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«Hace 4 años»
Las manos de Moonbyul pasaron a apoyarse de la repisa bajo la ventana del baño, donde estaba cómodamente entreteniendose con esa chica que le había enloquecido. La tenía de espaldas contra esa repisa y le estaba toqueteando todo el cuerpo compensando todos esos días de alejamiento.
Solar. Había pasado una semana en la que se encontraron casualmente en la gasolinera pero ninguna habló, solo se dieron miradas cómplices y a los minutos Moonbyul se subió a su auto y se marchó.
Por suerte otra fiesta se organizó y sin dudarlo Moonbyul asistió. No había cruzado bien la puerta de la casa cuando sus ojos encontraron a Solar en una mesa tomando una coca cola. Moonbyul quiso acercarse pero ella volteó su cabeza como si hubiera sentido su mirada.
Solar bajo la sorpresa, se levantó y fue hasta donde Moonbyul para tomarla de la mano y llevarla escaleras arriba.
Ahora estaba en un juego previo que demostraba lo necesitada que se sentía Solar. Contoneaba sus caderas para tener más fricción con aquella parte que Moonbyul seguía escondiendo en el pantalón.
Ansiosamente esperaba encontrarse a Moonbyul ahí, no iba a negar que estaba sintiendo un gusto por esa misteriosa chica. Desde que se había "desflorado" como emocionadamente lo llamaron sus amigas cuando les contó, sentía una insaciable necesidad de verla y hacer más de esas cosas.
Moonbyul empezó a besarle el cuello y eso la derritió más de lo que estaba. Sintió como le bajó su camisilla dejando sus pechos al aire y se dejó agarrar uno sintiendo como lo estrujaba con fuerza.
—Date prisa —le pidió desesperadamente porque no podía soportar más el fuego en su vientre.
—¿Quieres? —preguntó Moonbyul suavemente apretando más esa parte de abajo para que entendiera.
Igualmente Solar en esa situación iba a entenderle perfectamente.
—Sí... —respondió sin aliento. Apoyó sus codos en la repisa de la ventana inclinándose para dejar sus glúteos expuestos. Escuchar como la bragueta del pantalón de Moonbyul se abría hizo que cerrara los ojos a la espera de sentirla.
Con un poco de brusquedad Moonbyul le subió la falda y apartó su ropa interior.
Un escalofrío le recorrió la espalda cuando la punta del miembro empezó a tantear su entrada, combinado con leves golpes en su clítoris que la hicieron suspirar. Poco a poco la sintió adentrarse no dándole importancia al leve dolor que se propagó hasta sus piernas, Moonbyul la tomó de la cintura y con fuerza empezó a darle embestidas que la dejaron hasta sorda.
Sus pechos se movían en sintonía con los movimientos que hacía la otra; de un momento a otro Moonbyul se acomodó de cierta forma que la hizo sentir un placer irreconocible, y empezó a gemir descontroladamente.
La música seguía fuerte dentro del baño así que probablemente afuera nadie podía saber lo que pasaba. No se contuvo para nada con sus gemidos y a Moonbyul le fascinó como su nueva amante se iba desarrollando en el sexo si la comparaba con la nerviosa Solar en su primera vez.
Moonbyul dejó caer su mano con fuerza en un glúteo y Solar se retorció sin dejar se gemir.
—Solar ¿Estás ahí? —una voz femenina se escuchó desde el otro lado de la puerta pero Solar estaba muy concentrada ahora como para prestarle atención a su amiga. Moonbyul volvió lento sus movimientos apretando su cintura para después acelerar el ritmo —¿Estás bien? Hyuna dijo que te sentías mal...
Ya ni se acordaba de eso, pero parece que su cuerpo enseguida lo recordó porque sintió unas náuseas horribles. Trató de aguantarlo pero el asco era incontrolable.
Se impulsó de la ventana para tirar su cuerpo hacia atrás dejando a Moonbyul acorralada entre la pared y sus nalgas, se movió rápido hasta el lavabo de manos deshaciendo la unión entre ellas para empezar a vomitar.
—Oh amiga, puedo escucharte...
—¡Jennie ya deja de molestar! —gritó Solar y se arregló la falda cuando vió de reojo que Moonbyul se subía sus pantalones.
Sintió una presión en su pecho por las náuseas y sabía también que era por ese momento arruinado que quien sabe cuando volvería a pasar.
Abrió la puerta con rabia en sus venas y también reflejada en su rostro viendo a su amiga esperarla de brazos cruzados.
—Gracias por la ayuda —le dijo Solar con sarcasmo en su voz mientras salía del baño.
—Oye no me trates así perra —le contestó, e inmediatamente sus ojos se fueron a Moonbyul que ya había salido del baño también —Ah, no puede ser, ¿Es ella? —le susurró a Solar con una mirada curiosa además de un mordisco de labios —Hola, soy Jennie.
Moonbyul vió la mano extendida de la chica y solo miró brevemente a Solar para después irse de ahí.
Ambas la vieron alejarse y Solar suspiró.
—¡Es más sexy de lo que habías dicho! —se emocionó Jennie.
La rabia parecía crecer más y más escuchando a Jennie y con ella las náuseas que la hicieron llevarse las manos a la boca.
—Vamos, te daré una pastilla —Jennie tomó a Solar de la mano y la arrastró a las escaleras para ir a la cocina.
—Tú sabes que yo especialmente no soy una zorra pero... ¡Solar, esa chica está muy guapa! —decía Jennie buscando en las gavetas de la cocina esas pastillas que calmaban los mareos de su madre. —Bueno, un poco grosera, pero eso da igual.
"Bueno, seguro ya no le voy a parecer tan atractiva luego de que me viera vomitar" recordó con pesar.
Se sentó en los banquillos de la isla y se recogió el cabello sin dejar de pensar en eso. Arruinó todo, y no podía estar otros días sin verla o tocarla.
—Toma —le ofreció la pastilla con una botella de agua —No estes así, solo estaba preocupada, se supone que debemos celebrar, no estar enfermas a saber de qué virus.
—¿Qué es esto? —preguntó mirando la pastilla.
—No sé como se llama, pero mamá las toma cada vez que se siente mareada.
—Enséñame la caja.
—No tienen, estaban en una bolsita —Solar la fulminó con la mirada y fue a tirar la pastilla al fregadero —¡No!
Su hermano le advertía de todas estas cosas, era policía en su zona y a cada rato le recalcaba lo malos que son los jóvenes hoy en día y las malas compañías le arruinarían el futuro.
—Querías drogarme —dijo Solar agarrando la botella de agua y caminó a la salida de la cocina, Jennie estaba dispuesta a seguirla pero entraron unos amigos de ambas y se quedaron con ella.
Aunque su hermano hizo de oídos sordos cuando Solar le confesó que quería dedicarse al baile en el club. Estaba preocupado por su hermana y por lo que le depararía el futuro.
Siempre ha vivido preocupado.
Por ahora las reglas de su hermano eran simplemente dos: no chicos y cero drogas.
No era buen momento para pensar en la dictadura que vivía con su hermano. No cuando todo en lo que podía pensar era en tener sexo con esa chica.
En cuanto salió de la cocina, todo estaba repleto de personas, sobre todo de tipos que la mayoría desconocía. Quería irse a casa y hacerse un té de manzanilla para dormirse enseguida, tal vez mañana amanecería sin ningún malestar y eso era suficiente motivación para salir de ahí.
Por otra parte, Moonbyul estaba recostada en una pilastra frente la casa, no había tanta gente afuera como la que había dentro, pero aún así podía tener un momento para ella fumarse un cigarrillo a solas.
Miró a su derecha en cuanto la silueta de Solar pasó. Esa falda corta que antes había levantado llamó su atención, tenía unos pliegues uniformes y el color beige le quedaba perfecto con su piel de porcelana.
Tenía ganas de llamarla o seguirla, sin embargo, el movimiento de sus nalgas la distrajeron por completo.
Vió que una chica que se encontraba en un grupo de personas tirados en el césped llamó a Solar. Ella se les acercó, hablaron un rato y la chica que suponía era otra amiga de Solar le señaló con el dedo hacia su dirección haciendo que Solar volteara.
Sus ojos se encontraron. La vió hablar varios minutos luego se despidió de su amiga quien empezó a hacerle ojitos a Moonbyul desde el otro lado.
Con un balanceo de caderas sensual, Solar se le acercó. Su peculiar belleza le atraía demasiado, no era como las otras amigas que le había conocido solo de vista: tenían algo sexy, otras algo lindo, y otras algo provocador; pero no como Solar.
Solar era el combo completo.
—Mi amiga Minnie dice que eres sexy. —le dijo cruzándose de brazos —Le debía cinco dolares así que, acabo de saldar mi deuda diciéndote eso... como si tuviera oportunidad contigo, ja —hizo una mueca como si la idea le diera mucho asco.
Moonbyul miró sus piernas y después la miró a los ojos. No podía dejar de hacerlo, en serio que llamaba su atención.
—No me interesa tu amiga.
Solar la miró fijamente como analizandola. Pero esos ojos de Moonbyul la volvían loca en todo el sentido de la palabra, y algo le decía que estaba siendo sincera, o era algo que su propia cabeza le decía. De cualquier forma, era capaz de atacar a quien sea para que no se metieran con lo suyo.
—¿Me llevas a casa? —le preguntó con un tono suave.
Moonbyul la observó unos segundos, la verdad era que no sabía si era en doble sentido o de verdad solo quería que la llevara a casa. Quería terminar lo que antes empezaron, pero no la conocía tanto como para saber leerla.
Había escuchado rumores: Hermana de un policía. Eso era llamativo, un espíritu lascivo se le metía en el cuerpo cuando pensaba en eso.
¿Chica buena fingiendo el rol de malvada? O ¿una diabla disfrazada de ángel? Moonbyul quería arrancarle cualquier disfraz que tuviera y prenderse de ella.
—¿Por qué estás dudando? —preguntó exasperada.
—¿Qué tendré a cambio? —se acercó a ella haciendo notar un poco la diferencia de altura. Vió como Solar le detalló todo el rostro, parecía absorta, y era así, Solar estaba admirando todo los atributos de su cara, desde el cabello negro brillante bajo la luz de la luna, el brillo de su piel, sus labios, sus ojos negros profundos.
Solar se le acercó y llevó su mano al dobladillo de su chaqueta a un lado de su cuello.
—Lo que quieras. Pero vámonos ya. —le tomó de la mano y Moonbyul solo se dejó llevar por la sexy chica de cuerpo delgado.
Su auto estaba estacionado a un lado de la carretera muy cerca de la casa así que Solar tenía claro a donde ir.
—¡Qué perra tan suertuda! —gritó Minnie entre risas.
—¿Cuál de las dos? —preguntó Soobin.
El camino a su casa fue silencioso, y Moonbyul lo agradeció porque presentía que si su acompañante abría la boca, saldría de ella puro vómito
Solar no era disimulada, por lo que se notaba lo incómoda que estaba en el asiento.
—¿Quieres que me detenga?
—No —dijo con dificultad —Solo apresúrate.
A esas horas la calle estaba despejada por lo que fue fácil ir a una gran velocidad con tal de que su auto sobreviviera.
Redujo la velocidad cuando solo faltaba unas dos cuadras porque definitivamente no se iba a estacionar en toda la entrada como si fuera su casa, no cuando tenía presente que un policía vivía ahí.
Solar salió enseguida para vomitar en el césped de un vecino.
Moonbyul se le acercó con las llaves del auto en mano haciendo ese típico tintineo. Observó a Solar y esperó a que parara cosa que en segundos sucedió. Ella se enderezó y empezó su caminata hacia su casa con Moonbyul pisandole los talones.
Su casa era una muy bonita, dos pisos, de madera marrón, un jardín enorme con un árbol frente al portal de la casa que seguro le daba buena sombra en el día.
Moonbyul esperó a que abriera la puerta y en cuestión de nada entraron siendo recibidas por el calor y el olor hogareño.
—Mi hermano termina turno a las seis de la mañana, puedes estar tranquila.
Solar se dirigió por el pasillo a la cocina sintiendo la presencia de Moonbyul detrás suyo. Sólo necesitaba una soda para tener la energía y estabilizar su estómago nuevamente, encontró una coca cola en el refrigerador y se volteó para pedirle con un gesto a Moonbyul que le abriera la lata.
—Te ves fatal —le dijo Moonbyul luego de abrirla.
—Estoy bien, solo es este virus que me hace ver así.
Bebió de la lata y cuando la bajó vió el rostro de Solar relajarse notablemente.
Moonbyul esperó que la bebiera toda y también escuchó esos pequeños eructos que daba luego de cada sorbo. La veía algo pálida así que antes de irse la dejaría sana y salva en su cama.
Solar la guió hasta el segundo piso, entraron a su habitación pintada de un rosa pastel, fotos en las paredes, la alfombra era una morada con diseños dorados, todo esto Moonbyul la analizó. Era la habitación de una adolescente literalmente.
Vió que Solar se echó en la cama seductoramente con toda la intención de provocar a su visita.
—Cierra la puerta y ven aquí—le ordenó a Moonbyul y ella obedeció.
—No quiero decir esto, pero creo que será mejor dejarlo para otro día.
—No hablas en serio —le acusó con una voz diferente y mirándola seria.
—Estás enferma, y parece que te vas a desmayar. No quiero estar aquí si tu hermano llega.
—Él no se dará cuenta de nada, me da mi espacio, créeme...—se levantó de la cama y sentada en la orilla la tomó de la mano para que se acercara hasta ella. —Quédate.
Sus manos viajaron por su abdomen, jugaron con el borde de sus pantalones y fueron sin tanto juego hacia lo que en realidad quería.
Moonbyul solo la observó como tomaba en sus manos lo que era de ella. Dejó que jugara con su miembro, hasta que decidió darle lo que quería de una vez por todas.
Mientras buscaba en sus jeans un cigarrillo y lo encendía, Solar se quitó la ropa encima de la cama con una sonrisa de esas coquetas y la esperó con ansias ya acostada.
Era algo fascinante lo caliente que la ponía el cuerpo de esa chica. Estaba extendida, podían verse algunas costillas pero de un modo sexy, sus piernas eran otra tentación que jamás superaría.
Se acercó a la cama y cayó encima de ella besando sus pechos con ansias, fue bajando dejando un rastro de besos hacia su parte íntima, donde Solar abrió más las piernas ansiosa por intentar algo que nunca había hecho.
Su respiración se le detuvo con esa nueva sensación, inconscientemente sus caderas buscaban más fricción contra la boca de Moonbyul y obtuvo algo indescriptible, el placer que le daba una mano y a la vez la boca de su amante.
Es que nunca había hecho estas cosas sucias, y su corazón iba al máximo, tango así que su dolor de estómago y las náuseas se le esfumaron.
Moonbyul se dirigió hacia sus labios para besarla como nunca antes sin dejar de darle placer con la mano preparándola mejor. Gimió desesperadamente pero Moonbyul lo escuchó más como una queja de su demora que al placer que le estaba generando.
Solar tomó con sus manos el miembro y lo dirigió a su entrada. Moonbyul lentamente la penetro pero no duró mucho esa paciencia porque se dejó llevar por sus instintos y empezó con las embestidas rápidas. Solar le daba caricias en la espalda a pesar de estar muy desubicada por el placer, le fue subiendo el suéter y Moonbyul la ayudó a quitársela deteniendo sus movimientos para levantar sus brazos. Sus pantalones seguían en su cintura por lo que cuando Solar enganchó sus piernas en ella fue bajándolos poco a poco pero igual no los quitó.
Entraba y salía de ella con mucha definición y velocidad, dándole el placer que recordaba aquel día que lo hizo por primera vez, incluso lo sentía mucho mejor.
Ver ese abdomen definido sobre ella moviéndose y contrayendose por el placer era algo que le gustaba admirar.
Gimió como nunca antes, sobre todo porque estaba segura que nadie podía escucharla y porque le gustaba ver el rostro de Moonbyul medio sonreír con sus gemidos.
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