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17- Fallo de beso


Cuando se cansaron de saltar sobre los charcos y bailar en círculos pararon para mirarse a los ojos.

Sin darse cuenta había quedado muy cerca al bailar.

Estaban a centímetros de tocarse.

El frio era bloqueado por sus cuerpos juntos que desprendían calidez.

Ella sonrió con esa sonrisa que solo ella sabía dar.

Aunque en realidad era una forma de esconder su nerviosismo, el cual causaba su cercanía.

Y de repente él la cogió de la cintura y en vez de acercarla a su cuerpo como tantas veces había hecho fingiendo ser pareja en la ciudad la puso la zancadilla desequilibrándola y tirándola de lleno a un charco de barro.

Lo de la cintura solo había sido para que no se hiciera daño cuando cayera, y ella pensando otras cosas se había quedado impactada.

Él rio a carcajadas al verla en el suelo llena de barro desperdigado por su cara y manchando sus mejillas rojas.

Parpadeaba sin reaccionar aun, pero en cuanto lo hizo cogió un generoso puño de barro y se lo lanzo a la cara al chico que dejo de reír en ese mismo instante.

Sonrió satisfecha cuando él hizo su conocida cara de indignado.

-Acabas de manchar mi preciosa cara, has destrozado una obra de arte, animal.

-Me alegra saber que te has dado cuenta- respondió burlona y sacándole la lengua como una cría.

-Te vas a enterar enana.

Emily que ya se había levantado fue derrumbada de nuevo por esa mole de piedra, con la diferencia de que esta en vez de caer solo ella lo llevó al suelo también.

Acabaron hasta arriba de barro.

Ella rio como una niña, él gruñó, pero acabó riendo también, contagiándose de su ánimo.

La rubia se tiró encima de él. Literalmente.

Lo derrumbó y lo llenó de barro, más de lo que estaba.

Rio a carcajadas por su reacción.

Él no tardo en vengarse tirándola también a ella al suelo.

Pelearon revolcándose por el barro, dando vueltas, uno encima de otro, y así siguieron hasta que Axel por tener más fuerza ganó.

El único problema fue que él acabo encima de ella, en una posición embarazosa.

Una posición un poco comprometida.

Ella estaba recostada sobre el barro y el montón de hojas que se arremolinaba por las calles.

Él encima suya inmovilizándola con su peso y apoyando sus palmas a los lados de su cabeza para no aplastarla.

La había acorralado accidentalmente.

Se intento levantar, pero como había previsto no pudo por el gorila que tenía sobre ella.

- ¿Puedes apartarte? – pregunto con un sonrojo asomando sus facciones.

-No. - ni siquiera supo por qué dijo eso.

-Apártate. - ahora ya no era una pregunta.

Pero Axel hizo todo lo contrario, como siempre sin hacerla caso.

Se removió de nuevo sin resultado, él en cambio se acercó más.

Se inclinó sobre ella hasta que sus caras quedaron muy cerca, mas cerca que cuando estaban bailando hace unos minutos con la lluvia de fondo.

Ahora sus respiraciones chocaban.

Y si creía estar antes nerviosa ahora era una máquina de nervios, estaba sudando a pesar del frio, y en vez de sentir este le daba la sensación de que estaba en un hervidero, hacía calor.

Aunque en realidad solo era ella.

Su cara no podía estar más roja y su respiración se había acelerado, sus ojos estaban inquietos, no sabían a donde mirar, se movían de un lado a otro del rostro del contrario detallándolo.

Algo que no pasó por alto para el chico pelinegro que sonrió de lado burlonamente a pesar de por dentro ser una bomba de nervios, le sudaban las palmas y sabía que si hablaba iba a tartamudear así que prefería mantener su faceta de seguridad y picardía a decir cualquier tontería que lo perjudicase después.

Se miraban uno al otro, luchando el verde grisáceo contra el azul claro.

La tensión estaba en el ambiente y sentían que todo lo demás había desaparecido.

Ya no sentían las gotas de lluvia caer, ni el viento soplar, tampoco el ruido de la tormenta.

Solo eran ellos.

Era una sensación indescriptible que hasta ahora no habían sentido.

Estaban a punto de besarse.

Sus labios casi se rozaban, casi se sentían.

Sus frentes estaban unidas y sus narices se tocaban sacando una sonrisa a la rubia y el pelinegro imitándola.

Todo estaba perfecto, era una escena un poco extraña pero perfecta para ellos.

Hasta que Axel resbaló con el barro y se cayó encima de Emily terminando de aplastarla.

Su cabeza dio en su pecho y ella se quedó sin aire, de verdad pesaba mucho, aunque era todo músculos.

Su primer beso y había sido una catástrofe, infinitamente mal, había acabado con Emily siendo aplastada y Axel resbalándose.

Un fallo rotundo de intento de beso, alfo tan ridículo que rozaba lo cómico.

Después de eso los dos se levantaron no pudiendo estar más avergonzados, hasta Axel el "tengo todo bajo control y soy un experto" se había sonrojado.

Sus mejillas rojitas y su mirada en el suelo provocaron un ataque de ternura en Emily, aunque ella estaba igual o peor.

Estaba temblando, no sabía si era de frio o nervios, su cara seguramente en estos momentos se asemejaría a un tomate y no era capaz de verle a la cara.

Intentaron llegar a casa cuanto antes, seguramente ya se habían resfriado, y el frio que antes ignoraban ahora se sentía con más fuerza.

No sabía si era el clima o el hecho de que se habían separado, no sabía cuándo se había acostumbrado a estar cerca suya, pero se sentía bien, era algo que quería seguir sintiendo.

Volvieron corriendo huyendo de la lluvia que no había hecho más que empeorar.

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