Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

◇This isn't how our story ends.

Hoseok daba vueltas en la pequeña habitación de la posada sin saber bien qué hacer. Había estado decidido a seguir adelante en su plan de reconquistar a Wonnie, pero luego de ver la mirada de odio que le echó cuando lo sacó a empujones de la librería ya no estaba tan seguro. Wonnie parecía haber empezado de cero en otro lugar, entonces si él lo amaba como decía amarlo -porque lo amaba, de eso estaba seguro como nunca antes lo había estado de ninguna otra cosa- quizás debía dejarlo en paz y que Wonnie olvidara todos los malos recuerdos. Pero una parte suya no quería darse por vencida. Necesitaba que Wonnie supiera que él no había querido hacerle daño. Que lo extrañaba, que su corazón sólo latía por él. Que su vida ya no tenía sentido sin él. ¿Qué debía hacer? ¿Habría recibido las flores? ¿Las habría tirado?

Agarró su mochila y juntó sus cosas. Si Wonnie había decidido apartarlo de su vida él no quería seguir siendo la causa de su infelicidad. Su celular vibró sobre la cama.

'El repuesto está en camino, llegará esta tarde'.

Bajó a la recepción y le pidió a la señora YiRen que le prestara papel y lapicera. HyungWon no quería escucharlo, quizás una carta fuera lo mejor. Cuando terminó, guardó la carta en el libro que Wonnie le había regalado aquella vez y bajó su mochila. Le agradeció la atención a la dueña para luego dirigirse hacia el taller.

A mitad de camino decidió pasar una vez más por la casa de Wonnie. Cuando estaba a punto de tocar a su puerta vio en el contenedor de basura las rosas que le había mandado esa mañana. No le extrañó, pero si le dolió. Wonnie había sido claro en su respuesta. Debía salir de su vida.

Llegó al taller y le preguntó al dueño si podía esperar el repuesto ahí, que una vez que llegara él mismo se encargaría de cambiarlo.

Unas horas después, el repuesto llegó y él se preparó para empezar a trabajar. Quería salir de ese lugar lo antes posible.

-¿Qué estás haciendo? -una voz infantil se coló entre el ruido de las herramientas contra el metal.

Hoseok giró la cabeza y se encontró con el niño explorador de las fresas.

-Hola, amiguito. ¿Quieres ayudarme?

El niño miró al dueño buscando su aprobación y recién cuando el hombre consultó con la madre del niño, este se puso a aplaudir emocionado.

Un rato después ambos estaban con la ropa toda manchada de aceite y grasa.

-Vaya, eres un buen ayudante, Minnie. Te llevaría a trabajar conmigo. ¿Qué dices?

-Me llamo Binnie, no Minnie. Eres un poco tonto... pero me caes bien.

Los hombres se echaron a reír y el dueño sirvió un poco de café.

-¿Se irá esta noche? -le preguntó a Hoseok que estaba lavándole las manos a Binnie.

-Si, ya es hora de volver a casa -respondió.

Tomó la taza de café que el hombre le ofrecía y Binnie sacó de su mochilita una cajita con galletas. Le ofreció una a cada uno y luego se puso la mochila al hombro.

-¿Es un libro de cuentos? -preguntó el niño señalando el libro sobre la mochila de Hoseok.

Hoseok asintió.

-Es una historia muy bonita.

-Me gustan mucho los libros.

-Pues eso es muy bueno, Minnie -el niño frunció el ceño y Hoseok rio- Binnie, Binnie. Perdón. Puedes quedártelo si quieres -dijo agarrando el libro-. Yo ya no lo necesito...

-¿Cómo te llamas? -preguntó Binnie con la curiosidad pintada en sus ojitos.

-Puedes llamarme Seokie.

El niño asintió pensativo y agarró el libro muy contento para finalmente despedirse de los dos hombres agitando su manito.

-Espero que le haya gustado el pueblo y piense en volver.

A Hoseok se le encogió el corazón.

-Es un lugar muy hermoso, pero no creo que haya nada aquí para mí... Creo que es hora de irme.

-No es necesario, señora Song. Cenaré algo por ahí...

HyungWon cerró con llave el local y se despidió de su vecina que seguía insistiendo en que se llevara distintos contenedores con comida casera. Por alguna extraña razón que nunca se molestó en averiguar, todas las mujeres de Nonsan estaban empeñadas en querer hacerle ganar peso. Iba tarareando una canción cuando vio a Binnie tirado en el piso y con la rodilla lastimada. Se apresuró a acercarse al niño y se agachó a su lado.

-¡Binnie! -exclamó preocupado- ¿qué te pasó?

El niño se tocó la rodilla lastimada con un dedito.

-Tropecé y me caí...

-Cielos, mira cómo está toda tu ropa.

El niño sonrió alegremente.

-Estuve en el taller del señor Jung. Me ha dejado ayudar.

HyungWon le acarició la cabeza y lo ayudó a levantarse. Luego recogió su mochilita y el libro que estaba tirado a su lado. Cuando lo alzó se quedó de piedra. Ese libro...

-Binnie, ¿de dónde sacaste esto?

El niño lo miró.

-Oh, me lo regaló un amigo.

HyungWon abrió el libro y un papel cayó de entre sus páginas. Lo abrió.

Ranita.
Sé que nada de lo que te diga va a servir de algo. He pensado mucho en todo lo que podía llegar a decirte si algún día te encontraba de nuevo. Fueron tres largos años en donde tu ausencia me quitaba el aire. Extraño tanto todo lo que teníamos que a veces creo que todo fue un sueño. Y hubiera querido no despertar nunca porque mis días sin ti son una pesadilla.
Extraño nuestras conversaciones que terminaban en risas. Echo de menos tus caricias, tus besos, cómo reías de los chistes tontos que te contaba. Porque nada en el mundo me importaba cuando tú sonreías. Y vuelvo a asesinarme mil veces recordando ese día horrible donde te alejé de mi lado. Deseo tanto volver a aquella mañana para volver a abrazarte y no soltarte nunca más. Extraño cuando rodeabas mi cuello con tus manos y jugabas a estar dos centímetros de mi boca sin besarme, solo para ver cuál de los dos aguantaba más sin hacerlo. Porque lo más difícil es haberte encontrado. Porque no puedo vivir sin ti y sin embargo tengo que aprender a hacerlo.
Espero algún día puedas perdonarme, ranita y puedas recordarme por los buenos momentos que pasamos juntos. Es realmente patético el cómo aún pienso que lo nuestro puede tener un final feliz. Pero como te amo no puedo seguir haciéndote daño. Quiero que seas feliz aunque no sea a mi lado. Adiós, ranita. Sé feliz y si para serlo debes borrar nuestra historia, hazlo que yo la recordaré por los dos.

Una lágrima cayó sobre el papel y Binnie le tocó el hombro.

-Señor, Wonnie, ¿usted también está lastimado?

HyungWon lo miró y asintió.

-Si, Binnie- dijo- aquí dentro -sollozó mientras se tocaba el corazón-. Binnie, dime. Este amigo tuyo, ¿dónde está ahora?

-Se fue. Lo ayudé con su moto. Dijo que podría trabajar con él. Señor Wonnie, ¿usted conoce a mi amigo?

Wonnie le tomó ambas manitos y le pidió que le dijera qué le había dicho Hoseok exactamente.

-El señor Jung le preguntó si se iría esta noche y él dijo que si. Que ya era hora de volver a su casa...

HyungWon se levantó del piso y tomó a Binnie de la mano.

-Vamos, te llevaré con tu tía.

Dejó a Binnie a media cuadra de ahí, en el local de su tía y salió corriendo hacia el taller del señor Jung.

-Que no se haya ido, por favor...

El taller no quedaba lejos de dónde se encontraba y solo le tomó unos pocos minutos llegar a la calle. Pero justo cuando estaba doblando la esquina vio la moto de Hoseok que salía del taller hacia el lado contrario. Tomó aire de nuevo y corrió todo lo que sus piernas le permitían.

-¡Hoseok! -gritó con todas sus fuerzas.

La moto aminoró la marcha y se orilló para luego detenerse. Hoseok se bajó y se quitó el casco, mirándolo con una expresión apenada. Dejó de correr cuando estuvo a pocos metros y apoyó las manos en sus rodillas, falto de aliento.

-Wonnie, ¿qué...?

HyungWon levantó una mano y luego se incorporó, agitado.

-No hables, por favor -Hoseok asintió sin saber bien qué hacer. HyungWon sacó la carta del bolsillo y la agitó en su mano-. ¿Por qué? Esto que escribiste...

-Oh, bueno -Se llevó una mano a la nuca y miró alrededor donde ya había algunas personas cuchicheando y muy pendientes de cada palabra-. La escribí e iba a dartela, pero luego me arrepentí. ¿Cómo...? ¿Fue Binnie?

HyungWon se acercó con pasos lentos, como si sus piernas arrastraran ladrillos.

-¿Ibas a irte?

Hoseok abrió la boca para responder, pero la cerró un segundo después. No entendía nada.

-Tú me dijiste... No querías verme...

-Eres un idiota. Lo sabes, ¿no? -Hoseok asintió sin dudarlo-. Lloré todas las noches por un año entero, en un momento pensé en hacer algo que ahora me avergüenza pensar. ¿Por qué lo hiciste, Hoseok? Yo confiaba en ti.

Hoseok se acercó un poco más.

-Soy un idiota, lo sé. No merecía tu amor, no te merezco. Pero te amo, ranita. Todo lo que te dije ese día, en el sofá de tu sala, lo que puse en la carta, es cierto. Cada palabra. Nunca perdí la esperanza de encontrarte, aunque sea para poder explicarte. Que todo fue un malentendido...

HyungWon se limpió las lágrimas con el dorso de la mano, pero nunca apartó la mirada de Hoseok.

-¿Cómo podría confiar en ti de nuevo? -preguntó con la voz rota-. ¿Cómo sé que no me lastimarás otra vez?

Hoseok negó con la cabeza y se aventuró a estirar una mano y acariciarle una mejilla.

-No. No pienses eso, mi amor. Nunca quise lastimarte. Lo siento. Siento haber sido un idiota, pero por favor no pongas en duda lo que siento por ti -acercó su cara y sin pensarlo lo besó.

La calle estalló en aplausos y Wonnie se separó para esconder la cara en el hombro de Hoseok. Este no dudó en abrazarlo y dejar un beso en su cabeza.

-Te amo, déjame demostrarte que digo la verdad...

HyungWon lo miró, los ojos empañados y dudó.

-¡Dile que sí, muchacho! -gritó una señora en la vereda. HyungWon rojo como un tomate miró hacia el grupito de ancianas que estaban todas juntando las manos pendientes de la telenovela de la vida real que se desarrollaba en las calles de su aburrido pueblito en donde nunca pasaba nada emocionante-. Perdónalo, la vida es muy corta para estar triste.

-Además se ve arrepentido -dijo otra en voz alta-. ¿No es así, muchacho? -le gritó a Hoseok.

Este sonrió y se mordió el labio inferior intentando no echarse a reír por toda la situación absurda.

-Es verdad. Yo, Shin Hoseok, delante de todos ustedes como mis testigos, prometo hacer feliz a este hombre. Hoy y todos los días hasta que me muera.

-O te mataré yo si le haces algo al señor Wonnie -una vocecita se alzó clara en la noche y todos echaron a reír. Binnie estaba parado con las rodillas peladas y los brazos en jarra.

-¡Binnie! -exclamo Wonnie mortificado.

-El señor Seokie es un poco tonto, pero es bueno... Y tiene una moto -dijo Binnie como si eso fuera suficiente para sanjar todas las discusiones.

-Bueno, creo que Binnie tiene un punto -dijo Wonnie secándose los ojos y riendo al mismo tiempo. Y entonces miró a Hoseok y le barrió el cabello hacia atrás con sus dedos-. Entonces, ¿qué dices? ¿Me llevas a dar una vuelta?

Hoseok le tomó la cara entre sus manos y lo besó nuevamente. Esta vez volcando toda la felicidad que sentía y las ansias reprimidas por tanto tiempo de separación.

-Iré hasta el fin del mundo contigo. Te amo, ojitos.

HyungWon besó la punta de la nariz de Hoseok y suspiró.

-Y yo a ti. Nunca dejé de hacerlo, tonto.

Las manos rozándose bajo las sábanas, los besos en sus hombros bajando por su espalda. HyungWon suspiró loco de placer y entonces se percató de cuánto su cuerpo lo había extrañado. Cuánto había echado de menos las manos frías sobre su piel caliente, el calor acumulándose en la boca de su estómago, el sonido de sus gemidos en su oído. Hoseok tenía la fórmula para volverlo loco de amor. Y pronto las sombras de las dudas se disiparon hasta ser sólo un recuerdo de lo manchado que había estado su corazón de autodesprecio para darle paso a la calidez del sentirse adorado. Había extrañado a Hoseok. Lo había extrañado todos los días hasta quedar exhausto y lo había odiado con una intensidad que lo asustó por lo violento del sentimiento. Había huído y luchado con su ausencia día tras día y ahora por fin podía sentir la paz que una vez creyó perdida. En sus brazos. En sus besos. En sus caricias estaba la verdad.

-¿En que piensas, ranita? -Hoseok lo atrajo hacia su pecho y acarició su piel con la yema de los dedos creando unas deliciosas cosquillas en su piel.

-Gracias por haberme encontrado -dijo levantando la cabeza apenas para dejar un beso sobre los labios contrarios-. No estaba listo para dejar de amarte.

Hoseok apoyó dos dedos sobre la barbilla de su novio y rozó los labios rosados con los suyos.

-Gracias a ti por aceptarme de nuevo, ranita.

Fin🍓

Bueno. Llegamos al final de una historia más. Les cuento que esta historia estaba pensada para ser corta y al final terminó siendo una de las más largas que hice. Confieso que estuve tentada a abandonarla varias veces, pero muchas de ustedes dejaban comentarios y mensajitos pidiendo actualizaciones y por momentos no sabía qué hacer con esta historia. Así que espero que el desenlace haya estado a la altura de sus expectativas. Aclaro que me tomé pequeñas licencias literarias para acomodarlas a la historia. Como la distancia de Nonsan a Seúl, que acá en la historia están algo alejados, pero en la vida real están bastante cerca. El festival de la fresa de Nonsan sí existe. Se hace en Abril y se hacen decoraciones de fresas (frutillas) para esa fecha. Adjunto algunas fotos de cómo es para que puedan hacerse una idea más clara de cómo se supone que lucía el Nonsan de Wonnie. Y por último agradecer a todas ustedes por darme siempre ánimos para seguir escribiendo. Un agradecimiento especial a mi amiguita Andy ElpelitorosadeWon por soportarme con mis borradores y siempre estar ahí para corregirme o retarme. Gracias a todo@s. Son geniales.

Kiddo.♥️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro