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Capítulo 11



Por fin faltaba una semana para el fin de clases, los trabajos se volvieron un poco pesados como cada final de semestre, pero aún así pude sortearlos y con buen promedio.

Lilth, Aline y yo habíamos prometido hacer algo durante las vacaciones que se aproximaban, salir a comer o ir al cine, a pesar de que no tuviéramos siempre dinero podíamos divertirnos de vez en cuando tratando de olvidarnos un poco de la rutina diaria:

-Ya sé... ¡vamos por comida china! –exclamó Aline.

-No... mejor vamos por tacos –dijo Lilith.

-Tienes razón... pero mejor los dos –contraatacó Aline.

Mientras tanto yo sólo escuchaba sus propuestas, fuera lo que decidieran haría lo posible por asistir al encuentro con ellas. Pensaba hacer varias cosas durante mi extenso periodo de vacaciones, ciertas cosas no las había terminado en las vacaciones de invierno, al contrario, por lo que esta era una oportunidad para darles fin.

Mi mente divagaba en las actividades cuando ambas jalaron mis manos para que les dijera qué hacer:

-Creo que ir por las dos cosas es mejor, así no se quedan con ganas de nada –contesté a su pregunta.

-Está bien, ¿cuándo vamos? –dijo Lilith, su agenda a veces estaba llena de actividades y más actividades.

-Este fin de semana, cuando ya finalmente no nos veremos –dije a la vez que revisaba unas imágenes para comenzar un nuevo dibujo.

-Y, ¿llevarás a tus guardias? –preguntó Lilith con un poco de picardía.

-Si quieren ir, pues sí –dije sin inmutarme. Mis amigas gustaban de burlarse a veces de que me siguieran ambos chicos, que en esos momentos estaban jugando con un balón de fútbol americano. En lo particular, no me molestaba tener la presencia se ambos cerca de mí, como ya dije varias veces antes, nunca podremos compensar los tres años perdidos en nuestra pubertad.

-Sería bueno que vayan, así si estamos en problemas seguro que los derriban en un segundo –comentó Aline comiendo un trozo de manzana con tranquilidad.

-Buen punto –señalé con mi cabeza reposando sobre una de mi mano derecha y asintiendo con calma-. Los llevaré para que sirvan de protección, a final de cuentas no salen mucho que digamos.

Hablábamos eso cuando una mano enorme me palmeó la cabeza con un poco de fuerza, era Yuma que venía con cierto cansancio al estar jugando con Subaru. Tuvo que tomar de la botella de agua que yo traía ya que no debía dejar notar su pequeño apetito por sangre. Subaru hizo lo mismo.

Nos pusimos de acuerdo en la fecha y lugar en el que nos veríamos ese fin de semana para ir a comer juntas, entonces nos despedimos y regresamos a casa:

-¿Irás a asaltar gente o algo parecido? –comentó Yuma mientras jugaba con mis cabellos.

-Claro que no, bobo, vamos a ir a comer –dije distraída en la ventana de mi asiento en el camión.

-Hm, no parecen ser las típicas chicas que se van de vez en vez a comer juntas –dijo Subaru arqueando una ceja.

-Pues no, de hecho es raro que nos podamos reunir así, porque regularmente no tenemos dinero para gastar en salidas –contesté mirando al techo y volviendo la vista a él.

-¿Y nos llevarás? –Yuma tocó mi cuello y las cosquillas me invadieron. Me quejé y lo miré enojada alejándome de él un poco.

-Si quieren ir, pueden ir –declaré con los brazos cruzados.

Yuma se rió por lo bajo y miró de reojo a Subaru, quien sonrió complacido. Algo se traían entre manos esos dos, pero eso no evitaría que me levara bien con mis amigas.

Unos días más tarde, ya era la salida y nos habíamos reunido para ir a comer, mis guardias nos acompañaron y estuvieron bastante callados, para ser ellos. No me fiaba de su compañía totalmente ese día, simplemente seguía sus movimientos de cerca para que no hicieran tonterías. La pasamos bien y me divertí con ellas, no las vería hasta unos meses después así que me trataba de divertir como nunca, y entonces llegó la hora de la despedida y la ida a casa.

Subaru iba detrás de mí, mientras que Yuma a mi lado, eso era un tanto sospechoso, por lo tanto me alejaba de vez en cuando, pero rápido me atrapaban, eso me daba miedo:

-En vista de que nos dejaste ir... te recompensaremos –anunció Yuma antes de llegar a casa.

-¿Eh?

Ambos me llevaron a un lugar solitario... completamente vacío de gente. La luz no se notaba mucho, ni la Luna eclipsada, tal vez querían jugarme una broma. Me resistí a caer en ella:

-No te muevas –Subaru dijo y me atrajo a la pared fría del callejón al que me llevaron. La piel se me erizó y me traté de zafar. Entonces, Yuma tomó mi cuello con la mano y lo apegó al muro, palidecí en ese momento, su jueguito me comenzaba a asustar realmente.

Comprendí que eso era lo que habían querido desde el inicio, desde que habían preguntado si podían ir conmigo a la comida. Era la sangre que los llamaba... el hambre que secaba sus cuerpos cada que podía. Cerré los ojos y me calmé un poco, hasta que el brazo derecho se llenó de aire frío nocturno, alguno de ellos me sujetaba el brazo y sin previo aviso había mordido la carne tierna del mismo. Me había negado a abrir los ojos, y el gemido que tenía en la garganta se quedó ahí gracias a la mano de Yuma. El siguiente mordisco fue en mi clavícula, que provocó un dolor más agudo en mi cuerpo, esta vez no pude reprimir ningún sonido y traté de soltarme, pero no lo logré:

-Permite que te rompa más, Scarlet –Subaru gruñó contra mi piel desnuda. Y caí en un sueño total.

Durante las vacaciones, fue cumpleaños de Aline, y me había ido a dormir a su casa, así que los vampiros no habían vuelto a tocar mi carne en un buen tiempo, eso me alegraba un poco. Amaba a los vampiros pero no iba dejar que comieran a la hora que quisieran. Al menos no me habían seguido hasta la casa de mi amiga, sino me habría enojado demasiado.

También, fue el cumpleaños de Yuma, pero no me quedé en su casa. Habíamos ido a pasear a los deportes extremos, jugamos baloncesto y patinamos un rato, y al final tuve que huir de él porque mi sangre iba a ser succionada de nuevo, por lo que me fui lo más rápido que pude.

Y finalmente habían terminado las vacaciones de tres meses que nos habían dado, Lilith, Aline y ellos dos habían quedado conmigo de nuevo, eso me alegraba bastante, y no evitó que hiciera nuevos amigos, así que estaba rodeada de gente buena por primera vez.

Los primeros días habían sido un poco difíciles para mí, pero a final de cuentas tenían un efecto positivo en todo, nada malo. Los profesores eran bastante accesibles y tranquilos, aunque exigían un poco más de trabajo que en mis semestres pasados, sin embargo.

Las tareas eran en equipo e individuales, pero algo tediosas algunas, en especial las exposiciones.

-Tienes que bromear –la voz de alguien me sacó de mi concentración en la tarea que habían dejado.

-No, te lo aseguro, es muy lindo ¿no crees? –otra voz le siguió.

-Ah, desearía que me hablara pero se la pasa con esos –volvió a decir la voz, dos chicas de mi salón conversaban acerca de lo lindo que era Yuma, a pesar de su actitud seca y ruda. No podía negar que era cierto.

Suspiré y escuché el quejido de Yuma, seguramente había escuchado todo, así que miró a las chicas de la manera más asesina que pudo y ellas desviaron la vista de él, Subaru se rió. Eso sólo enojó más al susodicho castaño, quien chasqueó la lengua con desagrado. Bajé la vista y terminé el trabajo que nos habían asignado así que me salí al baño, en mi camino encontré a un chico que me parecía familiar, del curso de ingreso a la preparatoria quizás, no le tomé mayor importancia.

Cuando regresé al salón, la profesora daba indicaciones de la tarea para el día siguiente y yo tomé nota lo más rápido posible, era bastante pero al menos tendría un poco de tiempo para hacerla y terminarla en forma. Un año más y estaría en el último grado antes de asistir a la Universidad y entrar en palabras mayores respecto al estudio.

Más tarde, cuando salimos, la chica que había hablado de Yuma se despidió de él y le besó la mejilla, incluso la de Subaru también y pasaron de largo con mis amigas y yo. Mi cara tenía una expresión de confusión y al final, cuando se alejaron, una carcajada me salió siendo coreada por Aline y Lilith. Seguimos caminando a la salida e hicimos nuestra ruta acostumbrada. Al final quedamos los chicos y yo:

-Alguien ya tiene enamorada –se mofó Subaru de Yuma mientras le daba un codazo.

-¡Cállate! Eso también te incluye a ti, escuché que te mencionaron –se rió Yuma de él.

-¡¿AH?! ¡Imposible! Te besaron a ti primero –y así empezó una discusión larga que duró todo el trayecto de vuelta a casa, yo en tanto escuchaba música y dibujaba un poco.

Al llegar a casa, estaba sola ya que ambos se habían quedado bastante lejos peleando a golpes y yo me había alejado evitando problemas, además, no disfrutaba de ver que dos personas importantes para mí se hicieran daño. Entré como siempre a mi casa y tras dejar las cosas de la escuela en la silla de mi escritorio me dormí en la cama un rato.

Los días, las semanas, todo había avanzado demasiado rápido que era increíble. El cumpleaños de Subaru llegó rápido, nadie sabía más que nosotros el día pero cuando las chicas interesadas en ellos se enteraron, le dieron muchas cosas hechas a mano. Yuma se burló de él durante horas y el sonrojo de Subaru era la gran prueba de ello. Mi querido albino era pálido así que er muy evidente cuando la sangre subía a su cara y la manchaba de un carmesí profundo en las mejillas que se decoloraba en rosado a lo largo de las orejas.

-¡Cállate, Yuma! –dijo con demasiados regalos en las manos que al final no supo sí tirarlos o guardarlos para decorar su cuarto.

-¡Es que tu cara es tremenda, hombre! ¡Estás todo ruborizado! .gritó Yuma en carcajadas, logrando captar la atención de los que pasaban cerca. Yo rodé los ojos y negué con la cabeza mientras caminaba por el cruce de peatones de salida de la escuela. En el camino a la casa al menos no hicieron nada de eso, al contrario, se quedaron dormidos sobre mí.

En el mismo mes que Subaru cumplió años, Lilith también, de hecho, le hicimos un dibujo Aline y yo, el cual no dejaba que nadie siquiera lo tocara. Ese día reímos mucho también aunque no pudimos ir a celebrarlo con ella. El tercer semestre estaba a punto de terminar, faltaba apenas una semana para ello, y unas semanas de vacaciones seguían después, algunos profesores incluso ya habían cerrado el semestre y nos dejaban horas libres en el horario, las que aprovechamos para salir algunas veces a dar la vuelta y quitarnos el aburrimiento.

Y finalmente, la semana llegó a su fin, las vacaciones habían llegado y ahora nos veríamos hasta el año siguiente así que, decidimos seguir en contacto por redes sociales. Además, de ser posible salir una vez al menos. Sin embargo, no pudimos salir ni una sola por falta de presupuesto en nuestras casas, eso claro en el caso de Aline, Lilith y yo puesto que para Yuma y Subaru no era más que por obediencia a sus hermanos mayores.

-Debemos hablar seriamente –llamó Reiji desde la sala. Me aburría escuchar pero debía bajar.

-¿Pasa algo, Reiji? –preguntó Ayato seguido por Andie.

-Padre tiene una invitada para nosotros –contestó el mayor.

-Una chica de intercambio en la escuela, si es que se puede llamar así a su transferencia repentina –dijo Ikary en un tono entre frío y preocupado.

Aparecí en la sala para escuchar, al parecer una chica llegaría a la prepa en la acudíamos para nuestro beneficio, y ese beneficio era su sangre por supuesto. Esto no me era algo familiar, por primera vez había escuchado cosa similar.

-Además... dijo que es vital que no la matemos, es la pareja para Subaru –dijo Shü sin abrir los ojos desde donde estaba acostado. Me paralicé y abrí los ojos tanto que casi se me salían.

-¿Qué? –preguntaron los trillizos al unísono.

-Como escucharon, podrán beber de ella como cuando Ikary y Andie llegaron pero será destinada a Subaru al final de todo. Cuando su proceso de conversión llegue, Subaru será el responsable de estar con ella –dijo Reiji con su tono serio y frío de siempre, tan cortés como pudo.

Así que el viejo pensaba traerme alguien para formar una pareja, ¿acaso creía que yo haría lo mismo que él había hecho con mi madre? ¡Imposible! Esta vez no dejaría que su plan saliera como lo quería.

Han pasado alrededor de 2 semanas desde que salimos de vacaciones, no he salido porque Reiji se la pasa molestando con que debo volverme más responsable y prepararme para la llegada de la chica que será mi ¨pareja¨, era aburrido y molesto siquiera pensar en la situación pero ahí estaba yo, aprendiendo labores necesarias en caso de que debiera ayudarla o de que ella enfermera, o si se lastimaba, cómo auxiliarla y además, los modales a enseñarle para que la casa estuviera en perfecto orden y sin problemas. ¡Qué pérdida de tiempo!

-Yuma, termina eso rápido –la mandona voz de Ruki llegó a mis oídos desde la distancia de la entrada al jardín. Debía obedecer antes de que se enojara conmigo y me castigara.

Pasados unos minutos, ya estaba libre de su encargo y comí un cubito de azúcar con felicidad interna rebosando de mi cuerpo, era apenas la tercer semana de vacaciones y algo me hacía querer entrar a la escuela por primera vez... a pesar de los aburridos profesores que me llenaban el cerebro de pereza. Varias veces ya había pensado qué me ocurría, las chicas acosadoras no parecían ser la razón de mi problema de regresar, al contrario... saber de su existencia me daba miedo y ganas de matarlas.

-¡Ruki~! ¿Viste que Scarlet salió ganadora de un reconocimiento este año? –la voz de Kou pronunciando ese nombre me desconcentró y tosí un poco.

-¿En verdad? Creo haber leído su nombre en la lista en donde estaba yo –dijo Ruki tan arrogante como pudo.

-¡Salió en la gaceta escolar! Mira~ -le mostró la foto a Ruki en donde ella aparecía sonriendo. Extrañamente mi cuerpo ardía, en especial mi columna, acaso... ¿eran celos?

Salí de la estancia con la mirada de Kou confundida y la triunfal de Ruki en mi espalda, ese maldito aristócrata... algo estaba planeando seguramente... no me daba buena espina que se acercara a ella.

No podía salir de la casa porque Ruki seguro se la cobraría con ella regresando, incluso podría seguirme para beber de ella en su casa sin vergüenza alguna y no pensaba ponerla en peligro, no de nuevo. Y hablar con ella desde una pantalla no me gustaba, aunque... escuchar su voz seguro me calmaría un poco los nervios de no saber hace tiempo de ella...

Regresamos a la escuela un mes después. Yo había estado ansiosa por el regreso todos días, a pesar de lo que hiciera y viera, quería ver de nuevo a mis compañeros, amigos y profesores. Al fin podíamos estar juntos de nuevo. Había teñido mi cabello pues el rojo ya no era rojo, sino un color cobrizo, así que de nuevo era pelirroja. Muchos me felicitaron por el color, no tan llamativo pero sí profundo y brillante.

Abracé a mis amigos al llegar, estaba feliz, no habíamos hablado casi nada ocupados en nuestra rutina diaria, o en la convivencia familiar típica de la temporada decembrina. Era enero y año comenzaba frío, el invierno se iría hasta meses después pero no importaba.

Febrero... de nuevo esos días de amor desbordado llegaban, pero esta vez no me afectaba en lo más mínimo, al contrario, me sentía normal y feliz con las situaciones en mi entorno. Era año bisiesto, entonces duraba un poco más el mes, pero nada que no se pudiera manejar.

Las clases eran cálidas y divertidas, de nuevo congeniaba con mi grupo y seguía con mis amigos, eso hacía más efectivo el aprendizaje. Incluso, hacíamos deporte en las horas libres, nuestro favorito era el baloncesto.

Marzo... un mes apenas para mi cumpleaños diecisiete, casi era mayor de edad y estaba un poco aterrada del futuro. A mitad del mes era ya primavera, el frío se desvanecía poco a poco y la temporada de calor llegaba con los vestidos y tacones de las chicas. Yo no era dada a eso, aunque en las exposiciones en clase usaba ese tipo de ropa... en negro.

A finales del mes, el calor era un poco insoportable y el Sol quemaba mucho la piel al grado de que me escondía en las sombras con el bloqueador puesto. El aire y la poca brisa me gustaba mucho. Y fue en esos días que alguien me hizo una invitación un tanto peligrosa:

-Oye... nunca te enseñé la casa completa, ¿verdad? –comentó Yuma con la cabeza sobre su mano mientras jugaba con sus cubos de azúcar.

-No –contesté con mi vista en un dibujo que ya casi terminaba.

-Te invito a mi casa entonces –dijo súbitamente haciendo que mi mano soltara el lápiz, y mi boca se abrió más con lo que dijo inmediatamente-: y que te quedes a dormir.

Sus ojos no me miraban en un principio y al terminar, me apuñalaron prácticamente el alma, ¿quería que fuera a dormir a la casa de cuatro hombres vampiros?

-¿Sí o no?

-Eso depende de mi madre –comenté recordando que ella no era de las que dejaba que estuviera con chicos por más cercanos que fueran, y mucho menos sola.

-Convéncela.

Y así fue como le tuve que pedir permiso a mis padres... dando buenos argumentos sobre el lugar donde dormiría:

-Dormiré lejos de Yuma.

-Sí sus padres están de acuerdo en que vayas y tú no dormirás con él, está bien –dijo mi madre poco convencida pero había cedido rápido, igual mi padre.

Avisé a Yuma del permiso mediante un mensaje pero de inmediato me llegó un pensamiento: ¨ ¿Por qué quieres estar con él? ¨.

Era cierto... podía haberlo rechazado y ahorrarme todo el problema pero... quería hacerlo de alguna forma, mi interior tenía miedo y temblaba pensando en ello... y por fuera sonreía como idiota al poder ir a su casa, de estar juntos al menos una noche... solos.

El peor obstáculo eran sus hermanos. Mejordicho... su hermano mayor. De todas formas, contestó el mensaje de inmediatoconfirmando el día y la hora.

 

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