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━ 003 ; insomnia

𝜗𝜚⋆₊˚

                 COMO ERA DE COSTUMBRE, LA LLUVIA HACÍA ACTO DE APARICIÓN EN EL PUEBLO DE FORKS. El día estaba gris, igual que el humor de la rubia en la residencia Cullen, quien se encontraba caminando de un lado a otro, absorta en sus propios pensamientos, ignorando por completo las miradas preocupadas que le lanzaban los miembros del clan Cullen.

— Rose, creo que dramatizas un poco la situación, no es tan grave. — Habló suavemente Carlisle, en un intento de no alterar más a la vampiro.

— ¡Es fácil para ti decirlo! ¡No tienes a una humana como compañera de vida! — Escupió Rosalie, cargando sus palabras con indignación.

— Sabía que debía guardar esa visión para mi. — Alice soltó un suspiro, refugiadose en los brazos de Jasper.— supuse que no te gustaría la noticia.

— Claro que no Alice, hablamos de un humano ¿como es que la persona que se supone que es mi compañero de vida es...? ¡Ahg! — Rosalie arrojó un florero a la pared más cercana a ella, alertando a los demás.

— Rosalie, debes calmarte un poco. — Esme se acercó lentamente a la rubia tomando suavemente ambas manos.

Y es que Rosalie no estaba molesta por haber descubierto que había encontrado a su compañero de vida, claro que no, estaba molesta por ver que aquello que tanto había anhelado se encontraba en un simple humano. No podía aceptarlo. Salir con un humano implicaba exponer a su familia, exponerlo a él a los peligros de su mundo, si algo le pasaba al chico no podría perdonarselo.

— Solo es un humano, Rosalie. — Habló Emmett mientras observaba una revista del otro lado de la habitación.

— Quizás no es un humano ordinario. — Todos los presentes dirigieron su atención al lector de mentes, quien estaba recargado sobre un pilar.— He leído su mente esa vez que chocó con nosotros, es un caos.

— ¿A que te refieres? — Carlisle se cruzó de brazos, Rosalie por su parte, estaba bastante tensa y Esme intentaba contenerla.

— No sé como explicarlo, pero es como si alguien más quisiera controlar su mente, pero al mismo tiempo él hace de todo para no permitirlo, su mente vive en una guerra constante, nunca vi una cosa igual antes.

— ¿Tendremos que vigilar al humano? — Jasper apretó suavemente la mano de Alice, quien dejó un beso fugaz sobre esta, intentando alivianar la tensión que se esparcia en los hombros del vampiro.

— Quizás, solo para estar seguros.

— ¿Se dan cuenta que no he intercambiado más de 5 palabras con él y ya están armando todo esto? ¡Es absurdo! — Rosalie se soltó del agarre de Esme y comenzó a subir las escaleras, rumbo a su habitación.— ¡Y dejen al humano en paz, por el amor a Dios!

Rosalie no espero respuesta y a velocidad vampirica se encerró en su habitación, frustrada por los acontecimientos vividos. No quería involucrar al humano en su mundo, significaba todo un peligro para él, para ella y su familia entera. Por más que se empeñara en ocultarlo, si había quedado cautivada con aquel “simple humano” pero estaba aterrada, confundida con lo que pasaría a continuación. Pero de algo estaba segura.

Primero, su familia no haría caso a su petición y se empeñarian en vigilar al humano, la segunda, es que ella debía evitar al humano a toda costa, de lo contrario, sentimientos podrían salir a flote y eso era lo que menos quería ella.

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Theodore sujetaba con fuerza la taza de té que su hermana le había ofrecido. No tenía ánimos de ir a la escuela y pese a que le rogó de rodillas a Ariella ella se negó, debía mantener a su hermano vigilado en todo momento, luego del episodio que tuvo el día anterior, la chica se encontraba muy preocupada por la salud de su hermano, por lo que pronto pediría una hora médica para él.

— ¿Lograste dormir anoche? — Ariella se sentó a su lado, dejando pequeñas caricias en la espalda del castaño.

— No, no pude. — Theo dio un pequeño sorbo a su taza de té y dirigió su mirada a la contraria. Ariella pudo notar las visibles bolsas que se formaron bajo los ojos de su hermano, incluso estaba un poco más pálido de lo normal, parecía que el había enfermado.— No tengo ganas tampoco, no quiero volver a molestarte de esa forma.

— No digas tonterías, Theo, no me molestas. — Ariella abrazó por los hombros al castaño y soltó un suspiro.— Solo estoy preocupada por ti.

— Perdón por preocuparte. — Theo se quedó quieto en su lugar, soltando un suspiro.— Vamos, debemos ir a la escuela.

— Recuerda, si te sientes mal o te pasa algo debes...

— Debo ir a enfermería o contactar inmediatamente contigo, lo sé, no te preocupes. — Interrumpió el castaño tomando las llaves del auto.

Ambos tomaron sus cosas y se dirigieron a la salida, sin antes despedirse de la anciana que estaba acostada en cama viendo un programa de televisión.

El día anterior fue un verdadero tormento de emociones para los hermanos Goldberg. El pobre chico había tenido una especie de parálisis del sueño, los gritos del chico habían alterado a la anciana, la cual, tuvieron que darle unas pastillas para que pudiera relajarse. Theo se sintió muy culpable por la situación pese a que era algo que no podía controlar, Ariella por su parte, estaba bastante atormentada con todo lo que sucedía, por lo que no pudo sintetizar sus emociones correctamente y por ende, estaba en un estado de alerta.

Las cosas comenzaban a complicarse para los hermanos Goldberg, pero esto solo era el inicio de una tormenta que pronto los azotaria con fuerza.

𝜗𝜚⋆₊˚

El castaño se dirigió a su salón de clases, sentía los párpados algo pesados a causa del sueño, pero no quería dormir, a estas alturas, confesaba internamente que le producía terror volver a dormir, principalmente porque aquellos sueños que había tenido se sentían bastante real, aún tenía la imagen mental de él intentando apuñalar a su hermana.

Apartó rápidamente ese pensamiento y entró en el salón de clases buscando algún puesto libre que, para su sorpresa, quedaba uno justo al lado de la rubia con la que chocó el día anterior.

— ¿Todo bien cariño? — Rosalie se incorporó en la cama, abrazando al castaño por los hombros.

— Solo fue una pesadilla, vuelve a dormir, preciosa. — Theodore tomó entre sus manos las frías manos de la rubia, depositando un suave beso en ellas.— Lamento que tengas que aguantar esto cada noche.

No digas tonterías, no me molesta en absoluto, te quiero y eso es lo que importa.

El castaño sintió como el calor subía a sus orejas y posteriormente sus mejillas, tenía la imagen de aquella rubia en su cama usando la ropa de él plasmada en la cabeza, no entendía porque había soñado con ella si solo la había visto muy pocas veces. No podía negar que su belleza era realmente sorprendente, pero le costaba pensar el porqué de ese sueño. Aclarando su garganta se dirigió al asiento junto a Rosalie, dejó su mochila sobre la mesa y se sentó sin más.

Rosalie, por su parte, maldecia al universo completo por haberla puesto en esa situación, se suponía que debía evitar al humano a toda costa, pero era como si el universo se hubiera puesto de acuerdo para que eso no sucediera. La vampiro notó como el chico a su lado se recargaba en su asiento pasando ambas manos por su rostro, frustrado. Y es que el chico tenía un aspecto bastante deprimente, pero lo más preocupante ante los ojos de Rosalie eran aquellas bolsas moradas debajo de sus ojos y la piel pálida del chico.

— Hola. — El castaño volteo en dirección de la vampira.— Perdón ¿necesitas algo?

Rosalie parpadeo perpleja ante la situación, el humano lucia aún peor de perfil, aunque lo negara, la vampiro sintió como pequeñas punzadas hacían acto de presencia en su corazón.

— Quería saber si tenías un lápiz que me pudieras prestar, extravié el mio. — dijo Rosalie intentando sostener la mirada cansada del humano, quien asintió y rápidamente de su mochila sacó un lápiz de color azul.

— Todo tuyo.

— Gracias. — Rosalie tomo el lápiz entre sus manos, ni siquiera necesitaba el lápiz, no entendía porque había hecho eso, pero por alguna razón, no quería cortar la pequeña conversación entre ellos.

— No es nada. — Theo le ofreció una pequeña sonrisa a la vampiro antes de posar su vista en frente, ya que el profesor de historia había llegado.

La clase transcurria con normalidad, aunque Theo no prestaba atención, odiaba esa asignatura pero odiaba aún más el profesor, producto de ese odio, sentía que sus párpados se cerraban lentamente, pero no, no quería dormir, se negaba a hacerlo, no quería repetir el incidente del día anterior.

— ¿Estás bien? — La rubia a su lado llamó su atención. Theo tuvo que parpadear varias veces para ahuyentar el sueño.— Perdón, es que pareces agotado.

— No dormí bien anoche, es todo. — Theo se recostó en la mesa, sin apartar la mirada de Rosalie, quien jugaba con el lápiz que le ofreció el chico.

— ¿Por qué no duermes? Dudo que el profesor se de cuenta.

— El señor Harris es el demonio en persona, lo sabrá, además, no tengo ánimos de dormir. — Theo formó una pequeña mueca con sus labios.— ¿Podrías distraerme? De verdad, no quiero dormir.

— ¿Le tienes miedo a dormir? — Rosalie ladeo su cabeza ligeramente y para su sorpresa, escuchó una pequeña risa por parte del humano.

— Es más que eso, pero podríamos decir que sí. — El castaño soltó un suspiro volviendo su mirada a la vampira.— ¿Te está gustando Forks?

— Extrañamente, sí, me gusta el clima que hay aquí. — Rosalie miró por la ventana e instintivamente una sonrisa adorno su rostro.

— Parece que somos los únicos que piensan así, es realmente agradable vivir en una parte donde el sol no es extremadamente potente. — dijo Theo, volviendo acomodándose nuevamente en la silla.— Creo que debo decirlo otra vez, pero lamento haber chocado contigo, no era mi intención.

— No te preocupes, quedó olvidado. — Rosalie extendió su mano al humano, quien rápidamente la tomó entre la suya y la estrecho suavemente, como si ambos formaran una tregua.— ¿Puedo preguntarte algo?

— Seguro, lo que quieras.

— ¿Por qué corrías? Digo, parecía como si huyeras de algo.

Theodore formó una mueca en su rostro, apartando la mirada de la rubia, quien se sintió un poco decepcionada por perder la atención del chico.

— Creerás qué estoy loco.

— Yo ya creía que estabas loco desde el momento en que te estrellaste contra mi.

Theo río levemente negando con la cabeza, aquel sonido fue como música para los oídos de la vampiro.

— Sospecho que si te digo creerás que debería estar internado en algún psiquiátrico. — el castaño volvió a posar su mirada en la mirada dorada de la chica, sus ojos producían un brillo que era bastante atractivo a los ojos de Theo.

— ¿Quieres ponerme a prueba?

La campana anunció el termino de la clase, el castaño dirigió su mirada al reloj y posteriormente a la pizarra, donde el profesor había dejado anotado un trabajo que era para hacerlo en duplas. Ya vería que hacer con ese trabajo.

— Me encantaría, pero será en otra ocasión, mi hermana debe de estar esperándome para ir a la siguiente clase. — El humano tomó su mochila dispuesto a salir del aula, sin antes dirigir su vista a la hermosa rubia a su lado.— Gracias.

Una mueca de confusión apareció en el rostro de la rubia quien alzó una ceja, curiosa ante las palabras del contrario.— ¿Por qué me agradeces?

— Por mantenerme despierto, no han sido mis mejores días pero admito que pude distraerme de lo que me está pasando hablando contigo.

Rosalie sonrió levemente, apartando la mirada del chico.— No sé por lo que pasas, pero espero puedas sentirte mejor pronto.

Theodore asintió con la cabeza y sin intercambiar las últimas palabras con Rosalie, abandonó el salón de clases, buscando con la mirada a su hermana que debía de estar cerca.

Había sido honesto con sus palabras, Rosalie lo había ayudado a distraerse por un momento de aquellos pensamientos oscuros que estaba experimentando a causa del sueño. Tener una conversación normal con alguien no fuera su hermana le agradaba y esperaba que no fuera la última vez que intercambiara palabra con ella.

Podía entender ahora un poco el sueño que había tenido, pese aque le daba vergüenza recordarlo e interpretar más a fondo, podía darse cuenta que al igual que en el sueño, la rubia alejaba aquellos malos pensamientos, calmaba su mente y le brindaba algo de paz, aunque fuera solo por unos minutos. Quizás estaba llendo demasiado lejos, dado que a penas y conocía a Rosalie, pero podía apostar todo a que ella se volvería una gran compañía para él más adelante.

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