Capítulo 21. Theodore Grey
Theodore Grey.
.
.
.
Es asqueroso. Como, realmente asqueroso. Al menos con papá y mamá ya estoy acostumbrado a verlos tocarse y compartir saliva.
¿Pero con mi hermanita y Jamie? Quiero vomitar.
Apenas pongo un pie dentro de la cocina, ambos se apartan de un brinco y fingen que no se han estado besando los últimos cinco minutos. Y evitar mirarme los hace más culpables.
—Entonces... —jamie carraspea—. ¿Cuál es esa banda de rock que te gusta?
Veo a Phoebe fruncir las cejas antes de que abra la puerta del horno y saque dos trozos de pizza, los pongo en platos con servilletas, luego salgo de la cocina.
Sé que ellos van a besarse de nuevo, y será una maldita tarde larga justo como lo fue ayer, y antier. Y desde la fiesta de cumpleaños de Phoebe.
Regreso a la sala donde estoy jugando videojuegos, sabiendo que Phoebe ya debe estar de nuevo sobre Jamie por los próximos minutos y pongo los platos en la mesita. Harry aparta la vista de la pantalla para mirarme.
—¿Aún lo hacen?
—Si. —gruño, pero me llevo mi pedazo de pizza a la boca—. Es tu turno.
Mi hermano menor revisa el reloj que lleva en la muñeca y vuelve la vista a su juego porque nos hemos turnado la última hora para irrumpir en la cocina cada cinco minutos.
Termino de comer mi pizza lo más rápido que puedo para desocupar el plato y darle a Harry otra excusa para entrar ahí. La alarma de su reloj pita.
—Sigues. —le entrego el plato y le arrebato el control del xbox—. Asegúrate que sigue caliente y tráeme un refresco.
Me mira con fastidio, pero se dirige a la cocina haciendo todo el ruido posible para alertar a los tortolitos. Debería hacer lo mismo, pero me gusta ver la cara de miedo de Jamie cuando cree que soy papá.
Ni siquiera estoy disfrutando el juego como debería porque cada vez que termino una misión, ya es mi maldito turno de volver y Harry me hace perder. Carajo, mis hermanos son un fastidio.
Estoy terminando la segunda misión cuando echo de menos mi refresco. ¿Por qué rayos Harry está tardando tanto con mi refresco?
—¡Harry! —le grito para que se apure—. ¡Me estoy ahogando aquí!
Doy clic para comenzar la siguiente ronda en mi juego, pero ese trozo de pizza comienza a atorarse, mi pequeño hermano debe haberse distraído con algo.
Pongo pausa y lanzo el control al sofá antes de dirigirme a la cocina. Cuando entro, veo a Jamie en un extremo de la mesa mirando fijamente su pizza y en el otro extremo, Phoebe le dedica una mirada furiosa a nuestro hermano.
—Harry, olvidaste mi refresco. —me quejo.
Él hace una seña a las latas en el centro de la mesa.
—Estoy cansado de ir y venir, me voy a quedar aquí a terminar de comer hasta que Jamie se vaya.
—¿Qué? —gruñe Phoebe.
Muy sutil, Harry. Pero supongo que tiene razón, yo también agarro otro trozo de pizza y la bebida para sentarme en la mesa frente a él. Jamie y Phoebe en extremos opuestos.
—¡Ustedes son tan molestos! —se queja—. ¡Vayan a jugar y déjenme sola!
Yo la miro, pero Harry los ignora.
—Me gustaría mucho hacerlo, pero papá nos ofreció un pago por vigilarlos, así que aquí nos quedamos. —toca el brazo de Jamie y le señala el horno donde tenemos la pizza tibia—. ¿Me alcanzas otra rebanada?
Mi mejor amigo encoge sus hombros antes de levantarse y tomar el pedazo de pizza, trayendo uno para él. Phoebe sigue mirándonos con la furia grabada en su cara.
—Papá y mamá dijeron que confiaban en mí.
Cierto, lo dijeron. Aún estoy procesando el hecho de que papá le va a dar dinero a Harry cuando a mí solo me ordenó que la vigilara.
—Pero no confía en el buen Jamie. —Harry hace una mueca—. Lo siento, hombre.
Mi hermana golpea sus uñas contra la madera de la mesa, luego suspira con resignación. Sale de la cocina, pero todos escuchamos sus pasos contra la escalera cuando sube a su habitación.
Creí que se quedaría ahí haciendo berrinche, pero ella baja un par de minutos más tarde y pone un billete de 20 sobre la mesa.
—Les daré más si nos dejan solos por media hora.
Miro mi propio reloj. Mamá será la primera en llegar, en exactamente 30 minutos y sé que ella lo sabe. Antes de que pueda asentir en acuerdo, Harry se estira sobre la mesa y toma el billete.
—Hecho.
Toma su bebida y sale de la cocina hacia la sala donde dejamos nuestro juego. Hago lo mismo y lo sigo porque estoy molesto que papá haya confiado en él y no en mí.
—¡Harry! ¿Cuánto dinero te ofreció papá?
Mi hermano se siente y quita la pausa del juego con una gran sonrisa.
—Oh, no lo hizo.
¿No?
—¿Pero te dijo que cuidáramos a Phoebe y Jamie?
—No, tampoco.
—¿Entonces por qué le dijiste eso a Phoebe?
Harry vuelve a pausar y se ríe.
—La conoces, no hay forma de separarla de él mientras esté aquí. No la quiero aquí estorbando mi juego, y de todas formas necesito dinero.
Pequeño cabrón.
—¿Le cobraste a Phoebe por algo que yo debería hacer gratis?
—Si. —toma el dinero del bolsillo de su camisa y lo agita frente a mí—. ¿Quieres más pizza? Yo invito.
Agh, carajo. Ya no sé cuál de ellos dos debería preocuparme más. Al menos Phoebe solo está encaprichada con Jamie, ¿Pero Harry? Espero que el dominio mundial no esté en sus planes.
Me recuesto en el sofá con cansancio y dolor de cabeza.
—Si, ¿Por qué no? Quiero pizza caliente y no tener qué levantarme cada cinco minutos. —tomo mi teléfono para hacer el pedido—. Y si papá pregunta, estuve en medio de ellos todo el jodido tiempo.
—¡Entendido!
Vuelvo a tomar el control y reinicio mi partida, sabiendo que al menos en esto estamos unidos: no hacer enojar a papá.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro