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Capítulo 6




—Qué harás con todo esto?—pregunta Charlie tomándome de las manos y ayudándome a levantarme del suelo—Se lo llevarás a sus padres?

—Estás loco?—me quejo—terminaré lo que Maddie comenzó—él me mira confundido—Llevaré estas cartas a donde tenían que haber ido en un principio, cumpliré el deseo de Maddie de saber por qué el chico la abandonó

—Millie, no deberias entrometerte en asuntos que no te conciernen. Te presentaras en su casa así como si nada?—yo asiento—y que se supone que le dirás? mira si el chico está en pareja, ya formó una nueva vida, ha pasado de pagina y tu llegas y le tiras esta triste noticia

—No me importa lo que tu digas, lo haré de todas formas. Te guste o no, entregaré estas cartas junto con las demás cosas, no pude impedir que Maddie... que Maddie falleciera, pues entonces cumpliré su sueño de hacerle llegar estas cartas al chico, quiero que el sepa cuanto lo quería, quiero que el sepa que en algún momento ella lo amó, si ella no pudo saber el porqué de su abandono, entonces quiero saberlo yo, se que no es de mi incumbencia, pero es lo menos que puedo hacer por ella Charlie, siento que si hago esto, podré finalmente cerrar esa herida que me ha estado carcomiendo desde que he recibido la noticia.

—No crees que el chico se sentirá culpable?—me encojo de hombros, a decir verdad no lo había pensado


Un día despues


—Sigo creyendo que esto es una muy mala idea Millie—La voz de Charlie rompe el silencio que hay dentro del coche.

Nos hemos despertado muy temprano, no he podido pegar ojo en toda la noche al saber que hoy iríamos hacia Baltimore, Maryland lugar al que iban dirigidas las cartas y lugar al que al parecer vive el chico. La adrenalina que siento es la misma que cuando estaba en la universidad e iba a asistir a mi primera cita con Charlie luego de tantos años, en ese momento pensaba: como debía ir vestida? de que debería hablar? y si ya no le caigo bien? y si ya no le gusto? justo ahora dentro del automovil con mi vista fija en la ventana pienso exactamente igual: Que le diré al chico? querrá volver a saber de Maddie? me abrirá siquiera la puerta cuando golpee o simplemente me echará y habré hecho todo esto en vano?

Me aferro con fuerza al asiento en cuanto noto que pasamos por en frente de un cartel que dice: "Bienvenidos al estado de Maryland" y seguido de este aparece otro cartel: "Usted está a 10km de la ciudad de Baltimore". Mis manos comenzaron a sudar y a temblar, ya era demasiado tarde para regresar, ya era demasiado tarde para arrepentirme. Mi voz interior me dice que esto ha sido una total estupidez, que no debería haber desenterrado un tema del pasado, que a veces hurgar en acontecimientos antiguos ocasiona mas dolor del que creemos, pero por otro lado mi voz interior me dice que estoy haciendo lo correcto, que es algo que le debo a Maddie, lo estoy haciendo por ella no por mi, sé que si hago esto, ella podrá estar en paz y estoy segura que me lo agradecerá.

—Lo nuestro era real Millie, algo como lo que nosotros teníamos no puede perderse en el olvido—solía decirme ella con su voz aguda y tierna. Recuerdo la forma en la que sus ojos se iluminaban cada vez que nombraba a ese chico.

Charlie posa suavemente su mano sobre mi muslo y me saca de mi ensimismamiento—Estamos llegando—susurra. Levanto mi cabeza y frente a mi aparecen varías casas de colores en una calle desolada para ser las dos y media de la tarde. Observo a mi alrededor y todas las casas son iguales en cuanto a su infraestructura, lo que diferencia una de otra es su color, estas varían del rojo, azul, anaranjado, verde, negras, hay casas que incluso utilizaron todos los colores del arcoíris, es como si estuviese rodeada de un dibujo infantil, cuando estos al momento de pintar , utilizan todos los lápices de colores que tienen a su disposición.

<<Esto es maravilloso—comenta Charlie con la vista fija hacia adelante. El auto comienza a detenerse lentamente, Charlie confirma la dirección en el gps de su celular y finalmente pronuncia esas dos palabras que tanto temor he tenido de escuchar—Hemos llegado—señala con su cabeza a una enorme casa de dos pisos de color negro—estas lista?—pregunta y yo niego con mi cabeza—Millie, si quieres no lo haremos , si decides no hacerlo y volver a casa te apoyaré, no importa que ya estemos aquí, haremos lo que tu digas—su voz es casi un susurro

—No te alejes de mi lado por favor—hablo luego de una larga pausa

—Jamás lo haría—se inclina hacia mi y deposita un suave beso sobre mi frente.

Tomo una de las bolsas de papel en las que he colocado la caja de madera y Charlie sostiene la otra bolsa que contiene el recipiente de cristal. Bajamos del auto, uno mi mano con la de Charlie, y caminamos juntos uno al lado del otro por el sendero de piedras hacia la enorme casa que esta frente a nosotros. El trayecto hacia la puerta se hace eterno a pesar de que nos separan unos tres o incluso cuatro metros de donde dejamos estacionado el auto, pero finalmente llegamos, dudo unos segundos antes de levantar mi mano en dirección a la puerta y golpear con mis nudillos la misma, un minuto después oímos y vemos como el picaporte comienza a girar y nos indica que alguien está apunto de aparecer frente a nosotros.

—Buenas tardes—anuncia la voz de una mujer de estatura media, de cabellos castaños y ojos azules. Atónita la observo sin pestañear, me olvidé de como se hablaba, como se respiraba e incluso como debía moverme.

—Buenas tardes—respondemos Charlie y yo al mismo tiempo luego de un largo silencio. La mujer comenzaba a sospechar de nosotros, nos observaba de arriba a abajo y de abajo a arriba

—Yo...—titubeé—Mi nombre es Millie—dije finalmente—quería hablar con Dave—observo la pantalla de mi celular donde había anotado el nombre completo del chico—Dave Stradowsky

El rostro de la mujer se transformó automáticamente de amigable a un rostro apagado y cansado—Él... no se encuentra—La señora coloca su mano sobre la puerta y podrá jurar que está a punto de cerrarla frente nuestras narices

—Necesito hablar con él...—hago una pausa—debo decirle algo muy importante

—Creo que se han equivocado de casa—entorna la puerta e interrumpe la conversación

Coloco mi mano sobre la puerta y la detengo—Le juro que si no fuese importante no estaríamos aquí

—Él no está—la voz de la mujer era furiosa pero al mismo tiempo melancólica—Él... no está...—vuelve a repetir—ha fallecido hace ocho años...

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