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OCHO | CUANDO EL AMOR FLORECE


«Fue mi perdición verla y nuestros cuerpos nos pedían a gritos hablar entre ellos»

Jeremy.

Jeremy le abrió la puerta a una joven escritora que parecía estar pisando suelo enemigo. Y a pesar de ser la segunda vez que pisaba ese lugar, —la primera cuando le regaló una nueva taza hacía unos días—, se encontraba tan nerviosa que no sabía ni por donde pisar.

Pero lo cierto es que no era la única que se encontraba así, ya que Jeremy sentía como sus manos sudaban como nunca al verla entrar en su lugar íntimo, donde nunca había traído a ninguna mujer a ese ático. Carraspeó y cerró la puerta de su hogar, estando solos en ese edificio, en ese ático.

La joven observó lo amplio y con aquellos ventanales tan grandes, los cuales podía ver desde lejos el balcón tan hermoso con aquellas vistas tan espectaculares.

Desde ahí se podía ver hacia un lado la cocina y por el otro el gran salón.

Jeremy siguió con la mirada a Nika, quien parecía estar impresionada por lo hermoso que era el lugar y comenzó a peinarse su cabello rubio revoltoso para verse mejor para ella. Aprovechó que Nika no lo miraba para mirarse al espejo que tenía cerca de él y se peinó rápidamente, antes de que Nika lo pillara con las manos en la masa.

Ella sonrió y él paró rápidamente.

Jeremy observó como el vestido veraniego de la joven estaba lleno de barro, pero ni con eso dejaba de ser tan hermosa como la primera vez que la había visto.

—Ven. Te enseño mi hogar.

El joven treintañero comenzó a caminar, enseñándole toda la casa, las zonas que había visto y las que faltaban por ver, como el despacho que él tenía y que apenas utilizaba, el baño y su cuarto. Ambos se quedaron mirando hacia la cama y luego se miraron entre ellos. Sabía lo que significaba que ella aceptase esa invitación de él en su ático, y aún así quisieron seguir adelante los 2. Pero todo iba a ser poco a poco.

Jeremy volvió a llevarla al baño y le abrió la puerta para que entrase a ducharse y así cambiarse a una ropa más cómoda.

—Te traeré ropa para que te cambies. En ese mueble tienes toallas. —Señaló el mueble y ella asintió, quedándose sola en el baño de su ex y esperando a que él abandonase el cuarto para poder ducharse—. Cualquier cosa me llamas —dijo, costándole bastante en poder marcharse.

Ella le regaló una sonrisa y asintió.

—Gracias.

El joven cerró la puerta, dándole espacio y ella empezó a ducharse, mientras Jeremy buscaba algo de ropa para que ella pudiera ponerse. Y, como era obvio, no había ropa de mujer en ese hogar, por lo que buscó ropa suya con la que se pudiese sentir cómoda. Y Jeremy la conocía muy bien y sabía que ropas solía ponerse ella de él.

Tomó dicho atuendo y volvió al baño, tocando la puerta mientras escuchaba como el agua de la ducha caía en cascada.

Volvió a tocar al creer que ella no lo habría escuchado y la voz de aquella joven sonó, dándole permiso a entrar.

Sus manos temblaron y giró el pomo de la puerta para dejarle la ropa sobre una mesa que había cerca y trató de no mirar hacia la mampara.

—Nika, te he dejado ropa sobre la mesa para cuando salgas. Pondré a lavar tu vestido —dijo.

Y cuando ella le dio las gracias, él miró sin querer hacia aquella mampara, viendo el reflejo algo borroso de ella, de las curvas de su cuerpo, de como su cabello caía en cascada por su espalda y como dejaba espacio a que el agua cayese sobre su piel.

Tragó saliva, nervioso y cerró los ojos, tratando de evitar cualquier pensamiento impuro que su mente le estuviese dando en ese instante. Dio media vuelta y se marchó del baño, para poder quitarse aquella ropa y ponerse un suéter holgado sin magas, con unos pantalones cortos.

Salió de su cuarto solitario y paseó por su hogar descalzo, llegando al balcón con un vaso de agua. Tomó un buen sorbo de ella y luego lo dejó sobre la mesa que había frente al sofá y al sillón. Se sentó en este último y miró las estrellas que habían en aquel cielo.

Le encantaba ese edificio y ese ático, porque no habían muchos edificios altos por esa zona, siendo el suyo el único que tuviese unas vistas increíbles y sin que ningún vecino lo vigilase cuando estuviese mirando las vistas de la noche.

Jeremy dio un repaso de aquella noche con Nika y no pudo evitar que una sonrisa apareciera en su rostro. Estuvo así por largos minutos, pensando en todas las cosas que habían ocurrido aquel día, y casi podía haberla perdido por segunda vez y todo por no abrirse a ella. Pero todavía quedaba lo más importante y era confesarle a Nika que la seguía amando con todo su ser.

No podía volver a los errores del pasado, debía seguir adelante y decirle lo que sentía por ella, en presente.

—Hola.

Jeremy abrió los ojos por completo y al levantar la cabeza, la vio allí, frente a él a escasos metros y abrazándose a sí misma, junto con aquella ropa que él le había dado que consistía en un jersey azul y esperaba que llevase puesta ropa interior, porque se sorprendió al no ver que no llevaba puesto el pantalón que él le había ofrecido. Pero el jersey era tan grande para ella, que le tapaba esas vistas.

—¿Llevas mucho tiempo ahí mirándome? —cuestionó.

Ella mostró sus dientes, ladeando la cabeza, un gesto que enamoró al hombre rubio.

—Solo llevo poquito.

Nika sin decir nada más, se acercó al balcón y se asomó para poder ver las hermosas vistas desde esa altura. Con la playa a varios metros y las casas que había alrededor. Las luces naranjas de la calle iluminaban el lugar y fue hermoso ver el mar desde ese ático.

—Este sitio es precioso. —Ella volvió a mirar al joven que tenía tras ella y dijo. —Gracias por dejar que me duchase en tu baño.

Jeremy movió los hombros, como si no fuese para tanto y luego fue a marcharse a la cocina para poder prepararle algo a ella, ya que era bastante tarde y también no sabía hacia donde ir teniéndola de aquella manera, en su casa.

—¿Quieres un chocolate caliente?

Nika negó y comenzó a caminar, descalza hasta donde se encontraba ese hombre que tenía frente a ella.

Él observó cada gesto que ella hacía, como si fuese una presa a punto de ser devorado por una tigresa, pero de una manera muy placentera.

Ambos sabían como iba a acabar esa noche y no había mejor manera que demostrar lo que sus cuerpos sentían que con ese acto.

Sintieron algo en ese balcón, desde esa altura y con esas vistas del cielo. Sin lugar a dudas, Portugal tenía algo que hizo que 2 antiguos amantes volviesen a sentirse así, sin odio, sin rencores, sin pensar en lo malo del pasado... Sino aprendiendo de aquellos errores para no volver a cometerlos jamás.

Nika llegó a la altura de Jeremy y se acercó para besarlo, esta vez sin preámbulos, sin una excusa, sin que nadie se lo pidiera. Se puso de puntillas para llegar a los labios de Jeremy y los besó con amor, deseo y más.

Era un beso real que ambos deseaban desde hacía mucho tiempo y Jeremy no fue menos, colocando sus manos sobre las caderas de ella y pegándola a su cuerpo duro.

Pero las cosas estaban empezando y la noche era bastante joven.

Cuando la mano traviesa de Jeremy se metió debajo de su jersey, subiendo hasta meter las manos dentro de las bragas de ella para agarrar las nalgas con ganas, Nika sonrió. Bajó sus manos hasta agarrar con fuerza aquel suéter que tenía él y se alejó de él lo más mínimo para poder retirárselo de encima y ver el cuerpo esculpido y perfecto de él.

Nika se relamió los labios al bajar la mirada y ver el efecto que había hecho ella en él por el bulto de los pantalones y, con una simple mirada que le dedicó a Jeremy, colocó ambas manos a cada lado de los pantalones de él y comenzó a arrodillarse ante la atenta mirada de Jeremy.

Él se quedó quieto, respirando con dificultad mientras su miembro comenzaba a dolerle de lo duro que estaba y luego vio como ella los bajaba una lentitud que fastidiaba, pero esperó.

Nika volvió a verlo completamente desnudo, como la última vez y no esperó ni un segundo más, colocando sus labios sobre la punta del miembro de él y empezando a juguetear, fastidiando a un Jeremy desesperado por tenerla por completo. Y no ayudaba a tenerla así.

La joven comenzó a abrir más la boca y a metérsela casi por completo mientras Jeremy la miraba desde lo alto, viendo las maravillas que le estaba haciendo ella y suspirando al ver como ella succionaba y empezaba a hacer movimientos con su cuello.

Jeremy tuvo que aguantar las ganas de mover sus caderas para que aumentase el ritmo de aquella mamada, pero no quería correrse así, no en ese momento. Deseaba tenerla a su merced y hacerla gritar en aquel balcón después de tantos años ausente. Y cuando la volvió a mirar, los ojos de ella lo observaron y aquello le hizo perder el control, teniéndola así, con la boca llena y sus ojos sobre los de él.

—Ya sabes la de veces que me encantaría tenerte así, pero esta noche quiero hacerte todo tipo de perversiones, Nika —susurró.

La separó de él, levantándola del suelo y la besó tórridamente, con pasión y desnudo ante ella.

La tomó de las caderas, bajando por su trasero redondo y delicioso que ya había probado varias veces y la llevó hacia el sofá que había a escasos metros en ese balcón.

El calor que había en esa noche en Portugal era asfixiante, pero ambos amantes se olvidaron de todo para centrarse en sus cuerpos.

Jeremy se levantó, viéndola a ella acostada en su sofá, mirándolo y con el cabello completamente esparcido, por no hablar de los labios entreabiertos que tenía y que hacía apenas unos segundos habían estado ocupados dándole placer a Jeremy.

Pero los labios de él estaban a punto de darle el mayor placer a ella después de tanto tiempo y que estaban deseosos por dárselo absolutamente todo.

Jeremy le quitó con agilidad el jersey de él, viéndola completamente desnuda de cintura para arriba, teniendo solo unas bragas que pronto acabarían en el suelo de su balcón, decorando el resto de sus ropas.

Le abrió las piernas por completo y se colocó entre ellas, para hacerla sufrir un poco, frotando su miembro duro sobre el sexo de ella y en seguida aquel balcón se llenaron de gemidos que perfectamente podrían escucharlos algunos vecinos cercanos de otros edificios, pero nadie podía verlos.

Bajo las estrellas, Jeremy comenzó a darle placer a esa joven y no faltó ni unos segundos antes de poder colocar su boca sobre los pezones de ella mientras seguía moviendo sus caderas con intensidad.

Nika empezaba a sentirse perdida por la boca de él y le dejó hacerlo todo lo que él quisiera hacerle. Pero rápidamente él abandonó sus pechos para poder quitarle las bragas y ahora sí, tenerla completamente desnuda para él.

Colocó su cabeza entre las piernas de ella y comenzó a jugar con su lengua en la intimidad de la joven, consiguiendo hacerla gemir de una manera vulgar, que ponía más ardiente a su amante. Jeremy jugueteó con el sexo de ella como si fuese un helado a punto de derretirse y no iba a abandonar ese sitio hasta que ella se corriera en su boca.

Y lo consiguió, escuchándola gritar su nombre por todo el lugar y llenando su boca con el sabor de ella.

Se levantó de entre sus piernas y susurró con desesperación;

—Espérame 3 segundos.

Corriendo, se marchó del balcón y dejó sola y agotada a una Nika que trataba de recuperarse del orgasmo que le acababa de dar ese hombre. Y cuando pasaron 2 minutos, lo volvió a ver en el balcón, colocándose con desesperación un condón que no atinaba a ponerse. Y a Nika le divirtió, porque parecía un inexperto.

Lo obligó a sentarse en el sofá, le colocó ella bien el condón y luego, ante la atenta mirada Jeremy, la joven se puso sobre él, provocándolo como solo ella sabía y Jeremy esperó a que ella comenzara. Puso sus grandes manos sobre las caderas de ella y Nika tomó con firmeza el miembro de él, colocándola en su entrada y hundiéndose por completo, uniéndose por fin aquellos 2 amantes después de tanto tiempo.

Ambos se miraron de una manera ardiente, pasional y con la mirada se lo decían absolutamente todo. Y ella comenzó aquella danza, moviendo las caderas de una forma circular, a la vez que guiada por Jeremy, que veía la escena sentado, recostando su espalda en el respaldo del sofá y viendo lo diosa que parecía de aquella forma.

La observó, completamente desnuda y solo para él en ese instante, viendo la manera tan erótica de ella al mover sus caderas, en aquella noche de Portugal, dándose placer, conectando con sus cuerpos y gimiendo sus nombres con el sudor de sus cuerpos.

Pero enseguida Jeremy la frenó, tomándola para acostarla sobre el sofá, no pudiendo aguantar aquella agonía. En otro momento le hubiese fascinado, pero sus cuerpos estaban hambrientos de tanto tiempo separados el uno del otro y necesitaban mucha intensidad. Por lo que él levantó las piernas de ella para tener más accesibilidad, colocándolas sobre sus hombros y luego tomando las manos de ella, sujetándolas sobre la cabeza de la joven, teniéndola atrapaba debajo de él y empezando las fuertes y rápidas embestidas, volviéndola loca y clamándole porque siguiera en ese ritmo.

Jeremy hizo caso de las súplicas de su amante y siguió con aquel movimiento, consiguiendo llegar al final de aquel caluroso encuentro y, tras colocar las piernas de la joven sobre el sofá y, sin salir de ella.

Bajo las estrellas, el joven treintañero se derrumbó sobre ella y acariciando la piel húmeda de la joven, susurró las palabras que menos esperaba escuchar Nika en ese instante.

—Te amo, Nika... —Jeremy esperó que ella lo escuchara y la expresión de ella le dio a entender que si lo estaba escuchando—. Siento haber tardado tanto en expresártelo...

Nika, agotada y sudorosa, tardó unos segundos en habituarse en lo que acababa de escuchar de la boca de Jeremy, pero su sonrisa apareció enseguida, besándolo después de aquel momento vivido entre los 2.

Y se unieron nuevamente, estando toda la noche de esa forma entre ellos, dándose todo el amor que no se habían dado en años.


***

Ajam ;)

¿Que les ha parecido?

Por cierto, tengo un grupo de telegram de lectoras donde hablamos sobre novelas, digo las futuras actualizaciones y futuros proyectos que esté creando para publicar en Wattpad. Si quieren unirse escríbanme allí con mi nombre de usuario; thebabypes.

Muchas gracias de antemano.

Nos leemos :3

Patri García

Pd; ya solo quedan 2 capítulos para terminar esta historia corta :3

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