Con mi corazón hecho añicos, lo recompongo como puedo, este dolor me perfora como las espinas de una rosa, mi órgano vital de vida se va endureciendo, hasta enfriarse como el hielo. 

Con tus ojos como el cielo destrozaste mis esperanzas, mis sueños rotos allí quedaron. 

Las hojas de nuestro cuaderno llamado destino, se fueron marchitando, mientras yo me derrumbaba.

 El blanco y el negro era de lo que estaban formados nuestros recuerdos, no me arrepiento de haberte amado, me duele tu traición, mientras me quemo con ardor.

 Me arrepiento de mi ingenuidad, de mi inocencia, me arrepiento de creerte y sobre todo de darte lo que me costó recaudar, la confianza que te ofrecí sin pensar las consecuencias.

Caí al abismo más profundo, sin remedio. 

Se que la caída será dolorosa, estará llena de torturas, mi máscara es un estorbo y es insignificante.

Mi sonrisa es falsa y tú también lo eres.