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11. Arrastra tu coño pelirrojo para aquí cagando leches

Una vez duchada y vestida, siento la necesidad de querer salir corriendo de mi propia casa. Es una sensación estúpida, infantil y muy poco usual en mí, lo sé. Pero parte de mí, quizá mi antigua Norah, se muere de la vergüenza al saber que, en cuanto baje las escaleras hacia la cocina para ir a desayunar, me voy a encontrar a Derek.

Dios... No puedo quitarme de la cabeza su escultural cuerpo sobre el mío. Su boca devorando mis labios, mis pecho, mi...

¡Norah, para!

¡Coño!

Sacudo la cabeza como si eso me fuese a ayudar en algo. Pero no lo hace. Claro que no. Me siento incómoda en mi propia casa, en mi propia vida, en mi... Suena mi teléfono móvil.

Me acerco a la mesilla de noche, cojo el teléfono móvil y miro la pantalla, esperando que sea Jhon reclamando mi presencia en algún lugar. Eso me vendría de perlas. Pero no. No es Jhon. Y me extraña mucho ver el nombre de mi amiga Dakota reflejado en la pantalla.

¿Qué querrá ahora?

Deslizo el dedo por la pantalla para descolgar el teléfono, y antes de que pueda acercarlo a mi oreja, los gritos de Dakota se hacen oír como si estuviese en la habitación conmigo.

-Norah. ¡Me cago en todo! ¿Donde estás?- grita enfadada.

Abro los ojos como platos, sopesando la idea de no responder, quedarme en silencio, y hacer como que no estoy.

Cómo no vas a estar, si acabas de descolgar. Boba. Escupe la cabrona de mi conciencia.

Suspiro resignada. Mi conciencia vuelve a tener razón. Me acerco el móvil a la oreja y digo:

- Hey, Dakota. ¿Qué tal tu vida?- finjo alegría y normalidad. Espero que no se haya percatado de que mis chicos pululan a su alrededor.

-¿Que qué tal mi vida? ¿¡Me estás vacilando!? Llegas media hora tarde a los preparativos de mi boda. ¡Perra!- grita.

¡Coño! ¡Es verdad!

-Mierda Dakota. Lo siento - me disculpo porque tiene razón. Además, es mi única y mejor amiga desde la universidad. No puedo fallarle ahora.- Llego en diez minutos. Lo juro - prometo mientras agarro mi bolso y las llaves de mi coche.

- Todas las damas de honor están aquí. ¡Solo faltas tú! Arrastra tu coño pelirrojo para aquí cagando leches - grita, pero la muy jodida de ríe. Lo cual me indica que no está del todo enfadada conmigo.

-No finjas estar tan enfada, monstruo - río yo también - Enseguida llego.

Nada más colgar el teléfono, a mi mente acude la idea de que, gracias a Dakota, ya puedo escapar de mi casa sin tener que encarar a Derek.

¡De puta madre!

Me deslizo por las escaleras cual gacela y, segun llega a mis oídos la voz de Alise dándome lo buenos días, veo a Derek saliendo de la cocina masticando una tostada.

-Lady pequitas ¿No vas a desayunar conmigo?- sonríe burlón.

-Tengo muchas cosas que hacer. Me voy - digo y echo mano a la manilla de la puerta para salir.

-¿Y qué voy a hacer yo aquí?- suelta pareciendo ofendido. Como si se sintiese abandonado.

-Mira Derek. Tengo prisa y no sé a qué hora voy a volver. Haz lo que quieras. Estás en tu casa.

Corro hacia mi coche, arranco y enfilo la calle antes de que Derek pueda detenerme. Además, la verdad es que sí que tengo prisa.

El ensordecedor ruido de una llamada entrante retumba por los altavoces de mi coche, es Jhon. Me doy cuenta de que, con las prisas, no le he dicho nada ni le he dado ordenes para hoy. Acepto la llamada.

-Norah ¿Ocurre algo? ¿Estás bien?- suena preocupado. Siempre tan preocupado. Si no fuera porque sé que es gay, parecería un novio celoso.

- Sí Jhon, tranquilo. Solo tengo prisa por llegar donde dakota - le informo.- Hazme un favor y vigila a Derek y la casa.

- Tarde.

- ¿Cómo que tarde?

- Voy detrás de ti, Norah. No puedes darme esos sustos.

- ¡Joder Jhon!- me enfado. Claro que me enfado. Ha hecho lo que le ha dado la gana. No ha seguido mis órdenes.

¡Qué órdenes! Has salido corriendo sin decir nada.

Es cierto. El pobre Jhon. Mi fiel y adorado albino, solo ha corrido en auxilio de su jefa, de mí.

-¿Quién vigila la casa?- pregunto un tanto arisca.

- Los chicos.

- Esta bien. Puede que hoy no merezcas que te asesine - cuelgo y sigo mi camino.

Zigzageo por las calles de la ciudad hasta llegar a casa de Dakota. Vive justo en pleno centro de la ciudad y, aunque aparcar por allí normalmente es toda una odisea, hoy parece ser mi día de suerte. Consigo aparcar en la puerta de su portal. El Jeep negro que conduce Jhon se detiene en doble fila, a la altura de mi coche. Baja la ventanilla y espera mis órdenes.

-Quédate cerca. No hace falta que subas conmigo - él asiente y me voy hacia portal.

Toco el telefonillo y Dakota me abre sin si quiera decir palabra. Subo las escaleras hasta el quinto piso y me encuentro la puerta de su casa abierta, con un ruido escandaloso de fondo de gritos y risas femeninas y alocadas.

Ay Dios. Quizá me hubiera venido mejor quedarme en casa aguantando la cara de Derek. Me quejo en mi fuero interno.

Hago de tripas corazón y empujo la puerta para unirme a ese grupo de locas que no soporto. Solo estoy aquí por Dakota, nada más. El resto de sus amigas, ahora damas de honor, son un grupo de putas pijas creídas, que creen ser dueñas del mundo. No las odio, no merecen tanto sentimiento por mí parte, aunque sea negativo. Pero tienen una personalidad insoportable.

Toca hacerse la simpática, Norah.

- ¡Chicas! ¡Ya estoy aquí!

* * * *

Tras varias falsas sonrisas, fingidas palabras de afecto, hablar sobre los detalles que quedan por arreglar para la boda, pellizcos en los mofletes y piropos hacia su bebé de catorce meses, y unas cuantas copas en la sala de estar, las pijas de turno se van. Al fin me quedo a solas con Dakota y puedo dejar de ser una persona asquerosamente agradable y cumplida. Ademas, soy la única que me quedo ayudándole a limpiar todo el puto desastre de copas y trozos de tarta que decoran la mesa de centro.

-Bueno, pelirroja, ahora que estamos solas...- en su tono de voz percibo un interrogatorio inminente. Coloca al bebé, al pequeño Alan, en el parquecito donde tranquilamente juega con sus juguetes. Se vuelve hacia a mi, y sigue - ¿Qué ha sido de tu vida en este último mes? No he sabido nada de ti desde la despedida que me organizasteis.

-Ah, bueno, pues tampoco mucho. Ya sabes, trabajo, trabajo y mas trabajo - miento como una perra.

-Ya - suspira. Automáticamente, sé que no me cree una mierda. Me conoce muy bien - ¿Y qué pasó con el bombón que contrataste? Ese tal...- duda un segundo.- Marcos.

Uy, Marcos. Ni me acordaba de él.

Espera un momento...

-Oye, yo no contraté a ningún stripper - me defiendo a la vez que intento cambiar de tema de conversación. Dakota ríe.

-Venga ya, Norah. Las chicas no lo contrataron. Todas tienen marido o novio. Además de que son unas estrechas y unas puritanas. La única soltera guarrona con un gusto exquisito para los hombres, eres tú - básicamente me acusa entre risas.

Sé que se divierte y que no está enfadada, pero también sé que yo no fui quien llamó al dichoso Marcos. Es más, yo lo conocí allí, esa misma noche. Jamás lo había visto antes.

-Que yo no fui, Dak - vuelvo a repetir.

-Esta bien. Y si no fuiste tú, y no fueron ellas... ¿Quién fue? ¿Marcos apareció de la nada? ¿Por voluntad propia?- indaga, así, como si quisiese atraparme en una mentira.

Me está poniendo de los nervios. Yo no contraté al colombiano del cuerpo escultural. De hecho, ahora que lo dice Dakota, tampoco me parece lógico que las otras petardas el hecho de que lo llamasen. No es algo propio de sus personalidades pijas y estrechas. Entonces, ¿de dónde salió Marcos?

-Por cierto - interrumpe mis pensamientos.- ¿Llevarás pareja a la boda? Sabes que puedo arreglarte algo con alguno de los amigos de Daniel - propone con picardía.- Tienes a todos como locos - se carcajea la muy perra.

-Los amigos de tu futuro marido son unos asquerosos, Dakota. No me jodas.

-Equeroso - repite una vocecilla infantil. Ambas desviamos la mirada hacia el pequeño Alan.

El muy pícaro, está inocentemente jugando con sus juguetes, pero con las orejas puestas en nuestras conversación.

Uis... Pequeña sabandija.

-Norah. Mide tus palabras por Dios - advierte Dakota entre divertida y enfadada. Qué mezcla de emociones más rara. Ser madre la está volviendo loca de remate.

-Yo no he dicho nada. Ha sido tu... Tu...- miro a esa cosa sucia, llena de trozos de tarta desperdigada por la ropa, y una mezcla extraña de mocos secos y babas en la cara, que todos llaman "precioso bebe". Puaj.- Tu bichito - pronuncio disimulando lo poco que me gustan esos monstruitos.

-Tu sobrino - me corrige. Haciéndome recordar que nuestra amistad nos hace ser como hermanas.

-No. Mi sobrino no es una maruja que escucha conversaciones ajenas - rebato, siendo consciente que estoy sonando muy infantil.

-Mauja - repite el renacuajo.

Condenado bichito babosos.

-Esta bien. Vamos a intentar moderar el lenguaje delante de Alan, ¿de acuerdo?- asiento a la petición de Dakota. Más porque se calle que porque esté de acuerdo, pero bueno - Entonces... ¿Irás sola a la boda? Te tendré que sentar con los amigos de Daniel de todos modos. Ellos también son solteros.

-¡¿Qué?!- escupo.- Estás loca. Ni de broma me siento con esos cerdos.- Dakota me mira como si no tuviese otra opción. Así que en una desesperada ocasión... Decido agarrarme a una desesperada opción.- Llevo pareja.

-¿Qué?- se sorprende. Yo también me sorprendo de lo que he dicho.- ¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Cómo lo conociste? Espera... ¿Lo conozco?

- Con quién me salga del coño - corto su interrogatorio. Me está poniendo nerviosa.

-Coño - repite el bicho baboso que Dakota tiene por hijo.

Abro los ojos como platos. Asombrada por lo bien que a pronunciado esa palabra para ser un enano analfabeto. Lo miro, y para mayor cachondeo, él también me mira. Sus ojos azulones brillan y se achican en cuanto sonríe mostrándome los cuatro dientes mal puestos (dos arriba y dos abajo) que decoran sus encías.

-Coño - repite sin dejar de mirarme. Amplía su sonrisa mientras un hilito de babas le cuelga del labio inferior.

-Alan. Eso no se dice - intenta reprenderlo. Y digo intenta, porque ella también está conteniendo la risa. La misma risa que me acuerdo de no soltar yo.

El bichito la mira un segundo. Después, vuelve a centrarse en mí y entre carcajadas repite:

-Coño. Coño. Coño.

Se acabó. Ambas rompemos a reír. Al final, va a resultar ser gracioso ese pequeño monstruo. Me gusta que me imite y que hable tan mal como yo. Quizá no sea tan malo que crezca pensando que soy su tía. Puedo hacer de él un pequeño "mini yo".

-Ains dios... Ya verás cuando Daniel le escuche decir eso - ríe Dakota. Por fin, dejando florecer de nuevo a la amiga que conocí, opacando a la madre que es ahora.- Bueno...- recupera el aliento.- Ya es tarde y tengo que bañar y acostar a este pequeño - se inclina y lo coge en brazos, sacándolo del parquecito.

-Sí. Yo ya me voy Dak. Ya es tarde y tengo algunas cosas que hacer.

-Dile adiós a la tía Norah - le dice al canijo ya no tan asquerosete.

-Anos - intenta repetir.

Ains Dios... Si supiese lo que acaba de decir.

Me sorprendo sonriendo, dándome cuenta de que Alan ya no me cae tan mal, y aleteo la mano despidiéndonos.

* * * *

A medida que me acerco a la calle donde vivo, percibo que hay mucha afluencia de coches. Mi calle es una calle muy tranquila. Toda la urbanización donde vivo, es tranquila. Por eso me compré la casa aquí.

Avanzo hacia mi casa con precaución, sabiendo que Jhon me sigue de cerca y que él también está alerta. Esto no es normal. Algo está pasando.

Mi corazón se detiene en cuanto veo mi casa de frente. Y no se me detiene por el susto, por el miedo, o por algún sentimiento similar. No. Se detiene porque la mala ostia que me esta entrando en el cuerpo, es tan brutal, que me espesa la sangre.

¡Me cago en el puñetero Derek!

¡En mi casa hay una jodida fiesta!

MaryEstuardo2112 JaniSisLove Britger26 AdictaAlChicoDelPan GraceSeidl20 NishaSaez TifaSteph xandy547 IsPardo_ JuanDeEnero RubnPrezPardo LizetYitrum IkriiMNS4 clarymorgen2 eyesmoonbook shamialvarez rosalia_1950

Gracias por acompañarme en otro capítulo más😘😘

Sé que no he agregado a todos. La verdad es que lo he intentado y el buscador no me deja encontrar a varias personas. Quizá os habéis cambiado de nombre de user, o es que watt me vuelve a vacilar. No lo sé. Pero quiero que sepáis que, aunque no estéis nombrados, este capítulo va tan dedicado a vosotros como todos los demás 😘😘

Nos vemos el lunes que viene😘

Atte:
ItsasoAU#amagodeescritora#rompeclichesdelnorte

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