Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8

Nomi

Pasaron tres días desde que decepcioné a Chinatsu. No nos hemos vuelto a ver y ahora mismo estoy sentada en el escalón bajo la galería que da al jardín de nuestra casa pensando en ello, escuchando distraída a Aiko y Raito jugar con una pelota como si fuera de voleibol. No sé qué le dio a Raito, pero también regresó de la escuela pidiendo permiso para unirse a un club, el de voleibol en su caso, a pesar de no haber jugado jamás en su vida. Ni siquiera parece saber pegarle muy bien por lo poco que conozco de ese deporte.

Aiko, por su parte, quiso empezar natación en un pequeño natatorio cerca donde puede ir con Ohime.

Raito y Aiko están viviendo su vida de manera plena. A esto vinimos. Por esto es que soporté todo lo que me ocurrió.

Suspiro pesadamente dándole vueltas a la pequeña hoja con el número de Chinatsu, todavía dudando en si mandarle un mensaje para disculparme o esperar al día de mañana y buscarla en la universidad.

—¿Qué haces?

La pregunta de Jun llega desde atrás, antes de sentarse junto a mí. Suspiro desanimada por mi necio comportamiento con la chica que podría ser mi amiga.

—Nada. Solo siendo una estúpida.

Noto que Jun parece no haberme escuchado. Por el contrario, titubea mirando una hoja que aprieta entre sus manos, con el rostro ruborizado.

—¿Qué tienes ahí?

—Esto... —Me lo entrega y lo leo, entendiendo lo que es, aunque él también me lo dice—. Es una solicitud para trabajar algunos días en un minimercado. Aquellos que no tenga club. Shoma trabaja ahí y me recomendó.

—¿Por qué quieres trabajar? ¿No es suficiente la mesada que te doy?

Steve y Aurora se aseguraron de que no nos falte dinero por varios años, el cual administro con mucho cuidado.

—Quiero tener mi propio dinero.

—Claro... Entiendo. Lo siento...

—¿Por qué?

—Porque debe de haber muchas cosas que quieren tener y no puedo comprarles todo lo que otros padres le dan a sus hijos.

—¡No! ¡No digas eso! No quise hacerte sentir mal. Haces todo por nosotros. Eres una madre y un padre a los dieciocho años, cuando no tendrías que hacerte cargo de nosotros, y lo haces sin protestar. Siempre nos cuidas, ayudas y nos tienes paciencia. Eres mejor padre que... —agacha la cabeza, ocultando la húmeda rabia bajo sus cabellos peinados—, el nuestro. —Vuelve a mirarme y en sus ojos hay convicción. Una convicción que me llega al corazón—. Tenemos una mejor vida gracias a ti. Tú... nos salvaste.

—Jun...

Se abraza a mí, apoyando su cabeza sobre mi hombro. Acaricio su suave pelo, arrullándolo como cuando éramos niños.

—Entonces, ¿por qué quieres trabajar?

Vuelve a sentarse, con la espalda encorvada. Su sonrojo se acentúa y no llego a comprender lo que lo pone así. Aparta la mirada, incómodo.

—Para pasar más tiempo... —comenta tan bajo que casi no lo escucho. Trato de acercarme para alcanzar sus palabras pero parece reaccionar y se endereza con ímpetu—. Para... para poder confeccionar mis propios diseños. —Otra vez cae su voz en un hilo—. Pero no importa... No podría hacerlo. Tengo que quedarme en casa para ayudar a Raito y Aiko con las tareas para que puedas estudiar.

Eso duele. No soy la única que está viviendo a pasos agigantados. Mi hermano es el otro que tampoco está siendo un adolescente normal y eso me apena.

Pienso una solución que sale de mí antes de que la evalúe con tranquilidad.

—No —digo con una extraña confianza en mí—. Si quieres hacerlo, hazlo.

—¡¿Quéeee?!

—No te preocupes por Raito y Aiko. Arreglaré mis tutorías para que sean aquí.

Listo. Lo solté. De inmediato quiero morderme la lengua. Asahi va a ver mi casa. Mi espacio. Verá... mucho más de lo que le mostré.

Ay, no.

El corazón parece que quiere salírseme del pecho.

¿Qué hice?

Aunque existe la posibilidad de que él no pueda. Y en ese caso, tendré que solucionarlo de otra manera.

—¿Es... en serio?

Su tono emocionado y el resplandor en su cara aplacan mis nervios.

Por él. Por mis hermanos, todo vale la pena.

Ellos siempre estarán primero.

—Sí. Pero me gustaría primero hablar con el gerente del lugar. —Jun asiente con efusividad, haciéndome reír—. Y también con Shoma. Vuelve a traerlo para que cene con nosotros una noche de estas.

Ese sonrojo vuelve a poblar sus mejillas.

—¿Shoma? ¿Por qué?

—Quiero agradecerle.

—¡Por supuesto! ¡Te quiero, hermana!

Celebra feliz, entregándome un bolígrafo para que complete el formulario por ser su tutora. Dejo el trozo de papel de Chinatsu a un lado para hacerlo y mi hermano curioso lo captura, riendo entre dientes.

—¿Acaso es el teléfono de algún chico?

—¡Tonto! —Se lo robo—. Nada de eso. Es el de una estudiante de mi universidad. Hace unos días me porté algo grosera con ella y pienso si escribirle o no —le cuento, avergonzada.

—¿Por qué actuaste así?

—Porque... estoy atrofiada. No sé hacer amigas —dejo caer pesadamente. Giro hacia Jun y finjo una sonrisa, pero me topo con su gesto serio—. Era una broma.

—Eres amiga de Aurora, ¿no?

—Eso es distinto. Nuestra relación es distinta.

—Eres la única de los cuatro que parece estar en pausa, Nomi.

—¿En pausa? ¿Qué dices? Si voy a la universidad, los cuido a ustedes, salimos de paseo.

Menea la cabeza, rechazando lo que digo.

—Vas en automático. Me refiero a ser tú. Una chica de dieciocho años que salga con chicos de su edad. Diviértete. Haz amigos. Pero primero —señala el papel entre mis dedos—, arregla las cosas con ella.

Lo abrazo con fuerza, dichosa de tenerlo conmigo.

—Te has vuelto un chico muy listo.

—Siempre lo fui —ríe y me devuelve el abrazo.

Decidida a hacerle caso, le escribo a Chinatsu cuando Jun regresa al interior con su aplicación completa para hablar con Shoma.

Cuando creo que tardará bastante en responderme, me sorprendo con un nuevo mensaje. Al leerlo tiemblo. Pero no daré marcha atrás. Si voy a hacerme de una amiga, mejor empezar ahora mismo.

*

Me bajo en la parada y camino dos calles hasta el sitio que me indicó Chinatsu, encontrándome la imponente infraestructura donde me citó. El estadio deportivo de Kobe. El exterior está tranquilo, pero no me sorprende ya que, según me indicó Chinatsu, la primera vuelta de partidos comenzó hace un rato y todos deben de estar adentro.

Hay muy pocas persona afuera. Algunos se notan que son jugadores por sus uniformes deportivos. Imagino que están a la espera de su turno. Los ignoro y escaneo el lugar en busca de mi... ¿amiga? No sé si merezco el título, pero espero ganármelo pronto.

No necesito seguir con mi inspección porque la dueña de la reconocible voz aguda me encuentra primero. Y como siempre, no escatima en entusiasmo al agitar su brazo para marcarme su posición, hacia donde me dirijo, bajando la cabeza cuando los pocos que nos rodean se voltean hacia nosotras.

—¡Nomi! ¡Qué bueno que viniste! —Me abraza y yo tardo en corresponderle—. Ven, vamos. Te voy a presentar a mi novio. Ya terminaron su primer partido, el cual ganaron, obviamente. —Su orgullo es evidente y me contagia su sonrisa—. Los veremos por los pasillos, ya que están aguardando a que sea la hora del otro encuentro.

Me siento abrumada por su comportamiento, como si nada hubiera ocurrido entre las dos. Cierto que me disculpé por mensaje y ella aprovechó para invitarme a venir. Cosa que no pude rechazar —como ofrenda de paz—, aprovechando que Jun se ofreció a quedarse con nuestros hermanos.

—Chinatsu. —Me freno y con ello, la obligo a que me imite. Alza sus delineadas cejas con sorpresa—. Yo... Fui muy injusta contigo y quiero pedirte perdón. Siempre fuiste muy amable conmigo y te pagué con brusquedad.

—Ay, Nomi, bonita —sacude su mano, restándole importancia—. Ya me lo dijiste por mensaje. Todo está olvidado. —Agarra mi mano y continuamos el camino esquivando cuerpos—. Ahora somos amigas, ¿verdad?

Una sonrisa de genuina felicidad florece en mis labios.

—Lo somos.

—Así me gusta. Y es por eso que a partir de ahora, puedes llamarme China o Chii. Así me dicen mis amigos.

—¡Chii! —Un grito infantil resuena, confirmando su apodo—. Por fin regresas.

—¡Mako! Perdón. Mi amiga no llegaba.

Abro mis ojos estupefacta al ver delante mío al hermano de Asahi. Continúo más allá y el impacto es mayor. Varios pares de ojos están enfocados en mí, pero son unos negros profundos los que me petrifican en mi lugar.

—¿Nomi?

No es la voz de Asahi la que me trae de vuelta, sino la de Makoto, que es uno de esos pares que me observa asombrado. Todos los demás son de los jugadores que constituyen una muy alta pared de uniformes que representan nuestra universidad y que en este instante no puedo mirar de frente. Para mi alivio, ellos vuelven a su concentración, moviendo brazos y piernas.

Salvo dos de ellos, que me queman con sus pupilas.

—¿Se conocen? —pregunta Chinatsu.

—Es la hermana de mi mejor amigo, Raito. Hola Nomi —saluda contento.

—Ho-hola Makoto.

—Vaya, qué sorpresa. Esto es muy interesante —dice entre dientes mi amiga, de manera sugestiva.

La larga presencia del amigo de Asahi —a quien reconozco enseguida—, nos invade. Junto a él, está mi tutor, que sigue pasmado, al igual que yo. Chinatsu se cuelga del brazo del primero, sonriendo con el rostro enrojecido. Sus ojos resplandecen de una luz diferente a la habitual. Me recuerda de pronto a Aurora al contemplar a Steve.

—Nomi, él es mi novio, Hotaro Kirishima.

—Chii, ¿ella es la amiga que desde hace tiempo nos quieres presentar para que vayamos al karaoke?

—¡Sí! Es Nomi Sakuragi. Estudia en primer año de arquitectura. ¿No te parece una graaaaan coincidencia?

Hotaro ríe, inclinando su cabeza hacia atrás y su nuez de Adán se mueve veloz.

—Ay, Chii, ya conozco a Nomi. ¿Verdad, Asahi? —Su novia parpadea confundida hacia ambos chicos y él pasa a explicar—. Asahi es el tutor de tu amiga.

Pasa su brazo por encima de los hombros del aludido, que por fin me atrevo a mirar, encontrándome un par de mejillas enrojecidas al máximo.

—Hola Nomi. Me alegra que hayas venido —saluda con voz profunda.

—Hola Asahi. No sabía que jugabas al voleibol.

—Es nuestro armador —me indica Hotaro—. Yo soy atacante punta.

—No... tengo idea de lo que hablan.

Asahi y los demás se ríen. Pero no lo siento como una burla, sino como algo familiar que me calienta el pecho.

Aparece otro chico, serio y formal que me saluda con un leve movimiento de cabeza, aunque se dirige a los hombres.

—Hota, As, nos toca nuevamente. Vayamos a hacer la entrada en calor en la cancha.

—Sí capitán —responde Hotaro y el líder del grupo se va—. Ya nos tenemos que ir. Espero escuchar sus gritos animándonos.

—¡No tengas duda! ¡Soy tu fan número uno! —asegura Chinatsu.

—¡Por supuesto! —acompaña Mako.

Asahi se acerca más a mí y su estatura ocupa toda mi visión.

—Jugaré el mejor partido de mi vida. Mírame, Nomi. —El corazón enloquece y me pierdo en sus ojos, deseando nadar en ellos—. ¡Verás que es un deporte apasionante!

Me tapo la boca, ocultando mi risa. Y mi sonrojo delator.

—Muéstrame, Asahi. Aunque creo que después deberás darme alguna clase para entenderlo.

—Todo lo que quieras.

—Bueno, bueno, par de tórtolos. —Asahi y yo nos separamos automáticamente—. Tenemos que ir a ganar un partido, Asahi.

Veo las espaldas del equipo de nuestra universidad ingresar por las puertas del gimnasio. Pero justo antes de que se cierren, Asahi voltea hacia mí y me guiña un ojo.

Eso se sintió muy bien.

Tal vez... Asahi podría ser otro amigo. Me gustaría eso.

Sí, me gustaría mucho.

Makoto y Chinatsu me flanquean, con sonrisas en sus rostros.

—Así que...

—Conoces a mi hermano.

Miro a estos dos, alternando a uno y otro, hundiéndome en mi lugar.

—Yo-yo... es que se me acercó en la universidad y se ofreció a ayudarme con los estudios.

—Con razón lo veía de tan buen humor —sigue el menor de los Kiyotake, ampliando su sonrisa y acechándome con sus ojos.

—No nos quedemos aquí. Verlos entrar en calor es la mejor parte.

—¿Cómo que la mejor parte?

—Ya verás.

Me guía hacia unas escaleras y poco después, los tres estamos arriba, en las gradas, con la vista de tres canchas de voleibol en el centro. Sigo a Chinatsu y a Makoto —que parecen saber adónde ir—, hasta un sector con muchos estudiantes de nuestra universidad. Me doy cuenta porque tienen cintas y banderines con nuestros colores.

Encuentro entre tantos desconocidos a dos chicas que observan recelosas a Chinatsu, y por consiguiente, a mí, de rebote. Las recuerdo como a aquellas muchachas que tan venenosamente habían hablado de la novia de Hotaro y entiendo quién era su blanco.

Eso me hace enojar.

—Quedémonos aquí.

Asiento hacia mi amiga —decidiendo pasar de largo de las estudiantes superiores—, dispuesta a divertirme con Chinatsu y Makoto. Los tres nos quedamos de pie con la visión de nuestro equipo que ya está en la cancha, haciendo ejercicios con la pelota. Escucho atentamente las explicaciones de mis acompañantes.

No tardo en entender el motivo por el que Chinatsu considera que esta parte es muy entretenida. Se hace evidente con cada suspiro que lanza al aire y yo río por dentro. Pero poco a poco, empiezo a acompañarla de manera más disimulada.

Es que Asahi revela ante mí un cuerpo, que si bien anticipaba delgado, no es flojo para nada. Los músculos definidos de su torso y brazos quedan levemente apretados por su camiseta, el cual lleva el número nueve. Sus piernas largas tienen su musculatura tallada, pero muestran agilidad con cada salto increíble que ejecuta en los ejercicios de precalentamiento.

Verlo me tiene atontada y algo acalorada, por lo que me quito el abrigo.

Minutos después, el pitido del árbitro da inicio al juego.

No sé qué ocurre conmigo, pero quedo sumergida en la emoción a mi alrededor y colgada de cada movimiento de extrema elegancia de Asahi. Lo que más me atrapa, es la concentración en su mirada cuando la pelota toca por milésimas de segundos la yema de sus dedos, para pasársela a algún compañero que termina por golpearla de manera violenta contra el suelo del campo contrario.

Creo que me va a encantar este deporte.


*

N/A:

Dato particular. Amo el vóley. Es uno de los tantos deportes que tuve la posibilidad de practicar, y de mis favoritos, jugando como central. Es por eso que esta obra no será la única que tenga al vóley por ahí metido.

Dedicado a Euginsl por entrar a esta aventura DB, así como Chinatsu entró al mundo de Nomi, al parecer... 😉Gracias por sumarte! 


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro