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Solo nosotros dos

Dedicado a: Krisley Prenia, espero y te guste~

Levi camino entre los pasillos llenos de suciedad y escoria humana. La mayoría de personas en ese 0lugar eran vagabundos, prostitutas o drogadictos que preferían morir en su propia mierda que hacer algo productivo por la sociedad. A cada paso que daba el olor nauseabundo era más fuerte, y por desgracia lo remontaba a su infancia en la calle. Dónde tenía que rogar encontrar comida y no ser abusado por diferentes personas. El peor caso era la venta de órganos o la prostitución. Tuvo suerte de que un buen hombre lo adoptará en aquellos tiempos. Al igual que a sus hermanos.

Lo que buscaba en aquel lugar que no concordaba con su ropa de buena calidad no tenía nada que ver con aquellas personas. No, lo que él buscaba era una pequeña joya que había conocido hace algunas semanas...

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Había salido de aquel bar más borracho que de costumbre. Cómo era bastante tolerante al alcohol, esté ya no estaba haciendo mucho efecto con el pasar de los minutos. Así que la cruda comenzó demasiado pronto. Le dolía la cabeza y se sentía un poco mareado, su humor no era el mejor en aquel momento. Camino por la acera y entré la oscuridad de un callejón, noto dos figuras que parecían estar luchando. Le restó importancia, no era asunto suyo lo que dos extraños hicieran.

— ¡Niñato hijo de puta! ¡Maldito crío del infierno! — y un estruendo, un maldito ruido que hizo que su cabeza martillara más fuerte. Oh, aquel pedazo de escoria pagaría caro. Regreso en sus pasos y lo primero que hizo fue separar al más alto y agarrarlo a golpes. A pesar de que los gritos ahogados del tipo aumentaron su dolor de cabeza, también su mal humor e irritación se fueron un poco. Termino de golpearlo y dejarlo mal herido, se levantó y estaba a punto de irse cuando escucho una vocecita.

— G-gracias...— y al voltear a ver de dónde provenía la voz pudo ver la cosa más preciosa del mundo. Sin exagerar. Era chiquito, un poco menos que él, con tez canela pálida, cabello castaño más allá de los hombros, con unos tremendos ojos verde colmados de miedo. Demasiado delgado, al punto de desnutrición. A pesar de que el jovencito lo dejo encandilado a primera vista, prefirio alejarse sin decir una palabra. Rápidamente se dió cuenta que lo seguían. Aquel mocoso iba detrás de él como si fuera un perro. Dió la vuelta en un esquina y se escondió detrás de una columna para ver qué pasaba. El niño dió la vuelta y al no verlo mostró pánico, parecía asustado.

Levi pudo ver con mayor claridad al mocoso. Llevaba ropa que obviamente no era de su talla, sucia y rota, caminaba sin zapatos y no podía pasar de los 12 años. Huérfano sin duda alguna. Ningún niño estaría a esa hora fuera de su hogar, aunque está tuviera violencia dentro de ella. Era mejor que dormir en la calle...

— Si planeas robarme mocosa de mierda, déjame decirte que no dará resultado. Te mataré antes de que intentes tocarme con tu suciedad — la miro de forma despectiva... Y tal vez con un poco de lastima, le recordaba tanto a su hermana...

— ¡No es así señor! Solo quería agradecerle de alguna forma... Y pa-para su información soy un chico, no una niña...— endureció aún más su expresión al escucharlo, se había atrevido a corregirlo. Sabía que era un niño, uno muy bonito por cierto. Aún así, las faltas de respeto... Podían ser perdonadas en ocasiones.

— Sígueme mocoso de mierda — comenzó a caminar otra vez, ya no le dolía la cabeza y su humor había mejorado mucho. Noto que el chico no lo seguía y se volteo a mirarlo. Parecía furioso y asustado a la vez, una interesante mezcla.

— No ofresco esa clase de agradecimientos, puede irse al diablo si es lo que espera de mí — Oh, el mocoso tenía carácter.
— No son de mi gusto los chiquillos flacos como tú, ven conmigo, te llevaré a un asqueroso Mcdonald's a comer algo, valla falta que hace— y como si fuera un hechizo, el niño de ojitos verdes comenzó a seguirlo.

— Mi nombre no es chiquillo o mocoso de mierda. Mi nombres es Eren, Eren Jeager.
— Es mío es Levi Ackerman, grabatelo muy bien niño.

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Volviendo a la realidad, Levi seguía buscando a Eren entre aquellos espacios. No era lugar para que un niño de 14 años estuviera ahí, poco a poco la ansiedad comenzó a recorrerlo. No estaba por ningún lado. Mientras la mayoría de la gente presente decidía ignorarlo, hubo una mujer vieja que lo tomo de la pierna al verlo pasar por milésima vez frente a ella.

— ¿Que está buscando un joven tan bien parecido como tú por estos lares?— pregunto la anciana interesada.
— Estoy buscando a un chico, de ojos verdes y cabello castaño— la mujer de inmediato se mostró afligida, lo miraba con dolor.
— ¿Tú debes de ser Levi verdad? Eren, ese niño es como una estrellita aquí. Me trae comida bastante seguido, es un ángel. Me gustaría pagarle de alguna manera, pero mis piernas ya no funcionan. Estoy postrada en este lugar hasta que muera— parecía resignada, cansada, y sobre todo, triste.
— ¿Sabe dónde está?—
— Anoche... Llegó un hombre extraño, en este lugar abundan las prostitutas, pero se llevó a Eren con él para ese tipo de servicios. Mi niño lucho pero no pudo hacer nada, no ve visto salir a Eren de aquel lugar. Sus gritos me torturaron toda la noche...— la mujer apunto un pasillo oscuro, olvidado. No parecía que alguien viviera ahí (tomando en cuenta que la mayoría de personas parecían estar juntas).

Levi hizo una nota mental de agradecer a la mujer, al mismo tiempo trato de controlar su cólera... Y estar preparado para lo que vería. Camino dentro de aquel lugar, estaba desierto y demasiado oscuro, así que sacó su celular para el ver camino. Mientras caminaba revivía su infancia por aquellos barrios bajos. Todo el hambre, dolor y miseria que consumían su día a día. Escucho un débil sollozo, y mientras más caminaba, más fuerte era. Llegó a un lugar con luz, un débil foquito amarillo. Parecía una tienda de campana, era estrecho pero lo suficientemente grande como para Eren. Tenía muchas cosas, desde basura hasta juguetes de McDonald's que Levi había conseguido para Eren. Al fondo se encontraba un nido de ropa y cobijas malolientes, y arriba de ellas, un Eren hecho bolita que lloraba a mares debajo de la sabana.
Se acercó con cuidado de no asustarlo. Pero era obvio que Eren sabía que alguien estaba ahí y comenzó a llorar más fuerte.

— N-no m-mas, po-por favor... Do-dolió mucho... Y-ya no por favor...— Levi ardió en rabia al escuchar la vocecita de Eren en ese estado. No solo sus sospechas eran ciertas, sino que el trauma era demasiado para la frágil mente de un niño, y también para la de él. Encontraría al hijo de puta y lo mataría con sus propias manos.
— Eren, soy yo. Levi, te voy a sacar de aquí con cuidado— Eren saco su cabeza y Levi pudo ver su rostro lleno de golpes, y aún así, Eren parecía feliz de verlo ahí. Eren dió un asentimiento llorando y Levi lo cargo con cuidado. Ambos salieron de aquel lugar que ninguno volvería a pisar en sus vidas.

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Cómo bien lo pensaba Levi, Eren había sufrido de un abuso sexual. Se encargo de que Hanji fuera su médico personal en el hospital mientras se mejoraba. Mientras tanto él busco al bastardo por cielo, mar y tierra hasta encontrarlo. Rod Reiss, un hombre de buena posición económica, pero con un historial de violencia intrafamiliar, abuso de poder, drogas y violación.

Era un maldito pedófilo. Y a pesar de que Erwin era partidario de la justicia, Levi no. Después de drogarlo, obligarlo a decir sus crimenes y torturarlo por un rato, Levi decidió abandonar el cuerpo moribundo en un bosque cercano, uno donde había animales salvajes que no dudarían en destriparlo. Y efectivamente, así fue, al siguiente día no quedaban más que rastros de sangre en la tierra. Había logrado vengar a Eren.

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Eren se levantó esa mañana bastante feliz, comenzó haciendo café para Levi y el desayuno para ambos. Habían pasado 4 años desde que Levi lo rescató de aquel lugar. Después de salir del hospital Levi se encargo de darle asesoría de salud mental con los mejores psicólogos y terapeutas, al mismo tiempo le regaló toda la educación que Eren quisiera. Ahora mismo, lo que había pasado aquel día, no eran más que pesadillas, esos recuerdos ya no lo torturaban. Su cerebro infantil había decidido hacer un bloqueo y nadie se había atrevido a abrir aquel baúl. Ni siquiera Eren.

La mujer que ayudo a Levi a encontrarlo fue mandada a un asilo de calidad. Eren la visitaba cada cierto tiempo. Toda su vida estaba resuelta, solo faltaba una pequeña cosa... Diminuta...

Definir la relación que tenía con Levi.

Después de su primer encuentro con Levi habían coincidido en algunos aspectos. A Levi le gustaban los ojos de Eren, a él le parecía demasiado atractivo Levi. Se habían besado varias veces mientras aún tenía 14 años... Y aunque las hormonas de Eren recién despiertas deseaban un contacto más íntimo. La moral medio torcida de Levi no lo permitió en su momento. Y después de “ese” día, Levi dejo de tocarlo sin dudas.

No es que él se hubiera quedado quieto, disfrutaba mucho el toque de Levi. Algunas veces de formas inocentes como abrazos, masajes y caricias (no de forma sexual). Otras veces esas inocentes acciones podían rayar lo erótico. Se sonrojo mientras daba los últimos toques al desayuno.

Ya no era un niño, entendí bien lo que había pasado, y siendo sincero era difícil asimilar aquel hecho. Nunca lo sintió real, es como si fueran imágenes difusas de una película de terror, una que ni siquiera causaba miedo. Es como si todo lo vivido no fuera nada al final. Sin duda alguna quedaron secuelas. Al principio eran pesadillas, mojar la cama y gritos nocturnos. Durmiendo con Levi todo aquello se fue lentamente, sentía una gran seguridad en sus brazos.

Hasta ahora sus intentos de coqueteo habían dado si y no resultados. Al principio fueron abrazos y besos en la mejilla, después a sentarse encima de sus piernas. Lo que buscaba ahora era un beso francés. Estaba seguro que se gustaban mutuamente, era solo un pequeño empujón.

— Buenos días mocoso— Levi salió del cuarto tan guapo como siempre. Bien arreglado en su traje de detective.
— Buenos días Heichou— sirvio un poco de jugo para él y se sentó a desayunar.
— ¿El comandante Erwin vendrá esta noche?—
— Vendrá a cenar, prepara lasaña. Es tu especialidad—.
— Claro que si...— se sentó en las piernas de Levi cariñoso, acomodo un poco la corbata azul y le dió un beso en la mejilla. Lo miro durante un minuto a los ojos esperando otro beso. Por un momento pensó que Levi no había entendido la indirecta, cuando de pronto le dió un delicioso beso francés.

Se besaron por largos minutos, comiéndose poco a poco, bebiendo un poco del otro. Las manos comenzaron a explorar debajo de las ropas del otro, de forma superficial. Levi termino el beso y comenzó a repartir besos de mariposa por todo el cuello de Eren, causando cosquillas en este último. Las risas no faltaron aquel momento dónde ambos decidían comenzar algo. Ninguno dijo nada, pero ambos sabían todo.

— Eren... ¿Quieres ir de vacaciones a Alaska?— el impulso del momento. Levi miro los ojos sorprendidos de Eren. Planeaba decirlo más adelante, conseguiría una pequeña cabaña en medio de la nada y con todas las comodidades para tener a Eren para él solo, durante mucho tiempo.
— ¿Solo nosotros dos?— Eren sonrió radiante ante la idea de estar con Levi todo el tiempo
— Solo nosotros dos— ambos se abrazaron con fuerza. El viaje no solo era para descansar, con ello daban inicio a su relación, una nueva.
— Nosotros...— Eren le dió otro beso a Levi, los dos con la emoción a flor de piel y el deseo de un futuro juntos. Así comenzó su “nosotros”.


Nota: Hola a todos. Se que me he atrasado mucho. Parezco casi extinta, pero aún así aquí sigo. Escribiendo día a día y con nuevos proyectos. Creo que esto es la mejor prueba de que os amo a todas y seguiré con ustedes mucho tiempo. Solo tenganme paciencia, este año que pasó ha sido muy malo para todos, pero confío en que mejorará. No he abandonado nada, AQUI SEGUIRÉ POR SIEMPRE.
Las amo ❤️

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