Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

25 No sé dónde vas, pero no vas

En cuanto suena el despertador, me levanto y me deslizo cual gusano hacia el cuarto de baño. Necesito una ducha, me siento tremendamente cansada.

No sé si será que me ha venido de golpe todo el cansancio por el viaje, el pequeño encontronazo con Derek en mi despacho, o esa llamada inesperada de Dakota cuando me metí ayer en la cama. Creo que es lo de Dakota, sí... No recuerdo muy bien lo que me dijo, estaba agotada y el sueño ganó la batalla a sus jugosos chismes. Pero me parece que me dijo que quería verme.

Como no estoy segura, y paso olímpicamente de tener que escucharla gritar y patalear como una niña pequeña, creo que lo más conveniente es que me pase por su casa, la recoja y nos desmelenemos un poco mientras tomamos unas copas. Además, así no tengo que verle la cara a Derek hoy.

Me tomo el tiempo que necesito en la ducha y desconecto. Me relajo sintiendo cada músculo de mi cuerpo derretirse ante el golpeteo del agua, y el olor a menta del champú envolviéndome de pies a cabeza.

Umm... Me encanta.

Me encanta tanto, que hasta me cuesta salir de la ducha cuando mis tripas rugen pidiendo a gritos la primera comida de la mañana.

Me cuesta, pero cedo. Ya no solo porque tengo un hambre tremendo, sino porque sé que necesito fuerzas para aguantar a Dakota. Ya queda muy poco para el día de su boda, así que estará que se sube por las paredes.

Cuando entro en el vestidor, dejo caer la toalla negra que envolvía mi cuerpo, y empiezo a ojear qué ponerme. La verdad es que estoy indecisa. Me encanta vestir como lo que soy; una mujer de negocios, una cobra vidas, alguien que no perdona y a quien se las pagan con creces, alguien... Que tiene a quien quiere, pero no quiere a quien tiene.

Sí... Así soy. Aunque a la gente le cueste creerlo, y hasta me critiquen por ello, no tiene sentido negar la personalidad que los golpes de la vida me obligaron a tener. A veces me duele saber que no podré tener una vida normal, con un trabajo aburrido y, ¿quién sabe? quizá hasta con un mocoso corriendo por casa. Pero me consuela saber que, ya que eso no podrá ser, soy la mejor jugando con las cartas que me han tocado jugar.

Para cuando me doy cuenta y escapo de mi burbuja, me percato de que mi subconsciente a sido inteligente y ya ha escogido por mí. Giro sobre mis talones, quedando frente al espejo de cuerpo entero, y me encanta el estilazo que tengo aún y cuando me visto son querer. De verdad, estos vaqueros negros con roturas hasta en los lugares más insospechados, y la camiseta basica de tirantes azul cielo a juego con mi Vans, me hace parecer hasta inocente.

Inocente. Vaya disfraz que me gasto cuando quiero.

Me deslizo por la escalera, siendo testigo de un silencio extraño que gobierna mi casa. Y digo extraño, sí, porque aunque antes era algo común y hasta relajante, desde que Derek apareció en mi vida, el silencio había pasado a ser algo así como un puto mito.

Entro en la cocina y me encuentro con que Alise tampoco está. En su lugar, encuentro una nota en la que me anuncia que ha salido para hacer unas compras, y que mi desayuno está preparado sobre la mesa. Eso ya lo he visto, lo he olido, y hasta le he dado un mordisco a la tostada mientras leía la nota de Alise.

Me siento en la silla, lista para engullir el café, el zumo de pomelo, y las dos tostadas con mermelada de albaricoque que me esperan. Doy otro mordisco a la tostada, y mientras el sabor me impregna la boca, los rayos de sol que se cuelan por el ventanal acarician la piel de mi cara, en una invitación silenciosa por salir a la calle.

Que paz.

- No sé dónde vas, pero no vas - la voz autoritaria de Derek me sorprende a mi espalda.

A tomar por culo la paz. Mucho estaba durando.

Giro la cara, lo justo para ver por encima de mi hombro, como se acerca a grandes zancadas desde la puerta, y toma asiento a mi lado. Bufo en cuanto el muy imbécil toma postura de querer hablar; con el codo apoyado sobre la mesa, y el mentón recostado sobre su mano.

- No tengo tiempo para mierdas, Derek - intento esquivar las tonterías que viene a decirme.

- ¿Cómo?- escupe incrédulo.- Mira, Norah. No sé qué coño te pasó en la reunión, no has querido contármelo. Así que no pretendas que me quede quieto y callado sin recriminarte nada, cuando nuestro trato era ese.

Respiro hondo, armándome de paciencia. Sigo masticando la tostada y trago antes de responder con tranquilidad.

- No tenemos ningún trato, Derek. Tú has querido meterte en mi vida, en mi mundo, y has pretendido pasar por encima de mí - se lo explico como si fuese un niño.

- ¡Eso es mentira!- grita, golpeando la mesa con la mano con la que antes se sujetaba la cabeza.

El golpe en la mesa no me sobresalta, pero me irrita. Me irrita demasiado. Lo miro seriamente, no haciendo ni el más mínimo esfuerzo en disimular mi cara de pocos amigos. Dejo caer la tostada sobre el plato, giro el culo sobre la silla, y lo miro. Lo miro como solo yo sé hacerlo. Lo miro con suficiencia, con poder, con la amenaza vibrando en el interior de mis pupilas.

- Derek, Derek, Derek ... No pretendas volver a intentar pasar por encima de mí. No vuelvas a esperar que te dé una respuesta de nada, que te cuente nada, o que comparta cualquier pequeñez de mi vida contigo - ladeo la cabeza cual psicópata. No porque lo sea ( que también tengo algo de eso, a veces), sino porque sé que me hace parecerlo.- Sospecho de muchas cosas, de mucha gente... Y no te conviene dirigir esas sospechas hacia tu persona - me acerco aún más a él, a modo que una de mis piernas queda justo en medio de las suyas. Levanto la mano suavemente y, en un gesto cariñoso, le acaricio el contorno de esa mandíbula marcada que tanto me enciende.- No sigas insistiendo, hazte un favor. No serías el primer buenorro del que me deshago, y no me haría gracia tener que sumarte a mi lista de "lástima, qué desperdicio".

- Estás como una puta cabra - susurra incrédulo, mirándome como si no diese crédito de lo que acaba de oír.

Sonrío. El pobrecillo no ha visto ni la sombra de lo que puedo llegar a ser. Estoy segura de que tampoco quiere verlo, así que, para rematarlo, añado un pequeño detalle que espero que lo haga reaccionar y huir antes de que la bomba estalle.

- No soy la Norah que conociste, Derek. Si en algo aprecias tu vida, deberías coger tus cosas, tu placa y alejarte de mi y de todo lo que me rodea - advierto, intentado que suene más a consejo que a amenaza.

- Y si no... ¿qué?- me reta.

Uis...  nene.

-  ¿Que qué?- río con malicia, no puedo evitarlo.- Deberás dejar tu placa aquí, en casa, y ser como Jhon. Nada de preguntas, nada de cuestionar lo que hago, digo, o dejo de hacer. Nada de creer tener voz ni voto. ¡Nada!- me levanto de la silla, y con ese último "nada", soy yo quien golpea la mesa.

Lo miro con desdén, esperando, anhelando una puta respuesta negativa a lo que le exijo. Pero el muy petardo, en lugar de hacer lo correcto y no complicarme más la vida, traga saliva con visible tensión y escupe:

- De acuerdo, señora - parece serio, profesional. Pero ambos sabemos que en la palabra señora, iba una pequeña burla con filo afilado.

Éste se va a cagar.

Si quiere jugar, jugaremos. No hay nada que se me dé mejor que ser yo misma. Sonrío de medio lado, mostrándome receptiva a tenerle entre mis chicos, y le doy una palmadita en la mejilla.

- Genial - le guiño un ojo divertido.- Jhon está haciendo cositas de chico mayor, así que... Te vienes a vigilar todo el santo día.

- Soy inspector, Norah - me recuerda, así como si el hecho de hacer una vigilancia, fuese un puñetero juego de niños.

- Ya. Claro. Pues vamos.

En cuanto salimos de casa, le doy las llaves de mi adorado A7 azul, y le doy las indicaciones para que me lleve al lugar que quiero ir.

En menos de media hora, y con una Dakota muy puntual esperando en la puerta de su portal (tal y como le he citado en el WhatsApp mientras iba en camino), A Derek se le cambia la cara.

Le guiño el ojo y salgo del coche para recibir a Dakota con un efusivo abrazo y unos grititos de emoción. No soy de esas petardas escandalosas, pero solo por ver a Derek pasar vergüenza... Todo vale.

- ¡Ains Dios! ¿ Dónde me vas a llevar? En el mensaje no me has aclarado nada, perra - suelta Dakota entre grititos y saltitos.

- Solo te diré...- abro la puerta del copiloto dejando la frase a medias.- Que vamos a pasar una tarde de chicas, cojonuda.

En cuanto Dakota se sienta, yo rodeo el coche y abro la puerta del conductor. Miro a Derek, quién tiene la cara totalmente desencajada.

- Tú - le señalo con el dedo índice y después señalo con el pulgar el asiento trasero.- Atrás.

El muy bobo mira con cara de "ésta me la pagas", y sale refunfuñando por lo bajo del coche para acatar mi orden.

Me acomodo en mi perfecto asiento, y mientras Dakota observa con descaro cómo Derek se sienta en la parte trasera, su reacción no se hace esperar.

- Joder, nena. No sé qué clase de tesoro tienes entre las piernas para tenerlos así.

Me río, ajusto el retrovisor interior a mi gusto y le echo un vistazo a Derek desde el pequeño espejo. Su cara es un puto poema, y por alguna razón, eso me encanta.

Muchísimas gracias😘😘 aquí os dejo otro capítulo más. Espero que os guste😘

JaniSisLove TifaSteph NishaSaez Britger26 xandy547 MaryEstuardo2112 clarymorgen2 GraceSeidl20 shamialvarez Ceciovando Escarlata1984 JuanDeEnero Livsnjutare_RF RubnPrezPardo AdictaAlChicoDelPan LizetYitrum rosalia_1950 eyesmoonbooks Rouses0926 AlexBlanc13

#itsasoAU#amagodeescritora#rompeclichesdelnorte#

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro