Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

☆Don't pretend you ever forgot about me

Hoseok se duchó y se vistió para iniciar su día. Agarró su mochila, sus anteojos de sol y bajó a desayunar. La señora YiRen ya estaba conversando con algunas personas cuando lo vio y le indicó una mesa donde podía sentarse. Luego le sirvió un batido de frutas y Hoseok saboreó hasta el último sorbo. Antes de salir le pagó a la señora YiRen la semana completa y pidió indicaciones de cómo llegar al mercado de Jungang-Ro.

Caminó mirando el mapita que le hizo la dueña de la posada y finalmente llegó al lugar. Para su desgracia el lugar estaba atestado de gente. Mujeres cargando cestas llenas de fresas, hombres limpiando frutas, ancianas separando la fruta buena de la mala... No sabía por dónde empezar a preguntar. ¿Y si solo eran alucinaciones suyas? ¿Y si por fin había sucumbido a la locura y ya estaba imaginando cosas? Bueno, con intentarlo no perdía nada. Paseó por el lugar, pero no vio al chico ni a la camioneta. Después de estar dos horas como un idiota mirando a la gente decidió irse. No había mucho qué hacer así que se recostó en un parque, se puso los auriculares y sacó el libro que le había regalado Wonnie.

—El cielo es azul, la tierra blanca —leyó. Dio vuelta el libro y se puso a leer la sinopsis.

Luego de algunas horas ya casi había devorado el libro y sentía un vacío en el pecho.

'Cuando tienes un gran amor, debes cuidarlo como si fuera una planta. Debes abonarlo y protegerlo de la nieve...'

¿Qué había hecho él con su amor? Lo había secado y dejado morir. No lo había protegido de la nieve y ahora no sabía cómo volverlo a recuperar.

Sintiéndose derrotado, se levantó y decidió buscar algo para almorzar. Recorrió las callecitas admirando las decoraciones. Todo lucía hermoso y burbujeante. Entró a un pequeño restautante y ordenó el menú del día.

Un grupo de chicas entró a lugar cuchicheando.

—Ya dejalo, Min Ha. Él nunca se fijará en ti...

Hoseok miró disimuladamente al grupito y vio como una de ellas se desplomaba en una silla.

—Pero es que es tan hermoso...

—Antes decías lo mismo de Hwi. Y además, no te da ni la hora. Deberías hacerle casi a MinGyu. Es muy guapo también.

—Pero miren —la chica sacó el celular y le enseñó algo a sus amigas— ¿no es precioso? Esos ojazos, esa boca... Parece uno de esos idols de la ciudad.

Hoseok se concentró en su plato compadeciéndose de la chica y su amor no correspondido.

—¡Min Ha! —gritó la mujer detrás del mostrador— Ya deja de fantasear con ese pobre chico y ve a ayudar a tu padre. El festival es mañana y todavía faltan muchas cosas por hacer.

Las chicas rieron y se fueron dejando sola a la muchacha enamorada.

—¡Es que tengo que pasar por la librería del señor Moon!

—Oh, no. Deja a ese muchacho en paz. Un día de estos va a poner guardias en su puerta. ¡Eres pesada, niña! Anda, vete al mercado. Tu padre ya debe estar buscándote.

La chica zapateó enojada y salió del lugar entre quejas y lamentos.

—Estos niños de hoy en día no saben lo que es trabajar duro —dijo la señora para luego perderse en la cocina.

Hoseok se rio y siguió disfrutando del almuerzo. Al ser un pueblo nuevo, preguntó a la dueña del local qué podía hacer en su tiempo libre y la mujer le hizo una pequeña lista con los lugares que podía visitar y hacia allí partió. Compró algunas cosas para comer en el camino y se fue caminando para hacer un poco de turismo. Al llegar a la esquina vio a dos muchachos caminando de espaldas a él y de nuevo tuvo ese sobresalto. Se frotó el pecho y sacudiendo la cabeza siguió su camino. Tal vez debería consultar a un médico. Hacía algún tiempo que no se hacía ningún estudio.

Al final de la tarde y habiendo visitado varios lugares, subió a su habitación y se quedó dormido apenas tocó la almohada. Lo despertó el bullicio de la calle. Se frotó los ojos y se asomó a su ventana para ver cómo todo el pueblo lucía festivo y rojo.

El festival había comenzado.

HyungWon miraba horrorizado el traje que debía ponerse para el festival. Arrugó la nariz y luego a su amigo.

—¿Aún tengo tiempo de echarme hacia atrás? Nos veremos ridículos.

Hwi se encogió de hombros y se puso el disfraz de fresa. Luego giró con los brazos extendidos y HyungWon se echó a reír en contra de su voluntad.

—¿Qué tal, eh? ¿No me veo divino?

—Quisiera patearte el trasero —dijo poniéndose su traje. Un quejido exagerado salió de su boca.

—¡Awww, mira que lindo te ves! —dijo Hwi apretándole la mejilla—.  Min Ha va a estar en las nubes.

HyungWon lo golpeó con su gorrito rojo y resopló.

—Deja de hacer bromas con esa chica. Sabes que no me gusta.

Hwi se sentó como pudo sobre el borde de la mesa y se puso a mordisquear unas galletas.

—¿Es porque aún es menor? —le preguntó.

—Es porque no estoy interesado en las chicas. Bah, en realidad no estoy interesado en nadie.

—Vaya, nunca lo hubiera imaginado —dijo Hwi con aire pensativo.

—¿El qué?

—Que fueras gay.

HyungWon levantó una ceja y se cruzó de brazos.

—¿No?

Hwi movió la cabeza negando.

—Nunca has sido muy hablador. Y sé que hubo algunos compañeros que estaban interesados en ti. Nunca le correspondiste a ninguno.

—Si, bueno. Ya te dije. No me interesa nadie.

—¿Nunca has estado con alguien? Oye, ¿eres virgen?

HyungWon movió la mano en señal de impaciencia. Estaban entrando a un terreno al que no quería acercarse.

—¡Yah! No seas entrometido y terminemos de alistarnos o tu madre vendrá a buscarnos de las orejas.

Agarró sus llaves y caminó hacia la puerta.

—Así que eres virgen, puedo presentarte a alguien si quieres...

HyungWon dio dos pasos y agarró a su amigo del brazo para arrastrarlo fuera de la casa.

—Basta. No soy virgen y tampoco quiero conocer a nadie. ¿Sí? Yo... yo desistí de todo eso. Estoy muy bien solo. Ahora vamos antes de que me enoje.

Hwi salió con las manos en alto y riendo.

—¡Qué malhumorado!

Ambos amigos se mezclaron entre la gente para llegar a la plaza donde habría algunos números de entretenimiento para la gente. Los locales se mezclaban con los turistas y la música ya se levantaba de los equipos situados en los puntos estratégicos para que la fiesta llegara a todos los rincones. Para su alivio, HyungWon pudo ver que había varios jóvenes vistiendo el mismo ridículo disfraz y su incomodidad se fue disipando con el correr de las horas. El día estaba espléndido, las nubes se alzaban blancas y radiantes y el olor a comida flotaba en el aire seduciendo a la gente.

—¡Wonnie, oppa! —HyungWon miró a su amigo con pena antes de girarse y encontrar a su fan número uno con la cámara de fotos instantáneas en la mano. La chica soltó un chillido que casi lo deja sordo y se cubrió la cara con las manos, claramente mortificado—. ¡Te ves precioso!

—Gracias, Min Ha... —dijo mirando alrededor muerto de vergüenza—. Tú también te ves muy linda...

Min Ha pestañeó halagada y giró agarrándose la falda de tul con volados rojos. El atuendo de la chica se complementaba con medias verdes, zapatos rojos y el mismo gorrito de fresa que el suyo. Al parecer ninguno de los jóvenes del pueblo le escapaba al ridículo.

La chica le dio la cámara a su amiga y lo agarró del brazo entrelazándolo con el suyo y se pegó a su lado.

—Yuna, sácanos una foto...

La tarde fue cayendo y el gentío se hacía más numeroso. Los puestos del mercado vendían cerveza y bocadillos tradicionales. Los niños jugaban con los globos que sus mayores repartían a todos y los más osados, bailaban al son de la música alegre.

—Vamos a buscar algo de comer —propuso Hwi pasándole una mano por el hombro y empezando a caminar— quiero sentarme un rato. Me duelen los pies...

HyungWon aceptó encantado el ofrecimiento y empezó a abrirse paso entre la gente.

—Oh, ahí está la señora Kyo, iré a ver si todavía le quedan kimbap —dijo su amigo estirando el cuello hacia el puesto de comidas—. Tú ve por soju.

HyungWon asintió y se fue por el lado contrario. Estuvo haciendo fila un rato y cuando ya tuvo sus botellas, buscó una mesita y se sentó a esperar a su amigo.

Hwi llegó a los veinte minutos con el traje manchado de salsa.

—¿Qué te pasó?

Hwi agarró unas servilletas y comenzó a frotar la mancha.

—Nada, un grandote me jaló de brazo y derramé el plato sobre el traje.

—¿Te agarró del brazo? ¿Quién era?

Hwi se encogió de hombros.

—Ni idea, creo que me confundió con alguien porque se me quedó mirando un rato largo hasta que le pregunté quién era. 'Lo siento, creí que eras otra persona', dijo. Pero me pagó el plato que derramé así que comeremos gratis.

HyungWon sirvió soju en dos vasos y levantó el suyo.

—¡Por la comida gratis!

Hwi rió y chocó su vasito con el de su amigo.

—¡Por el desconocido!

Nobody Else

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro