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Otra vez...
Había vuelto a soñar con ella ¡Otra maldita vez!
Desde que JiMin le había conocido en aquella página de mala muerte supo que nada en su vida volvería ser igual.
Se llevó su mano a su frente, negando ante su traicionera mente que se empeñaba en mostrarle todo aquello que no podría tener jamás.
Gimió al sentir como la punta de su erecto miembro se rozaba con las finas sabanas y suspiró al comprobar que no podría volver a dormir sin tratar aquel problema.
Decidido, bajó sus manos para poder acabar con aquel sufrimiento.
— Yoon-Jii~ah — gimió. Dirigió sus finas manos hacia su pene que rogaba por atención. Saboreó sus labios y cerró sus ojos para poder fantasear mejor con la dueña de sus fantasías más oscuras.
JiMin comenzó a recordar el sueño que habían protagonizado con la hermosa modelo Min YoonJi, de la que nadie sabía nada más que su nombre y su edad.
¿Cómo la había conocido? Fácil.
Un día se encontraba tratando de ver películas desde una página de dudosa procedencia, de esas en las que tienes que dar "aceptar" y "aceptar", quitar el desbloqueo de publicidad y luego comienzan a acosarte con cosas como "Yuuna quiere conocerte".
¡Allí fue dónde conoció a la pequeña castaña que le había robado el alma con aquellos diminutos conjuntos que apenas y dejaban cosas a la imaginación!
Definitivamente YoonJi estimulaba todo en sí, producto de ello se encontraba masturbándose pensando en la hermosa mujer.
Un nuevo suspiro se escapó de su boca. Mordió sus labios tratando de callar.
No era momento para despertar a sus amigos.
En su sueño, ambos se encontraban en el estudio fotográfico dónde acostumbraban ser sus sesiones. JiMin era su acompañante y la dulce castaña le miraba inocentemente con aquella lencería tan provocadora.
Sin poder explicar cómo, el escenario había cambiado y YoonJi se encontraba extendida sobre un escritorio, abriéndose de piernas para él. Con total descaro le invitó con un dedo, mientras que con el otro comenzaba a correr la ligera pieza de encaje.
JiMin se encaminó hambriento y obnubilado hacia ella.
Cómo si de una hechicera se tratara, le había embrujado con tal lascividad.
YoonJi llevó juguetonamente uno de sus dedos hacia su húmeda entrada, fascinándole.
Otro digito se hizo presente, haciéndola gimiendo suavemente, mientras JiMin acariciaba la cara interna de sus muslos. Un tercer dedo fue introducido, mientras comenzó a formar círculos en su entrada.
JiMin se sentía arder y no ayudaba el hecho de ver la mirada oscurecida de deseo de la castaña, quien retiró sus dedos completamente húmedos y los llevó hasta él, instándole a probar de su néctar.
Con esa idea en mente, volvió a masturbarse lentamente. Subiendo y bajando, mientras llevaba su otra mano hacia la base de sus testículos, apretándoles al compás de sus embistes.
Continuó enfocado en su fantasía, en donde rompía desesperadamente la pequeña pieza de ropa interior y abría el cierre de su apretado pantalón para tan solo bajar sus bóxers lo suficiente como para permitirse sacar su doloroso miembro y posicionarse en la dulce entrada de su amada.
En aquella escena, JiMin cambió sus dedos por su gordo pene y entrar de una certera estocada en el apretado interior de la castaña, quien le recibía totalmente empapada.
Se imaginaba a la castaña invitándole a apoderarse de su sexo, tomándola con total rudeza.
Park soñaba con subir las piernas de Ji hacía sus hombros, para así poder atraerla más hacía su cuerpo, haciendo que sus testículos chocaran con la cara interna de su culo.
JiMin gruño, sintiendo como todo su semen se comenzaba a agolpar en la punta de roma de su miembro, pero no dejaría que la diabólica castaña le ganara la partida.
Con gran habilidad, posicionó su mano en el dulce punto de placer de la joven, mientras que con la otra mano le aferraba a su cintura.
Roncos gemidos salían de la garganta del rubio mientras YoonJi dejaba salir pequeños gritos, producto de la gran habilidad de su acompañante.
JiMin se imaginó las paredes internas de la castaña se apretarían e imitó lo mismo con su mano, anhelando que su sueño de poseerla se volviera real, deseó que el increíble orgasmo que acababa de tener fuera producto de enterrarse profundamente en la joven. Mordió sus labios con fuerza ante el ansia de que su semilla se chorreara por la entrada y muslos de quien quería que fuera su mujer y no sobre sus sabanas.
Una vez más, Park JiMin soñaba con Min YoonJi pero estaba determinado a que fuera la última, porque si todo salía de acuerdo a sus planes, la castaña sería quien terminaría rogándole por hacerla suya.
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