Revelación
Sólo diré que culpo la imagen de arriba por darme ésta idea rápida que es un one shot corto pero bonito así como son Seth y Horus 💙 espero lo disfruten, votos y comentarios serán bien recibidos 😄 sin más disfruten de la lectura.
"Pasarán sus días en el desierto"
No tenía un cálculo exacto de los días que llevaban vagando por el desierto, Horus decidió llevárselo lejos de la caravana, porque según a palabras de él lo hacía para protegerlo del moreno de sonrisa fácil asegurando era un farsante que le ocultaba muchas cosas.
No pudo replicar cuando ya se encontraba en los fuertes brazos de su sobrino que alzó vuelo por el cielo nocturno y el aire frío golpeaba su rostro.
Si se soltaba de aquel agarre, la altura en la que se encontraban su muerte sería instantánea y segura ahora que era un humano, suspiró irritado porque no tenía más opciones, pero de algo estaba seguro y es que le haría la vida imposible al pichón.
De una u otra forma se vengaría de él por tal arrebato, aún le queda mucho camino por recorrer para cumplir con la sentencia de Ma'at, no podía dejar de lado su trabajo por un simple capricho de el nuevo soberano de Egipto y su desconfianza hacia el de barba.
Buscaría la forma de regresar, aunque terminara vagando por el desierto día y noche conseguiría volver para seguir recolectando las almas.
Con muchos pensamientos en su mente se quedó dormido, Horus lo acomodó mejor entre sus brazos mientras más se alejaba.
Cuando Seth despertó no sabía donde se encontraba o si estaba demasiado lejos de la caravana.
Se encontró con dátiles frescos a un costado suyo y su estómago emitió un rugido, esa era su señal de que tenía hambre, devoró todo sin dejarle aunque sea una fruta a su sobrino, pero poco le importaba él y si ya había comido.
Su mirada la dirigió a la figura que se encontraba sentado sobre una pequeña roca con un pequeño halcón posado en su mano, el cual se dejaba acariciar en su pequeña cabecita, se le hizo conocido el ave, se parecía mucho al que había entrado a su tienda y le había tomado un poco de cariño, pero luego desapareció de un día para otro.
Se abstuvo de preguntar pero mantendría vigilado a Horus ya que aún seguía dudando de su amabilidad.
La arena cuando recibía los rayos solares de Ra eran cálidos en el transcurso del día, pero cuando la noche empezaba a caer, el frío calaba hasta los huesos.
Cuando llegó la hora de dormir no había manta que cubriera su cuerpo, como si Horus respondiera a la pregunta que recién le haría desplegó sus alas de halcón, se acostó en la arena y lo invitó a recostarse en sus brazos que servirían de almohada.
Se dio la vuelta, molesto, vaya osadía la de su sobrino al hacerle tal invitación, no era su amante, ni su esposo para que durmieran así, juntos los dos, además seguía desconfiando de él y sus buenas intenciones.
Estando lo suficientemente alejado del pichón se tiró en la arena, se abrazó a sí mismo para darse calor, se dispuso a dormir pero no había pasado mucho cuando todo su cuerpo tiritaba de frío.
Gruñó molesto, si fuera un dios no tendría que pasar por éstas cosas mundanas, pero su divinidad le había sido arrebatada en el juicio donde toda la eneada estuvo presente.
Dio vueltas pero nada le regresaba el calor a su cuerpo, sentía su piel más fría de lo normal, sus uñas y manos se habían tornado de un azul oscuro, se levantó de su cama.
Se repitió que sólo por ésta vez dejaría de lado su orgullo.
Con pasos sigilosos se acercó donde se encontraba Horus, éste dormía profundamente, sonrió ladino porque así no se daría cuenta de su lamentable situación, con cautela se recostó cerca de él, las suaves plumas al contacto de su desnuda espalda fue reconfortante en cierta forma.
Poco a poco la calidez volvía a su cuerpo, cerró sus ojos porque la sensación era sumamente satisfactoria, sintió como un brazo se posaba en su cintura, pero el sueño ya lo estaba venciendo, dejó pasar ese detalle sólo por esa noche, ni crea Horus que se puede tomar tal atrevimiento con él en cuanto vea una oportunidad.
☥
Habían encontrado un oasis que sería su refugio de ahora en adelante, dormir en el desierto no era seguro y más cuando Anubis seguía buscando a Seth por órdenes de su padre.
Horus trataba de complacerlo en todo, era adorado y atendido como si aún fuese rey de Egipto y eso estaba bien para él, lo hacía sentir poderoso.
Aunque muchas veces ponía en aprietos al cabeza de paloma, más cuando se trataba de sus lechugas, en medio del desierto no se podían conseguir fácilmente pero Horus hacía hasta lo imposible, así tuviera que volar a los confines del fin del mundo.
En cuanto despertaba las más frescas lechugas y el mejor de los vinos eran puestos ante él, se preguntaba muchas veces cómo le hacía su sobrino para conseguirlo, era notorio que lo hacía para ganarse su favor.
Y lo estaba logrando poco a poco, ya que se acostumbró a su compañía y a su presencia por las noches, sus brazos le brindaban protección, las alas como si fuesen una manta envolvían sus anatomías para resguardarlos del frío, pero era más por costumbre porque el oasis los protegían de las bajas temperaturas.
Se había vuelto una costumbre hacerlo, las primeras veces se había reprendido porque no era típico de él, pero esperaba que Horus durmiera profundamente para poder acariciar las plumas de sus alas, se tomaba su tiempo para disfrutar de su suavidad que ni el lino o la seda igualaban.
Después de su rutina nocturna podía conciliar el sueño sin pesadillas que lo atormenten, experimentaba una paz que nunca antes sintió, tal vez porque estaba a salvo con el que creyó era su enemigo.
Siempre se preguntó cómo sería el hijo de Osiris, si se parecería a él o a Isis, pero todo quedaba en preguntas que no tenía respuestas, le molestaba esa curiosidad insana que sentía cada vez que lo veía dormir, debido a su tocado de pichón poco podía observar de él, salvo su sonrisa de idiota cada vez que lo mira.
Se dio la vuelta sin soltar el agarre en su cintura, frunció su ceño y se preguntó si de verdad lo haría, lo meditó por quien sabe cuanto tiempo hasta que se decidió, sus dedos se dirigieron a la punta del tocado donde indicaba era el pico del halcón, lo retiró con cuidado para no despertarlo, el rostro poco a poco iba siendo revelado.
Decir que se quedó sin palabras era poco, el aliento le faltó cuando vio cada una de sus facciones, cabello corto negro, cejas gruesas, nariz perfilada, mejillas algo regordetas y sus labios delgados en color rojizo que estaban en ese momento semi abiertos.
Horus no poseía rasgos de ninguno de los dos, eso en parte le alegró, que no heredara nada de sus padres.
Se encontró observandolo por largo tiempo, su rostro era perfecto y varonil sin maquillaje que manche su impoluta piel morena.
Se sintió celoso por un momento, ahora lo estaba viendo como un rival, no para el trono de Egipto sino por la belleza que competía con la suya.
Tal vez por eso Hathor andaba tras él, de celos pasó a enojo, no era por la tonta diosa del amor, claro que no, sino porque....
A quien engaña sí era por la hija de Ra.
Frunció su ceño y chasqueó la lengua, antes poco le importaba lo que hicieran con sus inmortales vidas, pero ahora todo ha cambiado repentinamente.
Se encontró con un par de pupilas de un azul profundo que lo miraban, eran atrayentes como enigmáticas porque no sabía qué pasaba por su mente en ese momento.
De algo estaba seguro y era que había sido descubierto en su crimen.
Siguieron observándose, azules y cobaltos compartiendo una extraña conexión que los acercaba más y más.
Sus rostros quedaron sólo a centímetros, podía sentir el cálido aliento de Horus chocar contra sus labios, tal vez fue ese momento de intimidad física que tenían desde hace algún tiempo que lo había llevado a unir sus labios en un beso tímido, inseguro de lo que debería hacer a continuación.
No recordaba la última vez que había besado a ella (su esposa), de eso hacía siglos, ésto era nuevo para él porque a quien devoraba con avidez sus labios era ni más, ni menos que su sobrino.
Horus jamás se esperó aquello, pero cuál sea la razón por la que lo hizo el antiguo dios de la guerra, no podía rechazar tal contacto si era un anhelo de su corazón, amaba a su tío desde que era un niño y sentir la pasión con que saboreaba su boca, ahora menos se separaría de él, no lo dejaría ir de su lado tan fácilmente si prometió protegerlo.
Con la respiración agitada se separaron, nadie dijo nada pero sus corazones latían al unísono.
Un nuevo sentimiento había nacido en el corazón de Seth pero le era difícil de identificar ahora que era distraído por la sonrisa radiante que le dedicaba Horus.
Escondió su rostro en el fuerte pecho moreno.
- Tío.
Éste lo envolvió en sus brazos con cariño y dulzura.
- Cállate y no digas nada.
Susurró con fingida molestia y hundió más su rostro en la suave piel, por primera vez se permitió abrazar a alguien que no fuese su esposa e hijo.
Sus brazos rodearon la ancha espalda y de nuevo los fuertes latidos de su corazón llegaron a sus oídos.
Tal vez más adelante descubra en la convivencia qué era ese sentimiento, pero de lo que estaba seguro es que....
Sus noches de ahora en adelante serían cálidas como todo Horus lo es.
"Ellos amarán y jamás se separarán"
Fecha original de publicación: 8-03-2022
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