Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1. Que predecible eres, encanto


Me suelto el pelo y ahueco mi lacia melena lo máximo que puedo mientras camino por la acera. Llevo un ritmo rápido, firme, y mis tacones resuenan a pesar del bullicio que se concentra en New Aveniue.

Odio el gentío, la verdad. Sobre todo a las señoras que, a pesar de llevar un paraguas tamaño familiar, tienden a resguardarse de la lluvia bajo los soportales, privándonos a los demás de protegernos de la tromba de agua que está cayendo.

Esquivo a la señora fornida que me viene de frente y, por suerte, conservo mi ojo izquierdo. De milagro, vaya, todo hay que decirlo.

Veo que el semáforo que está a dos metros de mí se pone en verde. Finjo mirar el reloj de muñeca que ni siquiera llevo, y giro suavemente para cruzar la calle en cuanto veo que un adolescente, con porro en mano, va muy despistado mirando su teléfono móvil.

Me acerco lo máximo que puedo a él, provocando que nuestros hombros se golpeen. La nube de humo que escapa de entre sus labios agrietados me alerta de que lo que fuma es marihuana.

¡Cojón! Con razón no me ha visto ni venir: lleva bien cargadito el cigarrillo de la felicidad.

- Ten cuidado, tía- refunfuña con voz adormilada.

Bien, he conseguido lo que pretendía.

Fingiendo ser una chica miedosa y educada, me trago la contestación que realmente le soltaría por normal general: "tía, tu puta madre", y me disculpo volviéndome en su dirección:

- Ains, perdona.

Aprovecho para mirar un poco más allá de su espalda mientras el niñato porrero articula algo que ni siquiera llego a entender, porque estoy más pendiente de otra cosa, que de él.

¡Mierda!

El imbécil tatuado me sigue más de cerca de lo que pensaba.

- Oye, tú. ¿Me estás escuchando?- bufa el puñetero crío. Lo miro, sopesando seriamente la idea de sacudirle un tortazo, ahora que ya he conseguido lo que quería.- Me has tirado el porro, tía.

Suspiro asqueada. Me dan ganas de quitarme la máscara de miedosa petarda, pero el tiparraco de los tatuajes me está pisando los talones y el semáforo está parpadeando para ponerse en rojo. Necesito sacar ventaja como sea.

Un momento...

Sin dudarlo un segundo, y viendo las pintas de maleante que lleva miss marihuana, me pongo a gritar como una histérica.

-¡Ladrón! ¡Es un ladrón! ¡Mi móvil!

La gente que transita el paso de peatones no tarda en volverse hacia nosotros.

- ¿Nero qué? No. ¿Cómo que ladrón?- no se entera de la que le acabo de liar.

Y así, entre que el niñato no se entera porque con los porros va más dormido que despierto, y la gente morbosamente curiosa que se detiene para cotillear, el semáforo se pone en rojo y el conductor impaciente de turno bocinea insultos a ritmo de claxon.

- ¡Venga coño!- grita otro conductor desde atrás.

Miro en dirección al grito y veo que un hombre con muchas horas de gimnasio encima, viene directo hacia nosotro y... ¡Por fin!

El tío le suelta un puñetazo y el porrero grita a la vez que intenta devolverle el golpe. La gente no tarda en actuar como lo necesito y se alteran extasiados por el espectáculo gratis.

Sí señor, esto es New York, ¡cojones!

Alzo la vista y veo que el hombre de los tatuajes tiene un muro humano que esquivar para llegar hasta a mi. ¡Ahí tengo mi ventaja!

Aprovecho y salgo corriendo en dirección contraria al bullicio.
Zigzagueo entre la gente que transita la acera y me escabullo en el primer callejón que veo.

Típico en la gran ciudad... Callejón desértico, oscuro, contenedor tras el que esconderme y maullido de gato como música tétrica de fondo. Justo el escenario que mejor me viene ahora mismo.

Como ya es más que predecible, intento esconderme en otro lugar que nada tenga que ver con el dichoso contenedor. Nada mas dar dos pasos, escucho que al taconeo de mis zapatos, se le une el eco de otros pasos.

Bueno, pues tendrá que ser así.

Me detengo y los pasos se detienen tras de mi. A penas llego a girar sobre mis talones y a verlo a tan solo cuatro metros de distancia, cuando el tipo de los tatuajes habla:

-Manuel quiere su dinero, Fox- suelta con un tosco acento venezolano.

Lo miro durante un segundo, analizando mis posibilidades. Es alto, fuerte, visiblemente ejercitado y, si no me equivoco, parece muy seguro de sí mismo.

Pobre desgraciado.

Sé que tengo todas las de ganar, pero necesito despistarlo aunque sea un segundo para hacer el único movimiento que necesito para salir de esta.

-Oye...- ronroneo melosa- Tú y yo podemos llegar a un trato justo.- Enarco una ceja y enredo un mechón de pelo en mi dedo índice, seductora.

El muy imbécil se queda quieto, petrificado, mientras sus ojos me repasan de pies a cabeza. Al parecer no es tan tonto, puesto que a pillado al vuelo mi descarada invitación a ofrecerle sexo a cambio de mi vida.

Me llevo una mano hacia los botones de mi camisa blanca y, sabiendo que ya llevo los primeros botones abiertos e insinúo un poco, empiezo a desabrochar los botones restantes para enseñarle más de lo que estoy segura que quiere ver: ¡carne!

En cuanto termino de desabrocharme la camisa y dejo expuesto el sujetador de encaje negro, sus ojos azulones pasan de mirarme con dureza, a mirarme con deseo.

Qué predecible eres, encanto. Ya eres mío.

Me muerdo el labio inferior, acaricio sensualmente con la mano derecha la cintura de mi falda de cuero negro, y deslizo mi mano izquierda en una caricia desde mi vientre plano hasta mi cuello.

Enredo los dedos en mi melena pelirroja y clavo mis ojos verdes en los suyos.

. No soy tonta, y como toda mujer, sé cuáles son mis armas.

Él me contempla desde su posición, y aunque aún no se ha movido ni un centímetro, puedo sentir su respiración agitada haciendo aflorar un instinto lujurioso y primitivo.

Ya casi está.

Con mucho mimo, sigo acariciando con delicadeza la cinturilla de mi falda. Su mirada se clava en esa mano, directamente.

¡Mierda!

-¿Quieres que me toque?- propongo pícaramente.

Él traga saliva y asiente duramente con la cabeza.

Vuelvo a llamar su atención con la mano derecha. Dejo mi pelo tranquilo y me centro en mis pechos. Me acaricio uno, me lamo los labios y me acarició el otro.

Sus ojos se centran en el juego de mis pechos, así que deslizo la mano derecha por el interior de mi falda y gimo a la vez que me estrujo el otro pecho.

Cierro los ojos un segundo, lo justo para darle un poquito de realismo a la escena. Dejo escapar el aire de entre mis dientes y abro los ojos mirándolo fijamente.

-¿No vienes para ayudarme?

Dicho y hecho. El muy idiota se acerca a pasos agigantados, rápidos. Se ve ansioso por terminar lo que acabo de empezar yo solita.

Le sostengo la mirada y deslizo la punta de la lengua por mi labio superior, sugerente.

En cuanto está a tan solo un metro de mí, saco rápidamente la mano derecha del interior de mi falda, y con ella...

¡PUM!

Sencillo. Rápido. Un disparo en la frente y se acabó.

Echo un vistazo a su cuerpo inerte en el suelo y siento algo parecido a la lástima. Sí, lástima... Lástima porque la verdad es que el tipo estaba buenísimo, y ahora, con el numerito sensual, necesito desahogarme.

Saco de la cintura de mi falda el móvil y llamo a Jhon, el más leal de mis chicos. Coge al instante.

- Ya está. Sigue la localización de móvil y deshaceros del cuerpo- ordeno, mientras anclo mi última posición en el mensaje que le acabo de enviar.

-Está bien. ¿Necesitas algo más? ¿Te recojo?- ofrece.

-No. Tengo un asunto pendiente conmigo misma.

*Y hasta aquí el primer capítulo de nuestra alocada Norah!

¿Qué os parece? ¿Es tan dura y audaz cómo espero que parezca?

Espero que os guste, y si no... Pues que me lo hagáis saber para poder mejorarlo. 😘

¡Un besazo y muchas gracias por leer!

Sé que no es lunes... Pero tenía ganas de subir el primer capítulo y saber vuestra opinión. Ahora ya, que sí, ¡Hasta el próximo lunes😘

Atte:
ItsasoAU#amagodeescritora#rompeclichesdelnorte

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro