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Prisa Mañanera


Los ojos de Alexis se abrieron con lentitud procesando la luz que entraba por entre las cortinas, se sentía el frío mañanero como siempre, pero no sentía frío. Al abrir los ojos del todo miró a los alrededores hasta caer en cuenta de la figura femenina bajo suya, justo estaba acostado contra el pecho de esta abrazando a ella sin dejarla ir, ella igualmente lo abrazaba estando una de sus manos enredadas en su cabello oscuro dando indicios que antes de quedar dormida estuvo acariciando este. Alexis recordó la noche anterior, él y Susana habían tenido una noche algo agitada y terminaron dormidos bajos las cobijas luego de terminar todo, su corazón se sintió feliz con este hecho, tanto que sonrió enamorado, habían pasado un momento genial y eso lo tenía más que contento.

Pero su ceño se frunció de golpe, algo estaba mal. Con ambos de sus brazos se impulsó para levantarse y mirar a sus alrededores notando dos cosas: habían vibraciones leves por todo el lugar y ya era de mañana, lo que significaba que sus padres habían llegado en el auto y todavía no se bajaban. Con un salto rápido de la cama tomó su celular esperando que su primo viera el mensaje que le estaba escribiendo, luego de esto soltó su celular para tomar su ropa interior, pantalón de pijama y una camisa cualquiera, todo rápido y mal sin notar que se puso la camisa al revés, de todas formas, se colocó un saco encima. Al estar vestido tomó la ropa de Susana dejándola en la cama para despertarla algo desesperado, obviamente que ella iba a despertar.

"¿Mmm?" La castaña se frotó los ojos somnolienta, al verlo soltó una suave sonrisa. "Buenos días.." El rápido movimiento de las manos ajenas le hizo saber que debía despertar y vestirse, también le dijo que luego le explicaría.

Con algo de sueño Susana se levantó de la cama para comenzar a vestirse, Alexis rápidamente salió de la habitación cerrando la puerta tras él para bajar a la sala con rapidez llegando a la sala donde sus padres apenas iban entrando.

"Buenos días, bebé." sonrió la mujer al verlo. "¿Porqué no te has arreglado para la universidad? ¿Te sientes mal?" Con rapidez se le acercó para tocarle la frente y las mejillas preocupada.

"Estoy bien, dormí de más." Mintió el chico. "Me quedé despierto terminando unas tareas, nada importante." Volvió a mentir.

"Ay, mi niño tan estudioso." sonrió una vez más soltándole. "Ve a ducharte, te buscaré ropa y—" Alexis rápidamente se puso en su camino al verla con la intención de ir a su habitación donde seguía Susana encerrada. "¿Qué pasa?" preguntó extrañada.

Antes de que el chico pudiera pensar en algo su primo entró por la puerta con pijama y unos ánimos enormes junto a una lata de Monster. "¡Permiso!" Los ánimos del chico podrían ser por la bebida.

"¿Missael? Alexis se debe arreglar para ir a la universidad, no puedes quedarte." comenzaba a decir el padre de la familia al ver al chico.

"Ya lo sé, solo vengo a buscar unas cosas que le presté hace unos días y me voy rápido." Dijo caminando a las escaleras para subir con rapidez desapareciendo unos momentos después.

"Hay que ver, niño." suspiró la madre yendo a la cocina con las compras seguido de su esposo y para distraer a sus padres de cualquier cosa aceptó ir con ellos a comer el desayuno antes de ir a la universidad. Esperaba que Missa pudiera sacar a Susana de la casa sin que sus padres lo notaran.

Los dos padres del chico comenzaron a hablar entre ellos mientras guardaban la compra y organizaban todo para a hacer el desayuno para el hijo de ambos. El pelinegro se sentó en la isla de la cocina para disimular sus nervios, no dejaba de mirar al pasillo cada dos segundos esperando algún movimiento o algo esperando que nada malo sucediera.

"Cariño, ¿quieres huevos o pan?" La mujer volteó a su hijo notando que estaba inquieto, pero no sospechó de nada. "Bebé, tranquilo, llegarás a tiempo a la universidad." Le aseguró con una sonrisa amorosa mientras le acariciaba el cabello en un intento de calmarlo.

Alexis se limitó a asentir con una sonrisa fingida para darle esa versión como si fuera la verdad. El ruido de la puerta abriéndose hizo que el hombre y la mujer voltearan haciendo que el primer mencionado también volteara con la ansiedad rozando los limites, pero al ver que Missa estaba en el marco de la puerta se calmó un poco.

"Ya me voy, tengo lo que necesitaba." Dijo el chico en la puerta. "Adiós, nos vemos luego." dijo con una sonrisa sacudiendo su mano para salir cerrando tras él, al instante luego de esto Alexis sintió su celular vibrar en su bolsillo con un mensaje de Missa que le afirmaba con emoticones que todo estaba bien. Por fin pudo respirar.

"Ah." El padre de este volteó a su esposa al ver el calendario en la nevera. "Hoy es la cita médica de Alexis. Lo había olvidado." suspiró. "Debemos estar más pendiente al calendario."

"Cierto. Alexis, ve a vestirte, vamos al hospital." respondió la madre volteando a su hijo para hacerle señas. "Cuando bajes tendremos todo el desayuno listo, ¿sí?"

El chico no tuvo de otra más que levantarse y subir a su habitación, odiaba esas citas medicas pero no tenía de otra, debía ir. Al entrar a la habitación vió que no había nadie, lo que le alivió de una gran forma, le debía una a su primo.





[...]





Susana bajó del auto de su amiga luego de haber ido a su casa a ducharse y arreglarse para la universidad, luego de que aquel chico la sacara de la casa a escondidas este le explicó un poco de la situación, la madre de Alexis era una mujer que solo quería meter a su hijo en una burbuja sin que lo tocaran, mucho menos una chica. Fue todo muy ajetreado para una mañana de entre semana, pero en fin, logró llegar a la universidad en una pieza.

"Ay, Rivers, nuestra pequeña Susie tuvo una noche mágica, ¿mmm?" Canturreó Ari sonriendo caminando a un lado de sus amigas.

"Debes contarnos que pedo." Insistió la otra chica interesada en toda la situación. "Ahorita nos sentamos y nos cuentas de la A a la Z."

Susana suspiró pesadamente con cansancio, no durmió mucho la noche anterior pero estaba perfectamente bien con ello, no se arrepentía, de todas formas, no quería darles detalles a sus amigas, menos iba a decir que en medio de todo el chico se puso a llorar. Claro, ese llanto hizo que la calentura del momento bajara, pero no iba a vestirse para marcharse y dejarlo así, cosa que ya había hecho una vez con relaciones pasadas, no todos querían continuar luego de un bajón como ese.

Luego de una promesa diciendo que les iba a contar de todo a sus amigas, se fue a su clase. No sabría como se iba a concentrar con todo lo que había pasado en las ultimas horas, pero iba a hacer un intento enorme. Entrando vió a algunas personas sentadas haciendo apuntes en sus cuadernos y laptops, todo sumamente tranquilo, el maestro no parecía haber llegado, pero si no lo haría de seguro habría enviado un correo avisándolo.

Fue a su asiento y dejó todo en la mesa para sentarse tranquilamente, ¿cuanto tardaría en llegar Alexis? Honestamente, quería verlo lo más pronto posible, se imaginaba yendo de su mano, pasando el rato en la biblioteca, almorzando juntos y... bueno, básicamente, se imaginaba como su novia.

Pasó la primera hora y los estudiantes comenzaron a llegar seguidos de el maestro, pero Alexis nunca llegó preocupando a la castaña. La clase comenzó, Susana sacó su celular disimuladamente y en un intento de conseguirlo le envió varios mensajes, ninguno con éxito, parecía que el chico no tenía carga, o eso se quería decir a si misma en una excusa a los mensajes no llegando. Estaba ansiosa, quería morder sus uñas y estaba haciendo un esfuerzo sobrenatural para no sucumbir a esta acción que le persiguió todas las horas de las primeras clases, Alexis nunca llegó.

Pasaron las horas, ya era la hora del almuerzo, Susana miraba su ensalada en silencio con un aura depresivo que hacía que sus amigas hicieran muecas raras viéndola.

"Ah, Susie, la nubecita que llueve sobre tu cabeza nos va a empapar a nosotras también, ¿qué pasa?" Preguntó Ari mientras tomaba de su bebida.

"¿No lo sabes? Es el síndrome de los recién casados." Le explicó Rivers tragando su comida antes de hablar. "Todo era bonito al principio y ahora hay problemas en el paraíso." Ese comentario hizo que la chica se sintiera visible más deprimida.

"¿Ese tipo te dijo algo feo? ¿Dijo que tu conjuntito erra feo?" Preguntó la castaña con mechones rubios al comprender la situación de su amiga. "¡Tú dime y me va a conocer!"

"Nada de eso." Susana se frotó la cabeza soltando el tenedor. "Hoy no vino a las clases y no a respondido ninguno de mis mensajes, agh... Y yo que quería hablar con él..." chillaba la chica despeinándose.

"¿Te ghosteó?" Preguntaron ambas chicas en unisono con caras evidentemente sorprendidas, a lo que la chica respondió con un asentimiento, luego negó, luego volvió a asentir, no estaba segura si la estaba ignorando o no, no sabría decir.

"No lo sé, no lo sé." chillaba. "Pero no se nada de él desde la mañana y no le llegan mis mensajes, tal vez solo no tiene batería."

Justo en ese momento un chico se le acercó llamando la atención de ambas, al alzar la mirada pudieron ver a aquel chico moreno que siempre se la pasaba con Alexis, Susana iba a preguntar por el ya mencionado pero le ganaron la pregunta. "Susana, ¿sabes algo de Alexis?" Esto hizo que la castaña se sorprendiera. "Ah, soy Roier, por cierto, un gusto." Le extendió la mano siendo correspondido al instante.

"El gusto es mío, Roier." Le respondió con una pequeña sonrisa. "No he sabido nada de él desde la mañana, te iba a preguntar lo mismo."

"¿Desde la mañana?" Preguntó el chico alzando ceja con una sonrisa, este pequeño gesto hizo que la pálida se pusiera como tomate, Roier quiso molestar un poco pero no era el momento, asique sacudió su cabeza para no pensar en miles de formas de  molestarla a ella y a su mejor amigo. "Bueno, nada, yo tampoco he hablado con él, tiene el celular apagado y ya me está preocupando que no vino." Confesó dejando de sonreír.

"¿Nada?" Preguntó Susana comenzando a preocuparse, y mucho. "¿Nada de nada?"

"Nada de nada. Él no suele desaparecerse así sin más, realmente me preocupa."

"¿Y no hay nadie al que puedas llamar para preguntar?" Insistía Susana.

Rivers y Ari notaron que su amiga comenzaba a preocuparse de más, esto las hacía preocuparse también. Entre la platica que tenían Susana y Roier recordaron que podían llamar a Missa, él debía de saber algo, pero también recordaron que él estaba trabajando, no respondería llamadas, debían ir a verlo en persona.

"Susie, puedes usar mi auto e ir, llegarías  más rápido que en el tren." Dijo Ari mientras buscaba sus llaves en su bolso para ofrecérselas, claro que la castaña aceptó.

"¡Gracias!" Exclamó Susana levantándose para tomar las llaves, darles un beso en la mejilla a ambas chicas para casi correr junto a Roier al auto de su amiga. No les importaba perder las siguientes clases, les importaba más saber qué pasó con el chico de gorro.


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