━ 004 ; new ties
𝜗𝜚⋆₊˚
¿CUANTOS DÍAS FALTABAN PARA EL ANELADO FIN DE SEMANA? ESA PREGUNTA RECORRÍA LA MENTE DEL HUMANO. Theo no podía evitar darse unos golpes mentales para no dormirse en pleno examen sorpresa de química.
Habían pasado ya unos días desde aquel parálisis del sueño que tuvo, días en donde el ya no dormía más de media hora o dos al día. Aquello comenzaba a reflejarse en la apariencia del chico Goldberg ya que mostraba ojeras más marcadas que la última vez, había adoptado una apariencia que daba a entender que estaba cada vez más enfermo, levantando alarmas en algunos profesores e inclusive estudiantes de la preparatoria de Forks.
Pese a ello, Theo parecía estar de mejor ánimo, intentaba no dejarse controlar por aquellos impulsos que le decían que hacer, parecía estar manejandolo bastante bien.
— ¡Psst!
Theo apretó los labios, creyendo que aquel llamado de atención no era para él, no fue hasta que sintió como algo fue lanzado hasta su mesa que decidió girarse, al hacerlo, se encontró con la mirada dorada de uno de los hermanos adoptivos de Rosalie Hale, la chica con la que compartía clases de historia.
— ¡Psst! ¡Theodore! — El vampiro de gran musculatura que estaba justo detrás de él le había lanzado una goma de borrar.
— ¿Qué pasa? — Susurro de igual forma el humano, un tanto confuso por la situación.
— ¿Tienes la 6?
Theo volteó disimuladamente, notando que el profesor estaba más concentrado en ver lo que estaba en su celular qué en el examen. Si bien no conocía tanto al chico de aspecto musculoso, no veía lo malo en querer ayudarlo. Disimuladamente el castaño soltó su lápiz que cayó justo en frente de Emmett.
Theo se agachó rápidamente para recogerlo, no sin antes susurrarle al vampiro.— Es la C.
— Gracias Goldberg. — Emmett le sonrió amigablemente antes de volver a fijar su vista en el examen.
Theodore solo asintió antes de volver a su lugar, el examen comenzaba a irritarle, era extremadamente largo solo para un par de contenidos que a penas vieron el día anterior. No sabía si era el estrés que comenzaba a jugarle una mala pasada, pero cuando volvió su vista al examen, las letras comenzaban a deslizarse de su lugar. El castaño pasó bruscamente una mano por su cara, fue entonces que las letras volvieron lentamente a su lugar.
No perdió más tiempo y relleno lo que le faltaba en el examen para posteriormente entregárselo al profesor Márquez y salir del salón de clases.
Como la mayoría seguía en su jornada respectiva de clases, los pasillos estaban casi vacíos, Theo suspiro brevemente intentando ahuyentar aquel momento vivido en el examen. Se repetía así mismo de que el cansancio y el estrés estaban jugandole una mala pasada, quería creer eso. Dirigió su vista hacia el final del pasillo, como acto de reflejo por sentirse observado, fue entonces que lo vio.
Del pasillo se asomó el cuerpo de aquella “momia” (como le gustaba llamarle) con su distintiva sonrisa burlesca, lucia cada vez más macabro qué la última vez que se le apareció. El vendaje de todo su cuerpo estaba empapado de sangre, los pocos dientes que se asomaban de la abertura parecían de un verdadero tiburón. Theo retrocedió por instinto, pero la criatura no se acercó.
— Tick Tack Theodore... — La criatura golpeó rítmicamente la pared, imitando un reloj.— Tú tiempo se hace cada vez más corto, date prisa.
El castaño apretó sus manos con fuerza, intentando controlar el miedo que comenzaba a crecer desmedidamente. La criatura iba a dar un paso hacia él, pero retrocedió de forma abrupta, al mismo tiempo que una mano tocó amistosamente el hombro de Theo.
— Aquí estás, te estaba buscando. — Emmett sonrió abiertamente, hasta que notó la mirada perdida del chico hacia el final del pasillo.— ¿Todo... En orden?
Theo parpadeo varias veces, asegurandose de no estar soñando, antes de dirigir su mirada al pelinegro.— Sí, todo está bien, intentaba recordar si coloque bien la respuesta de la última pregunta.
— Más te vale que haya sido así, la verdad es que te copie la última parte del examen, si repruebo será tu culpa.— Respondió Emmett con un tono de burla.
— ¿No sería la tuya por copiarle a cualquier extraño de la clase? — Theo se cruzó de brazos alzando una ceja.
Emmett iba a responder, pero guardó silencio al ver que lo que decía el chico estaba en lo correcto.
El castaño soltó un bufido, divertido ante la situación.— Al menos no le copiaste a Kate, jura ser la que más sabe de química, pero siempre reprueba la materia.
— Por un momento lo pensé, pero te vi responder tan rápido y pensé que si sabias. — El pelinegro recargo su peso sobre los lockers, sin apartar la mirada del humano.
— No soy un genio, pero puedo defenderme, si tienes suerte, aprobaras el examen.
— Amigo, me salvaste la vida, de verdad gracias. — Emmett ofreció su mano al chico, quien asintió y la estrecho amistosamente.— Creo que no nos presentamos bien el otro día, soy Emmett.
— Theo, un gusto, pero por favor, no vuelvas a copiarme casi todo el examen.
— Lo siento amigo, pero ya estás condenado.
𝜗𝜚⋆₊˚
La jornada de clases estaba llegando a su fin, al castaño solo le quedaba una clase y finalmente sería libre, hasta el día siguiente, ya que lamentablemente aún era jueves y quedaba un día para el anhelado fin de semana. Theo caminaba a paso firme hacia su última clase y la más odiada: Historia.
No es que odiara como tal la asignatura, creía que la historia era algo fundamental y vital de conocer, pero el profesor encargado de aquella materia simplemente le sacaba de quicio. El señor Harris era el diablo encarnado, bastante estricto, las cosas debían hacerse a su modo, además, no tenía miedo de levantarle la mano a un estudiante con tal de demostrar que él era quien mandaba. Era por esa razón que Theo se adentró en el salón hasta la mesa que se encontraba al último atrás, no quería estar a plena vista del profesor para evitar ser su objetivo de la semana, como ya había pasado otras veces.
No tardó mucho tiempo cuando su compañera de clase entró al salón, caminando en su dirección a paso acelerado. Rosalie se sentó a un lado de Theo, dejando sus cosas por debajo de la mesa, para luego ofrecerle una leve sonrisa.
— Llegas a tiempo, el profesor Harris no tarda en llegar. — Theo sacó su cuaderno y lápices, dejándolos sobre la mesa.
— Después de lo que me contaste sobre él, dudo querer llegar tarde a alguna de sus clases. — Rosalie imito la acción de Theo, para luego centrar su vista en la pizarra.
— Es la decisión correcta.
La puerta se cerró de golpe, llamando la atención de todos los presentes, inclusive asustando a algunos. El profesor Harris caminó cual depredador apunto de cazar a su presa hasta su escritorio, para luego dejar su característico maletín sobre este.
— Atención, necesito que formen duplas, harán un trabajo sobre la Primera y Segunda guerra mundial, quiero un trabajo escrito, deben entregarlo mañana a las 11:45 A.M ¿quedó claro? En este momento pueden aprovechar las instalaciones de la escuela, pero para avanzar en sus trabajos, no para tener sexo.
— ¿Ves? Es el diablo, te lo dije. — Susurró Theo a Rosalie quien asintió levemente ante las palabras del castaño.
— El informe debe tener una pequeña introducción, el desarrollo de todos los acontecimientos y una conclusión. — El profesor acomodó con disgusto sus lentes cuadrados antes de mirar de forma severa al salón completo.— No veo que se estén moviendo ¡ya! ¡empiecen a trabajar!
Theo observó como la gente a su alrededor se movía rápidamente, chocando algunos entre si, sin duda el profesor sabía cómo causar terror entre sus estudiantes.
— Entonces... — El castaño giró sobre su silla, encontrándose con la brillante mirada dorada de la rubia.— ¿Trabajamos juntos?
— No veo que hayan muchas opciones. — Rosalie alzó una ceja.
Theo abrió la boca, levemente ofendido, hasta que notó como las comisuras de los labios de Rosalie se curvaban ligeramente.
— Eres malvada.
— Claro que no, de todos aquí tú eres el más... Aceptable para trabajar.
— No sé si debo ofenderme o sentirme halagado de que me tengas considerado. — Theo ladeo ligeramente la cabeza.— ¿Quieres ir a la biblioteca? No hay ruido, además podremos ocupar los libros para completar el informe.
— Me agrada la idea.
Ambos se miraron entre si antes de tomar sus cosas y salir del salón, rogando internamente no haber llamado mucho la atención del profesor Harris, para así caminar a la biblioteca qué tenía la Preparatoria de Forks.
— ¿Tienes alguna idea de como comenzar? ¿O que debería hacer cada uno? — Rosalie caminaba con sus libros en mano, mirando fijamente al humano.
— Podríamos hacer esto, tú escribes y yo busco y te dicto la información.
Rosalie observó a Theo, con una mueca claro de disgusto.— ¿Por qué yo soy la que debe escribir?
Theo no dijo nada, bastó con abrir su cuaderno y mostrarle a la rubia el porque él no debía escribir aquel informe, entonces la vampiro lo entendió. En el cuaderno del castaño había un montón de jeroglíficos, Rosalie no pudo evitar soltar una suave risa, acto que hizo sonreír a Theo por instinto.
— ¿Quieres arriesgarte a que nos ponga un 0 por mi letra?
— Tienes razón, yo escribiré, tú letra es horrible.
— Está vez, te doy la razón. — Theo cerró su cuaderno y por consiguiente abrió la puerta de la biblioteca, ganándose a un lado para darle el paso a la rubia.— La dama primero.
Rosalie no pudo evitar que una sonrisa se le escapara ante aquel gesto por parte del humano, los buenos modales aún existían en esta época y Theo se lo estaba demostrando. Era cierto que la actitud del chico la confundía a veces, si bien podía ser amable con ella, no podía ignorar el como él miraba y trataba al resto del mundo, inclusive su hermano Edward se lo había comentando, la mente de Theodore Goldberg era un completo caos, la muerte, las tendencias psicópatas e inclusive la falta de remordimiento estaban clavadas en la mente del humano, sus actitudes eran impredecibles, al grado en que Alice no podía ver el futuro con claridad del chico. Pero aquí estaba él, siendo un caballero con ella, inclusive haciendo pequeñas bromas con el fin de hacerla sonreír, aunque sea un poco.
No espero un segundo más en entrar a la biblioteca, seguido de Theo, quien no quería quedarse atrás. Una vez dentro, la mirada de la dupla se detuvo en varios libreros, estantes y algunos muebles donde abundaban los libros, si bien la biblioteca de la escuela no era tan grande a comparación de otras, podía defenderse con los cientos de libros que estaban acomodados en un orden aleatorio.
— ¿Manos a la obra? — Theo miró a Rosalie, quien apretó los labios al ver que tendrían que estar a ciegas buscando los libros correctos.
— Manos a la obra, Theodore.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro