Capítulo 106. Theodore Grey
En este trabajo, las cosas pueden irse a la mierda demasiado rápido. Como ahora...
—¡Theodore! ¡Jason! —escucho la voz de mamá y giro para mirarla, porque por supuesto es de las primeras en llegar—. ¿Qué paso? ¿Están bien?
Ella me mira de arriba a abajo, luego dentro de la barricada que Jase y yo creamos en torno a los dos vehículos en el centro de la intersección. A primera vista parece solo un accidente entre dos autos, pero no lo es.
—Estamos bien, jefa. —uso mi voz formal para dirigirme a ella—. Detuvimos a la suv gris en el retén de la salida, son dos chicos universitarios. Todo parecía bien hasta que notamos un olor a hierba y decidimos revisar el auto.
Señalo a la distancia, al auto que está volcado sobre su costado y a los chicos que sostienen armas contra civiles.
—Se pusieron nerviosos, aceleraron y chocaron contra esta otra camioneta familiar que llevaba la preferencia. —hago una pausa para que ella observe la escena completa, con las otras dos auto patrullas custodiando el perímetro—. Tomaron a la familia como rehen en su intento de huir.
—Carajo. —suspira mamá—. Odio las situaciones de rehenes.
Lo sé.
La última vez que estuvimos en una, mi cuñado Jamie resultó herido y mi hermana casi se vuelve loca.
—¿Jamie viene en camino?
—Si. Le dije que su papá también viene, supongo que imagina lo que está pasando.
—Bueno, rayos. Tu papá se está volviendo un poco loco de saber que Phoebe podría aparecer por aquí ahora que comenzó a hacer sus prácticas como enfermera de urgencias.
Carajo. Esto ya empieza a parecer una reunión familiar en lugar de una intervención de la policía de Seattle. Aunque supongo que eso pasa cuando todos ellos son tu familia.
La sirena de un auto patrulla se hace más fuerte conforme avanza y se detiene de forma abrupta unos metros atrás, las llantas rechinan cuando frena.
No tengo que mirar para saber que es papá y el señor Sawyer, su conducción lo delata.
—¿Qué está pasando? —gruñe papá acercándose, su cabello castaño salpicado de canas está medio revuelto por pasarse las manos.
—Tenemos dos rehenes, dos sospechosos. —mamá señala con un gesto—. Ted, dame un chaleco, me voy a acercar .
—¿Qué? —gritamos papá y yo.
Aunque papá parece mucho más afectado, yo entiendo la posición en la que ella se encuentra como jefa de la policía.
—De ninguna jodida manera, Cerecita. Envía al maldito jefe de los azules.
Mamá gira para mirar a Corey detrás de ella y papá imita su movimiento, lo observan hablar por radio con quién sea que lo haga.
El señor Sawyer se acerca con su maletín largo en la mano.
—¿A quién voy a matar?
Mamá pone los ojos en blanco, papá solo parece exasperado y Jase mira al padre de Jamie como si fuera Stallone.
Mamá corrige al señor Sawyer y dirige el asunto.
—A nadie, Luke. Preferiría que todo mundo respirara cuando esto acabe, pero tenemos a dos secuestradores en este momento. En caso de ser necesario, ¿Podrías hacer un tiro?
Ella señala a la calle y yo también miro porque creí que los francotiradores necesitaban subir a edificios o algo así. Aquí en medio de la carretera solo hay asfalto y más autos.
Luke Sawyer también mira la calle con las cejas arqueadas por encima de sus gafas oscuras.
—Puedo hacer cualquier tiro, señora Grey. Pero no me pidas que me tire al piso porque eso no sucederá. —se señala a si mismo—. Estoy vestido para mi cena de aniversario.
Bueno, vaya. Estoy tan sorprendido como papá y mamá, que tienen idénticas expresiones de sorpresa. Y si el tío Luke pudo hacer funcionar un matrimonio, estoy jodidamente seguro de que yo también puedo.
Matrimonio.
Toda mi adolescencia creí que jamás me casaría, estaba demasiado ocupado persiguiendo chicas y soñando con una vida de soltero que jamás me visualicé de esa forma, hasta Jenny.
Por supuesto que eso tiene que ver con que mi novia virgen quiere esperar hasta el matrimonio para tener sexo, lo que debe ser una maldita puta broma del universo o una patada kármica en el culo.
—Mierda. —digo y todos giran para mirarme. Finjo que estaba pensando totalmente en la situación de los rehenes—. Necesitamos un negociador para distraerlos, ¿No?
Mamá ladea la cabeza.
—Y esa sería yo. —les dirige una mirada lenta a papá, al señor Sawyer y a mi—. Dios sabe que si los envío a ustedes, los secuestradores terminaran por dispararse ellos mismos.
No veo lo malo en eso.
El sonido de otro auto acercándose a toda velocidad nos hace girar para mirar, justo a tiempo para ver a Jamie estacionando detrás de la patrulla, con Reynolds trayendo dos maletines que lucen pesados.
—Papá, señor Grey. —asiente rápidamente—. ¿Qué está pasando? ¿Por qué estoy aquí?
Mi amigo mira a su padre y al maletín largo que lleva en las manos, y comprende lo que significa. La barricada creada con el auto volcado no oculta el hecho de que dos chicos usan a una familia como escudo humano.
—Por eso. Necesito que ambos se coloquen en posición en caso de que esto vaya mal después de que me acerque a ellos. ¿Corey? ¡Mi chaleco!
Papá intenta discutir mientras el jefe de los azules trae el chaleco antibalas para mamá, pero lo único que recibe es una mirada dura y una ceja arqueada. Exhalo profundamente antes de dar un paso adelante.
—Jefa, mamá, déjame a mi hacerlo.
Todos se detienen y me miran, incluso el maldito Reynolds.
—¿Qué dijiste? —papá tampoco lo cree.
—Dije que yo hablaré con ellos.
Agh, mierda.
—Estoy muy ofendido por el hecho de que no confíen en mí, ¡Pero puedo hacerlo! —le arrebato de las manos el chaleco a Corey—. Nadie más ha escuchado tanto los discursos de mamá como yo.
El puto Reynolds se ríe mientras papá se pellizca el puente de la nariz.
—Bueno, sé que alguien tiene qué hacerlo y definitivamente no será tu madre. —papá siempre tan comprensivo—. ¿Estás seguro de querer hacerlo?
No puedo echarme atrás ahora.
—Si.
Mamá exhala lentamente con resignación, luego les hace una seña a ambos Sawyer.
—Colóquense en posición. Cuando lo hagan, Teddy se acercará.
Mientras todos van a prepararse, me pongo el chaleco y tomo el móvil de mi bolsillo para mandarle un mensaje a mi preciosa novia porque, aunque confío en que todo irá bien, nunca se sabe cuándo podría complicarse todo.
*Jenny, nena, te amo. Eres lo mejor que me ha pasado en la maldita vida. Si todavía estoy en pie a las 8, ¿Te gustaría ir a cenar conmigo?*
Envío el mensaje y pongo el móvil en el bolsillo del pantalón, luego espero a que me den la señal para acercarme.
Como aprendí a hacerlo en la academia, me acerco lentamente y con las manos en alto, tratando de lucir calmado para los dos chicos problemáticos.
—Soy el oficial Ted Grey, no estoy armado, solo quiero hablar con ustedes. —eso capta la atención de los chicos y me miran, sus armas todavía sobre la aterrada familia.
—¿Y qué quieres? ¿Unirte a ellos? —el más alterado agita su pistola cerca de la cabeza de una mujer.
—En realidad, si. Llévame a mi y deja a la mujer y a los niños irse. De verdad no quieres complicar mucho más esto.
Ellos lo piensan por largos segundos antes de mirarse y negar con la cabeza. Si, no son tontos. Tomarme como rehen los pone en riesgo porque obviamente estoy capacitado para defenderme, sin mencionar que hace prácticamente imposible que salgan de esto.
Siguen dudando, sus rostros sudorosos y sus ojos rojos desorbitados solo hace visible que están bajo el efecto de alguna droga, lo que complica las cosas para todos porque los hace impulsivos.
—Anda, vamos hombre, hasta tengo mi propio auto para darte. —señalo la patrulla, pero el tipo ya está gruñendo—. O podemos tomar el auto de ellos, pero tienes qué dejarlos ir.
El chico que parece estar a cargo lo considera por otros segundos, luego asiente a su compañero y hacia mi. Su pistola se mueve en mi dirección con una orden.
—Dame tu chaleco.
¿Qué?
Hago un gesto exagerado para bajar las manos y tomar el chaleco de mis hombros, confiando en que el señor Sawyer y Jamie son tan buenos que no me van a disparar por accidente. Espero.
Me quito el chaleco y se lo lanzo, solo entonces deja ir a la mujer y yo señalo a los niños en el asiento trasero.
—¡Salgan de aquí, rápido! —la mujer se mueve mientras yo subo las manos y me acerco otro poco, intentando ahora liberar al esposo de la mujer.
—Ven aquí, manos arriba o todos se mueren. —dice el chico, sus dientes rechinan cuando habla y puedo sentir la tensión.
Levanto más las manos en alto, luego giro para darles la espalda y mirar a mis padres. Sé que esto no fue lo que planeamos, pero necesito que los secuestradores piensen que tienen el control de la situación. El cañón frío de una pistola se posa en mi frente segundos antes de que el padre de familia corra lejos.
—Bien, ahora tú te quedas, amigo. —empuja la pistola con más fuerza sobre mi cabeza—. No hagas ningún truco, estás atrapado.
Intento sonar inocente.
—Solo quiero ver si el auto está en condiciones de moverse, necesitamos algo veloz.
El otro chico gira para mirar el auto, pero el que me sostiene no se traga el cuento. Por fortuna estoy viendo hacia el frente y distingo el momento en que mamá levanta su radio y da la señal.
Entonces cierro los ojos y solo espero.
Y espero.
Dos disparos resuenan en el aire como uno solo, luego los dos chicos caen al suelo con un golpe sordo que me congela la sangre. Sin la presión del arma o el chico que se sujetaba de mi camisa, caigo de rodillas entre las manchas de sangre que se extienden por el pavimento.
—¡Ted! —escucho la voz de mamá y sé que se acerca—. Dios mío, ¿Estás bien?
Papá, mamá, Jase y todos los demás se acercan corriendo. Me enderezo para míralos, sintiendo la sangre caliente de los hombres salpicando mi cara y mi uniforme azul celeste. Mamá es la primera en arrodillarse.
—Hijo, ¿Estás bien?
—Si. —hago un gesto con la mano para restarle importancia—. Pero voy a necesitar un nuevo uniforme.
Mamá se obliga a sonreír mientras que papá me mira con una expresión tensa de labios apretados. Estoy malditamente asustado y muy seguro de que papá puede verlo en toda mi cara.
Reynolds está detrás de ellos hablando por teléfono, luego lo guarda.
—Ya viene una ambulancia en camino. ¿Necesitan algo más?
Papá y mamá se levantan justo a tiempo para ver a Jamie y su padre acercarse con los maletines en las manos. El señor Sawyer parece divertido mientras que Jamie luce tenso.
—Fue un maldito tiro perfecto, ¿Lo vieron? —Luke Sawyer sonríe de oreja a oreja—. Y mi chico lo hizo bien, estoy tan orgulloso de él.
Palmea el hombro de Jamie y eso parece sacarlo del trance en el que estaba, porque mira a todos con expresión seria y asiente antes de alejarse con Reynolds hacia su auto.
Mamá también los mira alejarse.
—Bueno, al menos nadie de ustedes resultó herido está vez. —suspira de alivio—. Y tal vez necesitemos mantener a la empresa de Jamie como un socio de la policía porque esto se está volviendo demasiado frecuente.
Apoya la mano sobre su frente, entonces se aleja para hablar con Corey y coordinar a los peritos y a los investigadores. Papá ya está llamando a la tía Leila y al tío Ethan para que vengan a tomar las fotos y hacer el proceso.
Como estoy cubierto de sangre, tengo qué esperar a que los paramédicos vengan a revisarme, y a la pobre familia en crisis que perdió su auto.
Es media tarde cuando por fin puedo ir a casa a lavarme la sangre y ponerme ropa limpia. Entro en mi habitación arrastrando los pies pero me detengo cuando Jenny se levanta de la cama para venir hacia mi.
—Ted, ¿Estás bien? ¿Qué pasó? ¿Por qué me enviaste ese mensaje? —sus ojos se mueven por mi rostro y mi uniforme cubierto de sangre, y yo detengo su mano antes de que pueda ensuciarse.
—Día difícil, nena. Pero estoy bien, no es mi sangre. Solo necesito una ducha y dormir las próximas 12 horas.
Su expresión cae y no me detiene mientras comienzo a quitarme las botas, los calcetines y luego la camisa ensangrentada. Pensé que saldría de la habitación, pero en lugar de eso, se acerca a ayudarme con la hebilla de mi cinturón.
—Eres muy valiente, Ted. Estoy segura de que te pusiste en riesgo por alguien más, y eso es algo que me encanta de ti.
Mi preciosa chica intenta reconfortarme, y eso me hace querer sonreír.
—¿Te gusta que sea la carnada? —me burlo.
—No, tonto. Me gusta que no seas egoísta y pienses en proteger a los demás, eso te hace un hombre maravilloso.
Y un policía muy tonto, estoy seguro. ¿Pero qué más da? Tuve dos ejemplos extraordinarios mientras crecía.
Tomo las manos de mi novia y las sostengo fuerte contra mi pecho, buscando sus ojos para que sepa que hablo en serio.
—Nena, lo único en lo que podía pensar mientras estaba ahí con esa pistola en mi cabeza es en lo mucho que te amo y lo afortunado que soy de tenerte. Después de un día como hoy, solo quiero volver a casa contigo.
Jenny sonríe, pero todavía no he terminado. Tengo algo más qué decir.
—Jennifer Mariane Lindwood, ¿Te casarías conmigo?
.
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¡El final está cerca! 🥹
💙✨
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