13 ¿Has cambiado de perfume?
Me levanto sabiendo que hoy será un día productivo, un buen punto para mi negocio, y un paso gigante para acercarme a la venganza por la muerte de mi padre.
Mientras desayuno, observo cómo ha quedado la casa. Ayer obligué a Derek a limpiar toda la mierda originada por su dichosa fiesta y... Vaya que si lo hizo. La casa reluce como los chorros del oro. Le digo a Alise que no le prepare ni un miserable café. Si Derek quiere algo, que se lo haga él. Mi adorable Alise no es suya, es mía.
-Norah - lo escucho llamarme tras mi espalda. Giro un poco la cabeza y lo miro de refilón por encima del hombro.- Ya está todo limpio.
Sin decir palabra, giro la cabeza y miro hacia los lados con disimulo. No me satisface en absoluto el haberle hecho limpiar hasta los baños de la casa. Se merece algo más... Y justo en este momento, inconscientemente miro hacia el exterior y se me ocurre una idea.
-Faltan el jardín y la piscina - digo y doy un trago a mi café.
-Pero allí no hubo fiesta. No está sucio - se atreve a replicar.
Antes de que Derek pueda seguir replicando, dejo la taza de café sobre la mesa dando un golpe seco. Me levanto, giro sobre mis talones y lo miro con la expresión más asesina que tengo. No me hace falta inventarme nada, la verdad es que tengo ganas de matarlo por zorrear en mi casa con un perra, después de acostarse conmigo.
-Me suda el coño. Lo limpias y a tomar por el culo - ordeno. Paso junto a él y, al estar a su lado, me encargo de mostrarle mi odio dándole un manotazo en el hombro para que se aparte de la puerta de la cocina. Ni siquiera se atreve a rechistar.
Que se le ocurra, vaya. Murmura mi poquita paciencia, sabiendo que hoy no tengo yo el horno para bollos.
Según llego a la puerta de la entrada, suelto un suave pero firme gritito llamando a Jhon. Éste aparece a mi lado en cuestión de segundos. Elegante y apuesto con su ceñido traje, imponente con esas gafas oscuras ocultando su dulce mirada azulona y, por algún motivo, aparentemente más alto de lo normal.
Me sorprendo a mí misma mirando hacia sus pies en busca de un par de tacones míos. Jamás le he visto calzarse algunos pero, ¿quién sabe? Nunca es tarde para empezar.
Alzo la cabeza con una sonrisita y Jhon me mira. Niega con la cabeza y percibo que él intenta no reír. Estoy casi segura de que sabe lo que he pensado sobre los tacones, y el pobrecito no da crédito de mis locuras.
Normal... A veces no me doy crédito ni yo misma.
-¿Y este por qué va contigo?- escucho protestar a Derek.
Me hierve la sangre al percatarme de que aún no está limpiando la piscina y cortando el césped del jardín. Pero cierto regocijo despierta en mis entrañas, cuando percibo la nota de celos en sus palabras.
Lo miro con rabia, frunzo el ceño y digo:
-Es mi chico fiel - guiño el ojo a Derek, sonrío a Jhon y lo agarro por la corbata haciéndolo seguirme fuera de la casa.
- Qué bruja eres, Norah.- murmura divertido Jhon a mi espalda.
-Ya me conoces.
Nos montamos en el coche y Jhon conduce hasta la discoteca. Sí... Dirty Diamond puede parecer una lujosa discoteca a simple vista pero, bajo sus relucientes baldosas color carmesí, mantengo ocultos los mayores y mejores tesoros de mi negocio. Mi laboratorio, y mi chef.
Jhon se queda esperando en el coche mientras yo entro en busca de lo único que necesito para cerrar el acuerdo con el socio de Manuel.
Las chicas de la limpieza me reciben con un formal saludo al que respondo con un asentimiento de cabeza. Me cuelo tras la barra, aparto la botella de ron Cacique 500, y planto mi dedo meñique en la pequeña pantalla digital que oculta siempre esa preciosa botella oscura. En cuanto la luz de la pequeña pantalla digital parpadea, aparto la discreta alfombrilla situada al pie del lavavajillas, y la baldosa se desliza hacia un lateral. Me coloco sobre la trampilla que oculta, cuento mentalmente hasta diez, y la trampilla desciende suavemente hacia abajo. Adentrándome en lo más profundo de mi laboratorio y, al mismo tiempo, haciendo que la baldosa vuelva a su posición original.
Aquí no ha pasado nada.
En cuanto la trampilla cesa en su descenso, y se detiene sobre el mármol azulón del suelo del laboratorio, me bajo de la trampilla y me encamino por el pasillo flanqueado de todo tipo de artilugios de laboratorio. Aspiro fuerte y me deleito ante ese olor a amapolas que impregna toda la estancia.
Ni siquiera digo un "hola" como saludo. Sé que Cosmo, mi cocinero, sabe que soy yo por el eco de mis tacones al chocar contra el suelo. Efectivamente, veo que asoma su calva cabezota negra al final de la inmensa sala.
-Señora - saluda cuando detengo el paso tras su espalda. Le doy una palmadita suave en el hombro a modo de saludo.- Tengo preparada la muestra que pidió para la reunión de hoy.
-Perfecto - sonrío. Cojo la pequeña bolsa que tiene sobre la mesa y, al alzarla hasta mis ojos, percibo la intensidad de su olor a través del plástico que la envuelve. La sustancia se me antoja más rosada de lo habitual.- Por cierto, ¿es cosa mía, o huele más de lo normal a amapola.
Cosmo gira sobre sus talones, me mira y ensancha una sonrisa de niño travieso.
-Es una maravilla. ¿No cree?- su pregunta es casi una afirmación. Parece entusiasmado.- He utilizado más esencia de amapola. He conseguido que el olor se intensifique y que parezca cualquier cosa menos lo que realmente es. Esto va a facilitar su venta. Cualquiera que la vea y huela, pensará que es una de esas arenas tintadas para adornar los jarrones. Además, aromatizada.
Alzo la bolsa hasta ponerla a contra luz y, efectivamente, su color rosado me recuerda a esa arena de colorines con la que mi amiga Dakota rellena los jarrones transparentes, y les da un toque divertido. Sonrío ampliamente al ver la calidad que Cosmo es capaz de conseguir y... Haciendo algo bastante raro en mí, le doy un abrazo y le planto un beso en la mejilla.
-Eres el mejor chef que ha tenido nadie - le suelto mientras libero su regordete cuerpo de mi abrazo. Cosmo se queda entre petrificado y alucinado por mi impulsiva muestra de afecto. De hecho, me sorprendo hasta yo. Así que recomponiendo la seriedad y la autoridad que tanto me distinguen, le digo algo que hará que se olvide de cualquier muestra de afecto física.- Te doblo el sueldo. Te lo has ganado.
Tras mis palabras, meto la bolsa con la cocaína rosada y aromatizada en el bolso Jimmy Choo que me cuelga del hombro, y le doy una cachetadita suave en la mejilla.
Salgo del laboratorio, me despido de las mujeres que tanto empeño ponen en limpiar mi negocio, y entro en el coche donde me espera Jhon.
Según entro, arranca el Jeep y pone rumbo al pabellón donde he quedado con el socio de Manuel.
-¿Has cambiado de perfume?- pregunta extrañado.
- Podría decirse que sí.- sonrío.
MaryEstuardo2112 JaniSisLove Britger26 AdictaAlChicoDelPan GraceSeidl20 NishaSaez TifaSteph xandy547 JuanDeEnero RubnPrezPardo LizetYitrum IkriiMNS4 eyesmoonbook rosalia_1950 Rouses0926 Escarlata1984 Ceciovando acperez0103 Livsnjutare_RF
Creo que he nombrado a todos aquellos que me alegran la vida con cada voto y comentario. En serio, sois el mejor combustible para seguir escribiendo. Si me falta alguien por nombrar, hacérmelo saber 😘
Quiero añadir, que la idea de que la cocaína sea de Amapola, es de TifaSteph. Ella no solo es una persona increíble y una escritora de los pies a la cabeza. También tiene unas ideas alucinantes capaces de dar giros inesperados y de asombrar a cualquiera. Eres la mejor xoxo😘 créetelo, te lo dice tu fan #1
Atte: ItsasoAU#amagodeescritora#rompeclichesdelnorte
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