso!”

A pesar de la sorpresa, Mabel sintió que la adrenalina corría por sus venas. Sabía que no podía retroceder ahora. Con la determinación renovada, se preparó para enfrentar a Azula, quien estaba en el apogeo de su poder.

Azula (sonriendo con confianza): “¿Creías que era solo una chica que usa fuego? ¡Mira lo que realmente puedo hacer!”

Con un grito de guerra, Azula lanzó una ola de fuego azul y relámpago hacia Mabel, dejando a todos en las gradas en estado de alerta. El espectáculo se tornó aún más épico, y la batalla prometía ser inolvidable.

Mabel, sintiendo el poder arder dentro de ella, se preparó para recibir el impacto del ataque de Azula. Las llamas azules y relámpagos se abalanzaron hacia ella con una ferocidad que hizo que su corazón latiera con fuerza. Sin embargo, Mabel no iba a dejarse intimidar.

Justo antes de ser alcanzada, levantó su mano, generando un escudo psíquico que la protegió del ataque. La explosión del fuego azul la golpeó, y el poder del impacto rasgó sus ropas, dejando su cuerpo cubierto solo por algunas telas desgastadas que apenas le ofrecían protección.

A medida que se levantaba del suelo, Mabel se dio cuenta de que Azula también había sufrido daños; sus ropas estaban rasgadas y su piel mostraba señales de la intensa batalla. La furia y determinación de ambas chicas creció, y en ese momento, el combate se volvió más igualado. Ni una ni otra parecía tener la ventaja, y el aire entre ellas estaba cargado de tensión.

Mabel (gritando): “¡No me detendré aquí, Azula! ¡Esta pelea apenas comienza!”

Azula (con una sonrisa desafiante): “Dame lo mejor que tengas, Mabel. ¡No será suficiente!”

Ambas chicas comenzaron a intercambiar ataques de manera frenética. Mabel lanzaba sus escudos y proyectiles psíquicos, mientras que Azula respondía con ráfagas de fuego y relámpagos, creando un espectáculo visual de destellos y explosiones.

Espectador 1: “¡Esto es increíble! ¡Ambas son tan fuertes!”

Espectador 2: “No puedo creer que estén igualadas. ¡Esto se va a poner más intenso!”

El público estaba al borde de sus asientos, maravillado por la exhibición de poder y habilidad de ambas combatientes. La arena vibraba con la energía de la pelea, y los gritos de ánimo resonaban entre las gradas. Mabel y Azula estaban decididas a demostrar quién era la más fuerte, y la batalla se había convertido en un verdadero enfrentamiento de titanes.

La tensión en la arena alcanzó su punto máximo mientras Mabel, exhausta pero decidida, comenzó a concentrar todo su poder. Su aura brillaba intensamente, iluminando el campo de batalla con un resplandor psíquico. Cada grano de energía que poseía se unía, formando una esfera de luz brillante en sus manos.

Mabel (gritando con determinación): “¡Esto es por mi conejito! ¡No me detendré!”

Con un grito de desafío, lanzó su ataque final, una poderosa onda de energía psíquica que se disparó hacia Azula. El público contuvo la respiración, creyendo que era el final para la princesa de fuego. La esfera de energía se acercaba rápidamente, y Mabel sonreía, sintiendo que finalmente había conseguido la ventaja.

Sin embargo, en un movimiento sorprendente, Azula sonrió con confianza. En lugar de esquivar, se agachó y se concentró. Justo cuando la esfera de Mabel estaba a punto de impactar, Azula disparó contra el suelo con una explosión de fuego azul, haciendo que la tierra se rompiera a sus pies y la propelió hacia arriba.

Espectador 1: “¿Qué está haciendo? ¡No puede ser!”

En un instante, Azula atravesó el suelo justo debajo de Mabel, lanzando un potente golpe ascendente que impactó en su abdomen, dejándola completamente desprotegida. El golpe fue devastador, y Mabel no pudo hacer nada más que caer hacia atrás, su energía desvaneciéndose mientras el mundo a su alrededor se oscurecía.

Dipper (gritando con preocupación): “¡Mabel!”

El golpe resonó en toda la arena, y todos los espectadores quedaron en shock ante la sorpresa de la maniobra de Azula. Mabel, agotada y sin poder, cayó al suelo, completamente noqueada.

Director: “¡Y la vencedora es Azula!”

El grito de triunfo de Azula resonó en el aire, mientras la multitud estallaba en aplausos y vítores. A pesar de la derrota, Mabel había demostrado su valía y coraje, dejando una huella en la memoria de todos los presentes. Mientras Azula se erguía triunfante, Mabel y su lucha se convertirían en leyenda en ese torneo.

Lincoln observó con los ojos desorbitados la impactante conclusión del combate. La caída de Mabel lo dejó atónito, y su corazón se hundió al ver a su amiga derrotada. No podía creer lo que acababa de presenciar; la feroz batalla que había tenido lugar frente a él fue un espectáculo que lo dejaría marcado.

Lincoln (pensando): “No… Mabel… Lo dio todo y no pudo ganar…”

La arena se llenó de vítores y aplausos, pero el rostro de Lincoln estaba sombrío. La alegría del público contrastaba con su creciente preocupación por Mabel. Sin embargo, no tuvo tiempo para pensar más, ya que Azula, con una sonrisa triunfante, alzó los brazos en señal de victoria, dejando escapar un grito de euforia que resonó en todo el recinto.

Azula (gritando con orgullo): “¡Soy la ganadora de este torneo! ¡Nadie puede competir conmigo!”

Su voz poderosa atravesó la multitud, y la confianza en sí misma era palpable. Azula miró a las demás competidoras con una sonrisa desafiante, asegurándose de que todas entendieran que su victoria no era solo un golpe de suerte. Con un aire de superioridad, continuó:

Azula: “Esto no ha hecho más que comenzar. Me temo que nadie puede igualar mi fuerza. ¡Prepárense para lo que viene, porque yo seré la campeona indiscutible!”

Los murmullos de admiración y temor comenzaron a surgir entre las competidoras restantes, mientras Lincoln, aún en estado de shock, se preguntaba cómo podrían detener a Azula. En ese momento, se sintió más determinado que nunca a apoyar a Mabel y hacerle saber que, a pesar de su derrota, su valor había brillado intensamente en la arena.

Mabel permanecía en la cama de la enfermería, con una venda en la frente y moretones visibles en sus brazos. A su alrededor, el ambiente era silencioso, solo interrumpido por el suave zumbido de las máquinas y el ocasional murmullo de enfermeras en los pasillos. A pesar de la atención médica, el peso de su derrota la oprimía más que cualquier herida física.

Sus padres, Ford y Melissa, entraron a la habitación con semblantes serios. Aunque habían llegado preocupados, a medida que se acercaban a ella, sus rostros mostraban una mezcla de decepción y desaprobación.

Ford (mirando a Mabel con desdén): “Mabel, no puedo creer que hayas permitido que tus emociones te dominaran así. Esta derrota no es solo un mal día, es una falta de preparación.”

Mabel sintió un nudo en su garganta. No era solo la derrota lo que la afectaba, sino la mirada decepcionada de su padre, que la hacía sentir como si hubiera fallado no solo en el combate, sino como hija.

Melissa (cruzando los brazos, con una expresión de desilusión): “Tú sabías lo que estaba en juego. Siempre has tenido un potencial increíble, pero parece que no lo tomas en serio. Deberías estar mejorando, no perdiendo.”

Las palabras de su madre golpearon como un puño. Mabel intentó encontrar la fuerza para responder, pero solo podía sentir cómo se desmoronaba por dentro.

Mabel (con la voz quebrada): “Pero lo intenté. Hice todo lo que pude…”

Ford (interrumpiéndola, con tono severo): “Intentar no es suficiente, Mabel. Si no puedes manejar la presión ahora, ¿cómo enfrentarás desafíos más grandes en el futuro?”

El dolor de sus palabras se filtró en cada rincón de su corazón. Era como si todas las expectativas que tenía de ella estuvieran en sus hombros, aplastándola.

Melissa (con una mirada dura): “Lo que necesitamos es que comprendas que siempre hemos estado aquí apoyándote, pero no podemos seguir haciéndolo si tú no te esfuerzas. Quiero que sepas que siempre podemos perder a una hija, pero lo que no podemos permitir es ver que no se esfuerza por ser la mejor.”

Mabel sintió cómo las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos, y antes de que pudiera contenerlas, se deslizaron por sus mejillas. La sensación de decepción era abrumadora, y esas últimas palabras de su madre la dejaron completamente destrozada.

Mabel (sollozando): “Pero... yo solo quería hacerlo bien...”

Ambos padres, al ver la tristeza de su hija, intercambiaron miradas. Sin decir más, se dieron la vuelta y salieron de la habitación, dejando a Mabel sola con su dolor.

Mientras las puertas se cerraban detrás de ellos, Mabel se cubrió el rostro con las manos y rompió a llorar. En ese momento de soledad, el peso de la decepción y el sentimiento de no ser suficiente la abrumaron, resonando en su mente mientras deseaba poder ser la hija que sus padres esperaban que fuera.

La puerta de la enfermería se abrió de golpe, revelando a Dipper y Lincoln. Al ver a su hermano entrar, Mabel sintió que su corazón se encogía. Estaba segura de que Dipper vendría con burlas y críticas, mientras que la mirada de decepción de Lincoln la atormentaba. Se preparó para lo peor, pero cuando Lincoln la abrazó de inmediato, sintió una oleada de consuelo.

Dipper (con voz firme): “Mabel, ¿estás bien?”

Mabel (con la mirada baja): “Lo siento, Dipper. Lo arruiné todo otra vez. Siempre he sido un desastre.”

Dipper la miró con seriedad, pero había un destello de cariño en sus ojos. A pesar de todo, él no podía dejar de preocuparse por ella.

Lincoln (apretando su abrazo): “No digas eso, Mabel. Has hecho todo lo que pudiste. No te defines por esta pelea.”

Mabel se sintió un poco mejor, pero las dudas seguían asediándola. Se separó un poco del abrazo de Lincoln y miró a Dipper.

Mabel (con lágrimas en los ojos): “Dipper, ¿por qué sigues apoyándome después de todo lo que te he dicho? Siempre he sido el orgullo de la familia, y he fallado. ¿Por qué no estás decepcionado?”

Dipper se tomó un momento para responder, sus ojos se suavizaron mientras consideraba sus palabras.

Dipper (con voz cálida): “Mabel, aunque a veces digas cosas duras, eso no cambia lo mucho que te quiero. Todos cometemos errores, y yo he tenido mis propios fracasos. Pero lo importante es aprender de ellos y seguir adelante. Siempre estaré aquí para apoyarte, sin importar qué.”

Lincoln asintió en acuerdo, sintiendo que las palabras de Dipper resonaban en su propio corazón.

Lincoln (sonriendo): “Tú eres una guerrera, Mabel. No dejes que un tropiezo te haga sentir menos. Eres increíble, y todos lo saben.”

Mabel sintió que la calidez de sus palabras comenzaba a curar sus heridas. Aunque la decepción aún pesaba en su pecho, el amor y el apoyo de sus hermanos la motivaron a seguir adelante.

Mabel (sonriendo a través de las lágrimas): “Gracias, chicos. No sé qué haría sin ustedes.”

Dipper (sonriendo de vuelta): “Siempre estaremos a tu lado, Mabel. Recuerda que la familia siempre se apoya entre sí.”

El ambiente en la enfermería se sintió un poco más ligero, y Mabel supo que, aunque la derrota había dolido, con el amor de su familia a su lado, podría superar cualquier desafío que se le presentara.

Después de unos minutos de reconfortar a Mabel, la tensión en la enfermería se disipó lentamente. Mabel, con una sonrisa traviesa, volteó hacia Lincoln, su mirada brillando con una mezcla de emoción y determinación.

Mabel (con voz juguetona): “Lincoln, tengo una sorpresa para ti. Bueno, más bien, una parte de mi regalo adelantado.”

Antes de que Lincoln pudiera responder, Mabel se inclinó hacia él y le dio un suave beso en la mejilla. Lincoln se quedó paralizado, sus ojos abriéndose de par en par por la sorpresa. Dipper, que estaba observando la escena, sintió que sus propias cejas se levantaban con incredulidad.

Lincoln (tartamudeando): “¿Eh? Mabel, ¿qué fue eso?”

Mabel (riendo suavemente): “Solo un pequeño adelanto, conejito. Quería que supieras cuánto significas para mí.”

Dipper, sintiendo que la incomodidad se apoderaba de la situación, cruzó los brazos y observó con una mezcla de asombro y diversión.

Dipper (bromeando): “Así que eso es lo que haces cuando pierdes, ¿eh? No sé si eso debería ser una recompensa o un castigo.”

Mabel se echó a reír, disfrutando de la reacción de su hermano mientras Lincoln aún se encontraba en un estado de sorpresa. La risa de Mabel era contagiosa, y poco a poco, la tensión en el aire se desvaneció.

Lincoln (recuperándose lentamente): “Bueno, creo que me gusta este tipo de regalo, aunque no esperaba eso después de la pelea.”

Mabel (con una sonrisa cómplice): “Bueno, siempre hay tiempo para dar amor, incluso después de una derrota. ¡Y todavía tengo más sorpresas para ti!”

Dipper no pudo evitar sonreír ante la emoción de su hermana, mientras la enfermería se llenaba de un ambiente más ligero y alegre. Mabel había transformado un momento de tristeza en uno de alegría y complicidad, mostrando que, a pesar de las dificultades, siempre había espacio para el cariño en su familia.

Desde la sala médica, Lincoln, Mabel y Dipper observaban la siguiente pelea a través de una ventana amplia que daba a la arena. El ambiente era eléctrico, con el murmullo de la multitud resonando en sus oídos. Mabel, aún recuperándose de su propio combate, se acomodó en la cama mientras Dipper se sentaba en una silla, apoyando los codos en sus rodillas y mirando atentamente.

Lincoln (con preocupación): “Espero que Azula no se pase de la raya. Después de lo que le hizo a Mabel…”

Dipper (asintiendo): “Sí, no quiero que nadie más salga lastimado. Esta competencia se está volviendo más intensa de lo que esperaba.”

Mabel, a pesar de su reciente derrota, se mostró intrigada por el combate que se estaba desarrollando. Observó con atención cómo las siguientes competidoras se preparaban para la pelea.

Mabel (con una sonrisa de determinación): “¡Vamos, chicas! ¡Denlo todo! ¡No se rindan!”

Desde su posición, Lincoln pudo ver cómo la próxima pelea comenzaba a tomar forma. Las luces del escenario brillaban intensamente, enfocándose en las dos competidoras que se enfrentaban: una con una actitud feroz y la otra con una concentración implacable.

Lincoln (más animado): “¿Quiénes son las participantes esta vez?”

Dipper (mirando la pantalla): “Parece que es Taylor contra Violeta. Ambas son fuertes, pero no estoy seguro de quién ganará.”

La sala médica vibraba con la energía del combate que estaba a punto de comenzar. Mabel, emocionada, se recostó un poco más en la cama, apoyando su cabeza en el respaldo.

Mabel (con entusiasmo): “¡Esto va a ser genial! Aunque estoy un poco celosa de que no pueda estar compitiendo. ¡Quiero volver a la acción!”

Lincoln miró a Mabel y le dio una sonrisa alentadora, recordando el espíritu indomable de Mabel, que siempre encontraba una manera de levantarse, sin importar los contratiempos.

Lincoln (sonriendo): “Cuando estés lista, sé que volverás más fuerte. Y siempre estaré aquí para apoyarte.”

Dipper (bromeando): “Y yo para recordarles a todos quién es realmente la mejor en esta familia.”

Mabel se rió, y aunque aún sentía el peso de la decepción, la emoción del próximo combate les devolvía un poco de energía. Mientras la pelea comenzaba, los tres se concentraron en la acción, la adrenalina fluyendo a través de ellos a medida que la siguiente ronda de competidoras se desataba en la arena.

El ambiente en la arena estaba cargado de energía mientras el director se acercaba al micrófono, listo para presentar la próxima pelea. Los espectadores aplaudían y vitoreaban, creando una atmósfera de anticipación palpable. En la sala médica, Lincoln, Mabel y Dipper también se preparaban para observar el nuevo enfrentamiento.

Director (con una voz potente): “¡Atención, atención! Estamos listos para la siguiente pelea de esta emocionante competencia. ¡Prepárense para un enfrentamiento épico entre dos de las mejores competidoras de este torneo!”

El público estalló en vítores y gritos mientras el director continuaba.

Director: “En la esquina izquierda, tenemos a la formidable Taylor, conocida por su astucia y rapidez en combate. ¡Denle una calurosa bienvenida!”

Las luces se enfocaron en Taylor, que se encontraba en la esquina, con una expresión decidida. La multitud la animaba, y ella levantó los brazos en señal de agradecimiento, mostrando confianza.

Director: “Y en la esquina derecha, la poderosa Violeta, que ha demostrado su fuerza en cada pelea hasta ahora. ¡Un aplauso para ella!”

La atención se volvió hacia Violeta, quien se acomodó en su posición, con una mirada intensa y lista para la acción. Su presencia era imponente, y el público respondió con entusiasmo.

Director: “¡Que comience la pelea! ¡Competidoras, ¡prepárense!”

Lincoln, Mabel y Dipper se inclinaron hacia adelante, ansiosos por ver cómo se desarrollaría el enfrentamiento entre Taylor y Violeta. El sonido de la campana resonó, marcando el inicio de la lucha, y la tensión en el aire era palpable. Ambos luchadores se movieron rápidamente, listos para dar lo mejor de sí en esta emocionante contienda.

La pelea comenzó de manera explosiva, con la campana resonando en la arena. Violeta y Taylor se lanzaron a la acción, cada una buscando establecer su dominio desde el principio.

Violeta se movía ágilmente, levantando sus escudos con precisión para bloquear los rápidos ataques de Taylor. Con cada golpe que se acercaba, ella respondía con destreza, creando una barrera protectora que la mantenía a salvo de los embates de su oponente.

Violeta (concentrada): “No puedo dejar que me sorprenda. Debo anticipar sus movimientos.”

Taylor, por su parte, se movía rápidamente de un lado a otro, tratando de encontrar un ángulo vulnerable en la defensa de Violeta. Cada ataque era un destello de energía y velocidad, y aunque sus golpes eran poderosos, Violeta parecía tener la situación bajo control.

Taylor (desafiante): “¡Vamos, Violeta! ¡Eso no es suficiente! Necesitas ser más rápida que eso!”

El público estaba al borde de sus asientos, animando a sus luchadoras mientras Violeta seguía bloqueando los ataques, sintiendo la presión de tener que demostrar su fuerza. Las chispas volaban mientras los escudos chocaban contra los puños de Taylor, creando un espectáculo visual impresionante.

A medida que la pelea avanzaba, la estrategia de Violeta se volvía cada vez más evidente: usar sus escudos para agotar a Taylor, esperando el momento perfecto para contraatacar. Pero Taylor no se rendiría tan fácilmente, y la batalla prometía ser una prueba de resistencia y habilidad para ambas.

La pelea comenzó a intensificarse cuando Violeta, con una mirada decidida, se enfrentó a Taylor. Desde el inicio, Taylor lanzó una serie de ataques rápidos, pero Violeta se mantuvo ágil, cubriendo cada uno de los golpes con sus escudos.

Taylor (concentrándose): “No puedo dejar que me gane la defensa. Tengo que encontrar una forma de atacarla.”

De repente, Violeta hizo un movimiento inesperado. Con un giro rápido, desapareció frente a todos, sumergiéndose en la invisibilidad. El público estalló en murmullos, asombrado por la repentina desaparición de la competidora.

Taylor (desconcertada): “¿Dónde está? Esto no puede estar pasando…”

Al ver que no podía encontrar a su oponente, Taylor sintió que la ansiedad comenzaba a apoderarse de ella. En ese momento de duda, Violeta reapareció detrás de Taylor, lanzando un golpe contundente que la mandó volando hacia el cielo. La sorpresa y el miedo llenaron los ojos de Taylor mientras perdía el control de su caída.

Antes de que pudiera recuperarse, Violeta aprovechó la oportunidad y lanzó dos escudos hacia ella. Los escudos volaron rápidamente, impactando a Taylor y estrellándola contra la pared de la arena. El estruendo del golpe resonó por todo el lugar, dejando a todos en shock. La audiencia quedó boquiabierta ante la ferocidad y la rapidez de Violeta, que no le dio a Taylor la oportunidad de defenderse.

Violeta (con confianza): “A veces, el ataque más efectivo es el que no se ve venir.”

Mientras el árbitro se acercaba para evaluar a Taylor, el público estalló en aplausos, impresionado por la demostración de habilidad y estrategia de Violeta. La pelea había terminado de manera rápida y decisiva, dejando a todos con la certeza de que Violeta era una competidora formidable.

Después de que la pelea entre Violeta y Taylor concluyó, el ambiente en la arena se llenó de emoción y expectativa. Violeta se puso de pie, respirando con satisfacción, y levantó los brazos en señal de victoria, dirigiéndose al público con una sonrisa confiada.

Violeta (gritando con entusiasmo): “¡Esa fue una victoria rápida y fácil! ¡Agradezcan que no fui más dura!”

Los aplausos y vítores del público resonaron en la arena, reconociendo su impresionante actuación. Violeta disfrutó del momento, sabiendo que había demostrado su valía. Mientras tanto, el director, con un micrófono en mano, se preparó para anunciar la siguiente pelea.

Director (con voz enérgica): “¡Felicidades a Violeta por su victoria! Ahora, pasamos a la siguiente pelea: ¡Stella contra Anne!”

El público se puso de pie, emocionado por el nuevo enfrentamiento. Anne, decidida y lista para luchar, miró a Stella, que la observaba con una mezcla de confianza y competitividad.

Anne (con determinación): “Esta vez, no dejaré que me intimiden. Voy a dar lo mejor de mí.”

Stella (sonriendo): “No te preocupes, Anne. Esto será divertido.”

El ambiente en la arena se volvía más tenso a medida que ambas competidoras se preparaban para el combate. Los espectadores podían sentir la energía en el aire, anticipando una pelea llena de estrategia y habilidades únicas.

Director: “¡Que comience la pelea!”

Con esa declaración, la pelea entre Stella y Anne dio inicio, y todos los ojos estaban fijos en la arena, listos para presenciar un nuevo espectáculo de poder y destreza.

La pelea entre Stella y Anne comenzó con una explosión de energía, ambas competidoras se lanzaron al ataque casi al unísono, mostrando un nivel de habilidad que dejó a todos en las gradas impresionados.

Stella, con su habilidad para manipular la luz, empezó a crear destellos brillantes alrededor de ella, buscando desorientar a su oponente.

Anne, por su parte, usó su agilidad para esquivar los destellos, manteniéndose en movimiento mientras lanzaba proyectiles de energía a su alrededor. Ambas se mostraban igualadas, intercambiando golpes y estrategias con rapidez.

Stella (gritando): “¡No creas que será tan fácil vencerme!”

Anne (sonriendo con confianza): “¡Yo tampoco me lo creo!”

El público observaba con atención, emocionado por la igualdad en la pelea. Cada golpe, cada esquiva y cada ataque estaba meticulosamente calculado, lo que hacía que la competencia fuera aún más intensa.

A medida que la pelea avanzaba, ambas luchadoras mostraban su fuerza y determinación, sin ceder terreno. Los espectadores estaban en la cuerda floja, disfrutando de cada momento de esta batalla igualada entre dos talentosas competidoras.

La pelea entre Anne y Stella estaba en su punto más álgido, con ambas luchadoras intercambiando ataques y defensas. Anne, sintiendo que necesitaba acelerar las cosas y demostrar su verdadera fuerza, decidió liberar una parte de su poder.

Anne (determinada): “¡Ya es hora de que gane este torneo!”

Con un grito que resonó en toda la arena, una oleada de energía se desató de su cuerpo, envolviéndola en un resplandor brillante. La intensidad de su poder la llenó de confianza y fuerza. Sin perder un segundo, extendió su mano hacia Stella, lanzando un potente rayo de energía que la golpeó de lleno.

Stella (gritando): “¡No!”

El impacto fue abrumador, y Stella fue mandada volando por los aires, chocando contra el suelo con un estruendo que dejó a todos los espectadores en shock. La arena se sacudió por el poderoso golpe, y muchos pensaron que Stella ya no podría levantarse.

Con dificultad, Stella intentó incorporarse. Su cuerpo estaba adolorido y apenas podía mantenerse en pie, pero su espíritu de lucha no se había apagado.

Stella (jadeando): “No… no puedo dejar que esto termine así…”

Con esfuerzo, Stella se levantó, tambaleándose mientras se preparaba para continuar la pelea. Aunque estaba al borde de la derrota, su determinación brillaba con fuerza. Anne, por su parte, se sintió motivada al ver que su oponente aún tenía ganas de luchar, preparándose para dar el golpe final que aseguraría su victoria en el torneo.

Mientras Anne observaba a Stella levantarse con gran dificultad, una mezcla de sorpresa y admiración la invadió. No podía entender cómo, a pesar de haber recibido un golpe tan potente, su oponente aún se mantenía en pie.

Anne (pensando): “¿Por qué sigue de pie? Esa fue una de mis mejores técnicas… y ni siquiera he liberado mi verdadero poder.”

La confusión llenaba su mente mientras contemplaba la situación. Sabía que Stella era una luchadora fuerte, pero nunca había imaginado que podría resistir un ataque tan devastador. Aun así, Anne sentía que tenía la ventaja y que podía dar el siguiente paso.

Anne (determinada): “Si no se rinde, entonces yo tampoco lo haré. ¡Es hora de mostrarle de qué estoy hecha!”

Con la decisión firme de liberar más de su poder, Anne se concentró, sintiendo cómo su energía comenzaba a crecer dentro de ella. La arena vibraba a su alrededor mientras se preparaba para ejecutar un ataque aún más poderoso, decidida a demostrar que podía superar a Stella y ganar el torneo de una vez por todas.

Desde la sala médica, Lincoln observaba la pelea con una mezcla de asombro y preocupación. Cuando vio a Stella levantarse con tanta dificultad tras los poderosos golpes de Anne, su corazón se detuvo por un momento. No podía creer que su amiga estuviera sufriendo de esa manera.

Lincoln (pensando): “¿Qué le pasó a Stella? No puedo creer que aún esté en pie después de todo lo que ha soportado.”

La expresión de Lincoln se tornó grave mientras se frotaba las manos nerviosamente. La imagen de Stella esforzándose por mantenerse en pie, a pesar del dolor evidente en su rostro, lo impactó profundamente. Se sintió impotente, deseando poder hacer algo para ayudarla, aunque estaba atrapado en la sala médica.

Lincoln (murmurando para sí mismo): “Vamos, Stella. Tienes que encontrar la fuerza para levantarte. No dejes que esto te detenga.”

Sus pensamientos estaban llenos de preocupación. No solo se trataba de la competencia, sino también del bienestar de sus amigos. Quería que todos estuvieran bien y que Stella no se rindiera, a pesar de lo que estaba enfrentando en ese momento. Mientras la batalla continuaba, Lincoln sabía que debía confiar en la fortaleza de Stella, deseando que pudiera demostrar su verdadero potencial.

La batalla se intensificaba en la arena, y la mirada de todos estaba fija en Stella, quien temblaba visiblemente frente a Anne. Su cuerpo estaba cubierto de moretones y su respiración era entrecortada, pero a pesar del dolor, seguía de pie, mostrando una tenacidad admirable.

Stella (con voz temblorosa): “No... no me rendiré...”

Lincoln, desde la sala médica, sintió un nudo en el estómago al ver a Stella en ese estado. La admiración que sentía por su valentía se mezclaba con una profunda preocupación. Su corazón latía con fuerza mientras observaba a su amiga luchar contra sus propios límites.

Lincoln (pensando): “Vamos, Stella, tú puedes hacerlo. Eres más fuerte de lo que crees...”

Anne, también notando el esfuerzo sobrehumano de Stella, sintió un respeto creciente hacia ella. Sabía que su rival estaba al borde del colapso, y el hecho de que se mantuviera en pie era digno de admiración.

Anne (gritando): “¡Stella, no te rindas! ¡Puedes superar esto!”

Aun así, el temblor en las piernas de Stella se hizo más evidente. La presión de la pelea, combinada con sus heridas, había comenzado a hacer mella en su resistencia. Aun así, ella luchaba por mantenerse firme, recordando por qué estaba allí y lo que estaba en juego.

Stella (pensando): “Debo seguir... No puedo dejar que mi esfuerzo sea en vano...”

El silencio se apoderó de la arena mientras todos los espectadores contenían la respiración, esperando ver si Stella encontraría la fuerza para levantarse y continuar la pelea.

La batalla había llegado a su fin de manera abrupta. Con un último golpe resonante, la energía liberada por Anne se estrelló contra Stella, dejando a todos en la arena en un profundo silencio.

El eco del impacto reverberó, como si el tiempo mismo se hubiera detenido. La multitud contuvo la respiración al ver a Stella caer al suelo, su cuerpo golpeando la arena con un sonido sordo. Un estremecimiento recorrió a los presentes mientras procesaban lo que acababa de suceder.

Lincoln, que observaba desde la sala médica junto a Mabel y Dipper, se quedó en shock, sus ojos fijos en su amiga desplomada. Su corazón latía con fuerza, y una sensación de impotencia lo invadió. Mabel, también afectada por la situación, apretó la mano de su hermano, compartiendo su preocupación.

Lincoln (pensando): “No, Stella… ¡tienes que levantarte!”

La arena estaba cubierta de un silencio denso, como si el universo mismo se estuviera conteniendo la respiración. Anne, aunque había ganado la pelea, miraba a Stella con una mezcla de triunfo y remordimiento. La tensión en el aire era palpable, y el murmullo de la multitud comenzaba a crecer, llenando el vacío que dejó el impacto.

El director, con una voz grave y autoritaria, rompió el silencio.

Director: “La pelea ha terminado. Anne es la ganadora.”

Los aplausos se hicieron más suaves, pues la victoria se sentía agridulce. Anne se acercó cautelosamente a Stella, sintiendo la presión de las miradas a su alrededor. Era un momento que cambiaría el curso del torneo y dejaría una marca en todos los que habían presenciado esa intensa batalla. Mientras tanto, Lincoln se dirigía rápidamente hacia donde yacía Stella, dispuesto a asegurarse de que estuviera bien.

Fin del capítulo

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