♧If you were a church, I'd be on my knees
HyungWon se miró en el espejo y luego miró a su amigo.
—No voy a salir con esto, Min —dijo bufando. Empezó a quitarse el crop top de red que su amigo estaba insistiendo en ponerle, pero Min se levantó de un salto y se lo impidió.
—Espera, espera. ¿Qué tiene de malo? Te queda de muerte, Won. Te ves... —junto dos dedos y besó las puntas— ¡Yummy!
HyungWon enarcó un ceja.
—¿Yummy?
Min se rió.
—Ya sabes, altamente comestible.
—No. No puedo entrar a la fiesta de esta manera. Ya medio campus cree que soy un casco ligero. Si voy vestido así, empezarán a poner billetes de mis pantalones.
Min frunció los labios haciendo un mohín gracioso.
—¿En serio? Pues es lo único que te falta, que encima te llenen de dinero. Mataría por ser tú.
—No eres más idiota porque el día tiene veinticuatro horas. Pásame una camisa menos reveladora.
Min se lanzó a la cama agarrando todas las prendas y apretándolas contra su pecho.
—¡Sobre mi cadáver! Irás así. Te ves como de un millón de dólares. Aparte piensa en nosotros. Todo lo que tú rechazas, nos cae de rebote a nosotros.
—No puedo creer que dijeras eso —HyungWon agitó las manos desesperado.
Min se encogió de hombros y se cruzó de piernas.
—Pues es la verdad. Sin ti a nuestro lado, nuestra vida social solo se reduciría a darle likes a las fotos de hombres en Instagram. Sé un buen amigo —Min se arrastró de rodillas y le abrazó las piernas— y hazme caso. Necesito un novio.
HyungWon protestó un largo rato hasta que Min terminó por convencerlo y accedió a ponerse un atuendo similar para que su amigo no se sintiera tan solo en su exhibicionismo.
—Ahúmate un poco más los ojos
—HyungWon le quitó el delineador negro de la mano y le agarró la cara para terminar de maquillarlo—. De veras que no sé de qué te quejas. Eres lindo tú también.
—Bueno —Min suspiró— con eso elevamos a dos el total de personas que piensa eso. Mi mamá y tú. No sé cómo sentirme con esta fama repentina.
HyungWon se echó a reír con ganas. Cuando ambos estuvieron listos, bajaron a esperar a los demás. Las dos ancianas vecinas estaban hablando en la entrada cuando los dos bajaron.
—Pero mira eso, Jan Min —una de ellas jaló la manga de otra— me gustaría tener cuarenta años menos. ¡Qué muchachos tan guapos!
Min y HyungWon saludaron a las dos ancianas y sonrieron.
—Muchas gracias, señora Kim. Buenas noches, señora Kang. Él es mi amigo Min.
Las dos mujeres se apresuraron a apretarle las mejillas y HyungWon agradeció que esta vez no le había tocado a él.
—Precioso. Tengo una nieta de tu edad, podría arreglar una cita...
Unos minutos después, Min se frotaba la mejilla roja.
—Tus vecinas están locas.
—Hey, son agradables. Me viven llenando de comida y encima te arreglaron una cita. ¿Qué más quieres?
—¿De qué se ríen ustedes dos? —gritó Joo desde la ventanilla del auto de Kiki.
—Le conseguí una novia a Min —dijo HyungWon apresurándose a huir de las manos de Min que estaban queriendo ahorcarlo.
—Era hora —acotó Kiki riendo—. ¡Wow, se ven geniales!
—Me costó convencer a este idiota de que se veía espectacular —dijo Min sacando un espejito de mano para chequear los daños en sus mejillas—. Wonnie, tus vecinas me dejaron todo marcado.
—No exageres, al menos no te besaron...
La casa de Ten quedaba a unos veinte minutos de la universidad y cuando llegaron, HyungWon ya se estaba arrepintiendo. Sus amigos caminaron a su lado y hubo algunos murmullos a su paso.
—¡Chae! —gritó el anfitrión. Un chico bajito de nariz respingona se le colgó al cuello apenas lo vio—. ¡Si viniste! ¡No puedo creerlo! Todos apostaban a que no vendrías.
HyungWon sonrió con timidez y le dio las bebidas que habían llevado.
—Em, gracias por invitarnos...
El chico saludó a los demás y se colgó del brazo de HyungWon para escoltarlo al interior de la casa. Todos se giraron a mirarlos cuando entraron y algunos se acercaron a saludarlo e invitarlo a bailar. HyungWon miró a Min y este le agarró la mano.
—Vamos a divertirnos...
—No estoy tan seguro de eso.
La noche avanzaba con pasmosa lentitud para HyungWon que no podía hacer dos pasos sin que alguien le tocara el cabello o intentara besarlo. Estaba incómodo y decidió ir al baño a remojarse la cara. Una figura ligeramente más pequeña le cortó el paso.
—Hola, bonito —la voz profunda le hizo maldecir internamente.
—Hola, Chang...
—Pensé que no vendrías.
—Si, bueno... supongo que me dejé convencer —miró alrededor buscando a alguno de sus amigos que lo salvara.
—Pues me alegro —el chico lo miraba como si fuera el último pedazo de carne en oferta—. ¿Quieres tomar algo? Puedo traerte lo que quieras.
—No, te agradezco. Estoy bien así... Emm, necesito ir al baño...
Chang se hizo a un lado para que pudiera pasar.
—Claro. Te espero aquí.
HyungWon se encerró en el baño y trabó la puerta. ¿Cómo iba a sacarse a ese chico de encima? Nunca habían hablado demasiado, pero el muchacho lo ponía nervioso. Su mirada era demasiado atrevida y siempre estaba revoloteando a su alrededor. Lo había rechazado con amabilidad varias veces y no entendía por qué seguía insistiendo.
Cuando pasó un tiempo considerable, decidió salir rogando que Chang ya se hubiera ido, pero para su desgracia, el chico seguía ahí parado, ahora con dos vasos en sus manos.
Le sonrió apenas abrió la puerta.
—Te traje un poco de cerveza. Pensé que podrías estar necesitando una.
HyungWon le agradeció amablemente y empezó a caminar hacia la sala.
—¿Bailamos? —La voz profunda resonó demasiado cerca de su oído.
—Eh, yo estoy algo cansado...
—Nada de eso, precioso. Vamos a divertirnos un rato.
Le agarró una mano y casi lo arrastró a la pista improvisada. Algunas personas le silbaron, otros palmeaban los hombros de Chang felicitándolo. HyungWon estaba harto. Miró alrededor buscando a sus amigos cuando sintió una mano en su cintura.
—Te ves tan condenadamente bien esta noche —Chang se pegó a su cuerpo como una sanguijuela—. Hace mucho tiempo que esperaba una oportunidad como esta...
HyungWon apoyó la mano libre en uno de los hombros del chico y empujó.
—Chang, escucha, en serio agradezco tu atención, pero no estoy interesado.
Chang se lamió los labios.
—¿Por qué? Dame una oportunidad.
HyungWon sacudió la cabeza, negando.
—Lo siento. Yo... yo no estoy buscando una relación...
Chang ladeó la cabeza y rio.
—¿Una relación? ¿De qué hablas? Tú sabes lo que quiero, Chae. No juegues al inocente conmigo. Aunque debo admitir que me enciende que te hagas el difícil. Vamos arriba y pasemos un rato juntos. —Afirmó el agarre en su cintura y HyungWon esta vez lo empujó más fuerte.
—¡Te dije que no! ¡Suéltame de una maldita vez!
Logró zafarse del agarre y se giró, pero Chang lo tomó por la muñeca haciéndolo girar con brusquedad. La cerveza se derramó sobre la ropa de ambos.
—¿Qué diablos quieres, Chae? Todos saben que eres una putita que salta de cama en cama. ¿Qué le hace una mancha más al tigre?
La mano abierta cayó sobre la mejilla de un aturdido Chang. La música cesó y todos los miraron. HyungWon tenía los ojos rojos y entonces sintió como una mano lo arrastraba fuera del lugar.
—Lo siento —dijo Min abrazándolo—. No debí insistir en venir a esta fiesta.
HyungWon se limpió las lágrimas y le sonrió como pudo.
—Está bien. No es tu culpa... Yo me iré a casa ahora. Vuelve con los demás adentro.
Min no quería dejar solo a su amigo, pero este insistió en que quería estar solo un rato. Lloró todo el camino a su casa. Harto de que todo le saliera mal. Los recuerdos de los años anteriores le fueron cayendo como fichas de domino. Las risas, las burlas, la vergüenza y la humillación. Pensó que todo eso había quedado atrás, pero ahora veía que las cosas no iban a ser tan fáciles para él.
Chang miró la figura alta que se alejaba y una rabia repentina lo invadió por completo. ¡Maldito Chae HyungWon! Ese maldito tenía que ser suyo de alguna manera. Caminó hasta la cocina y agarró una botella al alzar para luego salir de la casa. Caminó hasta el centro y entró al bar al que solían ir sus amigos. Sonrió cuando los vio en la mesa se siempre. Rodeado de botellas y con algunas mujeres bailando sobre la mesa. Su primo se levantó a trompicones cuando lo vio llegar.
—¡Hey! ¡Miren quién decidió honrarnos con su presencia!
Hubo algunos silbidos y una morena se le acercó dejando algunos besos por su cuello.
Nunu estaba riendo con una mujer en su regazo y Hoseok se besaba con una muchacha de cabello rosado.
—¿Tu no tenías una cita? —le preguntó a Nunu mientras se quitaba la chaqueta y acomodaba a la mujer en sus piernas.
—Terminó temprano —dijo este. Lucía despeinado y sus grandes brazos dorados tenía marcas de uñas y lapiz labial—. ¿Y tú? ¿No tenías una fiesta?
Hoseok se separó un momento de la mujer y agarró una botella para darle un trago.
—¿Que pasa, bro? Aún es temprano.
Chang chasqueó la lengua y subió las piernas a la mesa.
—Un estúpido me arruinó la noche.
—¿Qué pasó? —su primo le palmeó el muslo.
—Nada —respondió Chang, pero se notaba que estaba enojado.
Hoseok les ordenó a las mujeres que los dejaran solos.
—Vamos, escúpelo. ¿Qué pasó?
Chang bajó las piernas de la mesa y se acodó en sus rodillas.
—Un idiota se burló de mí.
Nunu frunció el ceño lo que le daba un aspecto amenazante.
—¿Quién fue?
—Un imbécil de mi universidad. Me humilló frente a todos. ¡Maldito idiota! Un culo fácil con ínfulas de emperador.
Hoseok se frotó las manos.
—¿Quieres que le hagamos una visita?
Chang movió la cabeza, negando.
—No. Pero sí me gustaría darle una lección. Ese idiota se va a arrepentir de haberme rechazado.
—Bien —esta vez fue su primo el que habló— ¿qué tienes en mente?
Los labios de Chang se curvaron en una sonrisa.
Nobody Else
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