Sarah volvía de una reunión familiar, una de esas reuniones a la que asiste gente que no veías desde el año de edad y que, por supuesto, no recordás pero que ellos sí lo hacen y se pasan el día hablando sobre cuánto creciste.

Mamá, papá y sus dos hermanos parloteaban animadamente entre ellos mientras que la chica se la pasaba viendo por la ventanilla, auriculares puestos y pensamientos en lo alto de las nubes, estas invisibles y tapadas por el azul marino del cielo estrellado.

Había sido un día muy alegre, con abundante comida y personas tanto extrañas como interesantes por conocer. "Lo más irónico de todo es que somos familia", había pensado la chica. Recordó que al llegar a su casa debía prepararse para una entrevista de trabajo muy esperada, una buena empresa había recibido recomendaciones sobre ella y la gran eficacia de su labor. Si todo iba bien, pronto tendría un buen trabajo.

Pero no, casi nunca algo sale como se espera y la entrevista no se llevó a cabo porque ella no pudo asistir.

Muy tarde notó lo que estaba sucediendo al advertir la luz cegadora por el rabillo del ojo. Sintió el temblor, se dio un fuerte golpe en la sien con la ventanilla y perdió la conciencia. El auto en el que viajaba había sufrido un accidente justo al cruzar una calle que, al parecer, estaba vacía.

Sarah comenzó a ver todo desde otra perspectiva. Ahora parecía estar volando, se encontraba a la altura de las farolas y contemplaba el lugar del accidente. Estaba flotando. Veía el vehículo incrustado en el auto y a su familia herida, escuchó algo sobre heridas internas y en el cráneo muy peligrosas. Seguían sacando a más miembros de su familia, uno de sus hermanos simplemente tenía golpes y el otro parecía haberse fracturado un brazo, sus padres tenían algunas heridas más graves e incluso los sacaban con mucho cuidado en camillas. También era atendido el individuo que conducía el vehículo que causó el accidente. Pronto supo que la persona en estado realmente peligroso era ella, pues un médico dijo que no sabía si sobreviviría o siquiera si despertaría del coma que le provocó el golpe.

La vida de Sarah no era exclusivamente el trabajo, había personas que la apreciaban a ella y a su familia, sería un gran dolor para aquellos seres queridos si no lograban salir bien de esta situación. Su novio, una de las personas más importantes de su vida, le vino a la mente. Alexander era un chico algo tímido, agradable, inteligente y, sobre todo, la persona que la hacía feliz y con quien quería compartir su futuro. Pero dado que comprendía la posibilidad de que ya no existiera futuro ni presente para ambos y sólo existiría para él, debía hacer algo para que su dolor no fuera tan fuerte y la noticia de un accidente, tan impactante.

Entonces lo decidió. Abandonó la esquina donde estaban siendo rescatados y se dirigió a la casa de Alex, llegó hasta su habitación y lo encontró en un sueño muy profundo. Era tan guapo..., su respiración era pausada, el semblante sereno y los ojos tenían pestañas tan largas y oscuras como el azabache que podían verse en la penumbra del cuarto a la luz del atardecer, colada por la ventana abierta. Se veía como un ángel y Sarah se alegro de que él fuera el hombre que ama.

De pronto pensó que quizás no tenía mucho tiempo de hablar con él, así que se apuró y entró en su sueño. No se le ocurrió otra manera de acercarse para ser vista y escuchada.

"Alex, mi amor. He venido a verte porque quiero que sepas algo y en tus sueños es la mejor manera que tengo para comunicarme con vos. Pase lo que pase mañana y sean cuales sean las noticias que te den, yo siempre estaré contigo. No sé lo que va ser de nosotros, ni siquiera sé lo que va a ser de mí, pero no me olvides; ojalá nunca lo hagas, ojalá que el futuro esté de nuestro lado y que podamos ser felices. Pero ahora mismo algo terrible sucedió y lo único seguro es que puedo prometerte que intentaré pasar esta prueba por ti, cariño. No puedo controlar esto, se me hace tarde y creo que no podré permanecer mucho tiempo más acá, en tu mente. Lo siento, Alex, te amo. No lo olvides".

Esto fue lo que Sarah le comunicó a Alex. El chico, al día siguiente, se despertaría con una sensación de terror increíble hasta el momento que supiera qué había sido de su novia, y con un amor cada vez más profundo, intensificado por el mensaje de ella.