Prefacio
Placer
¿Qué es el placer?
Esa sensación que acompaña a la satisfacción, conceptos muy similares que se completan tan bien.
Mis placeres son sencillos, no suelo ser una persona complicada ni caprichosa, puedo tenerlo todo, cualquier cosa que pida me lo darán, pero no pido nada más allá de mi música y mi satisfacción sexual...
Pero mi timidez es una complicación para lo segundo, eso y la sobreprotección de mi padre y hermano. No suelo socializar demasiado, ya que me cuesta hablar con las personas sin mencionar que cuando saben que soy parte del clan Jeon comienzan a tratarme de manera hipócrita y exagerada.
Entonces he aprendido cosas simples, una de ellas es como mis manos pueden servir para ayudarme en ambos placeres. Aprendí a tocar el piano desde muy pequeña, desarrollando delicadeza y elegancia en cada nota, un compás que me transporta a otros lugares con tocar una teclas de manera organizada.
Manos prodigiosas.
Así lo describieron los profesores que llegó traer mi padre para mí, no saben cuánta razón tenian, lo confirme la primera vez que utilice mis manos para mí placer personal.
Auto explorar mi piel, acariciar mis pechos, sentir cada parte de mi sexo entre mis dedos, desde el pequeño monte que se forma con el vello hasta la parte rugosa interior que me hace delirar cuando encuentro el punto exacto que llena mis deleites, las noches en mi habitación fueron llenadas por un mar de gemidos y jadeos pausados, causados por mis sesiones de masturbación poco pudorosas.
Disfrutaba de verme al espejo mientras lo hacía, pero a la par deseaba que los ojos que me observaban no fueran los míos, quería saber que se sentía ser mirada con lujuria. Deseos simples que a veces se pueden cumplir cuando menos lo esperas.
Es así como mis pequeños placeres atrajeron a las dos personas que serían mi perdición.
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