Nunca fueron sus llamadas suficientes.
Su presencia siempre fue ausente.
Siempre veo la silueta de tu sombra, mientras desapareces. ¿Acaso alguna vez me quisiste? ¿Alguna vez te preocupaste por alguien que no fueras tu?
Creías que no me daría cuenta. Pensaste que con tus palabras, aliviarias la ausencia, que notaba.
Yo nunca pedí demasiado, solo con verte una vez, el dolor disminuía.
Me aleje de ti porque era lo correcto.
Ay ese día llegará.
Y te darás cuenta de la valiosa familia que perdiste.
Suplicaras por nuestro perdón.
Y te miraremos con indiferencia. Te arrodillaras, y te diré que te levantes.
No valdrá la pena, con mi mirada intensa me preguntaré.
¿Por qué no nos cuidaste?
¿No nos querías?
Nunca llegue a conocerte, ni siquiera a verte.
Solo sabías mentir, hablabas a través del teléfono, pero solo queríamos tu presencia.
No queríamos promesas, solo hechos y acciones que demostrarán que te preocupabas por nosotros.
Lo siento mucho, pero ya no hay excusas que valgan.
Perdiste la oportunidad, y perdiste a tu familia.
Ya no hay vuelta atrás.
Tuviste que haber pensado antes de actuar.
Y ahora, es cuando llega el arrepentimiento.