Shirota Mahiru, dieciséis años. Un chico castaño con una personalidad y conducta amable, sobretodo sincera. Hay muchas cosas que racalcar en la personalidad del chico, como su carácter Tsundere y su curiosidad, especialmente ese afán de querer saber cosas que llegan a ser irelebantes.

Pero no hay por que ocultarlo, Mahiru desde simpre fue un niño muy curiosocurioso. Y eso simpre hizo que terminara envuelto en problemas que, a fin de cuentas, resolvía con su gran sentido de la justicia .

Pero la situación era diferente. Esta vez no era solo simple curiosidad, no, lo que había empezado como un pregunta termino convirtiendose en un capricho del menor. Y no solo eso, él definitivamente quería saber la respuesta a tan conflictiva pregunta y era por claras razones .

Una incógnita que vagaba entre lo fácil y difícil de responder, aquello quedaba a merced de la percepción de quien escucharía dicha pregunta  .  Y eso era justamente lo que detenía,porque podía llegar a ser que aquella pregunta sea totalmente innecesaria. Uno de los agravantes  era que ese capricho involucraba a su pareja, Sleepy Ash.

Aunque sin duda lo peor era que Shirota no es ni nunca fué bueno para mentir o disimular. Algo que le jugaba completamente en contra teniendo en cuanta que, por más perezoso que parezca, el vampiro de la pereza era bastante bueno para observar y sacar conclusiones de los pensamientos o emociones de las personas, más aún si se trataba del castaño .

Esa indecisión personal de si estaba bien o estaba mal preguntar era  aquello que los llevó a la situación actual  . Ambos, acurrucados en sofá , cubriendose con las mantas recién lavadas y con el televisor encendio utilizado como excusa valida hasta que alguno se anime a hablar y sacar el tema. Sabían perfectamente que aquella pregunta inexistente hacia que se cuestionen tanto a sí mismo como entre ellos . En lo que concordaban era que mientras más tiempo dejaran pasar darían más espacio a inseguridades de ambas partes y recaer en eso no era algo en lo que pensara alguno de los dos .

Suspiró encarando al castaño. Tomó ambas manos del contrario y besó sutilmente los nudillos con los ojos cerrados y su ceño levemente fruncido , acto seguido, besó los labios del menor de la manera más dulce y calmada que pudo .

— Mahiru —. La mirada del menor conectó con sus ojos carmesí y , algo confuso, reafirmó el agarre de sus manos con las del vampiro — no soy bueno para este tipo de cosas pero...—. Divagó con la mirada unos instantes suspirando con pesadez, por primera vez en mucho tiempo, se encontraba nervioso — si hay algo que te incomode solo dímelo —. Fijó su mirada en el contrario, teniendo más tranquilidad al notar el fuerte sonrojo en el rostro de Shirota, una sonrisa se formó en sus labios de manera inconsciente, amaba ver aquellas expresiones tan únicas según él.

— Y-Yo — . Mahiru miró hacia los lados nervioso, sus palabras no querían salir de su garganta y el temblor de sus manos lo delataban. Entrelazó sus dedos y apoyó su cabeza en el hombro del contrario suspirando, confundido, Kuro acarició sus cabellos — yo solo quería saber cuando te enamoraste de mi — . Admitió derrotado, el silencio de hizo presente dándole el tiempo suficiente como para que sus mejillas se tornaran de un tono carmín a su vez que levantaba su mirada enfrentándose al mayor .

Kuro lo miró unos segundos, como si estuviese analizando todo el rostro de quien se encontraba frente a él. No pudo más, una carcajada se escapó de sus labios y Mahiru fruncio el ceño cruzándose de brazos luego de darle un pequeño golpe en el hombro.

— ¡Kuro, idiota!  ¡No te rías! —. Exclamó totalmente ruborizado ante la reacción del mayor, hizo un puchero e intentó levantarse del sofá, el Servamp al notar esto, lo abrazó apegandolo a él .

Ash lo miraba con cautela pareciendo el puchero formado en los labios del menor, lo miró con algo de incredulidad, no creía que tanto suspenso era debido a esa pregunta, acarició la mejilla del menor deslizando su pulgar por los labios de este volviéndolo a besar .

— Mahiru — . El leve susurro sobre sus labios le hizo sonreír , Kuro mantenia su mano en la mejilla contraria y sus miradas seguían conectadas trasmitiendo seguridad y,  a su vez,  cariño  — Me enamoré de ti cuando dijiste  el primer "nosotros" —.