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◍⁠• IX •⁠◍

   El grupo de seis caminaba por las oscuras calles de la ciudad, en un ambiente calmado pero a la vez con un aura de incomodidad con un solo culpable, pero por fortuna no se encuentra presente.

—¿Te encuentras bien?.— le preguntó la joven pecosa a su amigo azul

—¿Eh?, si, si lo estoy, ¿por qué la pregunta?.— habló mientras parpadeaba varias veces

—Te ves muy perdido,— intervino la muchacha de ojos verdes —Como yo en exámenes de matemática.— comparó provocando risas en sus amigos

—Estoy bien, es solo...— queriendo evitar las lágrimas, suspiró profundamente y expresó: —No estaba listo para verlo de nuevo, ¡y mucho menos queriendo volver conmigo!.

—¿Qué?,— el de aretes coloridos giró a verle —Espera un momentito... Ese perro infiel, además de molestarte, faltarte el respeto y ponerte la mano encima, ¿quiso volver contigo ESTANDO SU ACTUAL PAREJA AHÍ?.— cuestionó incrédulo de lo que oía

—Si y no, entendí que solo me quería para... Ya saben.

—¡¡Esto es el colmo!!,— escupió la morena molesta —Y no insultes a los perritos, son bien fieles como para que los compares con ese idiota.— le corrigió repentinamente calmada

—Debí dejar que lo golpearas, amor.— suspiró la de ojos azules

—Aunque el Ninjago Black le dio su merecido, ¡y hasta te dio un besito!.

—¡Shhh~ baja la voz, están a pocos pasos atrás, Aiden!.

   Los cuatro amigos miraron hacia atrás como los dos desconocidos les seguían los pasos tranquilamente, sin involucrarse en la conversación ni en hacer notar sus presencias. Estaban en su charla:

—¿Qué onda, Tom?.

—¿Qué onda de qué?.

Que gracioso me saliste,— rió sarcástico —Nada~ quizás podrías contarme porqué agrediste a un extraño.— le habló sugerente

—Nos estaba molestando y se atrevió a darle una bofetada a Jake, así que le di una advertencia para que no lo vuelva a hacer.— respondió simplón

—Ajá, ¿y lo de besar al amigo de mi angelito qué?.

—Reaccioné mal, lo sé... Pero lo hablaré con él y me disculparé por eso.

—No creo que se enoje,— el moreno rió —Se ve que le gustó ese beso.— opinó codeando a su amigo

   Este se sonrojó y se cubrió con la mascarilla; ambos siguieron los pasos del grupo de amigos, uno para procurar el bienestar de los jóvenes con alcohol en sus sistemas, el otro para asegurarse de conseguir el teléfono —y otro beso de ser posible—, del chico más bajo.

—¡Hey!,— los dos giraron hacia el llamado de la chica morena —Con los chicos pensamos continuar la fiesta en mi departamento, y llamaremos a unos amigos más, ¿quieren venir?.— les invitó con una gran sonrisa

   Se vieron a los ojos, algunos conocerán la frase “entenderse sin decir palabras”, asintieron al unísono y aceptaron ir. Al llegar se sorprendieron en ver las paredes pintadas de colores diferentes uno del otro, más los muebles y los adornos que variaban del blanco al negro, y la absurda cantidad de las plantas en macetas, llamaba la atención de los nuevos.

Ponganse cómodos,— la dueña señaló el sofá blanco —Iremos por bebidas... Saben que hacer, chicos.— dijo antes de irse con la otra chica tomadas de las manos

—Vengan, siéntense.— el de cabellos bicolor tomó el brazo del moreno y exclamó: —Tardarán hasta encontrar un local abierto, se cansarán de esperar.

—Tranquilo, de todas formas... Me cansaré con ver tu linda carita.— le respondió el rizado sonriente

Hahahaha~ eres gracioso, James.— dijo entre risas

   Ellos se sentaron al sillón y comenzaron a hablar con fluidez, en cuanto a los otros dos restantes estaban parados a una distancia prudente sin soltar ni una sola palabra, de vez en cuando se miraban furtivamente para regresar la vista lo más alejada del contrario.

—Jak-!.

—Iré al baño.— le interrumpió el de ojos negros antes de retirarse

   El de rostro tapado suspiró antes de sentarse lejos de los dos tórtolos que se sonreían cariñosamente, pero se detuvieron al notar a alguien viéndolos en incómodo silencio.

—Oh, l-lo sien-ento...— soltó el de aretes coloridos avergonzado

—No te preocupes.— le contestó serio el de rostro cubierto

—¿Y el otro chico?.— preguntó el de rulosa cabellera

—Fue al baño, ahora vuelve.— suspiró para acomodarse en la esquina del sofa y habló: —Creo que lo molesté.

—¿Por qué lo dices?.

—Se ve nervioso cuando me acerco, y todo por pendejo...

—Nah~ no es por ti, es por el idiota de su ex.— el de ojos cian aclaró su garganta y le explicó: —No debería decir esto... Pero Jake tuvo un pésimo novio, al principio parecía bueno y dulce con él, ¡ah!, pero cuando mi amigo empezó a trabajar para pagar sus cuentas... Vio una gallina que ponía huevos de oro.

—No te entiendo, lindo.— habló el de piel oscura confundido

—El amor puede cegarte, eso le pasó a Jake, lo amaba tanto que no se dio cuenta que solo lo quería por los regalos que le daba.— el bajito rodó los ojos antes de seguir: —No le alcanzaba con solo recibir cosas sin hacer nada, quería más atención que el que Jake podía darle... La universidad y un trabajo no te da el tiempo ni las ganas de adular la cara de tu pareja por horas o estar en una cama para procrear como conejos.

—¿Se separaron por eso?, ¿por qué él no tenía el tiempo suficiente?.— dijo el azabache irritado

—¡Ni siquiera!,— respondió el de cabellos teñidos igual de irritado —A solo un mes de su aniversario lo encontramos en la cama de Jake acostándose con Grett, su actual pareja, quien de paso nos molestaba desde siempre, ¿¡pueden creerlo!?.— explotó con el rostro rojo

   Los dos amigos se vieron demostrando su asombro ante tal revelación, pero uno en específico sintió su sangre hervir como agua dentro de una pava con el fuego bajo de esta. Sus puños se cerraron arrugando los guantes negros con la clara intención de querer usarlos en actos violentos.

—¡Ya volví!,— el muchacho de cabellos azules apareció en escena —Ay... ¿Por qué tanto silencio?, ¡esto es una fiesta, por Dios!.— soltó entre risas

   Su rostro —y parte de su cabello—, húmedo y sus ojos levemente irritados delataban que no estaba tan feliz como intentaba aparentar. Se acercó a su amigo y le preguntó:

—¿No pusiste música?.

—Sabes que no se usar el parlante...

—Si, lo sé.

   Caminó hacia el parlante que estaba a unos metros del sofá y sacó su celular para conectarlo con el aparato, a los segundos se escuchó una canción que desató diferentes reacciones.

—Odio esta canción...— comentó el de rostro cubierto cansado

—Conozco esta canción.— soltó el de piel morena

—¡Amo esta canción!.— gritaron los amigos de la dueña del departamento

   Estos comenzaron a bailar sin vergüenza alguna haciendo que los desconocidos les vieran hipnotizados.

—Así dejarás de odiar esta canción.— dijo el de rulos sonriente

—Cállate.— le advirtió su amigo serio

—Mira, puedes quedarte aquí y amargarte solo...— se acercó a Tom y pasó su brazo por los hombros de este para decir: —O puedes ir con ese chico y divertirte como hace unas horas.

   Miró por unos segundos a Jake y suspiró para ir con él, le tocó el hombro para que se volteara y este así lo hizo.

—¿Podemos bailar juntos?.— le preguntó un tanto tímido

   El de ojos oscuros le sonrió de igual ánimo, y al desviar la mirada hacia el costado carcajeó nervioso.

—Me gustaría... Y no tengo corazón para separar a esos tórtolos.

   El de ojos cian volteó hacia su derecha y vio a su amigo bailar demasiado pegado con aquél chico mientras se susurraban cosas aparentemente graciosas, pues reían para mirarse como tontos enamorados.

—Ay Romeo~ ay Julieta.— soltó Tom entre risas compartidas con Jake

—Déjalos, Aiden nunca tuvo novios o alguien que lo pretendiera, merece un poco de cariño.— dijo el de piel clara con una sonrisa enternecida

—Tú también.— exclamó sin titubear

   Ambos se miraron a los ojos por varios segundos y el más joven acercó sus manos a la mascarilla negra.

—Puedes quitarte esto.

—No lo haré de nuevo...

—¿Es por ellas?.— el alto no contestó y entonces él dijo: —No debes sentirte avergonzado por eso, te ves bien.

—No mientas.

   Tom sintió su mascarilla ser bajada y su mejilla ser tocada por Jake en un suave beso que culminó con un:

—No lo hago, Tom.

   Él le miró sorprendido y reaccionó con unas risas nerviosas, posó sus manos en la cintura del contrario y suspiró al tener las manos en sus hombros.

—Comienza a gustarme.

—¿La canción?.

—No.— respondió para besar sus labios

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