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— ¿Estás seguro de lo que estás diciendo, Tae? — preguntó animado.

Kim TaeHyung acababa de ganar puntos extra consigo, ¡Que va! Tenía el nivel platino de suscripción como mejor amigo que podía existir en todo el universo. ¿Cómo demonios había conseguido tal primicia? No lo sabía, ni tampoco lo cuestionaría.

— ¡Pff! — bufó. — ¿Por quién me tomas, JiMin-ssi? — inquirió — ¡Mi información es de primerísima calidad! — dio un ligero golpe sobre la mesa — Además, esa chica es tu maldita obsesión desde el momento en el que la viste por primera vez. — Park tragó grueso al escuchar aquello — ¿Crees que bromearía con algo así? — se cruzó de brazos. — Ten en cuenta que todos estamos rogando que puedas conocer a esa YoonJi para que descubras que tiene un tercer pezón o que le sudan los pies de sobremanera y se te quite de la mente. 

Fue el turno de JiMin de molestarse ante los dichos de su amigo. Sí, tal vez aceptaba que su vida se había vuelto algo caótica desde que la castaña había llegado a su mente, pero no había nada que el rubio cambiaría. Bueno, el hecho de tener a su amada castaña en su cama, estaba fuera de discusión, sin importar cualquier "defecto" que el mundo pudiera encontrarle, a JiMin no le importaría en lo más mínimo. 

— ¡Eres imposible, Kim! — le respondió el rubio molesto. ¿Cómo podía pensar algo así de su angelical castaña? ¡Ni modo! Cuando estuvieran casados, TaeHyung tendría que cambiar esa forma tan burda de pensar en su querida, eso sí quería que continuaran siendo amigos.

— ¡Sí, sí! — le restó importancia — Pero cuando descubras que tu amada patea chihuahuas por diversión, no me vengas a llorar. — le extendió un papel con una dirección, la cual su amigo agarró sin pensarlo dos veces. — Recuerda que no todo lo que brilla es oro, mi amigo, — el rubio rodó sus ojos — Puede que tengas una sorpresa a la vuelta de la esquina, esperando a que caigas en sus garras. 

— ¡Sí, sí! — asintió sin darle mayor importancia — Lo que digas, Tae.

Park dio media vuelta, dispuesto a salir corriendo del lugar rumbo a su nuevo destino cuando un pelinegro se cruzó en su camino.

— ¿A dónde crees que vas, jovencito? — preguntó el recién llegado, haciéndole tragar grueso.

— Directo al camino del amor. — se apresuró a responder Tae.

— ¿Qué? — el mayor de los tres les miró como sí se les hubiera zafado un tornillo a ambos. — ¿Vas rumbo a tu habitación a ver tus videos cochinos, de nuevo? — miró su reloj de pulsera —¡Pero sí son las 8 de la mañana! ¡¿No es muy temprano para una paja matutina?! — dicho esto, tanto el pelinegro como Tae no pudieron aguantar la risa mientras el rubio les miraba con una gran vena en su frente.

— ¡JIN! — se quejó el rubio. 

— ¡YA! — el mayor se secó una pequeña lágrima de su ojo, producto del gran ataque de risa — ¿Pero sino a cuál camino del amor se refiere Tae? — preguntó — Sí la única "mujer" a la que conoces es Manuela. — otra ola de risas se destapó entre ambos, mientras JiMin se cruzaba de brazos ante el circo que eran esos dos juntos.

— ¡N-no te enojes, JiMinnie! — intervino Tae — Piénsalo que por lo menos ellas — señaló sus manos — ¡Te son fieles!

— ¡Y no piden nada a cambio! — resaltó Jin.

— Ríanse todo lo que quieran, par de patanes, — ambos fingieron una mueca de dolor al escuchar aquello — pero al menos yo soy el único que intenta salir de esta cochina soltería, en cambio ustedes... ¿Cuándo siquiera fue la ultima vez que se bañaron? — preguntó haciendo una mueca de asco.

El Kim mayor se olió las axilas para comprobar sí el desodorante le había abandonado y asintió conforme cuando todavía sentía la fragancia allí, mientras TaeHyung se encogía de hombros sin darle importancia a lo dicho por el rubio.

— Me bañé así como la última vez que cambiaste tus sabanas, JiMinnie. — le atacó.

— Pues yo las cambié ayer, y no recuerdo haber escuchado la ducha encenderse en todo el día. —le retrucó.

— Pues si no estuvieras tan enfocado en... —le hizo la seña de subir y bajar su mano a la altura de su entrepierna — Quizás habrías podido escucharla. —una sonrisa burlona se extendió por su rostro.

SeokJin tomó de los brazos al rubio, impidiéndole atacar al castaño, mientras Tae continuaba haciéndole burlas, fingiendo gemidos mezclados con el nombre de YoonJi.

— ¡Ya, suéltame! — le exigió al pelinegro —  Tan sólo me acabo de dar cuenta que tiene la nariz un poco chueca, ¡Sólo deja que le acomode un poco la cara y ya! 

— ¿Ah, y ahora eres cirujano? — respondió con dificultad el mayor — ¡Dios! ¡Recuérdenme por qué decidí convivir con dos niños en la eterna pubertad! 

— Porque no tienes dinero suficiente para vivir solo, hyung. — respondió Tae —Además, en el fondo nos amas, ¡Somos una familia!

— Tae, — en este momento, era la frente del pelinegro en donde una vena se había formado —Yo que tú no me daría motivos suficientes para dejar al toro libre. 

En ese momento, el rubio se calmó, pensando en que ya había perdido más tiempo del necesario peleando con esos dos, cuando en realidad tendría que estar buscando la mejor manera de presentarse ante su casi esposa. Luego tendría tiempo para vengarse de sus amigos.

— ¿Saben qué? — JiMin se zafó en un abrir y cerrar de ojos, sorprendiéndoles a ambos, y haciendo tragar grueso a Tae — Pueden irse al demonio, ¡Me largo! 

— ¡Te olvidas tu café! — indicó SeokJin como si nada.

— ¡Te amamos, JiMinnie! — finalizó TaeHyung, cómo sí su vida no hubiera peligrado momentos antes. SeokJin al escuchar la última frase del castaño le miró raro. — ¿Qué? — preguntó — A mi no me mires así, nadie dijo que el amor no duele. 


Luego de haber viajado 20 minutos en taxi, por fin se encontraba en las puertas de un gran edificio.
¿Quién diría que en este discreto lugar se estaría llevando uno de los actos que el rubio consideraba prácticamente sagrados?

Y es que, ¿De qué otra manera podría catalogar una práctica como lo era el retratar a su musa favorita, sino lo era desde la mística?

Min YoonJi era la sacerdotisa de su templo, la diosa de su religión y él, era un simple pagano esperando ser evangelizado por su ser. 

Sentía la adrenalina recorrer todo su cuerpo, sus manos comenzaban a sudar y tenía que hacer un gran esfuerzo para poder mantener su pie quieto y no comenzar a moverlo como un loco. 

Se acercó sin pensarlo dos veces hacía la entrada del lugar y casi pudo sentir el coro de los ángeles a su alrededor cuando las puertas a su alrededor se abrieron, permitiéndole ingresar en la recepción. 

Casi pudo sentir las nubes del cielo cuando sintió que era tomado por los hombros y le devolvían al vil infierno llamado tierra. 

— ¿Nombre? — le preguntó un gor- guardia de seguridad. 

El rubio abrió y cerró los ojos un par de veces, incapaz de responder a su pregunta. — ¿Eh?

El tipo que le sacaba 2 cabezas de altura y media como dos roperos, le tomó por el brazo y le sacó del lugar. — ¡Ésto es propiedad privada! 

— ¡PERO! — el rubio no pudo decir más, ya que las puertas se cerraron bajo sus narices. 

Bien, nadie había dicho que conseguir a su amada princesa sería fácil pero en todos los cuentos de hadas, el príncipe debía de luchar contra alguna criatura maligna para poder ganar a la bella doncella. 

Desgraciadamente puede que necesitara más ayuda de la que alguna vez creyó. 

— Tsk. — se quejó. — Nunca creí que necesitaría a ese par de idiotas tan rápido. 

Tan solo esperaba que estuvieran a la altura de la situación, o de lo contrario toda la misión se pondría en riesgo. 

El rubio tomó su móvil y marcó a sus amigos, mientras todavía miraba el reflejo de la silueta del gorila de la puerta. — ¡Esto es guerra! 

Y el premio sería su princesa. 

Actualización expréss para mi hermosa Lulu MinMin12331, te amo preciosa!
Y si el covid no me chupa antes, pronto tendré otro cap! Nos vemos en más actualizaciones!

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