Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cap. V (L)


Nezuko mantiene las manos a los lados de sus hombros, y las piernas le tiemblan en la cadera de Senjuro. No tenía pensado llegar hasta este punto. No le molesta en lo absoluto, pero está nerviosa y hasta cierto punto asustada. Su mente está en blanco, no puede con ese pensar, es extraño lo que divaga entre sus mantras más profundos. Con esos ojos brillantes y flameantes que la desconcierta la mente, tanto que parece navegar entre el cielo de su alma de una manera abrasadora que llega a su pecho y causa un caos.

Lo mira directamente buscando una respuesta, pero sólo obtiene otra mirada confusa de él. Está observando sus iris fieros, que derraman dolor y lágrimas internas de manera imperceptible. Al joven Rengoku le resulta difícil intentar ocultar sus pesares con ella. De alguna manera sabe que es más pura que cualquier otra persona, alguien inocente y perfecta.

Inalcanzablemente cerca de él.

Temblando Nezuko levanta la mano y la posa sobre la mejilla del chico. Este junta un poco el ceño de manera inquietante, respirando profundamente, aguantando todos esos sentimientos que ha mantenido ocultos por años y que ahora quieren desbordar. La Kamado le dedica una opaca sonrisa con los labios, intentando que él corresponda de alguna manera. Le gusta, lo admira y valora como su tesoro más preciado, por eso necesita que deje de culparse y sufrir por situaciones en las que no podía hacer mucho. No era culpa suya.

-Nezuko...

Senjuro lleva su mano por encima de la de ella, y ladea su rostro con los ojos entrecerrados. Se acerca lentamente y logra juntar sus frentes. Ambos se miran de cerca, con las narices juntas y compartiendo respiración. En la oscuridad los orbes de Senjuro destellan más que cualquier estrella en el cielo, de una forma más hermosa que el mismo sol.

¿Qué haría ella si esos ojos de fuego estuvieran muertos a plena luz del día?

-Senjuro, no quiero perderte...

Con un corazón triste ante la distancia por el amor que anhela. Que lo desea lleno de nostalgia, amargado como una noche sin estrellas, como un pecho sin llama o una nochebuena sin hojas.

-Te he querido por tanto tiempo, Nezuko...

Sin más, Senjuro colapsa sus labios a los de ella. Envolviendo sus bocas flemáticamente y con profundidad. El ritmo cardiaco de Nezuko se siente por encima y es una sensación hermosa, algo que no quisiera detener. Por momentos toman aire y vuelven a juntar sus labios tiernamente. Aunque, debajo de ese agradable sentimiento va floreciendo algo más intenso, más electrizante y adictivo.

Senjuro baja su mano, desplazando por su cadera hasta terminar en su muslo. El tacto para ambos es suave e impecable, tan lindo que Nezuko suspira tras cada roce que recibe. Ambos disfrutan del momento como si nunca más fuera a repetirse. Sus respiraciones son lo único errático en este corto tiempo, dejando sus pechos con poca frecuencia y quejidos leves de la Kamado por retener el aire en sus pulmones. El joven mirando sus ojos acaricia internamente su pierna y sube un poco para despejar su Kimono. La adrenalina en la pelinegra es un gusto culposo, pero no está mal, porque aunque ese hombre no le pusiera un dedo encima, le hacía sentir muchas cosas, y eso es aún más perfecto. Con su presencia, con su voz, con ser él.

Los mechones de cabello del joven caen con belleza sobre los lados de su rostro mientras recupera el aliento de las emociones que le envuelven el cuerpo de cosquillas que van desde su estómago hasta rincones no explorados con fantasía. Nezuko más estable le pasa las yemas de sus dedos sobre su cuello, recorriendo sus clavículas y quedándose en ese lugar. Las remarca lentamente y prosigue a observar esos grandes ojos dorados que enrojecen cerca de las pupilas y que yacen inclinados hacia adentro de manera agraciada.

-Tienes uno ojos preciosos... -le murmura sin dejar de acariciarlo.

Esta baja sus manos delicadamente y las lleva a su propia ropa. En ese lugar deshace las ataduras de su kimono y se mueve lentamente debajo de él para quitar sus prendas. Senjuro absorto la observa atento, disfrutando cada detalle que se va dejando ver de su cuerpo. Ella es la primera mujer ante sus ojos, y es un espectáculo extraordinario que guardará por toda su vida. Kamado Nezuko es la exquisitez más perfecta que haya visto, que haya tocado y pensado.

-¿De verdad tengo el privilegio de verte así? ¿De tocarte y besarte?... Eres una mujer preciosa, Nezuko...

La pelinegra mirando sus ojos no dice nada, y sigue retirando sus últimas prendas íntimas, deslizando las blancas vendas que cubren sus pechos, exponiendo totalmente su desnudez a él, dejando que la mire en su candor sin pena alguna o arrepentimiento. Senjuro se inclina y deja un beso en sus labios, ella toca su mentón y este prosigue a bajar la mirada.

Es perfecta, deslumbrante. Incluso sin la luz sobre ella puede ver el orden de su cuerpo.

Inspeccionando con un sentimiento desconocido mira los detalles de cada rincón, deleitando su mirada mientras pasa la palma de su mano sobre esas partes que le provocan curiosidad. La azabache ladea el rostro y disfruta del tacto. Las manos de esa persona especial la hacen sentir más viva y querida, y Senjuro se encarga de seguir apreciando todo de ella.

-Eres tan bella. La mujer más hermosa que he visto.

El joven con euforia se despoja de su ropa. Nezuko lo mira y aparta su vista por un momento. Verlo de esa manera le causa algo extraño en su cuerpo. No sabe lo que es, pero es un deseo intenso por ese muchacho. ¿Será porque es de su edad? ¿Por qué es atractivo o la simpleza de quererlo? Se ve tan hermoso, con un encantador cuerpo y su piel tocada por la luna, suave como el terciopelo.

Ambos, en medio de la habitación, sin nada que los aleje de la imaginación, comienzan a acariciar sus pieles una y otra vez, sintiendo las asombrosas sensaciones que produce el cuerpo por la excitación. Con besos de algodón y caricias en partes recónditas suspiran en sus labios, llendo más lejos de lo que pensaban y anhelando no parar. Nezuko gime sobre su boca y pasa sus largas uñas por la amplia espalda de Senjuro, provocándole un suspiro y escalofrío. Este suelta un quejido y se apega al cuerpo de la joven. Besa su cuello frágilmente y al mismo tiempo acaricia su vientre con lentitud. Algo suave y tibio se siente al bajar más. Un lugar prohibido, un lugar secreto y perfecto.

Ella contrae sus piernas al tacto y gime sobre los cabellos del Rengoku. Se siente avergonzada con ella misma por estar gustosa ante ese tacto. Esta vez él fue más insondable, moviendo sus dedos lento y sin apretar para no causarle molestia.

-S-senjuro... -aprieta las sábanas con las manos-. Yo... nunca lo he hecho...

-Yo tampoco... -susurra sobre su oreja, dejándole un beso en los cabellos.

Al instante de escucharlo se sintió aliviada y feliz. No estaba preparada para describir como Senjuro Rengoku la llevaba a la luna.

Recorriéndola, sintiendo la humedad, el calor y la suave textura sobre sus dedos sigue estimulando esa parte. Nezuko gime cada segundo, moviendo la cadera para rozar de mejor manera contra la mano del chico. Una emoción de esplendor se puede sentir, algo único y que te borra todos los pensamientos, así sean los más impuros, ese tacto la hipnotiza, pero es imposible cerrar los ojos cuando él también la observa con un brillo que no puede apagar. Este besa su cuello, sintiendo los suspiros de la mujer sobre su hombro. Excitando con sensualidad cada vez más su oído y su cuerpo. Cada que la mira es como mirar los luceros o mirar el mismo infinito, sentirla de esa manera es irreal, escucharla es dulce, besarla está de más. Simplemente es feliz.

Nezuko entre la hermosa experiencia, pasa su mano entre los suaves cabellos del chico, descubriendo una parte de su rostro y deshaciendo la atadura de su peinado para darle más comodidad. Él deja de tocar aquella parte con cuidado, y ella en ese momento cierra los ojos, ladea el rostro, llevándose consigo unos cuantos cabellos sobre la cara. Senjuro suelta un suspiro de anhelo y directamente va a besar sus clavículas; tan lento que la Kamado pudo acariciar nuevamente ese pelo de fuego. Una sensación divina le recorre vuelta tras vuelta sobre su cuerpo, se siente bien, pero al estar a la altura del corazón de su novia su vista se nublaba de poco a poco. Se inclinó y dejo un beso sobre su pecho. Nezuko le sonrió al universo, y agradeció por vivir un ahora con Senjuro.

Este se reincorpora ante la esplenditud y acaricia con una mano los pezones de su pareja. Al escuchar a Nezuko quejarse los aprieta con cuidado y baja libarlos con dulzura. La de iris rosados mira el techo, sin pensar en nada más que en ella misma. Nunca se había sentido más deseada que ahora, y esa sensación nadie se la iba a quitar mientras él siga existiendo.

Él joven no puede ocultar su excitación, es demasiado para contener, aunque no dijera nada sabe que en cualquier momento ella se daría cuenta, y así fue; La Kamado sintió unos cuantos roces sobre la humedad de su vagina, pero no dijo nada, estaba bien, y se siente igual de bien. Al momento de volver a sentir sus intimidades no pudo aguantar y soltó un gemido acompañado de un suspiro de desesperación. El de pupilas rojizas la mira sorprendido y con sonrojo, pero se inmuta a mencionar algo. Su pecho brinca y mente colapsan por ella.

-Senjuro, por favor, hazlo... -le musita Nezuko tan bajo que no logró escucharla.

La mira con deseo y quiere hacerlo, pero no sabe qué hacer o qué decir. Confundido pasa una mano sobre sus piernas y después se recarga sobre los costados de ella. Es primerizo, y eso lo asusta. Entre sus planes nunca formuló algo para esta ocasión, ni siquiera sabía si la iba a vivir, porque entre sus sueños y la realidad, ella era inalcanzable.

-¿P-puedo hacerlo?

Ella ladeó el rostro, acomodándose sobre la cama, moviendo escasamente su cuerpo, abriendo un poco más las piernas. Estaba tensa y con el pulso en sus manos. Se sentía cálida, con la intensidad de tenerlo más cerca de lo pensado.

-Me encantas, Senjuro...

Él se posa a la altura de ella y la envuelve en un beso donde concilia introducirse a su cavidad. La exquisitez de sus labios, sus manos sobre sus hombros y la preciosa fragancia se disfrutan como el mismo sol de verano. No quiso seguir extendiendo el tiempo, Nezuko le pedía hacerlo y él ya no lo soportaba. Cuando su hombría le roza su entrada, junta el ceño, separándose de los labios de su pareja. Sabe lo que pasará, y su cuerpo estaba listo para eso. Sólo que esa presión es inevitable. Al cerrar los ojos, pasó sus brazos por la espalda de su pareja y dejó un beso sobre su cuello. El Rengoku al sentir los labios de su pareja no dudo más en sus sentimientos y siguió a ejercer un poco de fuerza para entrar en la joven. La penetración era bastante sublime, pero el dolor de la primera vez no se iba a ir. Nezuko entre gemidos lo llama y mueve su cadera con afán de buscar su atención.

-¡Agh! ¡S-senjuro!

Él acaricia su muslo y besa una vez más su cuello. La emoción que empezó a sentir al adentrarse en ella le resultó demasiado placentera y algo le suplicaba por no detenerse. Y entre la alegría y lo cuidadoso, la embistió de una sola vez. Ambos gimen y Nezuko se suelta a llorar en silencio. Un par de lágrimas caen por su sien y sus quejidos no son fuertes. Para Senjuro era horrible vea así, pero no había hecho algo malo y estaba seguro de ello.

-¡E-espera! -posa sus manos sobre el pecho de Senjuro-. Ah, duele un poco...

Nezuko niega con la cabeza y abre sus cristalinos ojos. Senjuro asustado sólo pudo juntar el entrecejo.

-Lo siento... -murmura.

Ella lleva sus brazos al cuello del rubio y esconde su rostro sobre su pecho.

-Está bien...

Él suelta un suspiro agobiado y se separa un poco de ella.

-¿De verdad estás bien?... No quiero lastimarte más...

-Lo estoy... -toma su rostro y pasa un dedo sobre sus labios-. Puedes seguir. Está bien.

Al tenerlo confirmado, se acerca a besar sus labios, mueve de a poco la cadera de forma deliberada, sintiendo cada vez más la presión de ella en él. Nezuko se queja pesadamente, con el esfuerzo de seguir llorando entre la estimulación y a la vez disfrutarlo. Así se lo habían contado, entonces no debía temer, mucho menos si la persona con la que lo hace es Senjuro.

Gime y lo abraza con fuerza, casi enterrando sus uñas en la pálida piel de su pareja. Él se queja ante eso y aún sin saber cómo calmarla, sólo pasa una de sus manos debajo de su pierna y la sube hasta su cadera.

-N-no va a doler todo tiempo. Te lo aseguro... -besa fugazmente su frente.

Las embestidas son lentas a propósito. Senjuro necesita que la Kamado se acostumbre y deje de llorar. Pero los segundos corren y no consigue hacerlo. Está cansado de esa posición y necesita moverse, no puede quedarse de esa manera todo el tiempo porque la puede dañar. Entre un jadeo ignora sus llantos y hace las penetraciones mas vigorosas. El calor que desprende la mujer se siente bien junto con esas caricias que le regala sobre la espalda y cabello. Nezuko agradecida comenzaba a sentirse bien con eso, y de poco a poco le gustaba sentir las penetraciones de su chico, era amable haciéndolo, sus suspiros lentos y el esfuerzo por mantenerse así le parecen encantadores. Senjuro aboca sus labios a los de su acompañante, muerde su labio inferior con timidez provocando que una vez más ella abra la boca para soltar un gemido. Nezuko no se quejó ante la iniciativa del Rengoku, Ella lo quiere, y le parece agradable que lo haga. Al mirarlo entre el beso le toma del rostro para ahondarlo más y saborear cada parte mientras se quejan al mismo tiempo.

Las penetraciones comienzan cada vez con más flúor y fuertes. Nezuko gime exaltada, separándose de los labios del chico. Este besa sus cabellos y se apega a la oreja de la joven. Como era de esperar, los quejidos que comparten los provoca más, sus respiraciones erráticas chocando contra sus pieles lo sienten con escalofríos junto con la relajación que se dan mutuamente. Una parte de ellos está en la cima, y cómo no estarlo, si es hermoso lo que comparten.

Nezuko lo abraza con las piernas y gime seguido de cada gratificante penetración. Senjuro, sobre la oreja de su mujer suspira con placidez sintiendo la presión sobre su cuerpo.

-¡Hum! -mueve el rostro paulatinamente, aferrándose al chico.

Senjuro frunce el entrecejo y apega su pelvis con fuerza sobre la de ella. La pelinegra se queja y aprieta nuevamente las sábanas. Las acometidas con rudeza se hacen presentes, dejando las hormonas de Nezuko en un caótico momento. La Kamado gime placentera, arqueando su espalda, sintiendo las contracciones del clímax. Su cuerpo está agotado y se siente más complacido. Nunca antes había tanta paz como ahora.

¿Por qué nunca le habían dicho que tener sexo se sentía tan bien?

-Aguanta un poco más... -murmura sobre suspiros el muchacho.

Senjuro hace los vaivén de manera formidable, una y otra vez, mezclando con ansias la esencia de ambos. Los movimientos de la cama, de las sabanas, de la piel misma, son algo que los avergüenza, pero saben que no hay nada malo. La primera vez es vergonzosa, pero no hay que temer si lo haces con el grato consentimiento.

Al cabo de unos segundos, Senjuro sale de ella, eyaculando afuera mientras un par de gemidos salen de su boca. Esa emoción en su vientre mientras lo hizo fue diferente, como un éxtasis de alegría y completa serenidad. Nezuko con un matiz inmenso toma una almohada y la abraza sobre su pecho. Es lindo, todo fue mágico y si se lo preguntaban, diría que estuvo a sólo milímetros de acariciar las estrellas. Que ese espejismo no era un espejismo, porque lo habían hecho de verdad, que no era un sueño, sino la realidad. A su lado con cansancio, el muchacho se recuesta, Nezuko lo observa y se acerca a él para roza sus labios a sobre los suyos, mientras acaricia sus esponjados cabellos que resaltan alrededor.

-Te quiero, Senjuro.

El Rengoku la mira con ojos radiantes, deslumbrando algo que no sabe definir. Una emoción que flecha sus sentimientos y hace su corazón palpitar rápidamente.

-Te agradezco mucho por esto, Nezuko... -le dice en murmuros, escudriñando su rostro-. No imaginé llegar hasta este momento -junta el entrecejo incauto-. Estoy fascinado de haberlo hecho contigo...

Nezuko le sonríe tomando su mano, la lleva a su pecho, cada latido, cada suspiro es por culpa suya, por su presencia y divinidad de ser él. Quiere que nunca la suelte, porque si él se mantiene con ella, jamás se van a perder.

-Yo estaré a tu lado y no me apartaré de ahora en adelante. Si quieres hundirte en un abismo, intentaré sacarte, pero si no puedo, yo caeré contigo... No pienso dejarte solo por más tiempo.

Este la abraza por la cintura y esconde su velado rostro en su pecho. El silencio abunda en la habitación y al poco tiempo se comienzan a escuchar los quejidos de consternación de Senjuro. La azabache lo consuela, abrazándolo y besando sus cabellos mientras toma la segunda sábana de la cama y la tiende sobre ambos.

-Me has hecho tanta falta... Me he sentido tan solo este tiempo que creí que no iba a poder seguir...

-No digas eso...

-No he hecho nada en mi vida. No he ayudado a nadie y tampoco soy alguien que pueda ser un ejemplo... Defraudé a mi hermano no siguiendo sus pasos y solamente soy un fracaso para el apellido Rengoku. ¿Alguna vez... Alguna vez podré ser perdonado por eso?

-No... -besa con delicadeza los labios de su pareja-. No, Senjuro. De ninguna manera eres un fracaso.

-Mis padres estarían decepcionados de mí...

-Tus padres y hermano seguro estarían felices por saber lo que eres, quien eres y lo que has hecho... Eres alguien fuerte y te he visto progresar durante todos estos años -enreda sus dedos sobre uno de los mechones del chico-. Recuerda que la fuerza no se demuestra peleando, y si te hace sentir mejor llorar, hazlo. Nadie es menos por hacerlo. Yo estoy aquí para retener tus lágrimas...

-Nezuko...

-Dime -murmura mirando sus ojos de cristal.

-Mis sentimientos nunca se equivocaron. Realmente te amo...

Ella se inclina a besar su frente, no soporta verlo de esa manera. Pero está feliz por saber que la quiere, que la ama de tal manera para decirlo directamente. Pasa una de sus manos por su rostro y le dedica una media sonrisa de amor para seguir abrazándolo hasta quedarse dormido.







Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro