일
— ¡Es el colmo! —.
Desde hace un tiempo a Yeonjun dejaron de importarle los regaños de su madre, sin embargo esta vez estaba muy abrumado y shockeado tras descubrir que había reprobado incluso los exámenes de recuperación.
La mujer estaba harta, entendía que su hijo estuviera "emocionado" por la vida ya que estaba recién llegando a la adultez, pero la actitud de Yeonjun era insoportable.
Siempre diciendo qué y cómo debían hacerse las cosas, su actitud arrogante causó que sus profesores no tuvieran compasión con él en el final del semestre y por supuesto, su afán de no haber querido realizar ningún proyecto.
—Mamá... —su cuerpo se crispó al ver como los ojos de su madre casi expulsaban rayos láseres que de seguro lo hubieran pulverizado —E-escucha, no es algo tan malo y —.
— ¿No es algo tan malo? ¡¿No es algo tan malo?! —la mujer tomó a Yeonjun de los brazos y lo sarandeó — ¡Reprobaste un semestre, y todo porque no quisiste estudiar! —lo soltó y Yeonjun se alejó dos pasos de ella, bastante nervioso por lo que fuera a decir — ¡Tienes suerte de que pagamos tus estudios, que no debes recurrir a nada como becas y tu lo saboteaste todo! —.
Bueno, en cierto sentido la madre de Yeonjun tenía razón. Tuvo suerte de tener unos padres millonarios por los cuales nunca se vió pasando ninguna necesidad en toda su vida, además se sentía importante. Hasta que llegó a la universidad.
En la universidad no habían clases sociales, todos en la escuela lo conocían por ser el chico que podía comprar los dulces que quisiera, en la secundaria era el chico más codiciado entre las chicas por ser lindo y millonario; pero ¿en la universidad? No era nadie. Nadie más que un patán.
Usualmente carente de temor y con actitud arrogante consiguió ahuyentar a sus amigos de la secundaria y a todas las personas que se quisieron acercar.
—Vas a pagar, Choi Yeonjun —.
Ahora tenía miedo, y pareciera que se le bajaron los humos, sin embargo lo primero que hizo cuando su madre cerró la puerta de su cuarto fue llamar a su único amigo -o bien, asistente-, Huening Kai.
— ¿Kai, tienes libre esta tarde? Ah, genial —no tardó en sonreír al escuchar lo que quería escuchar —Si. Nah, mamá está furiosa, pero se le pasará pronto, soy su único hijo de todas formas —.
Incluso sabiendo que reprobó un semestre entero y que su madre estaba furiosa, decidió llamar a un amigo y salir de compras como si nada hubiera ocurrido.
Al ser el hijo único de los Choi, esperaba que no hubieran represalias por su error. Sin embargo estaba ahora de camino a una granja.
—Si no aprendiste a ser veterinario en la universidad, aprenderás a serlo en donde no puedas escaparte de clases o desobedecer —.
— ¿Un campamento? Mamá, Papá. Tengo 19 años —.
—En una granja, hijo. Tu madre y yo lo conversamos, y es lo mejor para ti —.
Y lo enviaron sin más a Nongbuwa Suuisa, una granja la cual sus padres decidieron apoyar de forma económica para mostrar que "estaban a favor del comercio artesanal y nacional".
Estaba sin tarjetas de crédito, sin su PS5 y mucho menos sin su computadora. Afortunadamente tenía su teléfono, pero como iba a una granja supuso que no habría Internet o señal siquiera.
Miraba con aburrimiento el paisaje mientras resoplaba su cabello rosado, era su manera de protestar ante lo que hacían. Se sentía traicionado y humillado.
El auto se detuvo, y por su lado de la ventanilla no había nada, pero se dio cuenta de que ahora estaba en el gran terreno de lo que era esa granja tras voltearse y ver una gran casa.
Oh, genial. Literalmente me enviaron en medio de la nada por reprobar un semestre.
No lo entendía, mientras bajaba del lujoso auto y miraba la construcción pensaba en lo mucho que sus padres estaban siendo injustos con él, Kai también había reprobado y nunca escuchó por parte del chico que los señores Huening lo hubieran enviado lejos.
Lo enviaron a estudiar, no a una granja.
El lado bueno de eso... ¿El lado bueno? Para él no había lado bueno.
Hasta que uno de los trabajadores se acercaron a él y su chófer se marchó.
— ¿Usted es Choi Yeonjun? —.
Su rostro enrojeció cuando vio a una mujer, esbelta, extrañamente con una piel suave, lechosa, también sus facciones la hacían lucir como una amable enfermera. Pero no, era una granjera, su ropa holgada y unas prominentes botas contrastaban con la delicada apariencia de la chica.
Bueno, al menos cumplía con el estereotipo de la chica granjera y trabajadora, incluso remataba con los guantes y el sombrero de granjero.
Tal vez su suposición de que su vida ahora sería un infierno sea cierto, ya vio a una persona tal y como se la imaginó. Menos sus facciones.
Bueno, en realidad se imaginaba a un hombre como el dueño de la granja, su nombre le daba esas vibras y llegar encontrando a una mujer...
— ¿Joven? —.
¿Nunca le contestó? Uy.
—Ah, si, sí. Soy yo —sonrió como cortesía, siendo correspondido con la sonrisa de la chica, incluso parecía sentirse aliviada.
—Un gusto, Choi Yeonjun. Me llamo Choi Yewon y soy una trabajadora de Nongbuwa Suuisa — dijo la chica extendiendo su mano, oh no.
No iba a dar la mano, su guante lucía sucio y esa mañana se hizo manicura.
Yewon inclinó su cabeza, un poco confundida por la expresión del chico, así que retiró su mano. Supuso que tal vez no era forma de saludar a la gente de cuchara de plata.
—Mi padre está contento de recibirte, y es más, él quería darte la bienvenida pero tuvo que resolver unos asuntos de último minuto —.
Yeonjun quedó pasmado ¿ella no era la dueña?
—Ah, no hay problema con eso —bueno, prefirió ser recibido por la chica.
Las granjas suelen ser bonitas, sí, pero esta la detestaba con todo su ser por ser malditamente gigante.
¿Por qué no podía ser como las granjas de las series que se ven en televisión? Es decir, las de la televisión también lucen grandes, ¡Pero no tan grandes como esta!
¿Y lo peor? No usaban maquinaria como camionetas para ir a los distintos puntos de la granja, era horrible la caminata de un lado a otro en todo el barro que había porque tampoco han pavimentado los caminos.
Según Yewon, no han pavimentado aún porque estaban priorizando el arreglo de el establo y uno de los gallineros, y que usualmente el piso estaba firme, pero el día anterior llovió su buen resto.
El lado bueno -ahora sí-, la chica fue muy amable ya que hacían paradas para que Yeonjun no desfalleciera por el esfuerzo que le estaba tomando.
Tal vez debería dejarles en el libro de reclamos que pavimenten el campo aunque sea para ir al almacén. Así no tendría que pensar a qué lavandería industrial enviar sus zapatos nuevos.
O tal vez debería dormirse, después del recorrido por la granja quedó exhausto y como Yewon lo llevó de vuelta a la -gran- casa donde podría dejar sus cosas, estaba viendo como acomodar sus cosas.
Ah, y le dijeron que la señal en su cuarto era la mejor, así que no tardó en llamar a Kai para quejarse, y luego a sus padres.
El otro lado bueno, no tenía que empezar hasta mañana, seguramente lo dejarían dormir como un bebé.
Según sus padres, él estaría recuperando su semestre entero aquí, no lo dejarían tomar las materias del semestre siguiente, por lo que terminará sus "clases extra" en la granja para tomar el semestre nuevamente.
Se dijo a sí mismo que esos meses se pasarían volando, total, sus padres lo querían mucho como para dejarlo más de eso allí.
Bajo ese pensamiento cerró sus ojos y se quedó dormido. Sabía que mañana sería un nuevo y mejor día.
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