Capítulo 4
Junio 2020
Por alguna razón mi cerebro había colapsado y no era capaz de asociar el nombre con una persona, no fue hasta que Charlie confirmó mi suposición cuando comprendí que todo tenía sentido. El nombre Maddie daba vueltas en mi cabeza, yo conocía a una chica llamada así, no recordaba de donde pero sabía que la conocía. Fue hace varios años, no llegué a conocerla muy bien pero en su momento llegué a apreciarla como algo más que una vecina, llegué a apreciarla como una amiga, ella era mucho menor que yo, ninguna de las dos nos conocíamos bien, pero manteníamos varias charlas de camino al instituto.
La primera vez que la vi era una bebé, estaba acurrucada en los brazos de su madre envuelta en una pequeña y esponjosa manta. La vi crecer, cierro los ojos y me parece verla corretear por las desoladas calles del barrio, me parece verla montar en su bicicleta, verla caer de la misma y volver a subirse a ella. La última vez que la vi fue hace un año atrás cuando decidimos venir con Charlie al barrio a buscar una casa en venta, ambas estabamos muy emocionadas de volver a vernos, nuestras familias se apreciaban mucho, fuimos vecinos por muchos años.
Hay quienes no creen en el destino, hay quienes no creen en que las cosas suceden por algo, pues yo, puedo asegurar que eso es así, las cosas siempre suceden por algo, y hoy lo estoy confirmando. Quizás se estén preguntando de que estoy hablando, pues se los explicaré:
Hace un año atrás, Charlie y yo decidimos que nuestra futura casa estaría ubicada en nuestro antiguo barrio, es por ello que hicimos un pequeño viaje de fin de semana y en esos días nos dedicamos a visitar todas las casas que habian para la venta en la zona, finalmente luego de una larga búsqueda logramos dar con la casa perfecta, era una gran casa de dos pisos, tenía un gran jardín trasero perfecto para que nuestro futuro hijo —o hijos nunca se sabe— jueguen allí y varias habitaciones, en pocas palabras era nuestra casa soñada, era tal cual como habíamos imaginado que sería nuestra casa. Todo era perfecto, parecía mentira que estabamos a punto de firmar el contrato de compra venta y a tan solo dos pasos de ser los propietarios de dicho lugar, todo era color de rosas hasta que un día el dueño de la casa nos llama.
Marzo 2014
—¿Hola buenas tardes, hablo con la señora McCall?
—Si, habla ella— respondí
—Soy Phillip el intermediario de la venta de la casa, mucho gusto—hace una breve pausa— lamento informarle que la venta no podrá concluirse, el dueño de la casa tomó la decisión de cancelar la venta
—Pero mañana iremos a firmar el contrato—espeté—incluso ya viajamos hasta aquí esclusivamente para ello
—Lo siento señora eso es ajeno a mi, si quiere puedo comunicarle con el señor Anderson
—No, muchas gracias, le informaré a mi esposo lo sucedido y veremos como podemos solucionarlo—enfadada y apenada hablé con charlie sobre lo sucedido, nuestro mundo se había caido a nuestros pies, esta noticia nos había caido como un baldazo de agua fría, ya teniamos la mudanza lista para arrivar hacia aquí con nuestras pertenencias, este cambio de ultima hora nos había complicado toda la situación.
Faltan cinco minutos para emprender viaje a casa de mi madre —lugar en el que estabamos viviendo—estoy a punto de despedirme del barrio y en mi campo de visión aparece la Señora Fierman frente a la puerta de la casa en la que nos estabamos hospedando, tardé varios segundos en reconocerla, su rostro había envejecido casi diez años desde la última vez que la había visto, su hermoso cabello color azabache había sido remplazado por unas canas níveas y debajo de sus ojos unas pronunciadas ojeras decían presente. La señora fierman se acerca hacia mi y su rostro se llena de gruesas lágrimas, rapidamente envuelvo mis brazos alrededor de su cuerpo y nos mantenemos así por varios minutos.
—Ella ya no está—dice reiteradas veces rompiendo el silencio que nos rodeaba—me ha dejado...
En ese momento aún estaba con la mente en la compra fallida, aún no podía razonar con claridad es así que me atreví a preguntarle aún abrazada a ella—Quién ya no está Anna?
Tardó varios segundos en responder —Maddie—dijo finalmente—Maddie me ha dejado.
Mi cerebro decía que ella la había abandonado, porque se había ido de casa, lo primero que pensé fue que, como cual chica adolescente que era había huído con su ex novio, ella me había comentado que tenía en mente ir a visitarlo, hacía años que no sabía nada de él y por fin había sido lo suficientemente valiente como para enfrentarse a él y averiguar por que la había abandonado. Yo no estaba muy conforme con su idea, pero yo no era quien para obligarla a no ir, eso era decisión de sus padres.
<<Con Marcus—su esposo—le dijimos que no era buena idea—gime y se separa de mi quedando ambas frente a frente—pero tu bien sabes lo testaruda que era—limpia las lagrimas de su rostro con su antebrazo pero es inutil, en pocos segundos brotaron nuevas lágrimas nublando sus ojos verdosos ocultos por unas grandes gafas—decidió desobedecernos y-y—llora con mas insistencia—y ahora ya no está—esta vez es ella quien se lanza a mi envolviendo otra vez sus brazos alrededor de mi cuerpo—Millie... Maddie ha fallecido, ha ido en busca de ese antiguo novio que tenía ella, pero a mitad de camino sufrió un accidente de tránsito, falleció en el momento—esconde su rostro en mi cuello y comienzo a sentir la humedad sobre mi blusa—Mi bebé nos ha dejado—mi rostro automáticamente se convierte en un mar de lágrimas y quedo atónita ante sus palabras.
—Maddie ha fallecido—me digo mentalmente—Maddie ha fallecido...—Repito. Intento autoconvencerme pero es imposible
Ella no puede estar muerta...
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