Débil e Indefenso
Tener una discapacidad era más que solo tener un problema de salud o una condición médica por que en ocasiones también incluía a padres sobre protectores, este era el caso de Alexis, un adulto de veintitrés años. Su madre le cuidaba de todo desde pequeño, incluyendo las personas, no le importaba si era con intenciones buenas o hasta románticas o lo que sea, no le gustaba que gente desconocida se le acercara a su hijo. Los únicos amigos de Alexis que podían ir y venir sin problemas eran Roier y Missa, su amigo de la infancia y su primo, y sobre los demás, bueno, la madre del de gorro desconocía de la existencia de el resto de amigos, aún menos de Susana.
Ahora Alex pensaba en una manera para decirle a su madre que tenía que hacer un proyecto en grupo con una compañera, compañera mujer, eso era peor, por que su madre siempre decía que ninguna mujer podría entender el corazón de su hijo y que solo le herirían. Todo sería más fácil si se mudara, pero no podía, su madre y padre no lo permitiría ni en un millón de años, decían que no correrían el riesgo. Era irónico, por que Alex tenía auto, pero eso era luego de años de que su padre intentara convencer a su esposa.
En la mesa del comedor estaban Alexis y su padre sentados mientras la madre les daba la espalda preparando algo que el chico no lograba ver. Con un gran respiro el chico levantó la mano altura suficiente para que su padre viera, si no era ahora, nunca.
"¿Sí?" Preguntó el hombre sin soltar su iPad, misma donde veía las noticias. Esta simple pregunta hizo que la mujer alzara las orejas para escuchar todo lo que diría su esposo, él siempre repetía lo que decía su hijo pero en voz alta para que su mujer se enterara, como ahora. "Tienes un trabajo que hacer en grupo de dos y se entrega en una semana." Comenzó a traducir las señas mirándole con atención sin mencionar sobre sus manos nerviosas. "Que bueno, hijo." Le respondió el hombre con poco interés, a él no le interesaba meterse en las amistades de su hijo.
Una vez más, el hombre volteó a el iPad pensando que eso era todo, pero no. Alexis no encontró forma de volver a llamar la atención que no fuera tomar su taza y darle golpecitos a la mesa haciendo que volviera a verle. "Es con una chica." Le dijo con señas y una cara pálida. El hombre miró a su hijo entendiendo su miedo por que su madre se enterara que era con una chica, no quiso hacerle pasar un mal rato así que decidió no dirigirse a eso.
"En mi billetera tengo dinero, recuérdame al rato para darte unos billetes." Comentó el padre fingiendo que le preguntó por algo de dinero, así su mujer no se pondría loca. Alexis agradeció rápidamente tranquilo ante la reacción calmada de su padre, hasta que se puso de metiche avergonzándolo con hacer unas poca señas. "¿Es linda?" Sabía que su esposa no podría enterarse si le hablaba en señas, pues les estaba dando la espalda.
"Muy." Respondió Alexis con señas de regreso y una pequeña sonrisa con las mejillas sonrojadas.
"¿Vendrá a la casa para hacer el trabajo?" Le preguntó con tranquilidad, su hijo asintió sin esperar nada, después de todo, por eso les contó de el tema. "Me encargaré de distraer a tu madre ese día, se pondría como una cabra si se entera." Ese comentario les hizo reír un poco llamando la atención de la mujer.
"¿Qué es lo gracioso?" Preguntó la madre con una expresión seria volteando a ellos dejando un plato en la mesa con tocinos para ambos.
"Alexis se frotó las manos por el frío y creí que me decía algo." Dijo el hombre volviendo a leer las noticias sin importancia. Alexis le siguió el juego asintiendo sin más, al ver a su madre no darle vueltas se calmó volviendo a comer, no quería que se enterara de todo eso, menos que con esa misma chica había tenido su primer beso provocándole miles de cosas distintas, se moriría si se lo decía.
El chico se levantó de la mesa con su plato en manos para llevarlo a limpiar, al acercarse a la isla de la cocina donde estaba su madre esta no le vió y volteando chocó con él haciendo que se le cayera el plato con waffles a la mujer, este ruido aturdió horriblemente a Alexis provocando que como instinto soltara su propio plato. El primer plato rompiéndose lo aturdió, el segundo lo empeoró haciendo que se llevara las manos a las orejas tapándolas mientras se quejaba de dolor y molestar con voz alta tambaleándose.
"¡Hijo! ¡Hijo!" La mujer rápidamente movió a su niño de lugar para que no cayera sobre los vidrios. "¡Todo está bien, bebé, tranquilo!" El padre abrazó a su hijo aferrándolo a su cuerpo para cubrirle las orejas en un intento de calmarlo, su madre no tardó en traerle sus audífonos.
Esta era una de las razones por las que no querían dejarlo solo, menos dejarlo independizarse, les daba miedo que la pasara mal y que no tuviera quien le ayudara y cuidara.
[...]
Esa tarde Alexis no salió de su habitación, se quedó sentado frente a la televisión viendo una novela de romance en silencio mirando todo lo que pasaba por la pantalla sin subtítulos. Solo miraba la forma en la que los labios se movían, las expresiones, los movimientos, las supuestas risas, el llanto. No sabía qué sucedía, pero intentaba deducir, aunque no funcionó. En la noche Alexis no durmió, se quedó mirando el techo tratando de recordar algo de cuando lograba escuchar de niño, lo que sea, los autos, música, el mar, aves, lo que sea, pero no. No recordaba nada que no fuera el chillido fuerte cada que un ruido fuerte y desproporcionado sonaba, odiaba ese ruido con todo su ser.
El chico se levantó de la cama en la oscuridad y se colocó su saco y unas sandalias saliendo de la habitación con la intención de salir de la casa. Al sentir el frío aire de la noche quiso volver a la calidez de su habitación, pero no quería estar solo. Unas casas más abajo se encontraba la casa de su primo, misma a donde fue a parar tocando la puerta demasiado fuerte al no saber distinguir.
"¿Quién está chingando a esta hora?" Preguntó Missa al otro lado de la puerta en pijama y todo alborotado. Al abrir la puerta y ver a Alexis suspiró cansado, sabía de qué se trataba todo.
En un pestañeo los chicos estaban en el garaje con las luces encendidas, el mayor miraba al menor en silencio esperando que le hiciera alguna seña o algo, cosa que no hizo.
"Alexis, no puedes seguir levantándome a las doce de la noche para que toque la guitarra para ti." Le dijo con señas y palabras cansadas.
"Lo siento." Respondió el mencionado con una expresión algo triste. "No podía dormir."
Missa suspiró, no podía decirle que no a su primo. "Siéntate, pondré las cosas."
Alexis rápidamente subió a la pequeña tarima improvisada para él y se sentó cerrando los ojos en unos segundos. Pasaron unos pocos minutos y comenzó a sentir las vibraciones de la guitarra sintiendo emociones diferentes, hasta que fue interrumpido cuando se detuvo todo obligándole a abrir los ojos.
"¿Qué sucedió?" Preguntó el mayor al notarlo tenso y desanimado, hasta triste.
Alexis no respondió al instante, estaba demasiado molesto por su situación, solo quería una cosa y haría lo que fuera para tenerla.
"Quiero gustarle a Susana." Le soltó con movimientos bruscos. "Y para eso debo escuchar en orden de poder hablar bien."
"¿Tanto te gusta?" Preguntó Missa notándolo determinado y decidido. "Te has quejado antes, pero no has estado así de decidido en cambiarlo."
"Missa." Alexis habló llamando toda su atención al estar frente a una situación a la que no siempre sucedía. "Quiero— ser suficien— te."
"Ay, Alexis..." Suspiró. "Ya lo eres, pero no te das cuenta." Con cansancio se levantó y dejó su guitarra de lado. "Ve a la habitación de invitados, le escribiré a tía que estas aquí, es demasiado tarde y estoy cansado."
No era la primera vez que el chico de gorro se aparecía en su casa, pero esta vez fue distinto, cada vez que notaba más deprimido y sabía que era por mal de amores. El bobo de su primo quería ser lo que no era solo por una chica que se notaba que gustaba de él, la situación le daba mareos de lo estresante. Realmente quería que se comenzara a querer, pero para eso necesitaba cambiar su mentalidad y luchar contra esos pensamientos y personas que le hacían ver débil e indefenso... Lástima que vivía con estas mismas personas y pensamientos.
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