Capítulo 46: Justicia
Alaska
Estaba preparando unos panqueques para agradecerles a los chicos la gran oportunidad que me estaban dando.
Yo sabía que Ashton era millonario, pero no creí que fuera capaz de invertir tantos millones de dólares en una película que había escrito alguien con tan poco prestigio como yo y que podía terminar en un desastre.
Estaba poniéndoles el relleno a los panqueques cuando mi teléfono comenzó a sonar.
Me extraño ver que era una llamada de Marco, por lo que no dude en contestar.
—Hola, Marco, ¿qué pasa?
—Tengo unas buenas noticias —dijo con clara emoción—. El fiscal me llamó hace unos minutos para informarme que Lucía fue despedida como la asistente personal de Williams.
—¿Qué tiene eso de bueno?
Lucía había sido cómplice, sin duda, pero sabía que también estaba presionada por su jefe. No me sentía bien de que se quedara sin trabajo, especialmente porque dudaba que consiguiera otro.
—Resulta que decidió confesar algo a la fiscalía y le entregó al abogado unas grabaciones, conversaciones y confesiones a cambio de inmunidad.
—¿Inmunidad por qué?
—Williams si es un violador y no sólo eso, le gusta tener una cámara en su oficina que le pedía a Lucía encender cada vez que llevaba una actriz —comentó—. Hay al menos cinco chicas abusadas y otras diez que fueron chantajeadas y cedieron ante el chantaje. La fiscalía lo va a acusar, aún si las víctimas no quieren testificar. Tienen pruebas suficientes.
—¿Y van a ganar?
—No hay forma de que pierdan esta vez. Williams irá a prisión por un largo tiempo —aseguró Marco—. Además, los jueces que forman parte de sus delitos irán a juicio en la Corte Suprema.
—O sea que...
—Ya nadie va a impedir que seas una actriz.
Realmente sentía un inmenso dolor por las actrices que habían sufrido a manos de Williams, pero también estaba muy feliz de que tuvieran las pruebas para haberlo pagar por todo eso y que, por fin, las actrices que habían terminado sin oportunidades por su culpa, fueran libres.
Quizás, muchas veces esas personas poderosas salían libres de una cantidad de crímenes que habían cometido, pero esa no sería una de ellas. Esa vez, habría justicia.
[...]
—El famoso productor de cine Mike Williams, fue sentenciado esta mañana por los delitos de violación y extorción...
Justicia en su máxima expresión.
—Bueno, cuando salga, el pene ya no se le va a parar ni con Viagra —comentó Gohan.
Ashton y yo no pudimos evitar reír ante su comentario.
Los tres estábamos en lo que sería el set de grabación de muchas de las escenas de la película.
Ya llevábamos un mes trabajando con el equipo y el casting estaba pasando por su selección en ese momento.
Mi guion había sido revisado por un amigo del primo de Gohan, con el que habíamos hecho unos cambios y trabajado ese tiempo para hacerlo lo mejor posible.
En cuanto a Gohan y Ashton... ellos se estaban tomando muy en serio su trabajo como productores y cada vez que no estaban en su trabajo de evaluación ambiental, estaban trabajando con la película.
—¿Saben? No creo que los actores que nos interpreten lleguen a ser la mitad de guapos que nosotros —comentó Ashton.
—A mí solo me quedaría Brad Pitt cuando joven —agregó Gohan.
—Tú no eres rubio y Brad Pitt no tiene los ojos verdes —argumentó Ash.
—Si Dios le hubiera dado los ojos verdes, hubiera sido excesivo —comentó—. Pueden ser azules, pero no verdes. Los verdes son superiores.
—Te quedaría mejor DiCaprio —confesé yo.
Gohan pareció ofendido.
—Disculpa, pero su carisma no llega ni a los talones del mío.
—Tampoco su ego —bromeó Ash.
—Tú cállate, estoy seguro de que tú te crees el mejor de los tres —aseguró Han.
—No, me creo... Yo soy el mejor de los tres. Yo soy el guapo, simpático, millonario, bondadoso, inteligente, carismático...
—Drogadicto —seguí yo.
—Egocéntrico.
—Mujeriego.
—Con pasado de chico malo —Gohan no pudo evitar reír—. Ay, amigo, que patético eres.
Ashton le dio un empujón y ambos comenzaron a jugar a empujarse como dos niños pequeños.
Esa clase de cosas me recordaban que mis chicos jamás madurarían, siempre serían los mismos babuinos salvajes que había conocido al mudarme a Los Ángeles.
[...]
Estaba feliz de que mi familia pudiera ir a verme, incluso mi padre.
Yo no era fan de mi papá, ni él mío, pero me agradaba verlo acomplejado por el hecho de que yo estuviera triunfando en la vida como él nunca creyó que lo haría.
Mi madre había estado muy preocupada desde los juicios y aunque me había dicho que podía ir a verme en ese tiempo, le había contestado que estaba muy ocupada y que no se preocupara. No quería causarle más problemas en la vida, no ahora que ya era una adulta con un título.
—¿Entonces ya no vas a actuar? —me preguntó Laura, mientras estábamos poniendo la mesa.
—No lo sé, es mi pasión y supongo que algún día la voy a retomar —aseguré.
—Realmente siento todo lo que pasaste —me dijo acercándose a darme un abrazo.
—Tuve suerte. Tuve a Gohan y Ashton para apoyarme.
Estaba segura que ninguna de las otras actrices había tenido un apoyo como el mío.
Desde que había llegado a Los Ángeles, Gohan y Ashton me habían ayudado y apoyado como nadie más. Ellos jamás habían dejado de creer en mí y siempre me daban un empujón cuando lo necesitaba.
—Son buenos chicos —dijo Laura.
Bueno, no sabía si "buenos" era el mejor adjetivo para describirlos. Realmente había muchos, pero mi favorito era "increíbles".
Cuando los padres y hermanos de Ashton y la madre de Gohan llegaron a la casa, todos debimos buscar una forma de acomodarnos en el comedor.
Todos estaban ahí para celebrar nuestra película y aunque no todos tuviéramos la mejor relación, en un día como ese se podía hacer a un lado.
—¿Y el otro no tiene padre? —preguntó mi papá a Laura, refiriéndose a Gohan.
Aunque intento hacerlo en voz baja, todos oímos.
—Mi padre es un maldito maltratador —dijo Gohan sin complicarse—. Yo soy demasiado bueno para él.
Ashton chocó los cinco con Gohan y los demás reímos para no tensar la situación hablando de problemas que no valían la pena.
Gohan había superado que su padre jamás lo hubiera amado de verdad y había dejado ir el asunto. Sí, el hombre lo había procreado, pero más allá de eso, no había hecho nada bueno. Él no merecía nada de Han, ni siquiera que pensara en él.
La madre de Gohan acarició el cabello de su hijo y le dio una sonrisa algo apenada, aunque él no le dijo nada.
Yo sabía que ella aún quería algo al padre de Gohan, pero también sabía que su hijo jamás podría perdonarlo. Ya le había quedado más que claro y dudaba que volviera a intentar convencerlo de alguna forma.
Los hermanos de Ashton, por primera vez, lo felicitaron de verdad y, como jamás había pasado en los casi veinticuatro años de vida de Ashton, los cinco se dieron un abrazo grupal después de la cena.
Los señores Johnson no fueron tan afectivos, simplemente le dieron unas palmadas a Ashton en la espalda, pero me sorprendió que ambos nos fueran un apretón de manos a mí y a Gohan.
—Nunca había tocado las manos de los señores Johnson —me susurró Gohan—. Ya sé de dónde saco Ashton esa piel tan suave.
—Es una familia de buena genética —admití—. Más fríos que Alaska, pero guapos.
Gohan me abrazó por los hombros y me pegó a él.
—Tú no eres fría.
—El estado, Gohan. Fríos cómo el estado Alaska.
—Eso sí tiene más sentido...
Ambos soltamos una risa y yo lo abracé por la cintura para apretarlo contra mí con cariño.
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