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Capítulo 101. Madison Sawyer

Tan pronto como terminamos la cena, mi hermanito recoge los platos de la mesa y los lleva a la cocina para lavarlos, lo que me deja a solas con mi cuñada.

—Entonces... —dice Phoebe con una pequeña sonrisa—. ¿Has hablado con Liam?

¿Cómo? ¿Liam? Oh, no.

—No desde que se fue. —me apresuro a decir antes de que haga otra pregunta—. Mira, aprecio que intentes darme ánimo, pero no veo cómo hablar de Liam va a arreglar mi situación.

Esperaba que eso la hiciera retroceder, pero en lugar de eso, mi cuñada se inclina para hablarme.

—Mads, lamento mucho que pasara esto con tu prometido, no me imagino cómo se debe sentir algo así. Pero también creo que pasó por alguna razón, tal vez algo más grande e importante.

Mi ceño se frunce por su lógica.

—Pasó porque Brian es muy idiota infiel, es todo. —sacudo la cabeza, queriendo dejar de pensar en él—. Ahora ya no importa, pero si, es mejor saberlo ahora que después de habernos casado.

Mi respuesta no satisface a mi cuñada porque presiona los labios en una línea y arruga la nariz.

—Conozco a Li, ha estado enamorado de ti desde hace mucho tiempo y tu compromiso es la razón por la que se fue. Creo que él debería saberlo.

—Phoebe... —niego de nuevo sin querer herirla, pero necesito tiempo para procesar todo lo que pasó y no es junto para el pequeño de los Kavanagh—. Liam merece estar con una chica de su edad que esté en la misma etapa que él.

En edad y en pensamiento. Soy una mujer adulta y él un chico que apenas comienza a vivir. Phoebe me dedica una sonrisa ligera.

—Liam se merece estar con la mujer de la que ha estado enamorado desde que tenía 12.

Oh. Nos quedamos en silencio por algunos segundos, hasta que los pasos de mi hermano regresan y se detiene detrás de Phoebe.

—Hermana, puedes tomar la habitación de invitados.

—Y si quieres tomar una ducha caliente y relajante, hay toallas limpias en el armario. —agrega mi nueva hermana.

Les sonrío a ambos.

—Gracias, chicos. Y gracias también por todo lo demás, realmente no sé qué habría hecho si tuviera que seguir escuchando las excusas de Brian.

—Ese imbécil... —gruñe Jamie—. No pienses en ese cabrón y ve a descansar, hermana. Tienes todo nuestro apoyo.

Estiro la mano para alcanzar la de Phoebe y apretar su brazo en un gesto de agradecimiento, luego me pongo de pie y beso la mejilla de mi pequeño hermano. Los dos son muy amables en abrirme las puertas de su casa y darme un refugio temporal mientras salgo del shock.

Y por más que no quiera pensar en lo que descubrí esta tarde en la oficina de Brian, mi mente sigue repitiendo la escena una y otra vez, en un bucle interminable que me quita el sueño. Camino un poco, hago algo de ejercicio ligero para cansarme y obligarme a dormir.

Para cuando abro los ojos de nuevo ya salió el sol, así que reviso mi teléfono para ver la hora: 10 minutos después de las siete. Cómo de todas formas no planeo ir a trabajar, me quedo acostada en la cama hasta que es imposible ignorar el avance del día.

—Dios... —me paso las manos por la cara—. Necesito levantarme y arreglar este desastre.

Pero primero podría necesitar una taza de café. Así que me levanto, me pongo la ropa que llevaba ayer y bajo las escaleras esperando encontrar la casa en silencio dado que Jamie y Phoebe tienen cosas que hacer, pero mi hermano está sentado en la mesa con su propia taza de café y una tableta.

—Buenos días. —saluda con su voz gruesa que me recuerda que ya no es un niño—. Phoebe te dejó unos waffles con fresas y yo hice el café.

Levanta su taza para que la vea y yo le dedico una sonrisa de agradecimiento.

—Ustedes dos son los mejores anfitriones.

Me sirvo una taza de café negro sin azúcar ni leche, esperando que me active y me como el desayuno que preparó mi cuñada. Tal vez Phoebe tiene razón y esto es lo mejor. Ni siquiera quiero imaginarme si tuviera que enfrentarlo después de años de matrimonio o teniendo hijos.

Y lo odio. No soy del tipo de emociones fuertes pero definitivamente odio su maldito culo infiel.

Cuando termino mi desayuno, Jamie se ofrece a llevarme a casa, pero le pido que mejor me deje en el bar de mamá. Mientras más pronto les cuente lo que pasó, más rápido puedo seguir adelante.

—¿Estás segura? —pregunta mi hermanito por tercera vez mientras estaciona sobre la calle.

—Si, hermano, estoy segura. Necesito hablar con Marcie y de esta forma no te desvías tanto de tu oficina.

La respuesta no lo convence, pero de todas formas asiente y yo bajo de su camioneta. Le mandaré mensaje más tarde cuando le haya dicho al resto de la familia sobre la cancelación del compromiso.

—Dile a Phoebe que dije gracias.

Jamie me hace un gesto con la mano.

—Claro. —se inclina sobre el tablero y saca un papel doblado de ahí—. Por cierto, ella me pidió que te entregara esto.

Me tiende el papel y lo tomo, esperando que no sea alguna lista de pros y contras de dejar a Brian o alguna cosa de ese estilo. Por curiosidad lo desdoblo y miro la dirección postal de lo que parece la base de la fuerza aérea, lo que solo puede significar que sigue con el asunto de Liam.

De todas formas guardo el papel en mi bolsillo.

—Gracias, James.

Mi hermano se despide y vuelve a ponerse en marcha hacia Escala, que es donde tiene instalada su oficina junto con Reynolds.

Decido que debería evitar a los clientes del bar e intento escabullirme por la puerta trasera para llegar a la oficina de mamá lo más pronto posible antes de romper a llorar aquí. Sin embargo, mi intento se ve interrumpido por la apasionada pareja que comparte un beso francés contra la puerta del bar.

Oh, carajo. —gruñe mi gemela—. Eso es, bebé. Eres tan caliente.

Reynolds gime, metiendo la cabeza en el cuello de Marcie y ella vuelve a gruñir y gemir. Me siento un poco avergonzada por presenciar la escena, pero me llama la atención lo feliz que parece mi hermana mayor desde que sale con Greg.

Definitivamente parece más feliz. Y él tiene la edad de nuestro hermano, lo que me sorprende bastante porque creí que Marcie no lo tomaría en serio. Supongo que me equivoqué.

Si mi hermana puede encontrar el amor con un chico más joven y no hacer un lío por eso, ¿Significa que yo también podría?

Sin pensarlo saco el papel que guardé y vuelvo a mirar la dirección escrita por mi cuñada. Liam Kavanagh. ¿Podría verlo como algo más que el dulce niño rubio que se dormía en mi regazo? Me resulta difícil creerlo. Pero... Viendo a Marcie y a Greg, admito que siento un poco de celos.

Y una chispa de curiosidad se enciende en mi mente.

Si le escribo una carta a Liam, ¿Respondería? ¿O sigue enojado por lo que pasó cuando se fue?

Supongo que solo hay una forma de saberlo.

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