#5:
Pov.Narrador/ra
Rosed había salido de la cocina junto a la pequeña Yuki, se acercó hacia sus pequeños Litten's y les revisó preocupada pues su única niña le había informado que sus hermanos se encontraban heridos tras su "juego".
—¡Por Arceus! ¡¿que no les he dicho que no jueguen a las batallas?!— pregunto molesta al ver las marcas de rasguños que Kyori tenía en la espalda, estas aún sangraban un poco —dime corazón ¿te duele mucho?.
El pequeño negó con la cabeza, claro que estaba mintiendo sólo para que no regañaran a Ryu por haberle lastimado.
—no mamá, estoy bien bmjj.— se quejó al sentir un horrible ardor en su espalda al momento que su madre toco la herida con una de sus patas —b-bueno, tal vez si me duele un poco ¡Pero nada que una buena baya aranja no solucioné!.
—¡si si! No nos ha pasado nada ma, todo bien.— sonrió Ryu siguiéndole el juego a su hermano, el pobre en verdad no quería meterse en problemas —tal y como lo dice Kyori, ¡una baya aranja y listo!.
La mayor sólo soltó un pesado suspiro al ver las sonrisas nerviosas de sus pequeños, negó con la cabeza para luego irse a buscar aquellas bayas de color azul la cual ayudaría a que desapareciera el dolor en el cuerpo de ambos felinos.
Y mientras tanto, ella buscaba las bayas, nuestro trío de revoltosos hermanos hablaban entre ellos.
—¡ustedes dos tienen suerte de que mamá sea buena y les deje pasar esta mentira!— les reprochó la Mienfoo mientras se cruzaba de brazos —si fuera yo les castigaria... bueno sólo a Ryu.
—¡¿que?! ¡¿y por que a mi solo?!.
—por brabucon y obligar a Kyori a jugar cuando el no quería.
—...
Ryu maldijo por lo bajo para luego voltear la mirada, en cierta parte se sentía realmente culpable por haber obligado a su hermano a tener una pequeña batalla juguetona con él, mientras que por otro lado pensaba que había hecho lo correcto pues creía que si su hermano seguía evitando sus juegos y entrenamiento este no podría fortalecerse y se quedaría atrás lo cual no le gustaba, pues tal y como su padre una vez lo había dicho, los tres tenían que volverse fuertes al igual que él y ciertamente no quería que su hermano fuera un debilucho toda su vida.
—no te preocupes Ryu, no estoy molesto.— soltó nuestro querido protagonista mientras se recostaban en el suelo a esperar que su madre volviera con las bayas —solo que... Ya sabes que no me gustan las batallas.
—Kyori no digas eso.— le reprochó el mayor de los tres mientras le miraba con el ceño fruncido —no es que no te gusten las batallas ¡es sólo que no has encontrado tu motivación! ¡seguro y una vez lo logres te encantarán tal y como a nosotros!.
Kyori sólo soltó un pesado suspiro para luego negar con la cabeza, aquellas palabras se las solía decir su padre cada que él pobre se negaba a participar en sus "entrenamientos", a él nunca le gustaron las batallas y estaba seguro de que nunca le gustarían estas pues a su parecer sólo eran muestras estúpidas para ver quién era más fuerte que el otro, aquello no era más que una manera de entretener a las masas sólo con el dolor de los Pokemones que participaban en estas.
—no creo que eso llegue a pasar hermano, las batallas simplemente... No son para mí.
Nuevamente soltó un pesado suspiro al ver la expresión molesta de Ryu y la mirada algo decepcionada de Yuki, estos dos eran sin dudas unos grandes fanes de las batallas, su madre, antes de tenerles había sido una gran luchadora campeona de varios títulos y su padre era el líder de un maldito dojo, su familia era una de guerreros, lo había sido desde hace ya varias generaciones atrás, sin embargo, él era diferente a todos sus familias, él simplemente era la oveja negra de aquella familia de luchadores natos, él... No se sentía normal en aquella familia.
Continuara...
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