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19. Mil y un disculpas

Julio.

Flashback...

Las pequeñas manos de Park Jimin sostenían sin muchas fuerzas el cono de helado que minutos antes Jungkook le había comprado. Pequeños resoplos se escapaban de su boca mientras su mirada se concentraba en el agua cristalina que abundaba dentro de la fuente en donde estaban sentados.

No había probado bocado alguno y el pelinegro simplemente se limitaba a observarlo de vez en cuando, preocupado por su estado emocional y por su estómago vacío.

—Hyung, deberías...

—Ya tomé una decisión —interrumpió Jimin antes de recibir una reprimenda por parte de su mejor amigo.

—Te escucho.

Los ojos de Jimin giraron hasta sumergirse en su helado y el silencio habló por sí solo, aquellos segundos cruciales para el chico fueron adornados por el bullicio del agua que bajaba armoniosa por la estructura de la fuente.

—No voy a ocultar lo que siento nunca más —un nudo se formó en su garganta—. Toda mi vida he sido un cobarde, toda mi vida he reprimido lo que soy y no he estado bien —dio un leve suspiro y tomó una bocanada de aire mientras sus ojos se inundaban de lágrimas —. Así que decidí que no lo haré más, que voy a aceptarlo todo y voy a enfrentarlo. Voy a intentar ser valiente —soltó comenzando a llorar y dejando un ligero jadeo después de completar su oración.

—Hyung —murmuró Jungkook sintiendo su corazón quebrarse y sólo se deslizó sobre el asiento hasta acercarse al niño de las mejillas regordetas, viendo como Park Jimin escondía su rostro rojizo contra la chaqueta que cubría su hombro—... tú ya eres muy valiente.

—No es verdad Jungkook, yo lo sé, no tienes que decirlo.

Y la mano libre de Jungkook viajó hasta acariciar el cabello rubio recién teñido—. Entonces, ¿Qué harás al respecto?

—Voy a luchar por lo que quiero —dijo, y aunque los sollozos fueron reprimidos, Jungkook pudo intuir todo el dolor que abundaba dentro del alma del mayor.

—¿Luchar?, ¿A qué te refieres? —y tras las recientes preguntas, Jimin levantó su rostro hasta encontrar los ojos amielados que poseía su pequeño amigo.

—Cada vez que sea posible, voy a recordarle a Min Yoongi lo mucho que me gusta.

La expresión desconcertada del pelinegro no se hizo esperar—. ¿Hablas en serio?

—Nunca hablé más en serio —por primera vez llevó el helado a su boca tratando de deshacer, con el frío contenido, el nudo que habitaba en su garganta.

—Pero... Jimin, ¿Eso no será doloroso? —cuestionó Jungkook preocupándose realmente por lo que le esperaba al mayor.

—Lo será, pero es mejor que guardarlo para toda la eternidad.

El corazón del Golden Maknae no podía estar más conmovido ante lo recién planteado, pero aun así le costaba trabajo el pensar lo difícil que sería, para su amigo, soportar las consecuencias de sus decisiones—. No sé si es una buena idea, es decir... ¿Hasta cuándo terminará?

—Hasta que él se enamore de mí, o hasta que mi corazón entienda que no es correspondido.

Fin del flashback...

La mente de Jeon Jungkook se encontraba perdida en sus recuerdos, mientras su mirada inspeccionaba detalladamente el techo del consultorio de Kim Taehyung. Su espalda descansaba sobre la camilla de la habitación y su cuerpo reposaba tranquilo ante el silencio que abundaba en el sitio.

Segundos después, el castaño fisioterapeuta entró en la habitación y el más joven no pudo evitar girar su rostro hacia la puerta de la misma, de donde, instantáneamente, recibió una sonrisa enorme que provocó que los ojos del rizado se cerraran. La tranquilidad que había en el pecho de Jungkook fue sustituida por un leve sentimiento de adrenalina, que el pelinegro logró controlar antes de que el color subiera a sus mejillas; simplemente se giró hasta observar el techo como si fuera lo más interesante que había para admirar en aquel momento.

Cálmate Jungkook, tienes que controlarte, fue una simple sonrisa. Todos sonríen, siempre.

Se dijo, y luego Taehyung ya estaba a su lado acomodando su pierna para poder manipularla. Una sensación de frescura le adornó el cuerpo y observó cómo el muchacho castaño colocó unos pequeños parches sobre la piel de su rodilla.

—Bien, hoy practicaremos la electroestimulación muscular, esta es una técnica que utiliza la corriente eléctrica para provocar contracciones musculares con el fin de controlar las acciones de tu rodilla. Los parches que te he colocado se llaman electrodos, son los encargados de causar contracciones similares a las que envía el sistema nervioso central. No deben doler, pero si por alguna razón te molesta la sensación, debes decirme al instante, ¿Entendido?

Y a Jungkook no le quedó más que asentir mientras evitaba tener contacto visual con el mayor. Aquel masaje comenzó y Taehyung se dedicó a calibrar la máquina que mandaba los estímulos hasta los parches adheridos a la piel del pelinegro.

—Entonces, ¿Los sprints son tu tipo de carrera favorita? —y ante lo anterior, Jungkook no pudo seguir evitando los ojos del castaño, al contrario, buscó con desespero aquellos orbes oscuros que le hacían perder la cabeza.

—¿Sa... sabes de los sprints? —preguntó y una sonrisa juguetona apareció en el rostro del profesional de la salud.

—Por supuesto. Tal vez no practico deportes, pero eso no quiere decir que no haga mi tarea si alguno de ellos comienza a importarme.

Importarle.

Repitió la mente de Jungkook, aquel comentario le había conmovido el alma entera. Que al castaño le importara su deporte lo hizo emocionarse exponencialmente, y quiso lanzarse a abrazarlo, pero en milésimas de segundo recordó su realidad, la única que existía y en la cual estaba estrictamente prohibido abrazar a Kim Taehyung.

—Cuando comencé a correr era muy débil tanto en fuerza física como en resistencia, prefería los sprints porque son carreras cortas, podía alcanzar buenos resultados en un pequeño tramo. Con el tiempo mejoré y ahora me siguen gustando los sprints, pero también las carreras de media y larga distancia, así como los maratones, las carreras de vallas y relevos —habló luego de percatarse de que el chico de tez café con leche esperaba su respuesta.

—No quiero sonar como un acosador, tampoco es que me pase el día entero viéndote correr en YouTube —expresó el castaño y luego soltó una carcajada avergonzada—, pero sé que has participado en algunas carreras nacionales con relevos, debo decirlo: Park Jimin, Kim Namjoon y Yoon Sanha son muy buenos, complementan excelentemente tu forma de correr.

—Yo también creo que son muy buenos —dijo Jungkook a la brevedad—. Han mejorado bastante en los últimos años, realmente me alegra que sean parte de mi equipo. Quiero que lleguen muy lejos, incluso más lejos que yo.

—Eres un gran amigo Jungkook —confesó Taehyung enternecido por los pensamientos y deseos de su paciente.

—No es verdad —habló con modestia.

—Si lo es —afirmó—. Simplemente conmigo, ni siquiera nos conocemos lo suficiente y gracias a ti pude arreglarme con Misuk.

Y entonces aquella pequeña felicidad que abundó en el cuerpo del pelinegro, se disipó, como la luz del sol se traga la oscuridad en cada amanecer naciente.

—¿En serio? —cuestionó y Taehyung asintió con una sonrisa.

—Funcionó excelente, ella estaba muy feliz, aunque fue algo difícil al principio poder convencerla de acompañarme. Al final todo estuvo bien.

—Me alegra saberlo —habló Jungkook, casi como si las palabras se le atoraran en la garganta.

—Estoy muy agradecido contigo, no tengo como pagarlo. De igual manera, cuando necesites algo solo dilo, cuentas conmigo —y el Golden Maknae sonrió ante el ofrecimiento —Como sea, solo sé que me hiciste abrir los ojos, ahora me doy cuenta de que la quiero bastan...

—Ouch —musitó el pelinegro llevando su mano hasta su articulación recién lastimada por el fuerte voltaje que Taehyung envió sin querer.

De inmediato las manos del fisioterapeuta asustado se posaron sobre la del atleta que aún sostenía su rodilla.

—Lo siento Jungkook, lo siento mucho, fue un accidente, me distraje un poco, perdón —habló arrepentido mientras sus manos se dedicaban a acariciar la de Jungkook.

El Golden Maknae se quedó anonadado sin poder analizar lo que sucedía, de inmediato, el dolor desapareció. Aquel contacto con el cálido toque de su mayor hizo que le recorriera una sensación de electricidad por todo el cuerpo, se estremeció y su corazón latió acelerado, como si no hubiera nada mejor en la vida que ser acariciado por el joven de los rizos. Sin poderlo evitar, observó el rostro apenado de Kim Taehyung, y sonrió cual tonto enamorado ante la expresión de angustia que mantenía el mayor, le pareció tan tierno, era lo más hermoso que había visto en su vida. De verdad quería abrazarlo, quería sostenerlo con tanta fuerza hasta poder sentir los latidos de su corazón contra su pecho, quería acunarlo, quería sentirlo... pero era imposible.

Si tan solo pudiera decirte...

Y ante tal pensamiento, su sonrisa se desvaneció. Reaccionó y sacó su mano de entre las de su fisioterapeuta, causando que una sensación melancólica adornara su pecho. El rostro de Kim Taehyung se llenó de desconcierto ante lo recién sucedido y solo pudo seguir masajeando la rodilla del menor.

Me gustas Taehyung.

—¿Te duele mucho? —preguntó observando preocupado el rostro angelical del pelinegro recién lastimado.

Siento mucho no poder evitar sentirlo.

—No... estoy bien. No te preocupes.

Perdón por haberme fijado en ti.

—Jungkook, yo no pensé que te lastimaría...

Tú no me lastimarías jamás, yo mismo lo hago. Te culpé antes, tú no lo merecías.

—No pasa nada.

Siento tener que ocultarlo, no quiero arruinar tu presencia en mi vida.

—De verdad, lo lamento.

No, yo lo lamento... Lamento sentir lo que siento.

—Ya no te disculpes, no hay problema.

Lamento no ser Park Jimin, lamento ser un cobarde y lamento no poder decirte cada día de mi vida lo mucho que me gustas.

—Déjame compensarlo, haré cualquier cosa por ti.

Abrázame. Solo abrázame TaeTae.

—No hace falta Taehyung, todo está bien, deja de decir eso o me iré.

Perdón por tenerte atrapado en mi pecho.

Una risita salió del chico castaño—. Bien, no lo diré más, no quiero que te vayas niño atlético.

Ni yo quiero irme, pero la realidad es otra y tienes a Misuk.

—Niño atlético —repitió Jungkook para después soltar una carcajada.

Me gustas Tae.

—¡Genial!, Ya te hice reír, eso me hace sentir mejor.

De verdad me gustas.

—Eres todo un caso, un caso bastante peculiar, debo decir.

¿Cómo voy a ocultar esto por siempre?, ¿Realmente podré superarte?

—Lo tomaré como un cumplido.

Tengo que hacerlo, tengo que dejar de pensarte. 

—Fue un cumplido.

Discúlpame Kim Taehyung.

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