Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 4

✨Mención de embarazo adolescente y abort0 ✨

CAPÍTULO 4

Bruce miraba a Clark intensamente. Las palabras de Lex aún daban vueltas al fondo de su mente: sobre todo lo que podía ser el alfa, la posibilidad que ni siquiera hiciera parte de este mundo. Ahora entendía un poco más de sus palabras en el granero. Sin embargo, cada vez que lo miraba, le parecía tan humano, incluso más que él, que simplemente le parecía imposible. Es decir, estaba allí, jugando al fútbol americano, chocando contra otros jugadores y no parecía ni más fuerte, ni menos débil que los demás. Clark parecía tan normal.

Lex le dio un toque en el hombro. Apenas y se dio cuenta que el equipo de Clark acababa de marcar un gol, que había sido el propio alfa quién y lo hizo y que eso selló el destino del partido a favor de Smallville. Se levantó imitando a los demás; no era muy fan de ese tipo de deporte y, para ser sinceros, a veces no entendía la mitad de lo que estaba sucediendo en el campo, pero a Clark parecía ser feliz corriendo tras la pelota. Sentarse en las bancas bajo el sol para apoyarlo no fue una tarea difícil.

Los amigos de Clark se reunieron para esperar a la estrella del partido. Todos hablaban entre sí, pero si Bruce tenía que escoger una que le caía bien, esa era Cloe. Tenía un espíritu de la curiosidad indomable y había sido fuente de muchas historias extrañas de Clark, fotos que ni el alfa sabía que existían y fue agradable charlar con ella por chat sobre cosas extrañas que sucedían por ahí. A pesar de que Cloe sabía tanto de rarezas, Clark no parecía estar catalogado entre las que debía preocuparse; ella solo lo llamó 'el efecto Clark' y Bruce estuvo de acuerdo, eso lo calmó más sobre lo que Lex le había dicho.

—La fiesta se muda al Talon, ¿Vienen?

Era agradable ver cómo todos agasajaban a Clark. La forma en como parecía recibir cariño desde todos lados también hacía sentir feliz a Bruce, como que si estuviera agradecido y parte de esa energía también recorriera su cuerpo. Bruce se preguntaba si tanto cariño tenía que ver con que Clark era alguien especial muy por encima, probablemente, de todos ellos o porque era su propia esencia haciendo gala de su existencia entre los demás. Sea cual sea el motivo, había algo que hacía que, de alguna u otra manera, todos amaran a Clark Kent.

—¿Estás bien?

El alfa se sentó a su lado, pasó una mano por detrás de sus hombros y Bruce se dejó abrazar. Si Clark era tan fuerte como para sobrevivir al atropello de un auto, ¿Cómo era capaz de ser tan cuidadoso dando un abrazo? A veces le daba la sensación de que Lex se obsesionaba con cosas extrañas. Clark no era un extraterrestre.

—Has estado callado toda la noche —habló de nuevo el alfa.

—Hay mucha gente.

Clark asintió. Sabía que el omega nunca estuvo demasiado cómodo entre las multitudes, por eso le agradecía tanto el hecho de acompañarlo y soportar todo eso. —Podemos escabullirnos, ¿Sabes?

—¿Tú crees?

—Hay una puerta detrás de la cocina. —Clark miró a la muchedumbre. —Realmente no creo que nos echen en falta.

—¿A ti? ¿Al héroe el momento? Por supuesto que no.

Igualmente terminaron saliendo y escapando de la fiesta.

Esa noche, mientras se acurrucaba con Clark en el nido mal hecho del granero, dejó a un lado las evidencias de Lex. Clark no podía ser de otro sitio. Lo miró por un momento, con los ojos cerrados, el pelo revuelto y el semblante un poco cansado por el día; incluso dormido, Clark parecía demasiado humano.

.
.

Habían pasado algunos meses, casi un año desde la primera vez que se vieron en el despacho de Lex. Bruce había probado de primera mano las desapariciones extrañas de Clark, se había inmiscuido en algún que otro problema por su culpa y salvaron algún que otro chico por eso mismo; Clark le mostró el valor que tenía ayudar a los demás y le dio una nueva perspectiva a su vida, aunque a Alfred no pareció gustarle demasiado. Hasta habían logrado hacer de las cuevas Kawatche una reserva y escucharon una leyenda interesante sobre un alfa de otro mundo que venía a salvarlos a todos y un omega convertido en héroe que engendraría la nueva generación y ayudaría a preservar esa raza al borde de la extinción.

Smallville podía ser un lugar interesante de vez en cuando.

Entonces, Bruce acababa de graduarse de la secundaria, la mayoría de edad le había llegado hace un par de meses y la vida adulta se había asentado sobre sus hombros muy rápidamente, aunque tener dieciocho años no le hacía sentir muy distinto si tenía que decir la verdad. Alfred seguía ayudándolo a dirigir todo, Lex seguía actuando como un hermano mayor y él no se sentía muy independiente de nada todavía. Incluso en la empresa, Lucius seguía siendo mejor que él por años luz y él solo se encargaba de ser una imagen con un nombre por encima.

Clark se graduaba hoy y, aunque también había cruzado el umbral de la adultez hace solo dos semanas, también dijo sentirse de la misma forma: Niños atrapados en el cuerpo de adultos. Aunque, bueno, aún ni podían beber por su propia voluntad.
Pero volviendo al acto que acontecía: Un beso, una foto y muchas felicitaciones. La graduación de Smallville High School era mucho más divertida que lo que fue la de Gotham Academy. En Gotham, la vida de la alta sociedad estaba casi planeada segundo a segundo: la escuela, la universidad, la profesión, en algunos casos hasta el matrimonio; Smallville y Clark fueron distinto: todo se trataba de ir improvisando en la vida. Le daba emoción escucharlo hablar sobre todas las posibles universidades en donde podría ser elegido, las carreras a las que podía optar, incluso pelear por el barrio donde podía o no vivir en ese periodo, siempre a la expectativa de que, en cualquier momento, todo podía ser distinto a lo que pensaron en un primer momento. Fue casi apasionante no saber en qué acabaría todo aún estando tan cerca. Bruce ya tenía organizado hasta la ropa que se pondría primer martes del próximo mes.

—Esto no es muy Gotham —habló Clark mientras salían de la escuela. Sus padres se habían despedido y volvían a la granja. La fiesta de los chicos era solo de ellos. —A cambio de la cena elegante en un restaurante privado... tenemos fiesta común en el Talon.

—Suena bien.

Bruce se agarró del brazo de Clark, frotó su mejilla contra él y se puso de puntitas para darle un beso en la mejilla. Clark era tan cálido. Tenía un aroma que dominaba por dentro todo su ser aunque no se lo dijera y había algo en él que lo enloquecía y simplemente no podía descifrar. Era como un enigma, esa adivinanza de la que Lex quería saber tanto pero que Bruce no era capaz de darle respuesta alguna porque no lo entendía tampoco. Al final le había dicho a Lex que Clark solo era algo raro y especial, pero que, por más cosas que pusieran por su camino, nada le decía que fuera diferente a ellos.

—Admito que la mía fue aburrida, pero ya sabes... Gotham.

—Bueno, fue divertir ver a Alfred sufrir porque no sabía usar todos los tipos de tenedor. —Bruce soltó una risa, se apretó más contra Clark, le encantaba cuando el alfa tenía ese aroma de felicidad a su alrededor.

Llegaron al Talon. Ya estaba lleno cuando entraron. La música estaba alta, las luces tenues y habían desalojado la mitad del salón para convertirlo en una pista de baile improvisada. Se habían hecho un pequeño hueco en una esquina con los amigos de Clark y, con algo de valentía y estupidez adolescente, rodaron un par de cervezas de contrabando. Clark pasó, pero Bruce aprovechó su momento para probar las bebidas ilegales fuera de los ojos de Alfred.

Las risas fueron y vinieron, las horas pasaron entre charlas divertidas, bromas, recuerdos raros, burlas y firmas en todos los anuarios. Un par de cervezas más. Más risas.

Clark tuvo que arrastrar un poco a Bruce hasta la granja mientras lo escuchó reír a todo pulmón a través del campo.

—Vale, creo que eso fue demasiado.

Bruce intentó subir correctamente hasta el segundo piso del granero. CLark quiso ayudarlo, pero el omega estaba enajenado en que cuatro cervezas no eran nada y podía conseguir llegar hasta arriba por sí mismo. El alfa lo dejó, mientras se burlaba de él, aunque se movió un par de pasos por debajo por si acaso llegaba a fallar en su escalada. Al final, lo había logrado sin ningún contratiempo. En una actitud infantil, lo vio gatear hasta su nido (que ahora también Bruce había personalizado con sus cosas) y tirar de las mantas para envolverse de mala manera en estas desordenando todo.

—Eso es mío.

Clark agarró el extremo de una manta y la jaló, tirando a Bruce con el movimiento. El omega jaló también y, aunque probablemente no lo hubiera movido ni un centímetro, el alfa se dejó arrastrar hacia el montón de mantas, más aún cuando la mano de Bruce lo apresó y lo obligó a recostarse por un lado con la intensión de usarlo de almohada.

Bruce se abrazó a él. Tenía su pierna alrededor de su cadera y su mano apresando su torso, apretándose contra Clark como si fuera una especie de peluche gigante.

—Te quiero, ¿lo sabes?

—Sí. Yo también te quiero, ¿también lo sabías?

¿Será que un año es suficiente para querer una persona? No lo sabía. No había nada que midiera el tiempo necesario para comenzar a querer, pero solo sabía una cosa, cuando estaba con Clark se sentía totalmente completo, de una u otra manera, sentía que estaba en el lugar correcto, en el momento adecuado, con la persona que debía estar.

Se quedaron en silencio. Los aromas de ambos comenzaron a mezclarse en el aire. Bruce fue el que empezó. Deslizó su mano suavemente por el pecho de Clark, haciendo circulitos, apretando su abdomen duro y trazando líneas sin sentido que a veces le hacían cosquillas al alfa. No es como que nunca antes hubieran estado juntos. Ni Alfred ni los padres de Clark tenían la habilidad de estar en todo siempre y, bueno, Clark y él eran buenos escabulléndose. Incluso el alfa tenía la osadía de ir hasta Gotham solo para escalar por su ventana sin ser detectado. Nunca supo cómo logró toda esa travesía él solo, pero les regaló un par de noches divertidas.

—No tengo...

—No importa.

Bruce se movió para subirse sobre Clark. No era la primera vez que no tenía protección, pero ¿qué más daba? Los omegas solo se embarazaban en el celo y muy rara vez en el precalentamiento y, que supiera, no estaba en ninguna de las dos. Bruce se conocía a sí mismo mejor que nadie, tenía todo calculado, planeado, trazado hasta la última consecuencia, incluido todo lo que su naturaleza le ponía por delante. No tenía nada de qué preocuparse.

Solo disfrutaría.

.
.

Hay cosas en la vida que están marcadas por el destino. No importa lo mucho que te esfuerces, los caminos que evadas, las decisiones que tomes o los muchos planes que dibujes para hacer lo que quieres, si un ser divino superior ha decidido que algo va a ocurrir en tu vida, tarde o temprano acabará ocurriendo. Los humanos, ni siquiera los extraterrestres, son lo suficientemente poderosos contra las fuerzas del los hados. Del poder superior que le encantaba joderle la vida fue consciente Bruce el día de la muerte de sus padres, pero también esa mañana, cuando se sentó en la mesa y Alfred puso delante de él un plato de huevos con bacon.

—¿Se siente bien, Srto. Bruce?

Bruce agarró el borde de la mesa, negó con la cabeza y terminó parándose para correr al baño. Devolvió todo lo que había comido la noche anterior y el poco café que había tomado esa mañana. Se sentía mareado, como si de repente alguien le hubiera dado un sartenazo y lo hubiera dejado aturdido.

—Se lo dije, Srto. Bruce... no desayunar por varias semanas y esos hábitos de dormir tan desordenados tendrían consecuencias.

Alfred lo ayudó a sentarse correctamente.

—Quédese allí, traeré algo para los mareos.

Sacó su teléfono mientras Alfred fue a la cocina. Ya se había dado cuenta que su calor se atrasó una semanas, pero no era nada que le preocupara, a decir verdad. Al menos no hasta ahora.

Entró pánico. No estuvo con Clark en celo, porque no le había llegado ese trimestre, así que probablemente estaba en precalentamiento, porque estaba a punto de llegarle, pero, había una posibilidad demasiado pequeña de que algo sucediera en ese periodo. Era hasta raro, incluso muchos omegas aunque lo hicieran día y noche en ese periodo no llegaban a quedar en cinta, era solo una probabilidad de una en un millón.

Y a Bruce siempre le tocaban de esas: Era el uno en un millón en ser huérfano tan pequeño, uno en un millón de ser la persona más rica de toda la ciudad, una en un millón de nacer de la unión de un alfa y un beta, uno en un millón, así era su vida. Maldijo por lo bajo.

.
.

—¿Esto es una broma, verdad?

Clark lo miró intentando parecer calmado, pero exudaba pánico por todos lados. Bruce negó con la cabeza y le regaló una sonrisa.

—Sí, es una broma. —Se cruzó de brazos. —Le mentí a Alfred y conduje solo desde Gotham hasta aquí para hacerte una jodida broma. —Hubo un momento de silencio en el que ambos se miraron; Bruce comenzó a enojarse y, después, gritó. —¡Claro que no! ¡Alfred te matará cuando se entere!

—¿A mí?

—¡A los dos!

Bruce estaba exasperado, imaginando todo lo que tendría que enfrentar de ahora en adelante con un bebé. Clark parecía más la encarnación del pánico pensando en qué iban a decir sus padres cuando se enteraran de eso.

—Te dije que usáramos protección.

—¿Perdón? —Bruce lo miró ofendido. —Pues disculpa por haberte obligado.

—No estoy diciendo eso.

—¿Entonces qué se supone que significa eso? —La habitación se llenó de enfado. Clark le gruñó a Bruce cuando este caminó e invadió su espacio personal, poniendo el dedo índice sobre su pecho. —Podrías haber dicho que no si no querías, empujarme o lo que fuera. Eres lo suficientemente fuerte para no morir cuando te arrolla un auto, también lo deberías ser para detenerme.

Clark se quedó quieto. La acusación le sonaba a Lex, así que no dijo nada —¿Pues qué hacemos entonces? Srto. Yo todo lo tengo planeado. —Estaba molesto.

Era culpa de ambos, eso era totalmente seguro. Sin embargo, en ese momento de pánico, tener solo unos meses más de dieciocho, estar a punto de entrar a la universidad y los poderes super humanos no lo hicieron más maduro ni más adulto y a Bruce ser el CEO de una empresa nacionalmente reconocida tampoco. En ese instante, mientras se miraban con rabia a los ojos y se echaban las culpas de un acto que ambos habían cometido, solo eran dos niños asustados, intentando parecer que podían controlarlo todo.

—Yo no puedo tener un bebé —dijo Clark.

No es que Clark no quisiera, es que eso cambiaba todos sus planes. Lo pondría de la cima del orgullo de sus padres a la vergüenza más absoluta. Un hijo, ahora, lo pondría en una esquina marginal de donde nunca podría salir y odiaría eso por el resto de su vida.

—¿Y te crees que yo sí? —respondió Bruce.

Alfred estaría decepcionado, sus padres estarían decepcionados. Sería la mancha en el linaje perfecto de los Wayne que siempre hicieron las cosas bien, con cabeza. Bruce sería el único omega que se había dejado llevar por los instintos básicos en una noche aleatoria.

—Yo... No sé, Clark. —Dio un paso atrás. Estaba asustado. Tan solo quería meterse en su nido y ser abrazado, cerrar los ojos y que todo desapareciera. —No sé qué debería hacer, ni siquiera sé si me gusta la idea. Es mi culpa, ¿sí? no sabía que estaba a punto de entrar en celo, tendría que haberlo sabido.

Por eso Clark olía tan bien en esos días y había estado tan pegajoso, por eso hizo tantos nidos sin razón aparente y comió tantos dulces. Tuvo que prestar mejor atención a los síntomas que le gritaban que estaba allí, pero había achacado todo eso a que solo estaba genuinamente feliz por primera vez en mucho tiempo.

—¿Qué se supone que voy a hacer con un bebé? —preguntó al alfa. El miedo de que Clark lo rechazara se hizo palpable.

—Tú... ¿Quieres tenerlo?

El dinero no sería problema, cubrir sus necesidades materiales no era algo que le preocupara. Lo que realmente le preocupaba era arruinar el futuro de Clark, el suyo propio. Era consciente de que un bebé no crecía solo con un poco de dinero. Iba a necesitar a alguien a su lado, que lo amara, que le enseñara el camino, que lo hiciera una buena persona como lo hicieron los Kent, como lo hizo Alfred. Bruce no se veía allí, arrullando un bebé, dándole amor, tirado en el suelo jugando con peluches y yendo al kinder como un padre orgulloso.

—No. —Bruce no quería llorar, intentó detenerse pero tuvo que limpiarse las lágrimas que amenazaban con salir con rabia. —¿Y tú?

Qué pasaría si Clark sí se veía así, con una familia. Bruce no sabía estar en una familia; solo tenía a Alfred. Para ser sinceros, no quería pertenecer a una manada otra vez, lo asustaba. Tener cosas significaba que las perdería eventualmente y no estaba preparado.

—Yo...

Clark, siendo un padre, teniendo que manejar un bebé mitad extraterrestre y confesar a Bruce cosas. No, no podía. Tenía toda una vida por delante, tenía cosas que hacer antes de dar ese paso.

—¿Por qué no haces lo más razonable? — Clark no parecía seguro, pero no iba a ir en contra de los deseos de Bruce tampoco. En cualquier caso, ¿Qué haría él también solo con un bebé? —Ya sabes... deshazte de él.

Bruce lo miró. En ese momento, no hubo ningún aroma en la habitación. Estaba vacía, mientras ambos se miraban y pensaban en lo que acababan de decir.

—V-vale.

Clark se acercó y lo rodeó en un abrazo. Bruce se echó a llorar.

Podían arreglarlo juntos, de alguna u otra manera, podían salir de ese problema.

.-.-.-.-

Pero, Sabichii, eso no es un embarazo adolescente. Pos no, no es, teóricamente(?).

Sí, pero, aunque sean mayores de edad por unos días. Concretamente, Clark depende de sus padres, no es un adulto independiente de gustos bien dementes, por lo que tiene que contar con ellos quiera o no y Bruce, bueno, es millonario, pero aún después de los cuarenta depende de don Alfred. Así que yo creo que aunque tienen dieciocho es embarazo adolescente (??). Además, son un par de niños, qué me cuentas.

No sé por qué lo estoy explicando. Ah, por favor, no se peleen en comentarios por lo de estar o no a favor del aborto. No es un debate esto, solo es la decisión que toman estos dos porque, pues yes, si no, no habría fanfic.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro