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7


—¿Dónde estás?

—Yoongi, no tengo ganas de hablar, te llamo luego.

—No me importa si no tienes ganas. Vamos a hablar ahora mismo. Dime dónde estás y paso por ti.

—En mi departamento. Ni se te ocurra venir. No voy a abrir la puerta.

—Tengo llaves, ¿Lo olvidas? Entraré y escucharás todo lo que tengo que decirte, Jimin, deja de ser un niño caprichoso.

—No te quiero en mi casa, Yoongi. Espérame en el bar de la esquina.

—No tardes, odio esperar.

Esperé sentado por media hora hasta que el caprichoso chico llegó oliendo a jabones y champúes.
Es muy lindo.
Su cabello hoy luce menos llamativo, seguramente es porque está mojado.

Todos esos pensamientos surcaban mi mente mientras lo veía caminar hacia mí.
Hoy era el día en que pondría los puntos sobre las íes, soy un tipo grande, no me gustan los juegos y mucho menos si involucra a una persona que quiero. Yo amo a mi hermano. Lo crié como si fuera mi hijo. Era muy pequeño cuando nuestra madre murió y ninguno de los dos padres, ni el suyo ni el mío se presentaron, ni para reclamar por sus hijos ni para hacerse cargo de la situación.
Lo hice yo.
Con dieciocho años, enfrenté la situación como mejor pude.

Jungkook era apenas un crío de doce. Iba a la escuela aún, apenas si comprendía lo que estaba pasando con nuestra familia deshecha.
Pero era muy inteligente y talentoso. Ya de niñito se lucía en cada cosa que hiciera.
Y a mí no me cabía el orgullo en el pecho.

La pequeña herencia que dejó mamá la invertí en equipos e instrumentos y así comenzó mi empresa, que ahora es nuestra, porque Kook forma parte indispensable de la misma. Él es mi orgullo y mi mano derecha. Es mi hermanito adorado y si alguien se mete con él, se mete conmigo.
Mierda, Jimin.

—Hola, Yoongi.

—Hola Jimin, que vas a tomar.

—Una lágrima.

—¿Y eso es…?

—Un cortado al revés, más leche que café.

—Siempre me sorprendes, chiquillo.

—¿Te sorprende que se llame lágrima o que me guste la leche?

Mi sonrisa gatuna debió ser muy obvia por lo que él me aclaró con total seriedad y ni una pizca de simpatía…

—No es con doble intención, Min. Me gusta la leche y punto.

Tajante.

«Eres un bebé» pensé. Bebé, leche, tu boca, maldito infierno, esa concatenación de ideas me hicieron sentir cosas poco deseadas en mi entrepierna y en un bar lleno de gente.

—¿Qué era tan urgente?

Iba a responder con otra pregunta pero me abstuve.

—Simple, tú, mi hermano y yo. No hay nada más urgente entre nosotros que debamos hablar que no sea sobre este trío.

—No es un trío. Un triángulo, si prefieres, pero sería trío si hubiéramos estado los tres juntos.

—Qué descarado eres Jimin… ¿Quieres un trío? ¿Cuando te volviste así?

Rio sin ganas. Allí no estaba él, no se asomaba ni una pizca del Jimin alegre, extrovertido, llevándose el mundo por delante. No, apenas es una sombra de ello.

—Nunca dije que eso es lo que yo quiero. Solo acentué tu error.

—¿Sabías que era mi hermano?

—Me enteré anoche.

—¿Cuánto hace que estás con él?

—Dos meses.

—Mierda, Jimin. Hace un año que nosotros iniciamos esto que tenemos… ¿Tan poco te satisfago que buscaste a alguien más?

—Yo no busqué nada, Yoon, él simplemente apareció en mi vida y lo dejé entrar…

—¿Y no ibas a decirme nada?

—Se lo dije a él. Se enojó, me dijo cosas horribles y se fue. Ahora comprendo que ese enojo tenía que ver con que eres su hermano. 

—¿Solo eso? ¿No será además que hay personas a las que no les gusta estar en triángulos amorosos, Jimin?

—Sí, supongo que eso también, pero tanto tú como él sabían que yo no quería una relación formal ni exclusiva porque se los dejé muy en claro antes de siquiera dar el primer beso…

—¿Por qué no me dijiste que salías con otro?

—Me sentía muy libre contigo, Yoongi. No creí que te interesara saber…

—Creíste mal, Jimin. Sabía cómo eran tus condiciones y las acepté. Pero creí que el trato era no enamorarnos entre nosotros, no exigir nada al otro más allá de lo que quisiera dar.

Hacía girar la cucharita en el líquido blanco y me hizo sentir que no me estaba escuchando.

—No pensé que esas reglas incluirían que te metieras en la cama de otro tipo —sentencié. Hizo contacto visual y la cucharita se le escurrió al piso— la verdad es que me hubiera gustado saberlo para decidir si quería seguir compartiendo intimidad contigo…

Un leve espasmo le surcó la espalda y pude ver como intentaba contener las lágrimas. Levantó su rostro para que no se escaparan de sus ojitos y sentí pena por él. A veces suelo ser cruento, pero no pude contenerme. En cierta forma sentí que él estaba jugando conmigo y con Jungkook y era momento de ponerle límites.

—Yoon, no te dije nada porque los últimos meses sentí que te importaba una mierda, yo, lo que hacía o dejaba de hacer.

—¿Por eso lo buscaste?

—Ya te dije que no lo busqué, Yoongi, no me jodas…

—¿Qué vas a hacer? ¿Cómo sigue esto?

—¿Qué voy a hacer? —sonrió enojado— ¿Estoy solo en esto? Los hermanitos me pegan una patada en el culo pero tú vienes a preguntarme ¿Qué voy a hacer?

—No, Jimin, no estás solo, quiero escucharte, saber qué sientes y qué piensas, pero eres tan hermético, no puedo adivinar que te pasa conmigo o con Jungkook.

—No está en mí decidir. Además, yo creo que esto está definido, Yoon. No da para más.

Observé que sus lágrimas aún estaban ahí, sin tomar vuelo. Quise abrazarlo para que llorara en mi pecho pero también soy consciente que nunca hemos tenido este tipo de acercamiento íntimo. Y no hablo del que solo involucra lo sexual, de ese hubo miles, hablo de la cercanía que implica confianza y franqueza con el otro. De esa no hubo, excepto hoy. Esta charla está siendo la primera vez en un año que Jimin y yo nos miramos a los ojos sin el componente sexual de por medio.

—¿Es el fin, verdad?

Él asintió con su cabeza sin dejar de mirarme.

—Lamento que terminara así, Yoongi. Tú me gustas, pero... tu hermano también y ante eso no sé qué hacer. No quiero lastimar a nadie ni salir yo hecho mierda.

—Me parece muy adulto de tu parte, Jimin. Y respetaré esa decisión, como te he respetado siempre.

—¿Qué pasará con mi disco?

—No entiendo.

—Eres mi productor musical, tal vez ya no quieras serlo.

—No mezclo las cosas, Jimin. El trabajo es trabajo y soy… somos —Me corregí— profesionales— No te preocupes por eso.

Tomé su manito, le di un beso suave y puse sobre ella, las llaves de su departamento que alguna vez me habilitaron para entrar y salir sin previo aviso. Eso también se acabó.

Esta sería la última vez que Jimin y yo mantendríamos una charla que no fuera estrictamente profesional.
Al menos eso es lo que yo creía.

Te observé salir y me pareciste más pequeño y frágil.
Hubiera querido decirte que había empezado a enamorarme de ti, Park. Qué desde hace unos meses te pienso a cada rato, que amo tu sonrisa y tus manos pequeñas.

Pero hoy percibí que tú no sientes lo mismo por mí.

Tú sientes eso por mi hermano.

No sé si estar contento por él o roto por mí.

Siempre te puse por delante de mí y de mis necesidades, Jungkook y esta vez volveré a hacerlo.

¡¡Hola!!
Estoy ultimando detalles para actualizar al menos dos capítulos por día. Espero que les esté gustando la historia.

Un dato que me gustó agregar, la lágrima de café.
En Argentina se le llama lágrima al cortado con mucha leche y una pizca de café.
¿Cómo se llama en tu país?










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