Capítulo 35: Sentimientos de Noah
Alaska
Ashton estaba muy bien. Por suerte, sólo había sufrido unos dolores de cabeza y mareos, pero más allá de eso, ningún otro síntoma que indicara algo grave.
Al día siguiente en la tarde, Pierce había aparecido en la casa para revisar sus signos vitales y la herida.
—Ritmo cardíaco y respiración normal, dilatación de pupilas normal y presión normal —dijo—. Todo está bien.
—¿Puedo salir de la cama entonces? —preguntó Ashton con ilusión.
—Sí, pero intenta no tener otro golpe, ni hacer actividades bruscas.
—Claro.
—Bueno, me tengo que ir, pero antes...
Pierce sacó del bolsillo de su bata blanca, unas tarjetas.
—Una es para ti y Alaska, la otra es para Gohan —nos dijo.
Ashton recibió una y Gohan la otra.
—Avísame si quieres llevar una pareja o si te vas sentar en la mesa de los solteros —le pidió Pierce a Gohan.
—¿Te vas a casar? —preguntó Ashton.
—Si te estoy invitando a mi boda, ¿tú que crees?
—¿Con el traumatólogo? —Pierce asintió—. ¿Papá y mamá saben?
—Claro que sí. Quedaron un momento en silencio y luego me felicitaron. Ser gay no quita que sea un orgullo para ellos —explicó.
—Suertudo —murmuró Ashton.
—Nos vemos, entonces.
Yo acompañé a Pierce hasta el primer piso y me despedí de él.
Ashton ya me había dicho que Pierce llevaba bastante tiempo con él traumatólogo y yo podía apostar que, si había hecho pública su relación con él, era porque estaban planeando algo como eso.
Cuando volví al tercer piso, Gohan estaba acostado al lado de Ashton.
—Alie, ¿mejor conseguir pareja para la boda o ir soltero?
Yo me senté al otro lado de Ashton.
—He oído que las bodas son un buen lugar para conseguir pareja si vas soltero.
—Yo quiero sexo casual, no parejas.
—Pues tal vez el traumatólogo tenga una prima bonita, que caiga en tus falsos encantos y quiera tener sexo en los baños del recinto.
—¿Cómo que encantos falsos?
—Esos encantos que muestras sólo para las chicas, pero desaparecerían si te conocieran de verdad.
—¿A caso no te parezco encantador?
—No después de tus increíbles comentarios racistas en el restaurante tailandés.
Gohan se quejó repetidas veces.
—Yo no soy racista, solo un idiota estadounidense promedio —se excusó—. Al menos sé que América es un continente y que no todos los latinos son mexicanos.
—Es lo mínimo —le dijo Ashton.
—¡No es mi culpa no tener la capacidad de diferenciar entre asiáticos! —dijo y luego me apuntó—. ¿A caso tú puedes?
—Bueno, en realidad...
—No puedes. ¡Solo ellos pueden!
—Para la próxima solo ahórrate los comentarios, aunque los pienses —le pidió Ashton.
Gohan se cruzó de brazos y luego se apoyó en el respaldo de la cama.
—Está bien.
Yo fui a buscar mi laptop y volví a sentarme junto a Ash, para comenzar a revisar mi correo.
—Otro comercial... —me lamenté—. ¿Debería aceptar?
—Ya no hay nada peor que puedas hacer —supuso Ashton—. Te vestiste de salsa dos veces y en una, dentro de una corte falsa; mostraste tus pies en la televisión; y, para rematar, vendiste fotos de estos en Internet para fetichistas internacionales.
—Bueno, en ese caso...
—Aún queda algo peor —interrumpió Gohan—. Un video porno.
—No voy a hacer porno —dije con seguridad.
Gohan soltó una risa.
—Imagínate diciendo diálogos cómo: "esto está tan mal, hermanastro" o "¿aquí ordenaron una pizza caliente?"
—¿Qué clase de videos porno ves? —pregunté asqueada.
Gohan se hizo el desentendido.
—A mi me contaron esas cosas, yo no veo porno.
—Claro —dije con ironía.
—Hace mucho tiempo que no vemos —lo apoyó Ashton—. No lo necesitamos.
Yo lo miré extrañada.
—¿Debería perturbarme el hecho de que suene como que ambos veían porno juntos?
Ashton y Gohan compartieron unas miradas y luego fingieron unas risas.
—Solo fueron unas veces, no es nada tan malo.
—¿Se masturbaban juntos?
—Oye, oye, nadie habló de masturbación —aclaró Ashton—. Al menos no sobrios.
Yo fingí un escalofrío.
El hecho de que tuvieran orgias y tríos era una cosa, otra era que siendo sólo amigos pudieran masturbarse en la misma habitación y al mismo tiempo. Al menos yo, no me podía imaginar en esa situación con un amigo o amiga.
—¿Cómo pueden concentrarse en eso estando juntos?
—Estábamos ebrios o drogados —recalcó Gohan—. Además, somos idiotas. Que tú necesites tu privacidad para hacer tus intimidades, no es culpa nuestra.
—Y la última vez que paso teníamos veinte años —agregó Ashton.
—¿Y sabias que nuestra conexión cósmica nos hace terminar al mismo tiempo?
Ashton le dio un golpe en el estómago a Gohan para que cerrara la boca, pero la verdad era que ya nada podía sorprenderme más.
—Bueno, yo iré a prepararme algo de comer, ¿les cierro la puerta para que se masturben en paz?
Ambos comenzaron a reclamarme por el comentario, incluso Gohan me lanzó una almohada en la cara.
—¿Tienes envidia de que no nos hayamos masturbado contigo? —me preguntó Gohan.
—Jamás me masturbaría en grupo, gracias.
—"Nunca digas nunca", dijo Justin Bieber —citó Ashton.
Yo salí de la habitación riendo. Eran unos idiotas.
[...]
Tener a Amy de nuestro lado me estaba dando una esperanza que tal vez no era sana.
Debido a que ella era una actriz con una carrera ya avanzada, tenía contactos a los que intentaría sacar algo de información y con eso, quizás lograríamos tener algo contra Williams.
Mientras Amy hacia su parte del trabajo como una forma de pagarle el golpe en la cabeza a Ashton, nosotros estábamos siguiendo con nuestras vidas.
Gohan aún estaba decidiendo si iría a la boda de Pierce como un soltero disponible o si llevaría alguna amiga.
Su plan de pareja había sido Noah, quien era muy bonita y simpática y sería una gran compañía. El problema era que Noah siempre tenía mucho trabajo y en ese momento, estando en el café, podía confirmarlo.
Gohan había ido con la idea de plantearle la invitación, pero había terminado en la caja ayudándola con el dinero.
Yo estaba aprovechando de escribir, mientras bebía un café y Ashton estaba en casa de su familia, en una cena para conocer al famoso traumatólogo que había sacado del closet a Pierce.
Cuando Gohan terminó con la caja, fue conmigo y se sentó frente a mi con un café.
—Noah tiene mejores cosas que hacer que ir a una boda —supuso—. Y no creo tener una mejor opción, así que iré, me sentaré en la mesa de los solteros penosos y resaltaré entre los hombres para llevarme aunque sea una invitada a los baños para pasarla bien.
—Eres un cerdo.
—Sí, pero estaré usando smoking. Seré un cerdo con clase.
Yo solté una risa y volví mi vista a la pantalla de mi laptop.
—¿Qué tanto escribes ahí?
—¿Ah?
No había escuchado bien su pregunta por estar concentrada en la pantalla.
—¿Qué escribes?
—Ah... nada, unas cosas.
—Ay, pero que respuesta tan interesante.
—Son cosas privadas —mentí.
No era del todo mentira. No era algo que quisiera que alguien más leyera.
—¿Un diario de vida?
—No tengo doce años, Gohan.
—¿Aún usabas diarios a los doce? —preguntó extrañado—. La última vez que yo escribí en uno fue a los ocho.
Antes de que pudiera responder algo, Noah llegó a la mesa en que estábamos, con algo envuelto en sus manos.
—Es tu favorito... por ayudarme con la caja.
Gohan le dio una sonrisa y recibió el paquete.
—¿De nuez?
Ella asintió.
—Ese es tu favorito —repitió, con la clara intensión de dejar en claro que conocía sus gustos.
De pronto, sentí una tensión en la situación.
La sonrisa amble de Noah me estaba sugiriendo algo más que amabilidad desinteresada.
—Espero verlos pronto otra vez... aunque espero que no hayan tantos clientes la próxima —dijo.
—Tu puedes ir a vernos también algún día si quieres...
Noah le dio otra sonrisa a Gohan, la que él no vio por esta concentrado en el postre, y que me hizo doler el estómago.
—Gracias, Han. Cuídese.
Noah me dio un beso en la mejilla para despedirse y luego, uno a Gohan, aunque ese había durado dos milisegundos más.
Yo no había estado con ellos las últimas veces que se habían visto, pero esa vez había sido suficiente para percatarme de que algo había cambiado en los ojos de Noah cuando miraba a Han... algo que él, por su puesto, no notaba. A veces pensaba que Gohan ignoraba esa clase de cosas a propósito o quizás, su buen tacto e intuición se limitaba a su circulo cercano, principalmente a Ashton.
—¿Nos vamos? —pregunté después de unos segundos.
—Sí, vamos.
Ambos nos pusimos de pie y fuimos a mi auto para volver a casa.
En el camino, mientras estaba de copiloto, sosteniendo el pastel de nuez, me iba preguntando si debía comentarle a Gohan lo que había deducido, pero entonces preferí callar.
Primero, hablaría con Ashton y él sabría qué hacer.
¡Holis!
Debido a los días que estuve en terreno y no pude publicar nada, hoy subiré dos capítulos <3
¡Besitos!
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