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Te llamo luego —fue lo único que dijo Yeonjun antes de colgar y dejar a Kai con un jadeo en la garganta ante el repentino corte en la llamada que mantenían.

— ¿Yeyo? —Nada, el joven castaño resopló mientras revisaba su teléfono y comenzaba a dejar una infinidad de mensajes en el chat del pelirrosa.

Pero como era de esperarse, no recibía respuesta alguna por parte de su bistec.

—Seguro se le fue la señal —habló el castaño mientras berreaba y apagó la pantalla de su teléfono con un gran puchero.

Rápido, detuvo sus quejas al ver a un chico rubio, el cual parecía estar perdido. O más bien... Parecía que lo habían dejado plantado.

Automáticamente guardó sus pertenencias en su bolso y se dirigió hacia el chico, tal vez si le hacía un poco de compañía no estaría mal, en especial porque lucía algo triste mirando hacia la ventana que tenía a su lado.

Y le daba penita ver a la gente así.

—Hola —.

—Ya les dije que no necesito nada más —dijo el rubio, sin mirarlo.

—Uhm, no soy un mesero —El chico le miró rápidamente y Kai le sonrió en respuesta —Uh... ¿Importa si me siento contigo un rato? —.

El rubio alzó una ceja e inclinó su cabeza en señal de confusión

Es muy atractivo ahora que lo pienso.

— ¿Sentarte conmigo? —Kai asintió mientras pensaba en alguna excusa rápida para no decirle "lucías triste y solito, y no me gusta ver a la gente solita" porque estaba seguro que a parte de seguirle mirando de la manera en que lo hacía le diría que se deje de estupideces y lo echaría.

—Ah, es que... —mordió su labio inferior pero luego que una frase hiciera sentido en su cabeza siguió, sonriendo —solía venir con un amigo, pero ahora se encuentra lejos, no puedo verlo y me siento un poco solo —.

Pensó que tal vez el chico ahora pensaba que era ridículo y bobo, sin embargo pareciera que lo pensó, porque ahora le estaba sonriendo.

—Mm, está bien, de todas formas también me encuentro solo —comentó y el castaño asintió mientras tomaba asiento frente a él.

— ¿Enserio? —el chico suspiró y asintió.

—Estaba esperando a alguien, pero esa persona no vendrá —Huening hizo una mueca.

Qué desperdicio.
¡¿Cómo pueden dejar plantado a un chico como ÉL?!

—Qué mal —Comentó Kai y el rubio alzó sus hombros mientras le sonreía.

—Supongo que está bien, de todas formas me dio el chance para conocerte —Kai rió bajo, no quería espantarlo con su risa de delfín — ¡Oh, cierto! ¿Dónde están mis modales? Me llamo Kang Taehyun —dijo mientras le extendía la mano a Kai.

—Un gusto, Kang Taehyun. Yo me llamo Huening Kai —dijo mientras estrechaba las manos con Taehyun, y ambos rieron.

—Ahora... ¿Qué tan lejos está tu amigo? —Preguntó Taehyun, haciendo que Huening inclinará su cabeza —Es decir, por cómo pones la situación, eran bastante unidos —.

—Ah, Yeonjun hyung se tuvo que ir a pasar el resto del año en otro lugar, y no puede venir en todo ese tiempo, creo yo —Explicó mientras hizo un puchero. Y comenzaron a sacar tema sobre los viajes.

Sin darse cuenta, dejaron de hablar de esas cosas pero siguieron hablando trivialidades.

Kai había hecho un nuevo amigo, y Taehyun parecía realmente interesado en los temas que tocaban con la poca confianza ganada y le fue mejor de lo que esperaba. Aquello causó que por un momento olvidara al soldado caído que era Yeonjun ahora.

Mientras Kai hacía nuevas migas, Yeonjun se encontraba en lo que tal vez era la situación más vergonzosa y aterradora de su vida.

Y es que Soobin seguía esperando que le respondiera lo obvio. Quería pensar en una respuesta coherente, pero la ceja levantada de Soobin y su pose le estaba dando vuelta los pantalones.

— ¿Y bien, Choi Yeonjun? ¿Qué tienes...? —.

— ¡¿Caliente?! Pfft ¡Claro que no! —Yeonjun lanzó una corta y exagerada carcajada, confundiendo al menor —En realidad dije que... ¡Que el clima es caliente, si! Y-y que aún no conocía a todos los trabajadores, cosa que es verdad porqueapenasteconozcoatiyatushermanosy —Soobin hizo un gesto con su mano para detener su rápido hablar.

Estoy frito.

Soobin suspiró y Yeonjun podía ver su final.

—Voy a fingir que en verdad dijiste eso —Sentenció el menor y el pelirrosa mordió su labio con nerviosismo, no podía dejar de pensar en lo malditamente sexy que se veía el chico con un semblante serio. Pero a su vez le estaba intimidando a tal punto de que considera buena opción saltar por la ventana.

—Lo siento —ambos guardaron silencio y Yeonjun tapó su boca. Por primera vez en su vida se había disculpado y le salió como si hubiera estado acostumbrado a ello. Y no señores, Choi Yeonjun nunca pedía disculpas.

—Ya te dije que voy a creerte —Dijo Soobin luego de unos segundos y caminó nuevamente hacia la puerta del cuarto —Ven, debes comer algo para seguir con el día —.

Y ahí Yeonjun recordó que estaban dentro de la finca por su reciente fatiga.

Apenas eran las tres de la tarde y ya estaban pasando demasiadas cosas, no quería pensar en el resto de los meses que le quedaban ahí.

— ¿De verdad creen que me desmayé por la fatiga? —Preguntó, más el pelinegro no respondió, por lo que Yeonjun se acercó a él y luego seguirle el paso por la finca —Es decir, no debería haber pasado ¡Hace una semana fui al médico y dijeron que estaba completamente bien! —Soobin detuvo su andar y el pelirrosa no se dio cuenta, por lo que pronto estaba chocando con la espalda del chico —U-uh, perdón —.

—Tal vez, pero físicamente has estado esforzándote más de la cuenta —comentó Soobin mientras se volteaba al ver al chico.

Yeonjun lucía mejor su piel, con más color y sus mejillas adicionalmente tenían un tono más rojizo.

—Es importante que te alimentes bien aquí, tomar solamente una taza de café como desayuno no va a ser suficiente —aconsejó y siguió caminando.

El pelirrosa le siguió el paso y finalmente llegaron a la cocina, Soobin le indicó que tomara asiento y así lo hizo, estaba siendo demasiado obediente para su propio gusto.

—Me dijeron que te diera algo dulce y estarías como nuevo, sin embargo no has comido nada desde el desayuno —Yeonjun alzó su ceja, confundido.

— ¿Ustedes ya comieron? —.

—Yo no, me quedé cuidándote —Yeonjun sacó su teléfono, viendo la numerosas notificaciones de su bistec —Me agarraste de la camisa y te desplomaste, estaba tan asustado que no pude ser capaz de dejarte solo en el cuarto —.

Su teléfono cayó de sus manos a la mesa y su rostro se tornó de un rojo casi vivo, no pudo evitar que su imaginación hiciera de las suyas y crear la perfecta imagen de Soobin envolviéndolo en sus brazos y sus manos acariciando su rostro dormido.

Se cuestionó gravemente si el verdadero castigo era ese o sólo estaba siendo muy caliente, porque lo poco de personalidad que Soobin le mostró fue el de una tierna pelotita de algodón.

Incluso hasta ese momento que se aseguró de que comiera bien, aún cuando ambos sabían la barbaridad que Yeonjun dijo.

Increíblemente Soobin hizo lo posible por que el trabajo que siguiera después de comer fuera menos pesado para Yeonjun, e incluso lo ayudó para subir a un caballo y movilizarse así a lo largo de toda la granja y así no quedar tan cansado.

Al final, cuando el sol se había puesto, volvieron a la finca para cenar y finalmente descansar como es debido, pero ahí se enteró de lo que era el famoso cordero fuera del corral.

Lee Mark, un joven que aparentemente era el novio de Choi Yewon, se habían visto en ese rato que Yeonjun estaba comenzando su trabajo y cuando el chico los vio volver, era porque se dirigían a la finca para anunciar la decisión de comprometerse en matrimonio.

Pensó que lo mejor era mantenerse al margen, sin embargo Yewon y Soobin lo invitaron a quedarse ahí y celebrar por las buenas nuevas, ya que al menos lo tendrían hasta finales de año, y según las palabras de Soobin "Somos una familia por ahora, y como tal lo correcto es que celebres con nosotros", y Yeonjun mentiría si dice que no chilló.

Por lo que ahí se encontraba, celebrando y brindando con la familia que estaba cuidando de él. Decidió considerarse de intercambio, porque se sintió muy bien ser incluido como la familia que lo cuidó en Estados Unidos.

Tal vez estaba un poco arrepentido de celebrar la noche anterior, su cabeza estaba doliendo desde que despertó por el canto del gallo y su cuerpo además, dolía horrores.

No podía creer que le dolían las piernas por caminar el día anterior y no porque había recibido. Pero bueno, son detalles que podría ir arreglando en el camino.

Suspiró y se estiró en su cama, para luego ir a la maleta donde se encontraba su ropa y luego pensó si ese día haría calor de verdad.

Alzó sus hombros sin darle importancia y tomó una camiseta blanca y poco holgada, unos jeans y no lo pensó mucho con su peinado, pensaría en ello una vez estuviera en la ducha.

Se arregló y marcando un nuevo récord se encontraba bajando las escaleras, esta vez encontrando a los hijos de Siwon, pero no a Siwon, y tampoco se encontraba Mark Lee.

¿Acaso ese hombre se levantaba después que sus hijos?.

—Buenos días, Papá —Yeonjun se crispó al ver que Wonjin miraba en su dirección y se volteó, encontrándose al señor Siwon, quien le alzó la ceja.

—B-buenos días, Señor Choi —El pelirrosa se reverenció y este le respondió con un callado asentimiento, luego procedieron a unirse con el resto.

Fue un desayuno silencioso, pero no incómodo, al menos para Yeonjun no era tan incómodo si no miraba a Soobin o a Wonjin y recordaba sus dichos.

Debía admitir que Choi Wonjin era bastante atractivo, y ahora que pensaba un poco su rostro se le hacía un tanto familiar.

Luego de un rato, todos estaban saliendo menos Yeonjun y Soobin. Yeonjun porque miraba confundido a todos abrigarse con boluptuosos abrigos y Soobin porque le tocaba limpiar los trastes.

— ¿Es tan helado por las mañanas? —Preguntó el pelirrosa y Soobin rió suave, era increíble como alguien podía estar de buen humor después de estar hasta tan tarde celebrando, tal vez se debió a que no bebió con el resto.

—No, pero por como luce el cielo y las recientes lluvias está un poco helado afuera —comentó Soobin y secó sus manos — ¿Por qué preguntas? —El pelinegro lo miró y el mayor solo negó.

Claro que estaba mal vestido para empezar el día. Las malas elecciones lo perseguían y no pareciera ser más rápido que ellas; pero pareciera ser un rayo cuando la inteligencia lo persigue.

Soobin se acercó a lo que Yeonjun creyó era su maravillosa presencia y se puso muy nervioso, sin embargo quedó completamente confundido al ver que cuando Soobin extendió su brazo no fue para acorralarlo ni envolverlo en su cintura, si no que lo hizo para para tomar el esponjoso abrigo negro que se encontraba detrás del pelirrosa.

—Si quieres te espero para que te abrigues un poco —Comentó Soobin mientras se ponía su prenda y le sonrió nuevamente al más bajo.

Yeonjun tragó saliva.

—Hay... Hay un pequeño problema —El menor frunció el ceño, confundido —Solo traje chaquetas de cuero —.

El silencio se instaló entre los dos y Soobin suspiró luego de unos segundos.

—Entonces espérame un poco —el chico caminó rápidamente y se perdió de la vista de Yeonjun.

Parpadeó un par de veces y al ver que no aparecía, aprovechó y tomó su teléfono, comenzando a revisar los mensajes que intercambió con su amigo en la madrugada.

Kai

Oye
OyEEEE
DESPIERTA
D
E
S
P
I
E
R
T
A

Rió ante la respuesta de molestia que le dió su bistec y escuchó las escaleras ser pisadas rápidamente, por lo que aprovechó para ponerse el brillo labial que escondía en sus bolsillo, con olor a fresa porque probablemente las situaciones próximas lo pedirán así y se acomodó el cabello, listo para ver a Soobin llegar a él.

Soobin se le acercó y le extendió un abrigo que lucía igual de esponjoso que el que estaba usando, pero la diferencia estaba en que el abrigo del chico era negro mientras que el otro era marrón.

—Puedes usar este, es mío —Yeonjun recibió el abrigo -para nada disgustado- y se lo colocó, sintiendo la suavidad de la tela y se acurrucó en ella, como los pollitos de ayer cuando se acurrucaron en sus manos.

También su nariz se topó con un aroma particular, no de encierro, si no que de un rico perfume. No era de marca, pero por lo que supuso era el frecuente uso el perfume se habría impregnado.

El perfume no era fuerte, sin embargo era bastante atrayente y no tardó en imaginar que así eran todos los perfumes que pudiera poseer Soobin.

Se iba a derretir con ese chico, era algo definitivo.

Finalmente salieron de la finca y se encaminaron al almacén, y pues resulta que sí hacía bastante frío.

Yeonjun de verdad se preguntó como es que un simple abrigo podía salvar a los Choi del frío, él creía que recién con tres abrigos y cinco mil bufandas estaría poco estético pero bien abrigado.

Llegaron al almacén y se colocaron guantes y las botas, Soobin le pidió ayuda con la alimentación de los animales así que se encontraba preocupado por ello, luego de eso pasarían a ver los animales que no pudieron ver ayer.

Sin dudas le esperaba otro día pesado a Yeonjun.

—Oye, Wonjin —La voz de Yewon llamó la atención de su mellizo, quien la miró mientras seguían caminando.

Se encontraban un poco alejados de la huerta, ya casi medio día y aprovecharon ese tiempo para esconderse, como siempre lo hacían para hablar entre los dos.

— ¿Qué pasa? —.

—Choi Yeonjun, su rostro se me hace conocido —comentó la chica —Creo que estuvo estudiando contigo en la secundaria, cuando reprobaste —.

El más alto suspiró mientras hacía memoria y la fémina lo miró por un momento, poco después de detener la caminata.

—Sí, es el mismo Choi Yeonjun que estudió conmigo —Yewon sonrió.

— ¿Y aún...? —.

—Y aparentemente sigue siendo el mismo de antes —interrumpió Wonjin —Pero en lugar de tener el cabello azul como si fuera un trainee de esas agencias, tiene el cabello rosa, como un idol —.

Yewon rió.

— ¿Y por eso no quisiste ayudarlo ayer? —.

—No sé de qué me hablas —Wonjin se volteó, dejando de hacer contacto visual con su hermana —No lo hice por que estaba ocupado y las tareas de Soobin eran más fáciles de ignorar un rato —Yewon se cruzó de brazos, incrédula.

—Santo cielo, pareciera que no puedes estar a solas con él —.

—No es eso, sólo que —miró nuevamente a su hermana —Ayer de verdad estaba ocupado en el almacén. El motor del tractor rojo no funcionaba y tenía que arreglarlo, y de la nada entró Choi Yeonjun —Yewon alzó una ceja con diversión, pero ambos desviaron la atención cuando escucharon a Yeonjun gritar.

Miraron a donde se encontraba Yeonjun, quien tiraba de un saco con lo que pareciera ser mucho esfuerzo y era ayudado por Soobin, como si nada.

Wonjin miró por unos segundos la escena y suspiró, luego miró a Yewon.

—Además, con suerte hemos hablado dos veces en la secundaria, luego se fue a no sé dónde —la chica suspiró, negando con la cabeza —Y ayer me demostró que tiene memoria de pez —.

—Eres un caso perdido, Jin —Opinó la castaña mientras volvía a mirar en donde Choi Yeonjun seguía ahora a su hermanito.

El chico alzó los hombros y miró al cielo, dándose cuenta de que ya había pasado cierto tiempo y que era mediodía, todo mientras las palabras de su hermana y sus recuerdos revolotean desordenadamente en su cabeza.

Yeonjun probablemente no quería recordar el poco tiempo que compartieron como compañeros, y detalles como él estaban siendo arrastrados.

Y por mucho que le doliera, no podía culparlo.

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