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"Noona ..."

He comenzado una novela sobre la historia de los protagonistas de este OS: "Answer".
En mi perfil la encontraréis 💜



—Noona ... Estoy muy nervioso.

Y tenía motivos para estarlo. Se trataba de su graduación, demonios. Lo preocupante sería si estaba tranquilo ante un evento tan importante.

—Cálmate, Jungkookie. Solo será una pequeña foto y te entregarán un premio —acaricié su cabello—, No debes tener miedo, cariño.

—Es como si mis piernas estuvieran hechas de gelatina y ... Mierdase llevó la mano al cuello de su camisa para soltar un poco la corbata. Yo reí ante su pronunciada ansiedad. Él solo blasfemaba cuando la situación comenzaba a superarlo—. No puedo respirar, noona.

Yo me crucé de brazos y lo miré más detenidamente. Sus adorables mejillas estaban rojas por el agobio y no podía dejar de suspirar. Sus padres todavía no habían llegado, y eso lo estaba poniendo en tensión. Lo veía en los músculos de sus brazos y en la forma en que relamía sus labios una y otra vez.

—Jungkook, mírame —tuve que tomar su mentón y hacer que me observase porque parecía estar a punto de colapsar—. Eres el mejor de tu promoción y el hombre de mi vida. No te preocupes por nada de esto porque ya has demostrado lo increíble que eres. Un premio tonto no puede acobardar a Jeon Jungkook, ¿me escuchas?

Sus ojitos se entrecerraron y su lengua se paseó por esos labios tan rosados y jugosos.

No había podido admirarlo como era debido, pero Jungkook iba en traje de chaqueta y su excelente musculatura se adaptaba completamente a las delicadas prendas. La camisa blanca se le ceñía muy bien al torso y si me fijaba, podía distinguir con bastante claridad la forma de sus duros abdominales.

Me obligué a apartar la mirada de su cuerpo, porque lo siguiente serían los pantalones, y por muchas ganas que tuviera de tocarlo, era un evento oficial. No podía enloquecer por un estúpido traje.

De repente, sentí su cálida mano atrapar la mía. Cuando topé con sus pupilas, tragué saliva.

—Noona, tócame.

El rasposo susurro en mi oído, logró que mi ropa interior se humedeciera al instante. Casi había olvidado lo necesitado que podía volverse Jeon a veces y lo complaciente que podía ser yo si se trataba de él y de una petición como esa.

—Jungkook-ah —dije tras tomar una bocanada de aire—, hay gente aquí. No puedo hacerlo. No está bien.

Pero Jungkook era el chico más insistente que había conocido en mi vida, y si quería algo, ambos sabíamos que lo conseguiría. Por eso, cuando noté su mano subir la seda de mi vestido, tuve que hacer de tripas corazón. Estábamos alejados del resto de asistentes, pero si a alguien se le ocurría mirarnos, comprenderían con facilidad que él se estaba pasando de la raya.

—Por favor, noona ... Tú me puedes relajar —acarició mi trasero y yo tuve que sujetarme a su brazo—. Estoy muy tenso ahora mismo y tú estás tan hermosa ...

Él empezó a rozar mi cadera, poniendo esos ojitos con los que conseguia todo lo que quería.

—Jungkook, tu madre llegará ... En cualquier momento —gemí cuando su dedo índice traspasó el encaje de mis bragas—. Maldita sea, deja de ...

—Noona ... —ronroneó antes de lamer mi lóbulo, tan promiscuo como siempre. Un jadeo escapó de mis labios—. Noona, sabes cuánto me gusta cuando llevas encaje ahí abajo.

Clavé las uñas en su antebrazo al sentir el delicioso tacto de sus dedos en mi entrepierna, untándose con mis fluidos. Todo mi cuerpo palpitaba, excitado por la lujuria que desprendía Jungkook.

Ese chico sería mi ruina.

—Oh, señor ... —su dedo llegó a mi clítoris y empezó a masajearlo con suaves movimientos—. Está bien —accedí, y él, feliz por ello, presionó con algo más de fuerza, sacándome un gemido—. Esta es tu facultad. Llévame a cualquier sitio, pero rápido.

—Gracias, noona —dejó pequeños besos en mi oreja y sacó su mano de mi vestido—. Te amo.

Yo rodé los ojos, acomodándome la ropa para que no fuera muy evidente, y tragándome la sonrisa, lo miré aparentando estar de malas por su picardía.

—Jungkook, no tenemos tiempo de sentimentalismos. Si vamos a follar, deberíamos hacerlo ya —él sonrió por el apremio escrito en mis palabras—. No querrás que sea tu turno y nosotros sigamos ...

—Lo he entendido, noona —tomó mi muñeca y echó un último vistazo a los familiares del resto de alumnos antes de tirar de mí—. Sé a dónde ir.

—Más te vale.

Él me llevó por un par de pasillos, dejando atrás a varias personas que iban en dirección al salón de actos. ¿De verdad iba a dejar que Jungkook me hiciera suya en un lugar público? Ese chico me volvía loca de remate, pero la idea de tenerlo dentro, estando en pleno edificio de derecho, era tan peligrosa que mi sexo no dejaba de palpitar.

No fueron más de treinta segundos hasta que doblamos la última esquina y él se detuvo frente a una puerta de metal. Solo tuvo que bajar la manivela para abrirla.

¿Tan fácil sería?

Kookie me arrastró dentro del lugar, y una vez estuvimos los dos dentro, echó el pestillo. Lo vi lanzar su chaqueta a alguna parte, pero no fue hasta que encendió una pequeña bombilla, que me di cuenta de que estábamos en un almacén repleto de libros.

Jungkook amaba leer. Debí suponer que me llevaría a un lugar como ese.

La luz en el techo apenas alumbraba el cuarto, aunque sí lo suficiente como para vislumbrar un escritorio a apenas tres metros. Yo me giré hacia dónde Jungkook estaba y abrí la boca para preguntarle, pero no me dio tiempo a reaccionar. Sus labios ya habían tomado los míos en un brusco gesto. Él estaba hambriento, y eso solo podía significar que quería llegar hasta el final.

—Jung ... Kook-ah —lo llamé difícilmente por la fuerza de sus desesperados besos. Sus manos atraparon mi cintura y yo reí. Amaba cuando no podía controlar el deseo de poseerme—. Escucha ...

—Noona, estoy muy caliente —dijo, soltando mis labios y pegándome a él entre excitantes jadeos.

Tomé entre mis dientes su comisura inferior y lo mordí con suavidad. Su gruñido me hizo sonreír ampliamente.

—Entonces, debería ayudarte con tu ... —pero sus atropelladas palabras me impidieron seguir.

—No, tengo que hacerte mía, noona —sus manos bajaron a mi trasero, y allí tomaron mi ropa interior, bajándola lo suficiente como para poder palpar mi piel desnuda.

—¿De verdad? Jungkookie ... No estás en posición de pedirme que me abra de piernas para ti después de tocarme como lo has hecho antes a la vista de todos —le eché en cara, divertida.

Él me empujó contra la pared. Un jadeo escapó de mi boca en el mismo instante en que se abalanzó para besarme. Sentí su lengua pedir más y yo no pude negarme a que inspeccionase mi boca como solo él sabía. Eran besos sucios y cargados de lujuria, pero me encantaba esa parte animal de Jungkook. Que me tocase y quisiese arrancarme la ropa a tirones era lo más placentero del mundo.

—Te necesito —suplicó, pegando el bulto de su pantalón a mi estómago—. Necesito embestirte ahora mismo o me correré solo de pensarlo.

—Tan impaciente como siempre ... —murmuré y él fue restregando su erección contra mi entrepierna, logrando que yo separara mis piernas—. Vale, cariño. Noona es toda tuya.

Nos conocíamos lo suficiente como para que él dejara de llamarme formalmente, pero se había negado a hacerlo. Y, debo reconocer, que manteniendo relaciones, cuando me llamaba así, no me molestaba nada que siguiese haciéndolo.

Jungkook no perdió el tiempo y me empujó para que yo subiera a su cintura. Un gemido salió de mis labios cuando su prominente miembro chocó contra mi lubricada entrada. Él caminó sin dejar de besarme y me dejó sin mucha delicadeza sobre una mesa. Allí, falto de aire, tiró de mi ropa interior, bajándola hasta caer por mis tacones. Y yo, disfrutando de los pequeños empujones que Jungkook daba contra mi entrepierna para aliviarse mientras lo desvestía, desabotoné su camisa. Quedaron algunos botones sujetos, pero yo solo quería acariciar su pecho. Era mi capricho siempre que teníamos sexo.

—Noona ... —gimió, acomodándose entre mis piernas—. Desabróchate el vestido. Quiero verte ...

Mis manos fueron directas al palabra de honor, tomando la fina cremallera que caía por mi espalda para bajarla. Jungkook deslizó la parte superior hacia abajo, descubriendo así que no llevaba sujetador. Sus juguetones dedos corrieron a tomar mi pecho para tocarlo y acariciarlo como más me gustaba.

—Ah, joder ... —jadeé y llevó su boca a mi pezón para morderlo mientras se peleaba con el cierre de su pantalón.

Comencé a revolver su sedoso cabello, irguiéndome cada vez que pellizcaba con sus dientes la zona.

—¿Necesitas que te prepare? —me preguntó sin aliento, dejando un camino de besos por todo mi cuello. Una satisfactoria sonrisa iluminó su rostro al tocar mi sexo y descubrir lo excitada que me encontraba ya—. Creo que no. Estás muy mojada, noona ...

—Jungkook ... —lamió mis comisuras, obsceno—. Te quiero dentro. Ya.

Y escuché el tintineo de su cinturón. Intuí que estaba teniendo algún que otro problema, pero la espera no duró mucho. Su punta rozó mi entrada de pronto, arrancándome un suspiro del que él se apoderó para besarme.

—Te haré sentir bien —su miembro empezaba a entrar en mi interior—. Lo prometo ...

—Bien —escondí el rostro en su cuello una vez estuvo completamente en mí, ajustándose a mis sensibles paredes con tal de que no doliera apenas—. No te contengas.

Él, agitado, gruñó por mi estrechez y me besó el hombro, apoyando allí su barbilla.

—Sigues estando tan apretada como la primera vez ...

Una sonrisa se dibujó en mis labios y bajé más sus pantalones, pudiendo acariciar así sus glúteos y empujarlo hasta el fondo.

—¿Te sientes bien? —él gimió en respuesta y yo me relamí—. Entonces, muévete.

—¿Puedo follarte duro, noona?

Jungkook no se andaba con rodeos, y amaba que fuera así de directo.

—Claro que puedes, Jungkookie —bajé la mano por su pecho, notando que su miembro comenzaba a adaptarse—. Hoy es tu día, cariño. Soy toda tuya.

—Oh, mierda ... Te amo tanto, noona ... —se acercó a mi boca para besarme con dulzura y yo acaricié su mejilla.

La primera estocada fue pequeña. Su tamaño era admirable, así que siempre tardaba un par de minutos en encontrarse cómodo en mi vagina, pero cuando lo hacía ... Jungkook no conocía la palabra 'contención'.

Las embestidas fueron a más antes de lo que esperaba. La mesa en la que estaba sentada no hacía más que crujir por la fuerza de Jungkook y yo solo podía agarrarme al filo para evitar caer. Jungkook me estaba rompiendo por dentro, y se sentía condenadamente bien.

—Más ... Más rápido —le supliqué al oído.

Y él obedeció, como siempre. Aumentó la velocidad, gruñendo por el placer que eso le causaba.

—Noona ... —mordisqueó mi labio inferior.

—¿Ah? —su penetración era tan profunda y salvaje que estaba cerca del orgasmo.

—Quiero por detrás —bajó un poco el ritmo, pero me golpeó con la misma furia contenida—. Por favor, déjame ...

¿Cómo resistirse a Jeon Jungkook? Empezaba a ser imposible para mí, así que no me extrañó que de mi boca saliera la confirmación que le invitó a adorarme con efusividad.

Se alejó de mí con cuidado y observé el sudor en su cuello y su frente, acrecentando la masculinidad que ya poseía. Me ayudó a bajar del escritorio. Las piernas me temblaban, pero satisfacer a Jungkook era mi prioridad, así que caminé hasta la pared y me puse de espaldas a él.

Levantó mi falda y tanteó para encontrar mi entrada, tan húmeda que ni siquiera lo notaría entrar. Sus cálidos besos se sucedieron por toda mi nuca después de haber apartado mi melena castaña.

Solo pude apoyar la mano en la pared, porque su miembro, hinchado, se hizo paso entre guturales gemidos por su parte.

Yo no solía permitirle tomarme desde atrás. Me gustaba demasiado ver su expresión mientras hacíamos el amor, pero a él le encantaba hacerlo así, y era su día especial. No podía decirle que no.

Sus movimientos esta vez fueron más calmados, y eso resultó ser el doble de placentero para mis ceñidas paredes. Podía sentir perfectamente su grosor, el pálpito de sus venas, e incluso su punta golpear mi fondo. Puede ... Puede que no fuera tan mala idea probar esa postura más a menudo.

—Estás cerca, ¿verdad, noona? —me preguntó sin dejar de embestir.

—Jungkook ... —sus movimientos de pelvis eran tan sensuales que me descompondría allí mismo.

—Me gusta que gimas mi nombre ... —con su lengua, lamió mi yugular. La fricción de nuestros cuerpos rozándose me estaba llevando el mismísimo cielo—. Dilo más alto, vamos.

Yo tragué saliva y traté de recuperar el aliento, pero me fue imposible cuando la sensación de mi interior contrayéndose se volvió insoportable.

—¡Jungkook! ¡Ah! —su mano derecha viajó hasta atrapar uno de mis senos, masajeándolo tanto como quería.

—Noona ... Noona, me voy a correr —apoyó la frente en mi espalda, clavando con fuerza los dedos en mi cintura para hundirse en mí más y más—. Oh, dios ... Noona, te estás cerrando tanto que ...

—Jungkook ...

Después de un par de furiosas estocadas, sentí su cálido espesor llenarme y supe que había llegado al clímax más puro. Jungkook soltó un liberador gemido y se relajó de golpe. Él, sin aliento, empezó a besar mis omoplatos, dejando que su semilla me invadiera por completo. Se sentía bien, pero necesitaba un poco más para alcanzar la explosión de placer que él me había prometido.

Lo cierto es que no tuve que decir nad, ya que volvió a moverse en mi interior. Sus dulces jadeos llegaron a mi oído y yo cerré los ojos.

—¿Así?

Una embestida tras otra, me aferraba más a ese vaivén de sus caderas.

—S-Sí ...

—Por favor, noona ... —usó ese tono que me hacía perder la cabeza—. Córrete para mí —su voz grave me hizo temblar.

—Yo ... —gemí cuando sus embestidas aceleraron y dio en el punto exacto, logrando que comenzase a gritar.

—Noona ... —la mano con la que acariciaba mis pechos cayó estrepitosamente hasta mi clítoris. Me desgarré cuando comenzó a tocarlo, buscando que gritase con todas mis energías—. ¿Lo estoy haciendo bien?

Él sabía que llegaría al mejor orgasmo que hubiera tenido nunca, pero siguió incitándome de esa forma.

Porque a Jungkook le gustaba eso.

Le encantaba jugar.

Él acababa de soltar todo su esperma en mi interior cuando gemí entre pequeños espasmos. Mis paredes se cerraron alrededor de su anchura y me dejé caer contra su pecho, exhausta y demasiado concentrada en saborear el placer que Jungkook me estaba dando.

Bajé los párpados y dejé que besase mi cuello mientras me recomponía de aquella sesión improvisada.

—¿Lo has disfrutado?

Extenuada, respiré hondo y me dejé llevar por el ritmo con el que respiraba él. Pausado, pero profundo.

—Ya sabes la respuesta, tonto ...

—Pero me gusta cuando lo dices —su nariz acarició mi piel.

—Mmmm ... Ha sido el mejor polvo de toda mi vida.

—¿El mejor? —inquirió, regalando suaves caricias a mi vientre.

—El mejor de todos —tomé sus manos para acariciarlas.

Fue entonces cuando salió de mi interior y me dio la vuelta, depositándome con cuidado sobre la pared antes de besarme. Amoldó sus labios a los míos en un beso que solo Jungkook podría darme.

Jungkook podía ser otra persona en la cama, pero después de hacer el amor, su lado cariñoso aparecía y podía estar horas besándome. Esa era mi parte favorita, sin duda.

—Llegaremos tarde, Jungkook-ssi —susurré cuando rompió la unión de nuestras bocas.

—Quiero besarte —regó todo tipo de besos por mis comisuras y yo sonreí. No dejaría de ser el dulce chico del que me enamoré—. Quiero besarte todos los días de mi vida, noona.

El sonrojo no tardó en llegar a mis mejillas, pero él no lo vio. Mis labios lo tenían demasiado absorto.

Mi vida entera era un desastre y no había nada que insuflara ganas de continuar con ella ... Pero, entonces, apareció aquel tierno chico, un año menor que yo. Tan respetuoso y amable que no pude resistirme a sus encantos. Bendito el día que nuestros caminos se cruzaron. Porque, si no le hubiera conocido, probablemente seguiría tan vacía y rota como siempre.

Antes de que su mano se deslizara de nuevo entre mis piernas, lo detuve, colocando las mías sobre su sudado pecho. Él me observó algo desorientado.

—Por ahora es suficiente —lo frené—. Tienes que arreglarte un poco porque si tú madre te ve así ... Seguramente, dejará de hablarme.

La preciosa risa de Jungkook me envolvió.

—Le gustas a mamá —aseguró mientras yo peinaba un poco su flequillo—. Ella cree que eres perfecta. Y yo también pienso así.

—Jungkookie, ¿recuerdas que hoy te gradúas y que la ceremonia debe de estar a punto de empezar? —me obsequió un infantil puchero y tuve que besarlo para contentarlo—. También eres perfecto para mí, Jungkook.

—Gracias por ayudarme, noona —sonrió, mostrándome así sus tiernos dientes—. No sé cómo agradecértelo.

Acaricié sus pómulos y deposité un último beso en sus húmedos labios.

—Podemos dejar eso para más tarde. Ahora tienes que parecer una persona normal —tomé un botón de su camisa y lo abroché—. Además, tienes muchas opciones con las que recompensarme.

Yo continué adecentando su impecable camisa blanca y él me recolocó el escote. Subió lentamente la cremallera de mi espalda y me miró con una mezcla diversión y perversión.

—¿Lo has hecho alguna vez con un abogado? —ladeó la cabeza, tras lo que negué antes de sonreír ampliamente.

Me abrazó por la cintura y se inclinó sobre mi oído. Después de besarlo, yo me estremecí. Estaba en sus manos, y él era consciente de ello.

—Entonces, espera a esta noche, noona ...

•••••

Estoy planteándome empezar una historia con este temática; en la que se vea cómo se enamoraron jk y su noona. Pronto tendréis noticias sobre ello, así que no descartéis esta historia ;)

Además de que estoy escribiendo un extra para esta historia que publicaré lo antes posible. Puede que haya más, así que estad pendientes.

Btw, síganme en Twitter e Instagram como @jungkookiegotme ♡♡

Os quiere, GotMe 💜

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