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fase uno;

Título: Happy Birthday, by the way.
— Personajes: Kirishima Eijirō, Mina Ashido Hitoshi Shinsō.
— Ship: ¿Shinkiri?
— Franquicia: Boku no hero.
— Advertencias: normal! au - no quirks; tienen alrededor de 24 años.
Palabras totales: 1200.

Una brisa helada se cuela en su habitación y con ella, un escalofrío que lo invade y le hace recordar que está despierto a las tres de la madrugada de un lunes. Lunes primero de Julio, según leyó la última vez que tomó su celular para ver la hora y poco más.

Maldición.

Así que Kirishima se encuentra deshecho sobre su cama el primer día del séptimo mes, cubierto de sábanas rojas y con todas las luces de su dúplex apagadas. Plena oscuridad en plena noche, plena soledad para un corazón confundido y mil penas paseando por su cabeza.

Está muy cansado y desea dormir, pero tiene los ojos bien abiertos; pese a apenas haber un atisbo de luz entrando; pues siente que así verá menos sus ideas. La mente lo engaña cuando se cruza con el sueño y la paranoia, y cerrarlos podría significar su muerte.

O solo es muy dramático, lo pensará cuando deba levantarse a la mañana; si es que consigue hacerlo. Si es que no llora porque el alma le pesa y porque es un ser enamoradizo que no sabe qué hacer con un noviazgo roto.

Y ahí está el problema otra vez.

Kirishima resopla sin abrir la boca, contiene algunas lágrimas y los ojos le arden. El tiempo podía pasar muy rápido, excepto cuando debe hacerlo. Siente que ha estado infinitas horas en la misma pose y divagando en lo mismo, en lo desconocido.

Pero es muy de noche y se repite que debería dormir, que el único monstruo cercano a él es solo su subconsciente, que todo a su alrededor está bien. Que él no se rinde con nada, ni con el dolor de la indiferencia ni con los terrores nocturnos en base a otro abandono en su vida.

Cien vueltas más tarde le revelan que descansar no está en sus posibilidades, sin embargo, y entonces deja que la bruma y la noche hagan lo que quieran con él hasta el amanecer.

Kirishima debe ir a trabajar, aún cuando dos manchas moradas nacen bajo sus ojos y tiene un dolor de cabeza intermitente. Debe laburar porque el gimnasio no se atiende solo, y ahora que depende meramente de su sueldo, mucho menos.

Casi se pasa de parada por dormirse en el bus, y trastabilló en un escalón del vehículo cuando quiso bajar más rápido que una señora. Hoy más que nunca, comprende la actitud amargada de Aizawa Shōta; un antiguo profesor de instituto y somnoliento como él solo.

(Qué habrá sido de la vida de ese señor tan "carismático", se preguntó al salir de su casa esa mañana, con casi las mismas pintas de aquel hombre.)
.
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—Te ves muy mal.

Ashido es sincera al hablar. Deja la máquina con la que está trabajando bíceps y mira a su personal trainer de día, mejor amigo de noche (o todo el tiempo).

—¿En serio? —Kirishima responde, con tono de obviedad.

—Sí. ¿Acaso hay duendecillos correteando por tu casa otra vez? —ella sonríe, traviesa, y Kirishima rueda los ojos.

—¿De nuevo con tus cuentos extraños? —La mujer asiente, totalmente convencida de sus palabras. A él, sin embargo, no le gustaría sonar agresivo. Se refriega los ojos, con la esperanza de espantar los malos humores—. Estoy bien, esto no es nada. No son "duendecillos", o pesadillas, o cosas raras lo que tengo.

—Ajá. ¿Y entonces, qué es?

El pelirrojo queda inerte. No vuelve a contestar, cambiando de tema pronto.

Ambos se dirigen a la zona de barras, donde a la chica le toca hacer dominadas. Mas las indicaciones del hombre acabaron siendo confusas, y Mina casi se cae por un mal movimiento.

Kirishima se disculpó por eso mil veces. No ha tenido la mejor noche y es obvio que las cosas en su cabeza no están mejorando.

—No importa, estoy bien, señor "no tengo problemas en el paraíso" —vuelve a hablar ella, tras tomar un gran sorbo de agua.

—¿De cuál paraíso me hablas? —Enarca una ceja.

—El tuyo y el de tu roca mascota, supongo —se encoge de hombros y Kirishima chista la lengua—. ¿Qué sucede esta vez?

El pelirrojo frunce el ceño. Su amiga se despertó tan curiosa como siempre, al parecer, y no va a torcer el brazo hasta obtener la verdad.

Así que Kirishima decide no darle más vueltas al asunto. Es una idiotez, él es un idiota.

—Bueno, resulta que hoy es su cumpleaños, Mina —dice con seriedad. Ella frunce el ceño, sabe de quién habla—. Y yo pensaba, bueno... Yo creí que estaría bien... —Niega con la cabeza y baja la mirada—. ¿Crees que debería, ya sabes, enviarle un mensaje?

—¡Por supuesto que no, Ei! —Se cruza sus brazos—. ¡No es tiempo de esas cosas, niño! Apenas estás sanando todo lo que pasaron, ¿sí? Sé que es elección tuya, pero no creo que sea correcto que lo hagas. Piensa en tu salud mental, y...

Mina empieza a hablarle de que ojalá poder pasar toda la tarde juntos como en antaño para poder despejarlo, que debería usar algún tipo de cuarzo para limpiar esas malas energías que lo ponen así, pero Kirishima dejó de oírla tras el no.

Kirishima suspira. Está cansado de que todo deba ser una decisión suya y el resto no pueda mover sus hilos, al menos en este día tan confuso. Y está harto de que apenas sean las nueve de la mañana, también.

—Mira, acabemos por hoy. Tómate un descanso —Mina acaricia el hombro del chico, y este susurra un gracias—. Pero deberías mantenerte duro con todo esto, ¿okey?

Kirishima asiente, sin estar muy convencido de su propia promesa. ¿Mantenerse duro? Él siempre ha sido una masita en cuanto a temas sentimentales.

Mina lo acompañó a tomar un batido energizante para subirle el ánimo antes de retirarse a su casa. El resto del día, Kirishima mantuvo la mente en el trabajo, ¡no sería masculino que alguien se lastimara en su turno! Y de cierta forma milagrosa, esas palabras le han funcionado.

Falta poco para que sean las diez de la noche y Kirishima se encuentra acostado, agotado; con absolutamente todo apagado a su alrededor. Listo para dormir de una buena vez.

Y sin embargo...

Sigue siendo primero de Julio, ¡maldito sea su subconsciente y su buena memoria!

Tanto aspaviento porque es el cumpleaños número veinticuatro de su ex pareja, y porque hubieran cumplido seis años de haberse conocido si las cosas hubieran salido bien.

Pero no pasó así, claramente, y lo que está viviendo ahora es el primer cumpleaños del otro en soledad. ¡Y ni siquiera es el propio!

Acaba largando un suspiro de frustración. No dirá que extraña a su ex pareja, porque no es del todo cierto. Es solo que tiene el extraño anhelo de dejarle una llamada, enviarle un mensaje siquiera. Desearle que haya pasado lo mejor posible hoy con sus escasos amigos, y que ojalá hubiera estado ahí para pasar el buen momento con él.

Él... Shinsō Hitoshi y el primer hombre al que se permitió amar. Y al que quiere borrar de su memoria actualmente.

¿Cómo te alejas de alguien que vive dando vueltas en tu cabeza?

Se habían conocido por ser el amigo de un amigo, Denki en este caso; y terminaron siendo más que eso. Hubo una conexión, un fuego que poco a poco se fue extinguiendo; pero que se prolongó más de lo necesario.

Tanto así, que para cuando pudieron arreglar las cosas, decidieron (decidió, mejor dicho) que todo está perdido entre ambos; que no valía la pena seguir remando por una relación sin rumbo alguno.

Así que llevan casi medio año separados y ya no le duele tanto, mas sigue haciendo mella en su mente la inocencia del primero amor y la inmortalidad de este.

¿Cómo se deja de amar a alguien? Kirishima tiene la teoría de que es casi imposible, de que luego de tal fracaso, solo de trata de intentar revivir lo que sentiste alguna vez por ese alguien con otro más.

Y está bien, debe aprender a vivir con eso en mente. Los dos se habían aferrado al otro, en un pozo donde fue complicado ver las señales. Ninguno de los dos fue inocente, pero Kirishima al final supo dejarlo.

Kirishima piensa y recuerda la frialdad de aquellos ojos violeta, de sus palabras vacías en cada nuevo logro. ¿Cuántas veces Hitoshi lo ignoró por no saber llevar sus propios males, y corrió a sus brazos llorando por no poder cambiarlo? Como si él fuera un héroe sin capa ni superfuerza. ¿Cuántas veces escuchó su perdón, su promesa de mejora sin un cambio verdadero?

Kirishima no puede culparlo, porque entiende que vivir con ansiedad y depresión no debe ser fácil, es solo que él no supo sobrellevarlo y se equivocó en muchas cosas, pues Hitoshi no tenía la cabeza para estar en una relación y él no era psicólogo de nadie.

¿Y cómo se supera este jodido insomnio?

Lo único que sabe con certeza Kirishima, es que mantendrá su posición, sea el día que fuere. Y al fijarse la hora una vez más en su celular, ya son las doce de un dos de julio ordinario. Ya debería poder decirle adiós al insomnio de una vez por todas.

- cortito, pero no llegaba a subirlo sino. </3
a la próxima, trataré de hacer algo más largo. (y mejor) (uwu)

¿les gustó, al menos? espero que sí.
si ven algún error, no duden en avisarme.
y nos leemos. ✨

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